Gracias, muy buenas tardes a todos y a todas: sé que nos acompañan hoy muchísimas entidades, representantes del agro, les damos la bienvenida, entre otros grandes productoras, pequeños y medianos productores, directivos de AFA, de ACA, de CEARA, titulares de las principales empresas productoras de nuestro país, en materia de granos: la idea que queremos comunicar y fundamentalmente la medida política, que queremos comunicar es la creación del Certificado de Estímulo a la Producción Agropecuaria Argentina, que por esas raras causalidades quedó como una frase CEPAGA, no está mal. Y se refiere esencialmente a uno de nuestros productos clásicos, típicos y además de gran consumo en la mesa familiar, que es el trigo.
Como ustedes saben la exportación de trigo tiene retenciones, con desgrano, de un 23 por ciento y de un 13 por ciento, en el caso de las harinas. Esto que ha sido una gran discusión toda la vida: el tema de las retenciones y su efecto redistributivo, en el caso de otras oleaginosas de renta, en el caso de trigo se le suma, además, por el gran consumo interno que tiene. Los argentinos consumimos pan, galletitas, fideos, así como en otros países el maíz es lo fundamental, como – por ejemplo – México, en otros países el arroz. Ustedes saben que cuando pasa algo con el maíz, en México, se producen las grandes catacumbres políticas.
Bueno, el trigo siempre los sostuvimos, aunque muchos no nos creían y decían que era una voracidad fiscal, pero en realidad el tema es redistribución del ingreso y fundamentalmente no trasladar el precio internacional de ese cereal a los precios internos porque impactaría directamente en la mesa de todos los argentinos, que consumimos pan, galletitas, harina, fideos, o sea somos grandes consumidores de trigo.
Nosotros estábamos con récord de producción, tuvimos récord de producción, allá por el 2007, 2008, curiosamente el año que tuvimos un conflicto de 16 millones y medio de toneladas. Pero realmente, del año 2003 a la fecha, ha venido reduciéndose la superficie de hectáreas sembradas de trigo. Se ha reducido en 2.800 mil exactamente, si la memoria no me falla y el ministro Yahuar me confirma: 2.800.000 menos, respecto del año 2003 a la fecha. Si bien hemos tenido una retracción grande en el área sembrada, no ha sido tan aguda en la producción.
Si se me pone el gráfico, por favor, ahí tengo tiempo yo para ver mi gráfico porque no distingo de acá, ustedes verán allí – por ejemplo – que la producción ha sido récord en el año 2007-2008 con 6 millones de hectáreas sembradas, con 16 millones de toneladas, casi 16 millones y medio. Con 6 millones 300 mil hectáreas, sembradas en el año 2003; cosecha 2002-2003 tenemos 12 millones de toneladas, o sea menos que cuando pasó el 2007-2008. ¿A qué se debe esto? Porque en realidad, también, ha habido un incremento... y esto depende de las condiciones climáticas y también depende del avance tecnológico que se ha dado sobre muchísimos cultivos y por lo tanto, también, se ha incrementado sin necesidad de ocupar tantas hectáreas.
Pero lo cierto es que, para nosotros, el trigo es algo fundamental y también siempre fue un reclamo de todos los productores el tema del precio del trigo, de la retención, de la no retención y cómo encontrábamos una modalidad para que el pequeño, mediano o gran productor tenga un incremento, un incentivo para aumentar su producción y al mismo tiempo que se siga cobrando la retención para que precisamente esto no impacte en los precios internos.
Ustedes verán, en la última cosecha, debido a la sequía, por lo que tuvimos una cosecha muy chica, pero cuando tuvimos el pico grande, fíjense que estábamos en menos hectáreas sembradas que en el año 2003 y tuvimos récord de producción. ¿Cuánto necesitamos nosotros para consumo interno, que esta es la gran clave? Nosotros, hoy, con 40 millones de argentinos – como le gusta decir a nuestra presentadora – necesitamos aproximadamente 7 millones de toneladas, una parte para consumo interno, elaboración de pan, galletitas, fideos, etc., y un remanente para semillas. El resto es para exportación, que obviamente compite con otras oleaginosas.
Vamos al cuadro, donde vemos la soja, ahí está y vemos que tenemos la línea de superficie sembrada de trigo, la superficie sembrada de otros cereales y oleaginosas, y lo que es la diferencia entre lo que produce la soja y lo que produce el trigo. Como verán había que tomar una decisión de gobierno que combinar no es fácil imaginar y crear medidas de gobierno que puedan combinar todos los intereses. Los intereses de los que invierten y producen, que quieren ganar dinero, obviamente; los intereses que representamos nosotros, yo no tengo campos ni siembro trigo, pero represento de los 40 millones de argentinos y necesito que los precios de nuestro principal ínsumo siga desenganchado del precio internacional.
Hemos ideado – entonces – un Certificado de Estímulo para la Producción Agropecuaria Argentina (CEPAGA), que consiste – básicamente – en que se van a seguir cobrando las retenciones, los derechos de exportación a todo lo que sea exportación de trigo, pero estos derechos en lugar de ingresar al Estado, a la caja – como le gusta decir a algunos medios como si yo tuviera una caja ahí en la Rosada y la abriera y la sacara – y la caja del Estado es la que recauda el señor AFIP y que después distribuye en todo lo que es el funcionamiento del Estado Nacional, provincial, municipios. Lo que ustedes ven en obras, no sale por magia, sale por estás cosas.
¿Cuál fue la idea entonces y cuál es este certificado? Todos los derechos de exportación, que se cobren sobren la producción triguera van a ir a un fondo fiduciario, que va a administrar el fideicomiso – si no me hagas señas con el dedito Moreno, que ya sé es el Banco Nación; está Fábrega, al lado y me hace señas con el dedo – va a administrar con un consejo. Los fiduciantes son los exportadores de trigo, o sea los grandes son AFA (Agricultores Federados Argentinos), ACA, de acá los veo a algunos titulares, como el de Cargill, bueno de las grandes, de todas las grandes productoras y no me quiero olvidar de ninguna: Grobocopatel, todos los que sean los grandes exportadores. O sea se van a seguir cobrando los derechos de exportación, pero todo eso va a ir a un fondo fiduciario – administrado por Nación Fideicomiso – y todo lo que se recaude se va a distribuir entre todos los que producen trigo, en la República Argentina, o sea productores. (APLAUSOS).
Esto significa un esfuerzo grande para el Gobierno, en materia de ingresos fiscales. Si nos fijamos – por ejemplo – en la producción de 16 millones y medio, que teníamos en el año 2007, estamos hablando casi de 500 millones de dólares que va a dejar de percibir el Estado y le va a ser reintegrado a cada uno de los productores. ¿Con qué sistema? Cada uno de los productores a va tener que declarar, ante la UCESCI (o sea ante la Unidad de Coordinación y Evaluación de Subsidios al Consumo Interno), ante el Estado cuánto produjo. Se le va a emitir un certificado y luego concurre en la proporción en que contribuyó, en que produjo a cobrar de ese fondo fiduciario. Estimamos, que aproximadamente, un 15 por ciento sobre el precio vigente, es decir 30 dólares por tonelada va a recuperar cada productor triguero. Es más cuanto más se produzca, cuanto más grande sea el fondo más se distribuye. Además, cuando cada productor produzca más – y lo declare, esto es fundamental, quiero aclararlo – lo declare va a percibir la devolución, a través de este certificado.
Queremos de esta manera saldar esta discusión, que hemos tenido – fundamentalmente – con el sector del trigo porque sí una parte va al mercado interno e igual le cobran retenciones, que esto y la pelea eterna entre el sector harinero, el sector de la pequeña y mediana, los grandes. Bueno queremos saldar esta discusión intra-sector y del sector privado con el sector público, a través de este mecanismo transparente, porque además pasa por Aduana, va a estar certificado el ingreso y además cada productor deberá, el que más produzca, más devolución tendrá de ese fideicomiso y contribuirá, también, a tener mayor saldo exportable la República Argentina, en materia de trigo, que es muy importante, además, porque el trigo tiene también su rol sobre la tierra: mejorar... si solamente se produce soja y se deja de producir trigo, también se deteriora la calidad de la tierra. Todo esto ustedes lo saben, pero muchas veces la especulación, y con esto no quiero tratar de especulador a nadie, porque creo que todo el que puede hacer una diferencia, si puede, la hace. Esto pasa desde un quiosquero hasta un productor de campo, vamos a decir la verdad... los ángeles y los santos están todos en el cielo. Acá en la Tierra somos todos de carne y hueso, con nuestras virtudes, defectos y miserias también.
Pero bueno la idea es, entonces, fundamentalmente a través de este certificado lograr un aumento considerable en la producción de trigo, que esto no impacte en los precios internos, y que además se salde esta discusión que venían llevando dentro del propio sector, porque – bueno es decirlo – habrán escuchado declaraciones también de pequeños y medianos productores en contra de los acopiadores, o las grandes cereales, grandes exportadoras que se quedaban con la diferencia y puedo citar descalificaciones no solamente para la Presidenta, sino también para algunos sectores que están concentrados, que son grandes además. Además, a algunos funcionarios los han acusado – sí levante la mano, que a usted lo han acusado - de jugar para las grandes cereales. Hablo de Guillermo Moreno, el secretario de Comercio, que lo acusan de las cosas más terribles en este país, sí más terribles que jamás hayan sucedido y le hayan ocurrido a nadie.
Lo cierto es que hay un incremento del 20 por ciento del área sembrada, o sea no es se ha dejado de sembrar en el país. Se ha dejado de sembrar trigo, pero se ha sembrado mucho más las otras oleaginosas por una cuestión tan simple y tan sencilla, como es la rentabilidad. ¿Qué es lo que queremos con esto? Devolver rentabilidad a la producción triguera y de paso, además, también sanear, mejorar la calidad del suelo y por supuesto, además, ser y seguir siendo algo que la Argentina siempre se caracterizó por su excelente trigo y por sus buenas carnes. Así que esta era, un poco, la medida que queríamos comunicar y para que se entienda mejor cómo funciona el complejo triguero, vamos por favor, al último cuadro, que yo no alcanzo a leer y lo voy a hacer de aquí de mi esquema. Como ustedes verán se divide en producción primaria; en etapa industrial; comercialización y destino final. A los productores de trigo pequeños, medianos y grandes los tenemos en la primera etapa, junto a los acopiadores, pero también es cierto que en la etapa industrial también aparecen muchos grandes productores de trigo, a través de los grandes molinos, de las grandes industrias y en esa primera industrialización tenemos, precisamente, a los molinos harineros.
En la segunda etapa de industrialización tenemos a todo lo que es panadería. También nos acompañan, hoy, la Federación de Panaderos, la Federación de Molineros, los trabajadores también de los molineros, el sindicato, pastas, galletitas y faltó fideos, también la pasta es algo tan argentino, tan tano, al mismo tiempo, por su trascendencia. Luego viene la comercialización, donde están los exportadores y convengamos que hay algunos que están en las tres etapas: están en la etapa primaria, están en la etapa de industrialización y están en la etapa de exportación. Son las grandes firmas que no es un problema, muchas veces, de monopolio ni de nada, sino simplemente de los efectos de la concentración que se dan aquí y en todas partes, debido al capitalismo, es así.
El tema sería, entonces, luego destino final: mercado interno y mercado externo. Nosotros creemos que con esto vamos a lograr – esa es la idea – darle mayor competitividad al sector, porque en realidad creemos que el problema radica esencialmente en el tema de rentabilidad, que le dan otras oleaginosas, la soja concretamente. ¿Por qué? Por una razón muy sencilla: por el precio de la misma y segundo, porque prácticamente se consume, en la Argentina, el 5 por ciento de lo que se produce, así que todo lo demás se exporta y a un precio mayor. Entonces, necesariamente, teníamos que tomar una medida que compensara esto. Y esto para evitar, también, el tema de la competitividad, que el dólar, que esto, que lo otro, que uno escucha, en los últimos días, y que realmente si uno mira los países que nos circundan y la competitividad, desde el punto de vista cambiario, comparando el valor que tenía el dólar en Brasil, Chile, Perú y Uruguay – en diciembre del 2002 – y ajustando el valor de paridad en cada caso, por la inflación acumulada, en estos diez años, de cada país, hasta diciembre de 2012, los valores resultan desactualizados que Brasil debería llevar el dólar – sería hoy – si el dólar estuviera a 6 reales con 40, y está a 2, 2, el último fue de 2,001, creo, el viernes. Si lo lleváramos a Uruguay estaría a 58 pesos con 80, siempre con la inflación de cada país. Las cotizaciones actuales son 2 reales y de 18,9 pesos, respectivamente, lo que necesitaría una corrección cambiaria, de seguir este criterio, de algunos sectores muy chiquitos y muy pequeños que impulsan cosas que significan formidables transferencias de ingresos de sectores populares de la mayoría de los argentinos a pequeños sectores concentrados, además de producir efectos políticos institucionales. Por eso lo hacen, en realidad... respectivamente resultaría una corrección cambiaria del 215 por ciento, para Brasil, y del 212 por ciento para Uruguay. Si hacemos el mismo ejercicio para Chile arrojaría un ajuste cambiario del 107 por ciento; en Perú del 81 por ciento. Es decir, que en cualquiera de estos países estarían con un retraso cambiario- con ese criterio – mucho mayor que el que ellos dicen que tiene la Argentina. Además, por lo menos mientras yo sea Presidenta, los que pretendan ganar plata a costa de devaluaciones que tenga que pagar el pueblo, van a tener que esperar otro gobierno. No con nosotros.
Y no se trata solamente de una cuestión de sensibilidad social ni nada, simplemente de inteligencia y de lectura correcta de lo que ha pasado en la Argentina en los últimos 50 años con los procesos devaluatorios recomendados e impulsados.
Porque había todo un sistema: como dependíamos del Fondo Monetario Internacional por los créditos que teníamos, aparecía como una recomendación del Fondo, pero al Fondo iban los correveidiles de la Argentina a decirles lo que teníamos que hacer. O sea, era como una calesita, se subían acá, daban toda la vuelta, llegaban allá con el caballito al Fondo y después venía el Fondo con "discurso propio" y nos decía a los argentinos lo que teníamos que hacer.
En realidad, nos decía lo que quería un grupo así chiquitito de argentinos que durante 50 años lucraron –y mucho realmente- con el hambre, la miseria y la desindustrialización del país.
Porque además, esa desindustrialización, con largas colas de desocupados, cuando hay muchos desocupados haciendo cola, los salarios bajan y además, cuando hay gente que no tiene plata se come menos y cuando se come menos se puede exportar más de todo, de trigo, de carne, de harina, de maíz, de lo que fuere.
Entonces, esto también está visto que tampoco funcionó, porque esto daba lugar a crisis institucionales recurrentes, donde cambiaban los gobiernos pero no las políticas.
Pero lo más gracioso de todo es que los que tenían la culpa de las cosas que pasaban, eran los políticos y por eso los cambiaban, que seguían haciendo lo que querían los sectores económicos y la política seguía pagando los costos de las cuestiones o de la política económica impulsada por otros.
Este es el cuentito de la Argentina. Palabras más, palabras menos, la historia lo demuestra así claramente con números.
Nosotros tenemos un modelo que privilegia la producción y la industrialización, porque genera trabajo. Es cierto que la producción primaria en la Argentina agropecuaria, sobre todo, en materia de granos, ha alcanzado una eficiencia muy importante tecnológicamente, en términos de biotecnología, en medios de rendimiento por hectárea.
Nadie puede desconocer que hoy, en esta materia, somos, tal vez, los más competitivos del mundo. Pero también, uno puede ser el más competitivo del mundo en un sector que me genera poco empleo, mucha rentabilidad, pero poco empleo. Entonces, yo necesito combinar esa competitividad y esa rentabilidad con generación de empleo y necesito también una fuerte industrialización o reindustrialización que tuvo el país para mejorar el poder adquisitivo y el funcionamiento de la economía. Porque está visto cómo han terminado cada uno de los gobiernos que ha caído en las recetas ortodoxas de devaluaciones cada tanto, de modo tal de que lo termine pagando...
Me acuerdo de todas las cosas que dijeron en las elecciones además, que después de las elecciones en donde ganamos allá en octubre con el 54 por ciento, no sé qué cosas íbamos a hacer...
Bueno, están de vuelta con eso porque se acerca el período electoral. Es típico: si uno mira, tal vez en algún momento pueda hacer un cuadrito de cuáles fueron los momentos así pico, cada vez que hay una elección, o pasa algo, están con...por un lado la economía y, por otro lado, los escándalos. Es típico de cada elección.
Entonces, yo quiero decirles a todos los argentinos que tenemos 10 años de gestión, o sea, que no es un gobierno que empezó ayer, no es un gobierno de sorpresas, no es que un día me caí acá, me golpeé con el escalón de la Casa de Gobierno y me cambiaron las ideas. Todos saben lo que pensamos acerca de la necesidad de seguir con un proceso de reindustrialización que es imprescindible seguir haciéndolo para seguir generando más trabajo y que esa reindustrialización además sea cada vez de mayor calidad, de mayor valor agregado, con mayor tecnología, con mayor conocimiento.
También sabemos la importancia que tenemos como productor de alimentos, queremos también agregarle mucho valor a esa producción de alimentos, con lo cual, nadie espere por parte de este Gobierno medidas diferentes o contradictorias, para decirlo..., porque si cambia la realidad, tiene que cambiar obviamente, sino medidas que sean contradictorias con el corazón mismo del modelo.
El corazón mismo del modelo, rechaza todo lo que signifique transferencias de ingresos compulsivas de los sectores mayoritarios, de la mayoría del pueblo, sus clases medias, sus clases medias bajas, los pequeños y medianos productores, los pequeños comerciantes, los pequeños empresarios inclusive, que están en un proceso de sustitución de importaciones, de reindustrialización. ¿A dónde quedaría ese proceso de reindustrialización con un dólar que se dispara cuando, en realidad, todavía dependemos en gran medida de la importación de insumos básicos para seguir reindustrializando al país?
O sea, nadie que nos conozca y haya visto nuestra trayectoria en esto...Pero, ¿por qué dicen eso? Para asustar a la gente, para lograr títulos escandalosos, para hablar de la economía. Cuando, en realidad, los que hablan además, son los...
El otro día escuché que hablaba un exministro de la Alianza, que le rebajó el 13 por ciento, que tuvimos que devolver nosotros después a docentes, a jubilados y a empleados públicos y hablaba. Ni les cuento de otro ex que hablaba también...que fue, durante la década de los 90 y luego en la Alianza que venía a cambiar todo y no cambió nada, sino que profundizó todo y terminó con el 2001. 2001 que, en realidad, si uno piensa un poquito, yo siempre pienso en Néstor, ¿no? Yo creo que Néstor entró a la Casa de Gobierno porque la vio entreabierta y no había nadie y entró porque, en realidad, fue eso, sino Néstor, con su forma de ser, con su pensamiento, de dónde venía, cómo era, no hubiera llegado a presidente.
En realidad, fue de tal magnitud la profundidad de la crisis cultural y del modelo del patrón de acumulación de aquellos años, que permitió que ese hombre que venía del Sur y por el que nadie pagaba dos monedas por él, bueno, pudiera llegar a la Casa de Gobierno y gobernar sin dejar sus convicciones en la puerta de la Casa Rosada, como dijo un 25 de mayo de 2003.
Entonces, yo, que soy su compañera y seré su compañera hasta el día que me muera, tengo las mismas convicciones que él. No es que haga las mismas cosas que él, sino que tengo las mismas convicciones, que siempre, obviamente, uno puede adaptarlas cuando el mundo cambie, bueno, el mundo ha cambiado, pero las convicciones, el eje del modelo, el saber que tenemos que crecer los 40 millones de argentinos, que ya no puede haber más una separación donde unos poquitos vivan bien y el resto viva como la mona, eso no puede ser en la Argentina.
Ese es el eje y después todo es susceptible de ser discutido, debatido, cambiado porque nadie se enamora de las cosas que hace, pero sí nos hemos enamorado de este modelo de inclusión que ha permitido que millones de argentinos que carecían de trabajo, que carecían de jubilación, que carecían de una asistencia para aquellos que todavía no han conseguido trabajo, que sus hijos carecían de instrumentos para una correcta educación, que carecían, en fin, de las cosas que ya sabíamos que carecíamos.
Y, en realidad, cuando uno escucha por allí hablar a mucha gente... Es más, escuché el otro día a alguien que fue el que me aconsejó sobre la 125, no quiero contar la anécdota porque cada vez que me acuerdo me pongo nerviosa, estábamos con el entonces jefe de Gabinete y el creador del kirchnerismo, y me acuerdo que cuando vino con el tema de los famosos aumentos de los derechos de exportación de la soja, le preguntó a este joven ministro de Economía, "¿pero vos estás seguro que el sector?" "Sí, sí, a ellos lo único que les importa es el trigo y el maíz". Mirá vos el lío que se armó.
Es bueno contar...Yo un día voy a escribir mis memorias y estoy segura...tengo que escribirlas, tengo que contar porque, la verdad que ha pasado cada cosa. Y cuando uno escucha hablar a los que un día endeudaron a la Argentina, que estamos pagando nosotros la deuda; que la desindustrializaron; que hicieron megacanje, blindaje por 40.000 millones de dólares que todavía no saben dónde están, pero sí sabemos que los estamos pagando; que hicieron todas las cosas...que llegaron a sugerir algunos que el problema pasaba por hacer un ajuste en las universidades, yo era diputada, me acuerdo, e intentaron también hacer un ajuste y, bueno, duraron 4 días y los echó la Franja Morada del gobierno.
Sí, hay que acordarse de todo y de todos, no para fiscalizar. Vos Urquia eras senador también junto conmigo, ¿te acordás, no? Se sentaba por ahí atrás.
Me acuerdo un día que fue fantástico: miren lo que son algunos legisladores. Habíamos mandado un proyecto de Ley en el cual había que poner las tarifas de los puertos en tema de dólares. ¡Para qué! Los otros, o sea, los que habían sido anterior gobierno, nos tildaron de todo, que vamos a hacer con los productores, que esto, que el otro. Bueno, todos hablaban, yo no soy productora, entendiendo...digo, "después de todo lo que dijeron, por qué no dejan hablar a un legislador que tenemos que es un gran productor y, fundamentalmente, es el que va a pagar en los puertos los dólares, que calculo que tendrá algo para decirnos acerca de si es conveniente o no la medida, porque si no es conveniente, ustedes no la van a pagar, yo tampoco la voy a pagar...".
Bueno, y me acuerdo que Urquia explicó porqué era conveniente, él que era el que tenía que tenía que pagar los dólares. Y yo les dije: "Muchachos, ¿no les parece que si el que tiene que pagar está de acuerdo porque si no nos tornaríamos poco competitivos y no podríamos operar en nuestros puertos y no podríamos sacar correctamente los granos está diciendo esto sería bueno que los demás que, seguramente, nos explicó algún asesor o algún economista que nunca faltan, un vaso de agua y un economista que hable sobre lo que va a pasar no se le niega a nadie en la República Argentina?"
Yo sé que algún funcionario mío que es economista no le gusta mucho que yo diga estas cosas, pero bueno, con las cosas que nos han pasado, con los consejos de los economistas, yo a veces...También con las cosas que han hecho los abogados...¿Qué harán los presidentes? Los presidentes era abogados y los ministros de Economía eran economistas.
Con lo cual, como verán, no es una cuestión de profesión, sino de convicción como siempre.
Así que, finalmente, estamos y esperamos, precisamente, que este real incentivo que va a significar para cada productor de trigo, que declare su producción y que al mismo tiempo, de acuerdo a eso, vaya al fondo fiduciario a cobrar proporcionalmente todo lo que se exportó... O sea, si tenemos una producción alocada que supere los 20 o 21 millones de dólares, a ese fondo fiduciario, para distribuir entre los productores de trigo, ingresarían aproximadamente 600 millones de dólares, que no ingresarían a la caja del Estado, como dicen algunos medios, sino que iría al bolsillo de los productores. Bolsillo y caja, dos temas muy sensibles para todo el mundo.
Por eso, creemos que con esta medida estamos contribuyendo, precisamente, a saldar una discusión que se viene dando desde siempre, por lo menos desde el año 2003 a la fecha...
Porque también quiero decir que cuando no se cobraban derechos de exportación en la República Argentina, en alguna etapa, en los 90, no se cobraba derechos de exportación, pero todos terminaron con los bancos hipotecados, por lo menos los grandes, los medianos y pequeños todos, con grandes hipotecas con el señor Fábrega, no con Fábrega, por favor, con la institución que él preside, el Banco Nación, me acuerdo Lucy de Cornelis, Mujeres en Lucha, como se impedían los remates de los campos...
Y bueno, y finalmente, cómo impedimos los remates de los campos, no poniéndose enfrente a los rematadores, sino simplemente poniéndose al frente de políticas públicas diferentes que permitieron que el sector se convirtiera, que el sector productivo argentino agropecuario, se convirtiera en uno de los más eficientes y rentables del mundo. No se remató un solo campo. Es más, todos incrementaron la producción y todos vieron crecer inmensas ciudades, edificios, casas y que está bárbaro, me encanta. Porque la industria de la construcción, merced a la extraordinaria rentabilidad que ha tenido el sector.
Queremos seguir ayudando a la competitividad argentina sin afectar la redistribución del ingreso y sin afectar, como lo hemos dicho siempre, la mesa de los argentinos.
No era un problema de voracidad fiscal, era un problema de comprender cómo se mueve la economía argentina y cómo no impactan negativamente determinadas medidas en el corazón del pueblo. Es mucho más sencillo.
Y bueno, también entiendo que los sectores, por su propia dinámica de ser sectores, tengan sus intereses y sus representaciones.
Quiero decir además y para terminar, que este fondo fiduciario, porque sino mañana van a decir "van a manejar 600 millones de dólares, quién los va a controlar, cuántos se van a llevar, cuánto le van a poner", qué sé yo, bueno, este fondo fiduciario va a estar integrado por un consejo asesor integrado por AFA, por ACA, por los grandes exportadores y por la Cámara de la Harina, que son los molineros y los pequeños exportadores. O sea, que va a haber un control de todas las cámaras empresariales que veíamos que intervienen en el proceso para que además, quédense tranquilos, que cada productor que declare va a tener su certificado en la mano y con eso va a ir a cobrar una especie de plazo fijo, porque esto va a ser en definitiva, un plazo fijo que va a tener de su propia producción y que va a ser un 15 por ciento del valor que calculamos en 30 dólares.
Y tengan en cuenta que cuanto más produzcan, más vamos a ganar, más van a ganar, porque yo no produzco trigo, y más vamos a poder exportar al mundo. Todos contentos, productores, exportadores y el Gobierno también. ¿Por qué saben qué? Este no es un Gobierno contra nadie, este es un Gobierno para todos.
Muchas gracias y buenas tardes a todos. (APLAUSOS)