Muy buenas tardes a todos y a todas.
¿Me escuchan bien? ¿Están seguros que me escuchan bien? Yo también los escucho siempre.
Hace exactamente doce años, un 25 de Mayo como hoy, en una hermosa mañana de sol, un hombre que había sido ungido como presidente de la Nación apenas con el 22 por ciento de los votos, pronunció un discurso ante la Asamblea Legislativa y el pueblo de la Nación, que algunos creyeron que era solo eso, un discurso -es más, desde alguna editorial se pronosticó, y fallaron como siempre, que ese gobierno iba a durar apenas un año-, fue un discurso fundacional.
Tal vez su concepto más recordado, su idea más difundida, haya sido cuando dijo que no pensaba dejar sus convicciones en la puerta de la Casa Rosada para gobernar el país.
Esa frase tal vez sea la más recordada, pero después vino otro concepto que también hoy, a doce años de aquel día, adquiere una dimensión simbólica sin precedentes. Enrollen las banderas por favor así todos pueden ver y los puedo ver a todos, por favor, es un rato chicos, enrollen las banderas, así nos miramos todos la cara. Tal vez una frase pasó un poco más desapercibida. Estaba relacionada con lo que había pasado y lo que él pensaba que tenía que ser su país. Él dijo que cambio era el nombre del futuro, pero dijo además que el cambio no era solamente un cambio económico, cultural o social.
También se pronunció sobre la dirigencia política de su país y dijo que desde ahora en más también iba a haber un cambio por la dirigencia, ya esa dirigencia política no iba a ser juzgada más por sus diagnósticos o por sus discursos. Veníamos de la experiencia dolorosa de discursos maravillosos y gobiernos desastrosos.
Dijo entonces que los dirigentes íbamos a ser juzgados por nuestras conductas, por nuestras acciones, por nuestra eficiencia pero, fundamentalmente, por los resultados de la política que aplicáramos en el país.
Y aquí estamos, a doce años de que ese hombre, con el 22 por ciento de los votos, les estaba contando y explicando a los argentinos cómo iba a hacer para legitimar esa acción de gobierno.
Cuando decía que no pensaba dejar las convicciones, algunos lo tacharon de setentista e ideologizado, los que son verdaderamente setentistas e ideologizados son los que quieren retornar a un pasado de los 90, a un pasado de los 70, a un pasado de represión, a un pasado de gobierno sin pueblo, esos son.
Y nosotros somos el gobierno de la transformación y el cambio. En estos doce años a él le tocó reconstruir y juntar los pedazos de país que nos habían dejado. Porque no se encontró con un país como me encontré yo en el 2007, él se encontró con pedazos esparcidos, se encontró con desesperanza en la sociedad, con escepticismo, con falta de autoestima y Dios sabe que a él lo que le sobraba era voluntad, coraje y decisión para levantar la autoestima de un pueblo que había sido humillado y pisoteado. Y lo hizo, dejando cachos de su vida en el camino también.
A él le tocó presidir en Mar del Plata la Cumbre de las Américas. Quisiera ver cuántos presidentes se plantan como se plantó él aquel 2005 en Mar del Plata para decir en nombre de su país y de la región sudamericana y latinoamericana que en la integración regional y no en la subordinación estaba el futuro.
Él, contra todos los pronósticos, también se plantó frente a un default que no había provocado ni declarado, pero se plantó diciendo que íbamos a pagar de acuerdo con nuestras posibilidades y encaró una negociación con firmeza, con la firmeza y la responsabilidad que deben tener los gobernantes cuando manejan el dinero y los recursos que no son de ellos sino que son del pueblo. Con esa firmeza y cuando arreciaban las críticas, de afuera y de adentro, porque parece mentira, pero también lo criticaron desde adentro por defender los intereses de los argentinos, se plantó y obtuvo la reestructuración de deuda soberana más importante en toda la historia del mundo.
Y hoy, luego de esa reestructuración y la que me tocó completar a mí en el 2010, el 93 por ciento prácticamente de nuestros acreedores están dentro de esa reestructuración. Quedaron aleteando afuera muchos buitres, más que muchos algunos pocos poderosos que manejan medios de comunicación, que manejan organizaciones no gubernamentales, de esas que proliferan por todos lados y que uno nunca sabe de dónde sacan los fondos aunque lo imagina y atacan al país. No solamente al país, decían que íbamos a arreglar porque tenían secretos que iban a revelar no sé dónde, el 1° o el 2 de enero, hasta algunos compañeros creían, “si tenemos que arreglar, arreglemos enseguida”, decían y de buena fe, porque pensaban que bueno, tanto bombardeo mediático llega un momento que te llena la cabeza así. No tengan miedo, pueden difamar a mi hija, pueden maltratar a mi hijo, pueden decir de mí cualquier cosa, pero quédense tranquilos que mientras sea Presidenta voy a seguir defendiendo los intereses del país y proponiendo pagarles a todos los acreedores pero en forma justa, equitativa e igualitaria. No tengo nada de qué avergonzarme, no tengo ninguna cuenta en el exterior que me puedan descubrir. Al contrario, les descubrieron a otros miles de cuentas y, sin embargo no salieron informes de investigación ni programas… ¿Vieron algún programa de investigación acerca de las cuentas, alguna investigación profunda? Al contrario, esta es la realidad.
Ese hombre que reestructuró la deuda, que le dijo no al ALCA, fue también el que comenzó en su primera gestión de gobierno, en su primer año, a contemplar a los olvidados, a los jubilados de la patria, que durante décadas habían sido dejados de lado, todavía no habían llegado las AFJP, todavía estábamos recogiendo los pedazos. Y lo primero que hizo fue en educación: a los dos días de asumir, se fue a la provincia de Entre Ríos que venía de tres meses de huelga docente. Comenzó a rescatar las más de diez monedas, papelitos que se repartían en las provincias; comenzó a convocar al Consejo del Salario Mínimo, Vital y Móvil que se ha reunido durante los doce años de gestión, a convocar a paritarias libres, como ha habido en doce años de gestión.
Espero que a partir del 10 de diciembre los mismos dirigentes sindicales pongan la misma fuerza y la misma enjundia para obtener todos los aumentos y todos los beneficios que los trabajadores argentinos han logrado en estos doce años.
Y quiero dirigirme en especial a ellos, a los trabajadores, ¿porque saben lo bueno que tienen? Un proyecto político, una forma de encarar el rol del Estado, que hemos podido demostrar que no era un veranito. Si ustedes recuerdan las crónicas periodísticas, siempre era un veranito todo, veranito de consumo, veranito de sueldos, veranito…bueno, señores, vamos por 12 veranos para la Argentina, así que por favor, queremos también el verano número 13.
Y les digo a los trabajadores, y lo digo aquí porque lo dije el otro día cuando me reuní con mis compañeros de la Confederación General del Trabajo, cuando junto con los empresarios vinieron acompañados por el ministro de Economía y el ministro de Trabajo para anunciarnos que numerosos e importantes gremios habían una vez más acordado paritarias libres, se los dije en el Salón Eva Perón: espero que sigan pidiendo y luchando como lo han hecho durante la gestión de Néstor y la mía, porque si no, si no lo hacen yo les voy a decir a los trabajadores que cambien de dirigentes para que sigan teniendo los mismos derechos, los mismos beneficios que hemos tenido en estos años.
Luego le tocó encarar el Plan de Infraestructura social y económica más importante de que se tenga memoria. Hoy por la mañana, tal vez como algo muy especial, como si fuera una casualidad, yo no creo en las casualidades y menos en política, creo en las señales, ustedes lo saben, la licitación pública número 1 que Néstor Kirchner firmó como presidente, fue la reconstrucción y la restauración de la basílica de Nuestra Señora de Luján, patrona de los argentinos.
Y hoy me tocó ir a verla, para los que no se acuerdan, para las fotos que no se publican en ningún diario ni se publicarán, esa basílica que jamás había sido restaurada desde su construcción, como un símbolo, como una metáfora de la Argentina que vivíamos, su cruz mayor, la cruz mayor de la basílica se había caído, se había desplomado en junio del año 2000 y había quedado clavada en la tierra. Tenemos las fotos, un fuerte símbolo de lo que era la Argentina y así la encontramos cuando llegamos en el 2003, la cruz clavada. Muchas otras cruces más encontramos y una por una la fuimos levantando colocando en su lugar.
Y cuando hoy estaba en la basílica de Luján totalmente restaurada a nuevo, como el mismo día que se inauguró como lo dijo monseñor Radrizzani, sentí que esto también es parte de la patria, ese plan de infraestructura.
No me voy a poner ahora a enumerar las miles de escuelas, las nuevas universidades, las construcciones para las viejas universidades, los laboratorios, los espacios para la ciencia, las viviendas sociales, los miles de kilómetros de rutas, el satélite que tenemos, argentinos, primer satélite, si hasta satélites hemos hecho, parece una canción de Fito Páez “Cuando los satélites no alcancen”, kilómetros de fibra óptica para conectar a los argentinos, computadoras.
Es que no se trata de irse o de quedarse, quiero que lo entiendan, este es un proyecto colectivo, no puede depender de una sola persona, depende de ustedes para que sea ejecutado, profundizado y llevado adelante.
Los derechos, la ampliación de derechos, luego cuando recuperamos de las AFJP la administración de los recursos de los trabajadores que nos permitieron generar programas, generar políticas públicas, políticas de Estado como la Asignación Universal por Hijo, como el Plan Progresar, como el Plan Procrear que hoy da cientos de miles de viviendas a familias que no eran sujeto de crédito pero tampoco eran sujeto de vivienda social.
Nuestros jubilados con dos aumentos por año aprobados por ley del Parlamento, luego de discutir la fórmula que había enviado el gobierno que se comprobó que era la mejor, porque mientras todo esto pasaba, mientras recuperábamos Aerolíneas Argentinas fundida, sin aviones, y hoy tenemos una Aerolínea modelo competitiva y mejor que muchas privadas, pese a quien le pese;
cuando recuperábamos YPF para todos los argentinos, hoy la empresa más importante de la República Argentina, y una de las 2.000 empresas más importantes del mundo, los argentinos hemos vuelto a conducir nuestra empresa de bandera, a explorar, a perforar, a producir más y a generar más trabajo. Y si de algo sé es de estas cosas porque soy patagónica, y fue tal vez nuestra región la más castigada cuando se desnacionalizó lo que nunca debió haberse desnacionalizado, la energía. Podría seguir enumerando.
Esta semana que pasó, esta Semana de Mayo que fue maravillosa, y argentinos tenemos que acostumbrarnos a celebrar todos los años la Semana de Mayo con orgullo, porque es la fecha de la patria; esta semana cuando comenzamos la conmemoración de la Semana de Mayo e inauguramos en la ex ESMA el Sitio de la Memoria, me vino a la mente y al corazón aquel 2004, 24 de marzo, cuando acompañados por una multitud y por las organizaciones de Derechos Humanos, que nunca cejaron en la lucha por la memoria, la verdad y la justicia, a ellos les debemos la memoria de los argentinos, a ellos y a ellas, Madres, Abuelas, familiares.
Y los derechos humanos, compatriotas, todos lo sabemos, no estaban en la agenda del 2003. No estaban en ninguna encuesta, no daban puntos, pero él se lanzó porque era necesario. Nosotros, y aquí quiero hablar de nuestro movimiento en especial, de nuestro movimiento político, teníamos una deuda, una deuda que al mismo tiempo era una paradoja, porque parecía que a nuestros dirigentes no les importaban los derechos humanos, y sin embargo las principales víctimas del terrorismo de Estado habían sido jóvenes que se identificaban con Perón y con Evita, había una contradicción insalvable que viene a nuestra historia y nuestra conducta. Y él, que también ese 25 de Mayo se reivindicaba como parte de esa generación diezmada, vino a saldar esa deuda, porque también debemos decirlo, cuando perdimos las elecciones en 1983, cuando la gente quería democracia y vida, no vio esa democracia y esa vida reflejada en las caras de nuestros dirigentes, debemos hacernos cargo.
Y nosotros vinimos a saldar esa deuda que también era una deuda de todos en la democracia y de todos los partidos políticos pero nosotros teníamos mayores responsabilidades. No quiero agregar más, porque voy a decir tal vez cosas que sean muy fuertes. Sí, lo voy a decir, porque si no voy a reventar y no pienso reventar. Teníamos que hacernos cargo nosotros, los peronistas, que muchas veces de un lado había una víctima y entre los victimarios había también algunos que se decían o que eran de nuestro movimiento. Tenemos que decirlo, a la gente no se le puede mentir, a la gente hay que plantársele al frente y reconocer, aunque haya sido otro, las cosas que nos pasaron. Por eso decía que era una paradoja.
Y el otro día, el martes, cuando por tercera vez recorría el interior del Sitio de la Memoria, ahora sí preparado para que sea un testimonio de la tragedia y del horror y para que nunca vuelva a ocurrir, me impresionó una frase en especial que se repetía en dos o tres lugares donde habían nacido bebés en cautiverio, no dónde está Juan Cabandié, por ahí debe estar. Decía cómo puede ser -era una piecita pequeña, había inclusive una abajo de una escalera, tal vez ustedes la hayan visto- que acá hayan nacido bebes. Y yo creo, y le sugiero al curador de ese Sitio de Memoria –tiene que estar sentado por allí- que al frente, al ingresar debería haber otra frase: cómo puede ser que la prensa y los medios de comunicación hayan ignorado lo que pasaba aquí y en otros centros clandestinos de detención a lo largo y a lo ancho del país. Esta es una pregunta que también debe estar en cada sitio de la memoria.
Creo sinceramente que hemos forjado una nueva identidad democrática, ya no se es democrático únicamente porque se esté de acuerdo con que haya elecciones libres y sin proscripciones y podamos votar cada dos años; ya no se es democrático únicamente porque pensamos que es bueno redistribuir el ingreso y que la gente tenga buen nivel y calidad de vida, los derechos humanos se han incorporado definitivamente a esta nueva identidad democrática de la que nadie puede renegar, forman parte de nuestra identidad constitutiva. Y cuando hablo de nuestra no hablo desde un espacio político, hablo desde mi condición de argentina, porque es patrimonio de la Nación y orgullo de la patria.
A veces me pasa también, muchas veces, porque es natural y es bueno que haya oposición en un país y que por ahí las críticas sean duras, sean fuertes, estoy acostumbrada porque siempre fue así, en mi provincia, siempre la política argentina fue una política fuerte, la oposición- oficialismo, peronismo-antiperonismo, siempre fue una cosa así, pero cuando veo algunas expresiones aisladas pero poderosas, yo antes pensaba: será por todos los derechos que han conquistado o vuelto a conquistar los trabajadores, será porque de repente ahora los de piel más oscura tienen los mismos derechos, será porque hay matrimonio igualitario. Porque cuando uno ve y siente algunas expresiones, yo estoy dura y curtida, pero cuando uno siente algunas expresiones o ve una cara..., no me refiero a la crítica de los opositores, está bien, la oposición debe criticar, debe proponer también, pero bueno, debe criticar, es su función y está bien que así sea, pero cuando escucho algunas expresiones, no de políticos opositores, debo reconocerlo, cuando por ahí veo alguna manifestación exacerbada por algún medio de comunicación y veo gente que dice cosas terribles, y después aparece que siempre están identificados con algún sector vinculado con violación a los derechos humanos, veo que está allí el tema, que eso es lo que tal vez nunca nos vayan a perdonar. ¿Y saben por qué? Porque alguien puede haber tenido políticas económicas equivocadas o entreguistas, si les parece mejor; alguien puede haber tenido un desastre económico y social, y bueno, no pudo, no supo, no quiso, lo obligaron, lo presionaron, le convino, siempre hay mil explicaciones, pero cómo explicar que justificaste la tortura, la desaparición, la apropiación de bebés, o que tiraran gente de los aviones al mar.
Eso no es, por favor, abrir ningún abismo ni ninguna grieta, no, por favor, los argentinos estamos reconciliados hace rato. Y si no miren lo que pasó ayer cuando las calles se llenaron de banderas saludando el paso del sable corvo del general San Martín, esa es la verdadera reconciliación del pueblo con el ejército sanmartiniano, porque eso es lo que quieren. Díganme argentinos, díganme compatriotas, a todos, a los 40 millones de argentinos, desde que tengan memoria, desde que volvió la democracia aquel glorioso 30 de octubre de 1983, si recuerdan alguna vez tanta gente en las calles vivando a los granaderos, si recuerdan tantos niños vestidos con uniforme de San Martín y llevando el sable de San Martín con orgullo, cuántas veces vieron ese fenómeno de recuperar la patria y los símbolos para el pueblo y enarbolarlos con orgullo.
Esta es la tarea de quienes gestionan el Estado, que nuestros chicos estén orgullosos de vestir el uniforme de San Martín y que además conozcan la historia. Porque miren todo lo que nos falta todavía por hacer. Hemos hecho más de 2.000 escuelas, hemos repartido 5 millones de computadoras, 80 ó 90 millones de libros, más de 2.000 bibliotecas populares; hemos creado 14 nuevas universidades, hemos duplicado o quintuplicado –no sé cuánto más- los sueldos de los investigadores y técnicos del CONICET, de las universidades, pero ayer, cuando difundíamos en las redes y difundía la Televisión Pública, mientras el sable corvo de San Martín recorría la ciudad para ir a su destino final, donde había querido que estuviera, en el Museo Histórico, ahí millones de argentinos recién se enteraron que el libertador de medio continente había legado su sable en cláusula de testamento al brigadier don Juan Manuel de Rosas, miren lo que nos falta argentinos todavía en materia de educación y cultura. ¿Y saben por qué? Porque la historiografía liberal, la que le contaban a los chicos en los colegios, decía que Rosas era un tirano, y si Rosas era un tirano entonces cómo un hombre como San Martín le iba a legar su sable. ¿Y saben por qué se lo legó? Porque nos defendió en la Vuelta de Obligado frente a la invasión extranjera, con valor y coraje que pocos hombres han tenido.
Por eso los argentinos tenemos la obligación de conocer la historia, y falta mucho en educación porque -alguna vez lo dije- es mala la subordinación política, es mala la subordinación económica, pero no hay nada más perjudicial, no hay nada más nefasto que la subordinación cultural, y lo que es peor, la desinformación educativa y cultural que no nos permite decidir y elegir cuáles son los caminos correctos.
Esta Semana de Mayo donde además anoche me dormí con el Himno Nacional Argentino cantado por esa magnífica artista Elena Roger en el nuevo Centro Cultural, que a algunos parece que les molesta que lleve el nombre del ex presidente, aprobado por el Parlamento Argentino. Y por qué no hacemos una cosa, si les molesta por qué no hacen uno mejor todavía, más grande y le ponen el nombre que quieran. ¿O acaso creen que me gustan algunos nombres de algunas calles, avenidas o plazas? Si es por andar cambiando y proponiendo nuevos nombres, vamos a proponerles nuevos nombres a todos, hacemos una encuesta con todos y todas. Por favor, la historia pero sin beneficio de inventario.
Y también cuando ingresé a ese Correo convertido hoy en el centro cultural más importante de Latinoamérica y el tercer centro cultural del mundo, sentí mucho orgullo como argentina, y la verdad, qué pequeñez fijarse en el nombre, lo importante es que millones de argentinos, todos los argentinos, van a poder acceder democráticamente, todos en forma igualitaria, a un centro de cultura para que la cultura no sea propiedad solamente de una elite, porque entonces no es cultura.
Y quiero decirles que estos logros, esta alegría no ha sido fácil, porque no la han hecho fácil. Pero yo no me quejo, ¿saben por qué no me quejo? Porque son las reglas del juego. Cuando venís a transformar el statu quo, cuando venís a cambiar la realidad en favor de las grandes mayorías, no esperes caricias ni aplausos, solamente palos, difamaciones, injurias, mentiras y calumnias. No importa, estamos preparados, nos hemos preparado, tenemos la obligación como dirigentes políticos democráticos, nacionales y populares, de saber que el camino de dirigir un pueblo a una vida mejor tiene sus costos personales. No importa, esta Argentina ya no tiene relaciones carnales con nadie, esta Argentina tiene relaciones serias y maduras con todos los países del mundo, esta Argentina…, les salió desafinado chicas me parece, pero están lindas igual, ustedes son lo mejor de todo, los jóvenes, los cientos de miles de jóvenes, los millones de jóvenes que se han incorporado a la actividad política con alegría, con amor, con felicidad.
Pero yo les decía, y les digo a todos los hombres y mujeres que tienen legítimas aspiraciones de conducir el país, sus provincias y municipios, que siempre piensen que va a ser difícil cuando intenten defender los intereses de las mayorías y que, inclusive, muchas veces sectores que han mejorado producto de esta transformación económica, no entienden que son, al mismo tiempo, producto de esta transformación, porque esto que vive la Argentina hoy no se pudo haber hecho en cuatro años; estos proyectos requieren tiempo y esto no es ambición de poder, al contrario. Quieren hacerle creer a la gente que es bueno que cada cuatro años cambie todo. ¿Saben por qué? Porque cuando cada cuatro años cambia todo es que todo sigue igual.
Por eso este proceso de transformación de doce años debe ser profundizado, debe continuar. Y no es continuidad o cambio, por Dios. Y los que quieren cambios que nos expliquen a todos los argentinos qué cambios quieren. Yo les pido a todos los hombres y mujeres de mi patria, a todos mis compatriotas, que cuidemos lo logrado, que nos ayuden a corregir los errores que sin lugar a dudas los hay, porque hemos trabajado mucho, porque nos hemos roto el lomo trabajando y hemos perdido cosas en el camino irrecuperables, pero quiero decirles que más allá de todas las cosas que hemos construido y que sería largo enumerar y que algunas, solamente algunas he dicho hoy, la más importante de todas es que hemos construido otra vez la Patria, argentinos. Tenemos Patria y estamos orgullosos de ella.
Y les pido que no tengan miedo, muchos me miran inquisidores a los ojos y me dicen: “¿qué va a pasar?” y yo les contesto: “va a pasar lo que ustedes quieran que pase”. Porque ustedes son los que están empoderados, ustedes son los titulares de los derechos, son los millones y millones de jubilados; son los millones y millones de trabajadores; son los millones de jóvenes que estudian en nuestras universidades y nuestras escuelas; son los miles de científicos en nuestros institutos, los que han vuelto y los que se quedaron; son las amas de casa; son los peones rurales; son también las mujeres trabajadoras de las casas de familia, que finalmente después de largas décadas tienen sus derechos consagrados; son ustedes los jóvenes; son también los millones de argentinos que han logrado un trabajo o los que teniéndolo han mejorado sustancialmente sus ingresos y han podido comprarse un auto, una casita o un terreno y están construyendo la familia. Ustedes son los verdaderos dueños de su destino y lo más importante que hemos hecho en estos doce años ha sido derrumbar uno por uno los mitos y las mentiras que les decían de que si los trabajadores ganaban bien no iba a haber inversiones o no iba a haber trabajo o la mentira que decía que no se podían hacer más universidades, o la mentira de que no se podía apartarse de lo que decía el Fondo Monetario Internacional. Miren lo que está pasando en Europa, miren lo que está pasando en el mundo.
Hoy estaba leyendo -un poquito para distenderme- los resultados de las elecciones en España, y leía que en las dos principales ciudades españolas, en Barcelona y en Madrid, habían ganado dos mujeres. En Barcelona una activista social y en Madrid está a punto de ganar parece ser una ex jueza de 71 años. Sí, en España parece que se jubilan un poquito antes que aquí en la Argentina. Una ex jueza de 71 años, que miren ustedes qué impresionante, tenía una tienda que se dedicaba a hacer ropa infantil, por parte de presas que salían de la cárcel para luego conseguir ser incluidas. Hay un mundo nuevo, argentinos, hay actores nuevos, hay realidades diferentes, que no nos vuelvan a poner anteojeras como al caballo y nos hagan tirar del carro porque no, no tiramos de ningún carro, nos queremos subir al carro para conducirlo nosotros, los argentinos.
Ese es el empoderamiento de este pueblo: el haber derribado los mitos de que no se podía hacer nada porque cuando se llegaba al gobierno se debía hacer lo contrario de lo que se había dicho en la campaña. Por eso nadie podrá mentirles, nadie podrá engañarlos y eso es lo más importante que se le puede dejar a un pueblo y también a un hijo o a una hija, a un nieto o a una nieta, lo más importante que se le puede dejar es la verdad, la memoria, la dignidad; lo más importante que se le puede dejar a un pueblo es que ese pueblo finalmente, como ha sucedido en estos años, pueda saber cuáles son sus derechos, defender sus derechos, reclamarlos. Ya no es necesario emplear formas que tal vez en algún momento vivimos, allá por el 2001, en forma terrible, al contrario, ahora cuando alguien hace una movilización para protestar contra el gobierno, la policía tiene orden de cuidarlos y nadie lleva un arma de fuego, porque no queremos que nadie quede sin el derecho de la protesta, que nadie quede sin el derecho de la movilización, que nadie quede sin el derecho de decir lo que piensa. Esta nueva Argentina la hemos construido entre todos.
Y también les digo que estemos atentos porque han pasado cosas, me acuerdo cuando recién salí de mi operación y ¿dónde está “Coqui” ? Ahí está, ¡bien por el Chaco! Me acuerdo que – como lo dije el otro día, en El Chaco – allí vino el que era gobernador, vino también Axel a ayudarme en el Ministerio de Economía, y yo me acuerdo de aquel diciembre terrible, fue en este mismo escenario donde bailé, había habido saqueos, había habido policías que encadenadamente provincia por provincia se iban sublevando mágicamente. Algún día, cuando se desclasifique algún archivo, sabremos qué pasó, pero estemos atentos todos de lo que pasa porque tal vez – ojalá Dios no lo quiera, Dios no lo permita – intenten hacer cosas para enojar a la gente, para que la gente se asuste, para que se enojen con alguien o contra alguien.
En estos días vimos algún episodio de sospechosa e inusitada violencia y yo les pido a todos, por favor, no nos dejemos llevar por eso y le pido fundamentalmente también a quienes tienen la responsabilidad de comunicar: por favor, no exacerben los ánimos y el enfrentamiento entre argentinos. Necesitamos escucharnos y fundamentalmente los argentinos necesitan escuchar a los hombres y mujeres que van a conducirlos a partir del 10 de diciembre. No hagan tanto ruido ni tanto lío para que ellos puedan decidir libremente el rumbo que tomará la patria, que no tengo ninguna duda seguirá siendo el rumbo del cambio y la transformación que hemos venido realizando en estos 12 años de gobierno.
¿Y saben por qué tengo esa certeza? Porque nadie vota para atrás, porque la gente vota para adelante, para futuro, para mejora.
Y ahora que escucho que todos están de acuerdo con todos, ahora que escucho que, de repente, la Asignación Universal por Hijo está muy bien, que no van a privatizar Aerolíneas, que tampoco van a privatizar YPF. Por favor, que busquen algún registro, hace dos años decían otras cosas y además, compatriotas, cada vez que votamos una de esas leyes en el Congreso lo hicimos en absoluta soledad. También debemos recordarlo, porque las cosas no se hicieron por arte de magia, se hicieron democráticamente.
Y ojalá también podamos, finalmente, poder aplicar esa Ley de Medios Audiovisuales que fuera apoyada – debo reconocerlo – no solamente por nuestro movimiento político, sino también por amplias mayorías.
Por eso quiero decirles que tengo mucha fe en Dios, tengo mucha fe en el pueblo y quiero agradecerles, finalmente quiero eso: darles las gracias a todos y cada uno de los argentinos, a todos y a cada uno de ellos, a los que me quieren como ustedes y que me votaron, también a los otros que no tienen por qué quererme, no es obligación querer a nadie, ni tampoco mucho menos votarlo, quiero darle las gracias a los 40 millones de argentinos porque yo sé que aún en el fondo, en un pedacito saben que las cosas que hicimos, que las decisiones políticas que tomamos eran las más importantes, sí, eran importantes para todos porque a todos, con una mano en el corazón, argentinos, piensen cómo estaban en mayo del año 2003, a todos se los pido a todos, con una mano en el corazón: piensen cómo estaban en el 2003. Olvídense, yo sé que soy por ahí medio antipaticona, y digo cosas que por ahí no les gustan y alguno puede decir: “mira que soberbia y qué poco humilde”. Sí, por ahí son defectos que tengo, pero con una mano en el corazón, le pido a todos los argentinos que se pongan una mano en el corazón y piensen: ¿están un poco mejor que en el 2003 o están peor que en el 2003? Y esto va para todos: trabajadores, empresarios, comerciantes, estudiantes, investigadores, intelectuales, artistas.
Nuestros artistas, que no están acompañándonos por un centro cultural, porque también hemos dado derechos, hemos reconocido el derecho de los actores, de los directores de cine, hemos ampliado derechos y garantías a todos los sectores. Por eso también les pido a los hombres y mujeres que conforman nuestro espacio político, que den lo mejor de sí para que estos 40 millones de argentinos podamos seguir creciendo y viendo en paz, con nuestras diferencias, con nuestra diversidad, con nuestra pluralidad, pero en paz para poder caminar, no como sucede en otras regiones del mundo.
Hoy por la mañana escuchaba a los representantes de las distintas iglesias reconocer y valorar que tu país, la Argentina, nuestro país, la Argentina, es una nación donde no hay diferencias de credos ni de religiones ni de razas, en la que todos nos sentimos hermanos, más allá de las diferencias. Ese es el mejor patrimonio que debemos conservar y defender. Por eso este 25 de Mayo no lo vivas con tristeza ni nostalgia, vívanlo con alegría porque van a venir muchos 25 de Mayo más en que el que el pueblo se volcará a la Plaza, en el que el pueblo estará feliz y en el que todos podremos, más allá de las diferencias, reconocer que por sobre todas las cosas somos, argentinos, el mejor legado que le podemos dar a nuestros hijos: el orgullo de país, el orgullo de tener Patria.
Yo quiero agradecerles todos estos años que han sido por momentos los más felices y tal vez en algún momento el más triste e imposible de remontar. Pero Dios siempre manda consuelo, Dios siempre se acuerda, partió el compañero, pero llegaron los nietos y aquí estamos parados, firmes como siempre enarbolando la bandera argentina con la escarapela en el pecho, y lo que es más importante en el corazón, de donde nunca me la saco, cuando tomo las decisiones que tomo.
Gracias a todos, muchas gracias a todos los argentinos y a todas las argentinas por esta maravillosa Plaza, por este maravilloso 25 de Mayo. Los quiero y los abrazo con todo mi corazón. Muchas gracias.
¡Viva la Patria, argentinos! ¡Viva la Patria!