Cena anual por el Día de la Industria: Palabras de la Presidenta de la Nación

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PALABRAS DE LA PRESIDENTA DE LA NACIÓN CRISTINA FERNÁNDEZ, CON MOTIVO DE LA CENA ANUAL POR EL DÍA DE LA INDUSTRIA, EN TECNÓPOLIS.

 

 

Muy buenas noches a todos y a todas; sabemos que siguen ingresando invitados porque la Argentina anda tan mal que hay millones de gente arriba de los autos, atascando las autopistas sin poder llegar, así que en nuestra propia mesa tenemos algunos que todavía no han podido hacerlo y bueno es porque no hay autos y seguramente tampoco hay combustible, pero estamos aquí, primero, lo que no quiero olvidarme festejando el Día de la Industria en un día que no es el Día de la Industria, sino que es el Día del Maestro, el 11 de septiembre, y vaya también mi saludo a todos los docentes argentinos porque tiene que ver mucho a todos los docentes argentinos porque algo que puede parecer disociado del Día de la Industria, en realidad, está íntimamente vinculado a lo que es la industria y a lo que aspiramos nosotros a que sea nuestra industria y nuestros trabajadores: una industria con recursos humanos altamente capacitados, educados, de modo tal que los procesos de innovación y tecnología que exige seguir profundizando esta reindustrialización que hemos iniciado, en el país en el 2003, no se detenga.

Por eso saludamos a todos los docentes, especialmente a los de las escuelas técnicas argentinas, que fueron reabiertas y puestas en marcha, una vez más, durante la gestión del Presidente Kirchner y que hoy charlábamos, hace unos instantes, con el Gobernador de la provincia de Buenos Aires, que nos acompaña también y que venía recorriendo la provincia y decía del entusiasmo de las escuelas técnicas porque los chicos hoy sienten que tienen salida laboral.

Fue excelente realmente, más allá de que estábamos todos charlando, el video que preparó la ministra de Industria, acerca de lo que ha sido la reindustrialización del país, del año 2003, a la fecha, que fue esencialmente una elección de cómo la Argentina debía crecer y también una definición de cuál debía ser el patrón de acumulación económica de esta etapa y que era, sin lugar a dudas, generar valor agregado; generar empleo calificado; generar, en definitiva, millones de puestos de trabajo; sustituir importaciones; retornar científicos a nuestro país; capacitar – cada vez más – a nuestra gente y lograr las cosas que hemos conseguido.

El día 2 de septiembre, que en realidad, es el Día de la Industria, les comentaba recién a mis compañeros de la mesa que yo había pensado que no iba a estar en el país y por eso postergamos para hoy este encuentro, pero en realidad después cambiaron los planes, siempre los planes suelen cambiar sobre la marcha, por lo menos los tácticos, no los estratégicos y estuve aquí y tuve dos audiencias que son claramente significativas de cómo se ha dado todo este proceso virtuoso de la reindustrialización en nuestro país. Ese día recibí, en mi oficina, al titular de AGCO, la empresa productora de tractores y maquinaría agrícola, de origen norteamericano, que se radicó en nuestro país, en el año 2006, en la Ciudad de Rosario y que hasta ahora realmente no tenía una gran integración en los componentes de los tractores, que son de los mejores tractores del mundo, sin perjuicio de los que se construyen en nuestro país, para venir a invitarme, este próximo 1 de octubre, a inaugurar la nueva planta de AGCO, aquí en General Rodríguez, provincia de Buenos Aires con una inversión inicial, de 35 millones de dólares y lo que es más importante, no solamente una fábrica de tractores, sino de tractores y de motores, con lo cual AGCO va a comenzar a producir en la Argentina tractores con un 80 por ciento de integración nacional y por supuesto obviamente pasar de 150 empleados a 350, 400 empleados, en esta primera etapa. (APLAUSOS). Tampoco se va a desmontar la planta de Rosario, al contrario, allí se van a hacer también autopartes, van a ser las cabinas, y me explicaba todo el proceso de inversión y lo que esto va a significar para nosotros también en materia de importaciones.

La otra visita que recibí, el día 2 de septiembre, también, vinculada con la industria y con la actividad minera: el titular de una de las empresas mineras más importante del Perú haciendo una inversión, en un proyecto que se llama Don Nicolás, en la provincia de Santa Cruz, en las localidades de Fitz Roig y Jaramillo, una empresa con altísima responsabilidad social, en el marco de la economía y minería sustentable en acuerdo con la comunidad.

Nosotros tenemos, en Santa Cruz, una experiencia muy virtuosa que iniciamos con Cerro Vanguardia, con gran responsabilidad social y con acuerdo total, con una suerte de contrato social, entre la comunidad y la empresa para efectuar la explotación con absoluta sustentabilidad ambiental. Pero lo interesante del tema era que el financiamiento de este proyecto, parte del financiamiento de este proyecto está hecho con un fondo fiduciario que es proveniente de las industrias electrónicas de la Tierra del Fuego. Todas las empresas, las grandes empresas: BrightStar’s; BGH, Samsung, ¿no es cierto? Newsan, siempre me confundo con Samsung, estoy haciendo publicidad, me dice Marcelo Fernández. No, no estoy haciendo publicidad, estoy diciendo los que invierten, ¿por qué no puedo reconocerlo? Se hicieron tres fideicomisos, uno de los cuales aporta 560 millones de pesos a esta inversión, o sea articulamos una parte que tienen que depositar estas empresas que elaboran electrónicos en la isla para lograr tener fondos aplicables a procesos y a proyectos productivos.

En fin, recién veíamos en el video el crecimiento exponencial que ha tenido toda la industria. Una industria que ha convertido a Rosario en el mayor polo biotecnológico de Latinoamérica; en desarrollo de software, en desarrollo automotriz con venta récord de autos nuevos y usados, con ventas récord también en maquinaría agrícola con mayor integración nacional.

Yo no quiero atosigarlos a ustedes con números porque me escuchan permanentemente a mí, a la ministra repetir cifras, lo que quiero es analizar cómo hemos hecho esto, en esta década de reindustrialización de la Argentina, y en qué tiempos de la Argentina y del mundo lo hemos hecho.

Yo miraba las fechas: 2003, ahora 2013, diez años, una parte – la primera del año 2003 al 2008 - cinco años exactos fueron prácticamente el gobierno del Presidente Kirchner en el marco de un país,  como él solía decir, que estaba en el Infierno y que estábamos tratando de salir del Infierno. Recuerdo que durante su gestión se decía que siempre había sido exitosa porque había viento de cola, teníamos viento de cola. Hete aquí que el viento de cola, en el año 2008, que marca exactamente la mitad de la década; del 2008 al 2013, son los otros cinco años y se inicia la crisis global, que aún persiste y que tiene como ciclos de distinta intensidad, ahora estamos de vuelta ante un ciclo, lo vemos ante las economías emergentes que venían creciendo y que mantuvieron durante la década la actividad económica global, que también tienen una cierta retracción, lo cual también nos preocupa, pero lo cierto es que esta segunda parte de la década no fue con viento de cola, fue casi con viento a contramano del mundo, a partir de la crisis del 2008. Quiere decir que el modelo elegido para crecer, que fue el modelo de metas de crecimiento, frente a lo que proponían desde el Fondo Monetario Internacional, o desde otros lados que era gobernar con metas de inflación, la elección que hicimos de hacer con metas de crecimiento fue exitoso en un mundo que crecía, y fue exitoso también en un mundo que decrecía.

Cuál es este modelo de metas de crecimiento, en el que basamos esencialmente el crecimiento de estos años, que significó duplicar el PBI; alcanzar y mejorar el poder adquisitivo, reflejado en el salario mínimo, vital y móvil, de un 1.700 por ciento, fue precisamente eso: apuntar a la reindustrialización del país con políticas públicas, a partir de subsidios, a partir de promoción, a partir del sostenimiento; fue también ampliar el poder adquisitivo de los trabajadores, y no solamente generar millones de puestos de trabajo, sino que también a partir de las negociaciones colectivas de trabajo, a través de la reunión todos los años del Consejo del Salario Mínimo, Vital y Móvil lograr mantener el poder adquisitivo, aumentar el poder adquisitivo no solamente en términos nominales sino también en términos de paridad del poder adquisitivo. ¿Qué significa esto, medido en dólares? Cuanto puede comprar un obrero argentino con ese salario, cuántas cosas puede comprar con ese mismo salario en otros lugares. Y la verdad que tanto en términos nominales como en términos de paridad de poder adquisitivo la verdad es que no nos ha ido mal, afortunadamente, a los argentinos y especialmente a los trabajadores.

Tampoco les ha ido nada mal a los empresarios. Hoy lo decíamos en la reunión que mantuvimos, durante la mañana, donde anunciamos la modificación en materia de monotributo y también en materia de aportes para los trabajadores y para los monotributistas de las obras sociales, que yo les decía a los empresarios: – muchos están hoy todos reunidos aquí, también hay dirigentes sindicales – con una mano en el corazón en esta década todos ustedes, que son empresarios, ¿han ganado o han perdido? Obviamente habrán ganado unas veces más, otras veces menos, pero en la década cómo les fue a todos los empresarios. Yo creo que han ganado todos, salvo alguno que haya ido al casino y haya perdido en el casino, pero si no fue al casino, se quedó en la Argentina y produjo y trabajó seguro que ganó buena plata, y en buena hora, porque eso es lo que queremos: empresarios que generen crecimiento, que generen ganancias para poder generar más trabajo. (APLAUSOS).

Lo mismo sucede con los trabajadores, charlaba ayer con un periodista y me decía que él tenía trabajo en el 2003, sí tenía trabajo, no era desocupado, pero tampoco le alcanzaba para llegar a fin de mes, y no era porque fuera menos o más capaz que ahora, que sí le alcanza, y no era que el que tiene trabajo, ahora, y no lo tenía en el 2003, es que ahora es más capaz o ha adquirido nuevas capacidades. Es que todos podemos esforzarnos, todos podemos hacer un gran sacrificio o tener grandes capacidades o aptitudes, pero si el país, en el cual vivimos, no acompaña con un modelo macroeconómico, que permita desarrollar nuestras virtudes y nuestras capacidades desde el sector empresario o desde el sector laboral, la verdad, es que se hace prácticamente imposible y si no evidentemente tendríamos que pensar qué pasó que todos los que no tenían trabajo en el 2003 pudieron tener trabajo o los que ganaban muy poco hoy pueden negociar libremente con pensiones colectivas de trabajo que le han permitido generar mucha capacidad adquisitiva, y en buena hora también.

Lo importante es que, además, esto se ha podido mantener en un mundo que se desploma y se derrumba todos los días, aunque muchas veces nos lo ocultan, porque bueno cómo contrastar  un país como el nuestro que en plena crisis ha crecido, en lo que va del año, un 5,1 por ciento en su actividad económica, cuanto tenemos ventas récords de autos usados o nuevos, cuando más de 7 millones de argentinos pueden salir al exterior contra los 3 millones, que salían cuando Kirchner llegó al gobierno, y además todo eso en el marco de haber superado una de las más severas restricciones, sino tal vez la más severa que siempre atravesó nuestra economía por lo menos a partir del año 1976 y que fue el endeudamiento: la deuda externa. No había marcha política, gremial, social que no llevara un cartel, una pancarta en la que despotricara contra el Fondo Monetario Internacional y la deuda externa. La deuda externa era el caballito de batalla por lo menos de un sector político del país como uno de los principales problemas.

Y mañana, dentro de pocas horas, vamos a pagar 2.070 millones de dólares del Bonar 7, un bono en legislación local, que es parte de la deuda y de la reestructuración de deuda que hemos venido haciendo desde el año 2005; luego en el año 2010 y hoy cerró nuevamente la ley, donde hemos abierto – por tercera vez – el canje de la deuda y en esta oportunidad, hemos decidido dejarlo abierto, sin fecha de vencimiento y en manos del Parlamento, de modo tal que – como marca la Constitución – sea el propio Parlamento, más allá de la delegación que tienen en el Poder Ejecutivo para negociar ante acreedores externos quien decida cuándo debe cerrarse o no este nuevo tercer canje, en el que esperamos que puedan entrar los acreedores que no lo hicieron porque no creyeron en el 2005, o en el 2010, o porque hasta ahora no les combino. Pero quiero decir que hemos podido protagonizar todo este proceso de industrialización, de crecimiento, de mejora de la calidad de vida, de los índices educativos, de los índices sociales; un 6,5 por ciento de nuestro PBI dedicado a la educación, la mayor inversión en ciencia y tecnología que se recuerde desde décadas y décadas. Todavía está fresca en nuestros oídos aquella frase de que los científicos vayan a lavar los platos. Pero lo cierto es que ya no lavan los platos sino que muchos retornan y muchas retornan a la Argentina y en pocos días más recibimos a la científico número 1.000, que había emigrado de la República Argentina por falta de oportunidades en nuestro propio país, algo que nos debe llenar de orgullo a todos los argentinos. (APLAUSOS).

Yo comentaba, hoy, por la mañana, en la reunión los grandes desafíos que tenemos por delante, lo que denomino el sector tripartito de la economía: el Estado, los trabajadores y el sector privado que el gran desafío es cómo seguir adelante y cómo dar un salto cualitativo a este proceso de reindustrialización. Y creo que la clave, o una de las claves porque nunca hay un solo factor, un solo instrumento que pueda definir el mejoramiento de una política es insistir, por un lado, en la decisión de seguir teniendo como modelo el de metas de crecimiento, sobre todos en épocas de recesión global una política de ajuste significaría el colapso de la sociedad y sería creo insostenible en términos políticos, sociales e institucionales. Cómo hacer, entonces, para analizar las claves de cómo seguir y hablábamos hoy de varios factores, uno de ellos es la competitividad. Una competitividad que se compone de muchos factores: el primero, la necesidad imperiosa de aumentar la inversión privada en materia de ciencia e innovación tecnológica en el sector privado.         

Por una razón muy sencilla: en el mundo se ha desatado una guerra de monedas, guerras comerciales que no van a tener solución y van a tener continuidad. Todo el mundo –acabo de venir del G-20- habla contra el proteccionismo y se rasga las vestiduras en nombre del libre comercio. Pero llegan a sus países de origen y toman todas las medidas arancelarias, paraarancelarias y que se les ocurra, para proteger su trabajo, su industria y su sector privado.

No nos parece mal, lo que nos parece mal es el doble estándar que tienen los países desarrollados que pretenden que nosotros, los países emergentes, tengamos abiertas nuestras actividades económicas cuando ellos cada vez las cierran más.

Yo lo planteaba el otro día cuando mantuve una reunión con el titular de la Organización Mundial del Comercio y donde me decía que la próxima ronda, que va a ser la Ronda de Bali, en sustitución de la Ronda de Doha, se acuerdan aquella donde nos decían que teníamos que bajar un 20 por ciento la protección arancelaria. Claro, en una Argentina con aranceles del 35 por ciento bajar un 20 por ciento, es un montonazo; en países desarrollados, don de la protección arancelaria es como mínimo un 100, un 50 por ciento, un 20 por ciento no les impacta nada.

¿Saben cuál es –me decía- el principal problema y yo le asentía al director de la Organización Mundial del Comercio? Que los países desarrollados son pocos y se ponen de acuerdo entre ellos; en cambio, los países emergentes o subdesarrollados somos muchos y no nos ponemos de acuerdo y entonces, muchas veces nos contradecimos y no nos damos cuenta que en realidad, lo que debemos exigir es que se acabe el doble estándar y que se aplique una única forma de entender la administración de comercio a nivel global.   

No es posible que se nos trate de proteccionistas a los argentinos y nuestras carnes y nuestros limones lleven 11 años sin poder ingresar a los Estados Unidos de Norteamérica por cuestiones fitosanitarias. La carne argentina y los limones argentinos, primeros productores mundiales de jugo de limón y de limón y, bueno, de la carne argentina me parece que no hace falta hablar demasiado. Bueno, y lo mismo les podría dar múltiples ejemplos en numerosos productos.

Pero, ¿qué exige también por parte de nuestros industriales que es lo que venimos charlando y creo que es lo que vamos a desarrollar? Que tampoco el Estado puede durante mucho tiempo o en forma sine die, in eternum, para decirlo más claro, tener una protección si al mismo tiempo no hay un desarrollo en innovación, en tecnología que permita tornarnos competitivos frente a un producto extranjero y competir en precio y en calidad, de modo tal que las políticas públicas que llevamos adelante, no se transformen en distorsión de la calidad y del precio que deben tener nuestros productos, sino que sean incentivos para reinvertir y lograr tornarnos competitivos para venderle, no únicamente a los argentinos que tienen un buen poder adquisitivo, sino también salir a competir en el mundo.

Esta va a hacer una de las claves que tenemos que discutir entre el Estado, los trabajadores y los empresarios.

También y lo charlábamos hoy con los distintos representantes de los sindicatos, la necesidad también de poder lograr mejorar determinadas cuestiones que tienen que ver con la actividad laboral.

Charlábamos recién en la mesa y lo charlábamos también con compañeros trabajadores que se ha mejorado la productividad pero en algunas actividades ha aumentado notablemente el ausentismo, por ejemplo.

Tenemos que abordar estos temas sin prejuicios, sin tabúes ni enojarnos entre nosotros porque lo que es importante es que podamos debatir, podamos hablar y podamos llegar a acuerdos sustentables que nos hagan realmente llegar a la meta. Llegar a la meta significa que este proceso de reindustrialización se profundice, se mejore, logre resultados y, fundamentalmente, se prepare para luchar y pelear, por más que estas palabras a muchos no les gustan pero en el comercio también se lucha y se pelea como en la vida, ustedes lo deben saber mucho mejor que yo, luchan también con sus proveedores, luchan también con sus propios competidores locales para ver quién vende más y mejor, entre las propias empresas constructoras, luchar para lograr obtener una mejor producción, con mayor innovación, con mayor inversión, con mayor tecnología.

El Estado argentino invierte mucho, invierte a través de un Banco Nación que ha abierto las puertas a todos los sectores. Al sector primario, que allá por el año 2003 tenía una hectárea en provincia de Buenos Aires valía 2.000, 2.500 dólares y además estaba hipotecada; hoy, una hectárea ya no está hipotecada afortunadamente, y vale 15.000 o 16.000 dólares. Miren si no ha mejorado la situación de nuestro sector primario.

Un Banco Nación que además, ha acudido también en ayuda de grandes empresas; una de las principales automotrices del país cuenta con uno de los préstamos más grandes otorgados por el Banco Nación para desarrollar sus plantas o aumentar la productividad y la producción de sus plantas en Córdoba y nos pone muy contentos poder dar este tipo de impulso a la industria automotriz.

Ustedes saben que todas las terminales automotrices no son de capital nacional, sino que sus accionistas son propietarios extranjeros.

Pero estamos absolutamente convencidos que también debemos en el sector automotriz estamos trabajándolo fuertemente con la ministra de Industria, lograr mejorar los niveles de acuerdos y de contratos entre las terminales automotrices y todo el sector autopartista. Esto es imprescindible porque nos hemos planteado y yo creo que el sector autopartista lo conoce muy bien, necesitamos contratos a más largo plazo, de manera tal de que pueda negociarse mejores condiciones cuando van a pedirse préstamos a los bancos y, fundamentalmente, tener seguro la colocación de la producción.

Es cierto que en la jungla de la economía, normalmente el más fuerte se aprovecha del más débil. Pero tratemos de convertir a la jungla en algo más civilizado en momentos en que la Argentina necesita arribar a acuerdos básicos para poder seguir sosteniendo este crecimiento con inclusión social que ha sido y es muy importante.

También el aporte que los trabajadores deben hacer a lograr acuerdos con la parte patronal de modo tal de sostener, saber que sostener la empresa, es sostener la fuente de trabajo, que es lo que hoy necesitamos los argentinos. Y también, lograr integraciones regionales que nos permitan aprovechar la potencialidad de un mercado regional como es la América del Sur.

El otro día estaba mirando televisión, no un canal de noticias nacional, porque los canales de noticias nacionales, salvo raras excepciones, cuentan lo que pasa afuera; parece que afuera todo anda bien y, bueno, acá todo anda mal. Pero lo cierto es que puse un canal suramericano, que no es TELESUR, sino un canal colombiano, y podíamos ver como una hermana república tenía paralizada durante 15 días todas sus rutas porque su compesinado, a partir de la firma de un tratado de libre comercio, no tenía dónde colocar sus productos.

Por eso creo que a la hora de negociación, debemos ser muy prudentes, muy cuidadosos, no negarnos a las aperturas ni a las integraciones, pero sabiendo hacerlo con inteligencia, siempre preservando el trabajo, la producción y el esfuerzo nacional.

Estos diálogos que vamos a seguir manteniendo y que ahora van a ser sectoriales con distintos sectores, estamos estudiando los documentos que nos han presentado, algunos hoy charlábamos con Débora, bueno, tenemos algunas diferencias porque toman como precio de producto final en fábrica los de precios mayoristas del INDEC, pero cuando hablan de los costos, toman los costos, por ejemplo, que nos son los del INDEC sino lo que vayan a saber de dónde y entonces allí, tenemos algunas inconsistencias que, seguramente cuando nos sentemos a analizarlas, vamos a llegar a acuerdos porque somos todos gente inteligente y además, 2 más 2 es 4 para el Gobierno nacional, para la UIA, para la CGT o para cualquier otro. En esto de los números, me parece que no hay ideología, no hay, digamos, así, desvíos ideológicos, sino simplemente sentido común, realismo y hablar con la verdad.

Creo que sincerar nuestros desafíos, nuestras diferencias, no tenemos que tener temor a tener diferencias. Yo digo que lo importante no es tener diferencias, lo importante es saber procesarlas y saldarlas adecuadamente para que el conjunto de la sociedad se beneficie.

Porque, precisamente, esto ha sido –y ustedes saben que yo creo que la Economía no es una ciencia exacta- la base del crecimiento. Lograr armonía en la participación de los beneficios por parte de los distintos actores sociales en la República Argentina.

Hoy, no creo que los…si hacemos un poco de números, creo que los trabajadores y empresarios debemos cerca, Débora, del famoso fifty-fifty en la participación del ingreso. Ahí estamos…¿cuánto nos falta? Punto y medio, 2 puntos, vamos a conceder 2 puntos. Bueno, de aquella Argentina con un 25 por ciento de desocupación, en donde, como decía el otro día el titular del SMATA, que no sé si está por allí, recordaba a los compañeros rascando el fondo de la olla o algunos compañeros cartoneando, de aquella Argentina a esta Argentina, donde los trabajadores les faltan 2 puntos para alcanzar el fifty-fifty, creo que hemos dado un salto cualitativo importante.

Pero no nos detenemos, ahora vamos por más aunque algunos quieran distorsionar o interpretar mal la frase de “vamos por más”, vamos por más para lograr más cosas porque creemos que se pueden hacer más y mejoras cosas. Porque apostamos muy fuerte a la capacidad y a la voluntad de los argentinos.

Pero también creemos que el diálogo debe ser sincero, abierto, sin miedos, porque yo creo que, además, nadie puede tenerle miedo a nadie y menos a mí. Si me tuvieran miedo, no seguirían ni dirían las cosas que dicen de mí, evidentemente. Así que, mucho miedo, se ve, que no inspiro.

Así que, yo les pido a todos los que forman parte de la mesa de encuentro que se reúne junto con nuestros funcionarios en forma sectorial y periódicamente con la Presidenta, que expresen todas sus diferencias, sus inquietudes, que vamos a elaborarlas, vamos a discutirlas, vamos a debatirlas. Lo cual no quiere decir que el Estado delegue las decisiones. No, porque para eso estamos viviendo en un sistema democrático y, evidentemente, hay un poder político representado por un Parlamento y un Poder Ejecutivo que adopta decisiones.

Ahora, ese Poder Ejecutivo quiere adoptar decisiones que sean lo más consensuadas posibles con los actores económicos. ¿Por qué? Porque si no tomamos decisiones que tengan un buen consenso o, por lo menos, un consenso mayoritario del sector empresarial o del sector sindical, bueno, normalmente, no se llega a buen puerto.

Así que, creo que estos son los objetivos. Seguramente puede haber más elementos para analizar y para incorporar a la discusión, al debate.

De hecho, hoy, lo hemos hecho; de hecho también hemos adoptado medidas en esta mesa que veníamos discutiendo desde hacía rato con sectores sindicales y, por lo tanto creo que lo importante es advertir todo lo que hemos hecho y, fundamentalmente, lo que tenemos que hacer para seguir sosteniendo en un mundo complejo, les puedo asegurar muy complejo, mucho más de lo que ustedes creen.

Me hubiera gustado poder filmar o al menos grabar las conversaciones, las discusiones, algunos de los debates que tuvieron lugar en el G-20. Seguro que a algunos se les atragantaría la comida si…Pero no quiero amargarle la vida a nadie, para eso está la Presidenta que es la que tiene que tiene que ir a discutir y a defender las posiciones del país en los foros internacionales y no tengan ninguna duda que allí voy a estar como siempre defendiendo los intereses de la Argentina.

Para finalizar y para entender este mundo tan complejo en lo político, piensen no más ustedes…Yo pensaba cuando discutíamos el otro día la cuestión Siria. No solamente pensaba, debo ser sincera, en la tragedia humanitaria que podría convertirse en Siria, sino también en la cuestión económica. No podía escapárseme que de producirse un conflicto del alto voltaje en Medio Oriente, el precio del crudo, que hoy está en 102 dólares, se iría así, en un abrir y cerrar de ojos, se decía ahí, a 150 dólares. Se nos pone a todos la piel de gallina, no es cierto, fundamentalmente a quienes dependen del petróleo, del combustible, del gas para producir un petróleo y un combustible a 150 dólares más allá de que en la Argentina esté subsidiado tanto para los hogares como para el comercio y la industria, como uno de los puntales, precisamente, de las políticas públicas diferenciadoras para el crecimiento económico.

Pero quería…Sí, es bueno recordarlo, porque parece sino que todo fuera arte de magia.

Quería finalizar contándoles una anécdota: uno de los mandatarios, no recuerdo cuál, en una de las discusiones, fundamentalmente en las de la primera etapa, donde se hablaba de la volatilidad de los mercados, de que todavía la situación se la definió como quebradiza, ese fue el término más utilizado, la situación financiera y económica global sigue siendo quebradiza por la alta volatilidad de los mercados, por las especulaciones financieras, uno de los mandatarios decía “tenemos que lograr que haya mayor inversión en proyectos de infraestructura o en proyectos productivos que generen trabajo”.

Ustedes saben que uno de los principales problemas que tienen algunas economías europeas, no solamente es el altísimo nivel de endeudamiento, sino lo que ellos denominan “paro” o “cesantía”, que son los 2 términos que se utilizaron para definir lo que nosotros denominamos desocupación. Y cuando me tocó hacer uso de la palabra a mí, recordé lo que había dicho este mandatario y dije que iba a ser muy difícil obtener en mundo inversiones de carácter productivo cuando veíamos el ejemplo de Argentina, donde un 0,45 por ciento de acreedores externos, que no habían ingresado al canje, que habían comprado sus bonos a precio de bicoca ya cuando el país había defaulteado en el año 2008, estos grupos los compraron en 40 millones de dólares y pretenden que se les pague en efectivo, cash, y sin ningún tipo de plazo más de 1.400 millones de dólares. Eso significaría una ganancia entre el año 2008 y el año 2013 en dólares, superior al 1.300 por ciento.

Díganme ustedes, acá hay de todo, laboratorios, metalmecánica, agroalimentación, en fin, todas las actividades que forman el plexo industrial y productivo argentino, díganme qué actividad económica, qué actividad de infraestructura, nos acompaña también el presidente de la Cámara de la Construcción, puede generar una tasa de retorno en dólares del 1.300 por ciento. No existe y ahí está la clave de lo que está pasando en el mundo. Que seguimos atados a la cuestión estricta de los mercados financieros y también a cómo se desplazan y volatilizan por el mundo jugando con alzas ficticias y bajas ficticias de monedas, tipos de cambio, etcétera.

Este es el mundo que estamos viviendo, tenemos que tomar plena conciencia de ello, pero no para asustarnos, no para inmovilizarnos, no para tener miedo, porque el miedo paraliza, al contrario, para mover las mentes, para romper conceptos que muchas veces nos quieren meter desde adentro y desde afuera de nuestras cabezas y entender que la única manera de seguir creciendo, de seguir este círculo virtuoso que hemos tenido en la Argentina…

También contaba, estoy recordando cosas de esta mañana, una reunión muy buena que tuvimos, no sé si estará por acá Gerardo Martínez, el titular de la UOCRA, pero contaba que había participado en una reunión de los sindicatos en Norteamérica donde los sindicalistas le reconocían que en Estados Unidos la desocupación no es de un dígito como marcan las estadísticas, sino son de 2 dígitos, que la desocupación real, le decían los trabajadores norteamericanos, es del 16 por ciento en los Estados Unidos. Lo que pasa es que, claro, son muy pocos los países que cuentan todas las cosas o además inventan y macrodimensionan las cosas. Al contrario, siempre tratan de plantear una imagen buena del país.

Y contaba que en esta reunión estaban también Joseph Stiglitz y Paul Krugman, 2 importantes Premio Nobel, que hablaban de la Argentina. Sí, de nosotros, los argentinos. Dos Premio Nobel de nacionalidad estadounidense como un fenómeno a observar, como un modelo a observar frente a todo lo que se estaba desarrollando en el mundo.

¿Y saben qué? Tengo la sensación, más que la sensación tengo la certeza, de que en realidad, muchas cosas que se están pergeñando desde afuera y desde adentro, tiene que ver con, tal vez, escarmentar a un país que se atrevió a una receta diferente a la que le vinieron aplicando durante décadas y que nos llevó al desastre del año 2001.

Yo quiero decirles que como toda presidenta, como todo miembro de lo que puede denominarse el poder político institucional de la Argentina, soy absolutamente temporal en este lugar. Pero ustedes, no son temporales, ustedes son dueños de las empresas y yo entiendo que deben querer seguir conservándolas, engrandeciéndolas y haciéndoles cada vez mejor. Y a los trabajadores, entiendo, deben querer seguir conservando su trabajo, que no es electivo, que no los votaron, sino que están trabajando todos los días para lograr mejores condiciones de vida.

Entonces, cuando tomen sus decisiones, no las tomen pensando en si les gusta o no la cara de la Presidenta o la cara de la ministra de Industria o la cara de cualquier otro funcionario; piensen en sus empresas, los empresarios, y piensen los trabajadores en sus trabajos. Y no en lo que les cuenten o les digan, sino en lo que viven a diario en su empresa y lo que viven a diario como trabajadores y cómo ha mejorado su condición de vida.

¿Saben por qué? Cuando uno piensa realmente en lo que vive y en lo que le pasa y no en lo que le cuentan o le quieren hacer creer, suele tomar muchas mejores decisiones y equivocarse mucho menos.

Así que, en nombre de todos ustedes, agradeciéndoles a todos los empresarios, industriales el esfuerzo de estos años, a todos los trabajadores también en cómo han aumentado su productividad y como, seguramente, vamos a mejorar entre todos los niveles de producción de la Argentina, este 11 de septiembre, Día del Maestro, y si se me permite una licencia como militante política: era muy jovencita, yo tenía 20 años y un 11 de septiembre de 1973, caía el gobierno derrocado por un golpe militar de Salvador Allende.

Hoy se lo recordaba a algunos empresarios…Quiero recordar algo, dos cosas: por un lado, me impresionó mucho ver la foto que seguramente ustedes vieron hoy en los diarios, de la expresidenta Michelle Bachelet y también actual candidata a serlo para los próximos 4 años encabezando una movilización pidiendo justicia con las fotos de los muertos y desaparecidos de la dictadura chilena.

Como verán, la Memoria, la Verdad y la Justicia, que algunos dicen que hay que olvidarse del pasado, no es una cuestión de los argentinos, es una cuestión de la condición humana y debemos ahora, que también está pasando en la hermana República de Chile.

Pero yo recordaba también otra cosa que nos diferenció a lo que nos pasó a los argentinos y otros países latinoamericanos. El doctor Salvador Allende durante su gestión, durante su corta gestión, nacionalizó el cobre, que es el principal ingreso que hoy tiene Chile, o sea el commoditie de gran valor. Y fíjense qué cosa curiosa: no es un hombre de la unidad popular, un hombre marcadamente de izquierda, que murió combatiendo contra quienes querían sacarlo de La Moneda, había prometido que no iba a salir vivo de allí, y fíjense qué curioso: le sucedió una dictadura totalmente antagónica, le sucedieron gobiernos que tampoco tenían absolutamente nada que ver, pero el cobre sigue siendo chileno y nadie lo discute.

Me parece que estas cosas son las que también tenemos que hacer un aprendizadje, que la Nación, el país y la patria, siempre tienen que estar por arriba de los intereses sectoriales o partidarios.

Me parece que es un buen día para homenajear muchas cosas, así que, por la industria, por los trabajadores y por la Argentina, tengan ustedes muy buenas noches y salud para todos.

¡Qué dios los bendiga! Muchas gracias. (APLAUSOS)         

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