“Nuestra gran arma política es las cosas que hemos hecho”, afirmó la Presidenta

La presidenta Cristina Fernández brindó declaraciones al programa “Desde otro lugar”, que se emite por la Televisión Pública y Radio Nacional. Señaló que la deuda fue “el mayor nido corrupción” de la historia argentina. Sostuvo que algunos “pequeños sectores a los que les fue muy bien” quieren volver a instalar el ciclo del endeudamiento en el país. Aseguró que “el poder político debe representar el 30 o 40%” del verdadero poder en un país. Recordó su militancia en el peronismo y admitió que la masacre de Ezeiza configuró “una oportunidad perdida” para todos los argentinos. Y pidió a los argentinos que piensen “por qué han conseguido las cosas que tienen y como se hace para conservarlas, que es lo más importante”.

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La presidenta Cristina Fernández aseguró que en la actualidad “se intenta disciplinar no solamente a través de la deuda, sino a través de cómo se quiere administrar el comercio internacional ”, en declaraciones al programa “Desde otro lugar”, que conduce el periodista Hernán Brienza y se emite a través de la TV Pública y Radio Nacional.

En la entrevista realizada en la Residencia de Olivos, la Jefa de Estado aseguró que la deuda externa “fue el mayor nido de corrupción desde Bernardino Rivadavia a la década del 90”. Recordó que “cuando se produce el golpe de 1976 la deuda argentina era de 6 mil millones de dolares, con indicadores económicos muy buenos”. Aseguró que “éramos un país industrial y de una economía con una sola moneda”. Consideró que a partir de la reforma financiera del gobierno dictatorial “se transformó en un signo económico bimonetario”.

El negocio del endeudamiento

La Primera Mandataria afirmó que “el negocio del mundo financiero internacional es que vos te sigas endeudando, que al banco le pagues mas intereses”. Señaló que esta situación se dio “a partir de la transformación de bancos comerciales en bancos de inversión: el circuito del dinero deja de pasar por la prudcción para reproducirse, y comienza el negocio de los derivados financieros”.

Sostuvo que “para mantener la ficción del 1 a 1, fue necesario endeudar al país en miles de millones de dólares”. Y enfatizó que esa ficción “terminó implosionando en 2001, cuando los argentinos quisieron sacar el dinero de los bancos”.

En ese sentido, Cristina Fernández recordó la aprobación de “la ley de intangibilidad de los depósitos”, la cual pretendía “asegurar que cada argentino iba a cobrar de cada banco donde tenía dólares, iba a recibir dólares”. Indicó que “se quería hacer creer a los argentinos que una ley bastaba para que te devolvieran dólares”. “Pasó lo que pasó, implosionó el país, los dólares no se los devolvieron los que hicieron esa ley. Yo la voté la ley, yo cumplí. Se los devolvimos con el Boden 2012”,  remarcó.

El tema de la deuda en G20

La Presidenta comentó que durante su exposición en la reciente cumbre del G20 en San Petersburgo, planteó “el 0,45% de los acreedores de la Argentina hoy pretendían cobrar 1300 millones de dólares, con un rendimiento de 1318%”. En respuesta a un mandatario que reclamaba mayores préstamos para la producción y la infraestructura, se preguntó: “quién va a invertir en infraestructura, si con 40 millones de dólares, puedo obtener un beneficio en dólares de 1300%”. Al respecto, aseguró que “no hay tasa ni inversión productiva en el mundo, que tenga una tasa de devolución de mas de 1300% en dólares. No existe, solo existe en el mundo buitre, en el de las guaridas fiscales”.

Por ello, la Jefa de Estado consideró que “hay un mundo muy complejo, que requiere de más heterodoxia, que no tiene fórmulas fáciles”. Pero estimó que frente a ese mundo hay que ponderar la realidad de la Argentina “que está creciendo 5,1%, en un mundo que se cae a pedazos, que sigue mejorando el poder adquisitivo de los trabajadores”.

Admitió que con el endeudamiento hay “pequeños sectores a los les fue muy bien, creen que pueden volver a intentarlo”. “Mi responsabilidad como Presidenta es por los 40 millones de argentinos”, resaltó.

La diferencia entre poder político y poder real

La Primera Mandataria aseguró que “hay una construcción mediática instalada que el poder es el poder político, el poder de turno” y afirmó que en esa lógica “el que tendría mas poder sería un Presidente”. Pero consideró que “en realidad el poder político es el que menos poder tiene, porque requiere una legitimidad constante, cada dos años va a elecciones”.

Estimó que “el poder político debe representar el 30 o 40%, considerando el poder como quién tiene poder para tomar decisiones”, pero sostuvo que hay “poderes económicos, mediáticos” que detentan mayor poder. Al respecto, remarcó que “hay un fenómeno en el mundo que es el de los monopolios mediáticos, no solo en Argentina, sino preguntale a Obama por la cadena Fox”.

Respecto a los “aprietes” que realizan esos poderes fácticos mostró como ejemplo el de la “corrida financiera para lograr una devaluación, como la que se hizo pocos días después de que yo asumiera como Presidenta” y que provocó una salida de 5 mil millones de dólares de las reservas del Banco Central. “Un apriete no es una pistola 45 en la cabeza”, aseguró.

Cristina Fernández consideró que “algunos quieren retornar a una Argentina del pasado, en la cual la mano de obra era mucho mas barata que hoy, el endeudamiento era una moneda corriente, y materia de pingües ganancias para algunos pocos”.

La relación con el peronismo y el progresismo

La Presidenta sostuvo que el gobierno que encabeza forma parte de “un movimiento que tiene que ver con una generación, que abreva en el peronismo, pero que también expresa otras expresiones, que no tienen nada que ver con el peronismo”. “Uno es instrumento de la historia: yo no creo que pueda manejar la historia, es la historia la que me maneja a mí. Creo que Néstor sintió lo mismo”, aseguró. “La historia va produciendo esos instrumentos para desarrollar su propia historia”, afirmó.

El recuerdo de Ezeiza

Cristina Fernández recordó que el día del regreso a Juan Domingo Perón al país “estaba en Ezeiza, estaba del lado del bosque, salimos corriendo. Fue una experiencia muy fuerte”. “Creo que fue una frustración no solamente de mi generación, fue una frustración de todos los argentinos. Mas que una frustración, una gran oportunidad perdida”, aseguró.

En ese sentido, consideró que “el pacto social de Perón y Gelbard, leído hoy, es casi revolucionario”, pero recordó que “fue muy criticado por los jóvenes” y “bombardeado por sectores que no tenían ningún interés en que tuviéramos industrias de insumos básicos”.

Señaló que eso comenzó a destruirse a partir del “el 2 de abril de 1976, que es el discurso de Martínez de Hoz en la Bolsa, y lo que vino en los 90, fue el cambio de una matriz. Y fue un gran cambio cultural, que fue lo que no pasó en Brasil, ni en Chile”. Y recordó que en esa época comenzó a recomendarse los productos importados por sobre los producidos en el país.

Relación con Perón

La Presidenta aseguró que su relación con Perón pasó en su juventud por el “reconocimiento absoluto del liderazgo” del ex mandatario. Sostuvo que “esta fue una discusión con los propios sectores juveniles. Discutir a Perón era discutir las posibilidades de éxito de un proceso que se dio con el regreso de Perón a la Argentina”, afirmó

Recordó que los que militaban “en barrios y fábricas lo hacíamos en nombre del peronismo”. Admitió que “a Perón intentaban demonizarlo: las chicas de la UES, las cuentas en Suiza… cualquier similitud con la realidad es pura coincidencia”. Pero contra eso “hubo una memoria viviente en el pueblo. Con el peronismo tuvieron salario, tuvieron vacaciones, aguinaldo, salud, vivienda, educación”.

De todos modos, la Jefa de Estado reconoció que “era un tiempo muy complejo. Era el mundo del mayo francés, de la revolución cubana y del Che, un mundo que podía llevar a muchos a no tener la mirada precisa para entender lo que pasaba”. Y reiteró que en 1973 votó a Perón en la boleta del FIP: “Formé parte del casi millón de votos que votamos a Perón desde la izquierda”.

Liderazgo del peronismo

Respecto a quienes cuestionan su liderazgo, la Mandataria aseguró que “todo el mundo tiene derecho a cuestionar todo. Los liderazgos son o no son, cualquiera tiene derecho a estar o no estar de acuerdo”. “A mí me tocó ser oposición dentro de mi partido, pero siempre desde la discusión, el debate, no desde el agravio. Cuando alguien recurre al insulto es porque faltan ideas”, afirmó.

La mayor arma política de su gobierno

En otro tramo de la entrevista, Cristina Fernández afirmó: “Mi gran arma política o la de este proyecto político no es la argumentación. Es las cosas que hemos hecho, la realidad”.

Dijo considerar que no cree “que la argumentación política tenga que ver con la lógica amigo-enemigo, es un concepto militar”. “Yo no considero a alguien que no cree en lo que pienso como un enemigo. Lo que sí me gustaría que me argumentara cómo hacer lo que dice que se debe hacer, cuando veo un mundo que se cae, y tenemos una Argentina que ha crecido”, aseguró.

Al respecto, pidió a los argentinos que hagan  un ejercicio, que no es comparar con 2003 donde “no había salario mínimo, no había jubilación”. “Yo le pregunto a muchos: ¿hoy en la Argentina estás mejor o peor que 5 o 6 años atrás?”, inquirió. Y respondió: “Por lo menos una gran parte de los argentinos puede decir que está mejor”.

La Jefa de estado aseguró que “está bueno que siga existiendo intención de seguir subiendo los peldaños de una escalera; lo importante es saber qué es lo que te permite subir los peldaños de esa escalera”. Y llamó a discernir si esto es por “tu esfuerzo y tu preparación personal, que seguramente lo hacés; o es un proyecto político que ha establecido las condiciones para subir esos peldaños”.

“No basta con romperte el alma, para tener cosas en un país; el país tiene que acompañar con metas macroeconómicas para permitirte salir adelante”, afirmó. Consideró que esta creencia de que todo se consigue con eel esfuerzo individual “viene de la cultura inmigrante”. En ese sentido, se preguntó “qué le pasó a los argentinos en la década del 90. A esos piqueteros que se subieron a la ruta, porque no tenían trabajo; a Norma Pla que lloraba por su jubilación. ¿Qué les pasó? ¿Eran menos inteligentes?”.

Pero respondió que “no: hubo un proyecto en 2003 que permitió a todos salir adelante”. “Ahí radica el tema: no en que la gente quiera mas, sino en saber por qué han conseguido las cosas que tienen y como se hace para conservarlas, que es lo mas importante”, remarcó.

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