Palabras del Presidente de la Nación, Alberto Fernández, en el acto por el Día Mundial del Agua y los 15 años de la reestatización de AYSA, en la planta potabilizadora de General San Martín
Gracias, buenas noches a todos y a todas: feliz de estar acá, a 15 años del nacimiento de AySA, la verdad que me acuerdo mucho cómo decidimos con Néstor tomar esta decisión, porque yo era su Jefe de Gabinete y un día me llamó Néstor y me dijo: “mirá esto” y me dio una carpeta para que estudiara. Era una carpeta que hablaba de Aguas Argentinas, esa concesionaria, que entonces, explotaba la ex Obras Sanitarias de la Nación. Y una cosa, que me llamó poderosamente la atención era que, efectivamente, en los años previos se veía una inversión importante para llevar agua potable, pero para llevar agua potable a los lugares que podían pagarlo, como bien contó Malena, que ocurría en Tigre, cuando era la Tigre pre-Massa y era una Tigre pobre, no era la Tigre post-Massa, y era un Tigre que, efectivamente, no tenía el empuje, que hoy muestra ese lindo distrito.
Pero lo que más me llamó la atención era que había que cruzar la General Paz, había que cruzar el Puente Pueyrredón y llegar a Avellaneda, para darse cuenta que no habían cloacas, en el Gran Buenos Aires. Y no había que irse a lugares muy lejanos, había que irse a Avellaneda y darse cuenta que una inmensa mayoría de vecinos, de Avellaneda, no tenían cloacas; no tenían en La Matanza, no tenían en lugares muy cercanos, a la Ciudad de Buenos Aires y ahí entendí que esa concesión ganaba plata vendiéndole agua a los que podían pagarla y postergaba a millones de argentinos, que no podían pagar esa agua. Y además con cierta lógica de marketing ponían canillas, pero no ponían plantas de tratamiento a las aguas servidas.
Porque el desarrollo de ese sanitarismo – del que habló José Luis al comienzo – no sólo tiene que ver con que el agua llegue a cada uno y cada una de las argentinas, tiene que ver también con que las aguas servidas sean adecuadamente tratadas para evitar problemas de contaminación y una peor calidad de vida de los que habitan barrios, de los que habitan un pueblo, de los que habitan una ciudad. Y entonces fue eso lo que más lo determinó a Néstor a tomar aquella decisión: hacer que no solamente el agua llegue a más argentinos, también a los que no podían pagarlas, pero garantizar que las plantas cloacales proliferen para que el tratamiento de las aguas servidas sea el adecuado y garantice mejores condiciones de vida para cada uno de los que habitaban en la Ciudad y en el Gran Buenos Aires. Recuerdo perfectamente porque subí después de tomar la decisión de aquel decreto, a dar una conferencia de prensa y allí leía – para mi asombro –los porcentajes de cloacas que habían en cada ciudad y en cada distrito del Gran Buenos Aires y uno se daba cuenta lo poco se que se había desarrollado la inversión, en el tratamiento de las aguas servidas.
Tomamos aquella decisión, vinieron las obras de Néstor y de Cristina, que acá se han mencionado; después vinieron los cuatro años de postergación, de los que habló Malena; recibimos AySA con 10.000 millones de presupuesto. 10.000 millones de presupuesto era exactamente lo que debemos pagar, este año, de intereses de deuda.
Ahora, Malena, perdón estamos hablando de dólares yo y vos de pesos, pero a lo que voy, lo que quiero demostrar es cuánto dinero se destinaba, en la lógica, del gobierno anterior, en comprometer a la Argentina en una deuda virtualmente impagable, mientras se postergaban a los argentinos y las argentinas, que dejaban de recibir agua y dejaban de tener plantas de tratamiento de las aguas servidas.
Piensen ustedes, que ahora Malena, va a tener un presupuesto, de 75.000 millones de pesos, me dijiste, que en dólares oficiales es un poco menos que 1.000 millones de dólares. ¿Está bien lo que estoy diciendo, es correcto? Bueno, piensen ustedes que este año debíamos pagarle 7.000 millones de dólares a los acreedores privados y piensen ustedes, que el año entrante, deberíamos pagarle 18.000 millones de dólares, al Fondo Monetario Internacional. Comparen y dense cuenta cómo postergaban a los argentinos y las argentinas, con qué facilidad se endeudaban a costa de postergar que un argentino, una argentina de la Ciudad o del Gran Buenos Aires tuvieran agua. Pero no solamente acá en la Ciudad. No hace mucho estuve en Santiago del Estero y estuvimos allí inaugurando un acueducto, de vecinos de Santiago del Estero, que para tener un balde de agua tenían que caminar más de un kilómetro. Piensen ustedes lo qué significa semejante postergación.
La verdad que uno no puede decir que quiere gobernar una Patria y no ocuparse de semejante necesidad, la necesidad de tener agua ¿Se dan cuenta de lo que estoy hablando? Agua, que el agua llegue a la casa de cada argentino y de cada argentina.
Nosotros no podíamos mirar eso impávidos, y es cierto, en dos años se multiplicó por siete la inversión, el presupuesto de AySA, pero también multiplicamos por dos el presupuesto para obras públicas. Y estamos trabajando en ese desarrollo de AySA y el otro día pusimos la obra número mil en marcha, la obra pública número mil en marcha en toda la Argentina. Porque no se puede pensar en una Argentina donde las condiciones básicas para vivir y desarrollarse no estén cubiertas, ¿y qué condición más básica existe en la actualidad que en poder acceder al agua? Ninguna, ninguna. Allá en el norte llegamos y vimos como los chicos morían deshidratados por falta de agua, y fuimos a ver cómo construíamos agua en lugares alejados de Salta, de Misiones. El acceso al agua no puede ser, en tiempos que vivimos, como otra cosa que no sea un derecho humano, no tener agua es casi lo mismo que no tener alimento, es lo mismo, no es casi, es lo mismo. Sin agua ningún ser humano vive, y también una ciudad, un pueblo, que no tratan adecuadamente las aguas servidas, es un pueblo que se va contaminando poco a poco, y en los tiempos que vivimos, el cuidado del medio ambiente también es una tarea esencial que debemos asumir.
Estoy muy contento de verla a Malena con este empuje, con estas ganas, de verlo a José Luis, con quien nos conocemos hace tantos años, acompañando todo este proyecto, me hace muy feliz dado el primer paso para que la Universidad del Agua exista, porque insisto una vez, en los tiempos que vivimos, es impensable suponer que alguien puede desarrollarse sin tener una canilla de donde salga agua. Si eso minino no existe no podemos pensar en desarrollo humano, y todavía sabemos las carencias que tiene el Gran Buenos Aires y las enormes carencias que existen en el interior de la patria. Efectivamente, decía bien Malena, cuidar el agua no es solamente cuidar o llevar adelante la distribución adecuada del agua, es también cuidar las fuentes de agua. Días atrás estuve allá en El Hoyo, en la Comarca Andina, estuvimos con Juan, y nos contaban los vecinos del lago Puelo cómo se habían quemado mangueras donde la gente del pueblo sacaban el agua de los ríos de montaña, allá en el medio de los bosques, esa posibilidad que tienen de recurrir a aguas de deshielo, el agua más pura, y poder de ese modo satisfacer la necesidad de tener agua. El fuego arrasó, fundió las mangueras, y dejó al pueblo sin agua. Y ahí fuimos con Gabriel para poner en marcha una serie de obras que vuelvan a reponer el agua donde estaba faltando, donde hoy está faltando.
Yo quiero que todos entiendan que nosotros hemos llegado con una decisión muy firme, que es construir otro país, distinto, en el sentido distinto del que se venía construyendo hasta diciembre del 2019. Quiero que sepan todos que la verdad yo quiero hacerlo con todos los argentinos, quiero que todos se hagan parte de la construcción de ese país que viene. Quiero que entiendan que no concibo la política de otro modo que no sea buscando el diálogo y la construcción. Y quiero que sepan que este Gobierno no va a cambiar en eso, va a seguir siendo exactamente eso. Y que vamos a hacerlo con todos los compañeros y con todas nuestras compañeras me pone muy feliz ver a todos los intendentes y a las intendentas del Gran Buenos Aires que están acompañándonos aquí. Vamos a seguir trabajando juntos, como lo hemos hecho hasta ahora y vamos a seguir construyendo ese país que yo siempre digo que el país que nos merecemos, por lo que decía José Luis nos ha dado la naturaleza, nos ha dado tantas posibilidades, no puede ser que los hombres y las mujeres hagamos tan injusta la vida en nuestra Patria, hagámoslo de una vez y para siempre, como decía Malena, no perdamos la oportunidad, hagamos las cosas bien, estamos haciendo las cosas bien, Malena, estos quince años de AySA y todo lo que has hecho en este año demuestra que estamos en el camino correcto; estamos haciendo las cosas bien Gaby, con las mil obras iniciadas a lo largo y a lo ancho de la Patria; estamos haciendo las cosas bien cuando nos preocupamos por la salud de nuestra gente; estamos haciendo las cosas bien cuando seguimos buscando vacunas para nuestros hombres y nuestras mujeres adultas mayores; estamos haciendo bien cuando lo que queremos es una sociedad más justa e igualitaria. Estamos haciendo las cosas bien cuando nos ponemos firmes ante los acreedores; estamos haciendo las cosas bien cuando nos ponemos codo a codo a construir en conjunto esa Argentina que todavía nos merecemos.
¡Gracias a todos y a todas, feliz cumpleaños a AYSA!