Ceremonia de egreso de oficiales de las Fuerzas Armadas: Palabras de la Presidenta de la Nación

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PALABRAS DE LA PRESIDENTA DE LA NACIÓN CRISTINA FERNÁNDEZ EN LA CEREMONIA DE EGRESO CONJUNTO DE OFICIALES DEL EJÉRCITO, LA ARMADA Y LA FUERZA AÉREA, EN EL COLEGIO MILITAR DE LA NACIÓN, EN PALOMAR.


 

Muy buenas tardes a todos y a todas; señores y señoritas, o subtenientes, guardiamarinas y alféreces, que hoy egresan en esta ceremonia; señores jefes de las Fuerzas Armadas; familias que acompañan hoy a sus hijos y sus familiares más directos en esta ceremonia, que suele ser un recuerdo inolvidable para todos ustedes: quiero dirigirme, en primer término, con un reconocimiento a la labor que viene desarrollando nuestras Fuerzas Armadas, no solamente ya en las tradiciones misiones de paz, en las cuales la Argentina ha marcado un rumbo, sino también en las numerosas misiones subsidiarias, que nuestras Fuerzas Armadas han desarrollado en nuestro propio territorio nacional, en nuestra propia Patria y en beneficio de nuestros propios compatriotas, tales como fueron su activa participación en la crisis que nos causó el volcán Peyehue, como también y más recientemente durante la última Semana Santa el tornado que azotó buena parte del conurbano de la provincia de Buenos Aires, como así también las inundaciones posteriores en numerosos lugares de la provincia de Buenos Aires y otros sitios también. También por la tarea que vienen desarrollando en forma conjunta con el Ministerio de Desarrollo Social en el Plan de Abordaje Territorial, que llega a todas las localidades de la Patria, como también las que han realizado en distintas villas de la Ciudad de Buenos Aires.

Ustedes saben y me han escuchado en reiteradas oportunidades hablar acerca del rol que le cabe a las Fuerzas Armadas, por lo menos a las nuestras, en este siglo XXI, donde los recursos naturales serán los grandes protagonistas y donde también deberemos retomar una tradición histórica de nuestras Fuerzas Armadas acerca de cuál ha sido la participación en el desarrollo industrial de nuestro país, desde la perspectiva de la defensa. En ese sentido venimos realizando tareas importantes en materia de radares, en materia de emprendimientos satelitales con técnicos y también vamos ahora a reemplazar los viejos aviones Mentor, de entrenamiento, sobre todo para nuestros alféreces y nuestros cadetes de la Fuerza Aérea para que puedan tener un mejor y más profundo entrenamiento. Pero la formación de un soldado es también la formación profunda en la defensa de los intereses de la nación, el juramento de defender la Constitución, el juramento de defender los intereses de la Patria no solamente se hace en un campo de batalla o no solamente tiene una connotación militar, tiene también una profunda connotación política. Y cuando hablo de política no hablo de partidos, hablo sencillamente eso: una política del Estado que defienda nuestra soberanía en todos los frentes. Y en ese sentido resulta insoslayable, en este 17 de diciembre del año 2012, en esta ceremonia de egreso de la Clase 2012, abordar un tema que afecto a una de nuestras fuerzas, en este caso a la Fuerza de la Armada, y en este caso, a 69 de nuestros egresados guardiamarinas, hombres y mujeres cadetes, que participando del viaje de la Fragata Libertad fueron sorprendidos, como fue sorprendido el país, una vez más, por el ataque artero e ilegal, y esto es bueno remarcarlo, sobre todo a los que tanto hablan de derecho y de institucionalidad, artero e ilegal, que significó el embargo de la Fragata Libertad por parte de la República de Ghana y a solicitud de los fondos buitres.

A partir, de ese 2 de octubre, se desataron internamente, aquí en nuestro país, distintas voces. Yo debo decir que como Presidenta de la Nación no dejo de sorprenderme de determinadas actitudes, porque es lógico que haya diferencias, es bueno que haya diferencias, es más siempre va a haber diferencias y distintos puntos de vista respecto de las políticas de un país, sean las políticas económicas, de defensa, cualquiera de ellos. Pero hay algo que no puede nunca ser que es anteponer los intereses sectoriales a los intereses del conjunto. Claramente era un acto ilegal, casi similar a la ocupación de una embajada y sin embargo, tuvimos que escuchar consejos tales como que había que pagar para poder recuperar la fragata que, además, si no pagábamos no se iba a recuperar nunca. Otros, tal vez, también propusieron un fondo o un bono patriótico, si mal no recuerdo, inclusive presentado bajo la forma de un proyecto de ley para pagar los 20 millones de dólares. No sé si formaran parte del famoso ejército de animémonos y vayan pero lo cierto es que no tengo noticias de que se haya conformado ningún fondo patriótico y si realmente se ha podido juntar algo, le ruego al que lo haya juntado que vaya y lo coloque en algún lugar que realmente lo necesiten en nuestro país, en algún barrio que carezca de agua potable, de desagües, de vivienda y de tantas necesidades como tienen los argentinos.

La postura del Estado Nacional - la postura del Estado Nacional, reitero, no del Gobierno – fue la de defender en forma irrestricta los derechos de la Argentina, la soberanía nacional y no arrodillarse ante nadie que quisiera pasar por encima de la Constitución, de las leyes y de los tratados internacionales. Sabíamos, teníamos la convicción de que, finalmente como sucedió, el Derecho Internacional; los tratados que hemos firmado; los tribunales internacionales; las Naciones Unidas, a través de su organismo OMI, nos iban a dar la razón.

Nos tocó escuchar, inclusive, algún representante del Congreso, o alguna representante del Congreso Nacional afirmar que la Fragata Libertad no era un buque de guerra. Nos tocó escuchar esto y verlo también y leerlo en letras de molde. En los últimos días, precisamente el mismo día que se anunciaba el fallo, el pasado día sábado, el día 15 de diciembre, el señor ministro de Defensa, el señor titular de la Armada, el capitán Salonia, que es a cargo de quien está la Fragata Libertad, debieron pública y documentadamente desmentir un artículo que se había publicado acerca de que el capitán de la nave sabía que se iba a embargar la nave, que consultó a su superior, que este consultó a su almirante, que el almirante consultó al ministro de Defensa y que el ministro de Defensa consultó a esta Presidenta y que en fin, todos sabíamos, desde el capitán de la nave hasta la Presidenta de la Nación, que la nave iba a ser embargada y que la dejamos embargar.

Podrán tenerse distintas valoraciones acerca de esta Presidenta, del señor ministro de Defensa, del almirante, de los jefes instructores intermedios o del capitán de la nave, pero toda persona medianamente informada sabe que cuando un buque zarpa de puerto, el jefe total y absoluto de esa nave es, precisamente, su capitán, que es el responsable de llevar a buen puerto esa nave con todos sus integrantes.

Por lo tanto, si quisieron o intentaron agraviar al Gobierno, a alguna autoridad o a alguna autoridad de la Fuerza, en realidad, desconocían realmente que el capitán de una nave, jamás entregaría su nave y no pediría ninguna instrucción frente a una situación de esa naturaleza, sino que hubiera aplicado todo su conocimiento, toda su sabiduría y toda su fuerza, como corresponde a un buen soldado de la Nación, para impedir tal atropello.

Por lo tanto, los que pensaron que de esa manera injuriaban o agraviaban a un gobierno, en realidad, estaban injuriando o agraviando a nuestros oficiales que saben que tienen ese deber.

Creo que esta lección que hemos tenido durante el desarrollo de este año, ha planteado claramente algo que ha atravesado la historia, los 200 años de historia de los argentinos: cómo plantarse, cómo pararse, qué decisiones tomar cuando la soberanía y la dignidad de un país están en juego. Y si uno recorre la historia, seguramente muchos de ustedes lo harán en sus cátedras, estimo que sus profesores se la enseñarán, sabrán que siempre nuestro país, en estos 200 años de desencuentros, de frustraciones, de fracasos, pero también de éxitos, hemos sido atravesados por estas dos corrientes: los que planteaban que ante la presión de los de afuera, debíamos bajar la cabeza y hacer lo que se nos pedía, aún en contra de nuestros propios intereses y aún en contra de las propias leyes y tratados que hemos firmado.

Esta Presidenta y nuestro Gobierno, sostienen que debemos seguir defendiendo, como lo hicieron en tantísimas otras oportunidades en estos 200 años de historia, la dignidad de la Nación y los sagrados intereses de la misma que estaban, precisamente, en la aplicación de esas leyes y en denunciar, como se hizo, ante el Tribunal del Mar, la irregularidad total, la violación total a las más elementales normas que hoy rigen el Derecho Internacional y en lo que constituyó, sin ningún lugar a dudas, una violación flagrante de la soberanía nacional.

Nuestro reconocimiento también para quienes, a bordo de la nave, sostienen y sostuvieron su defensa en momentos difíciles como cuando se intentó abordarlos inclusive. El reconocimiento de todos los argentinos a ellos. 

Creo, sinceramente, que esta ceremonia de egreso muy particular del 2012 para nuestros guardiamarinas, va a culminar el día 9 de enero, cuando precisamente arribe nuestra Fragata Libertad y puedan coronar su egreso formando sobre su cubierta. Ese día estaré allí como Presidenta de la Nación y seguramente estarán nuestros 69 guardiamarinas que tuvieron que venir desde la República de Ghana pero con mucho orgullo, porque tuvimos razón y, finalmente, se hizo lo que se debía hacer: restituir las cosas a la situación de la que nunca debieron haberse salido.

Por eso creo que es bueno hacer este aprendizaje: que las convicciones y fundamentalmente los intereses de la Nación, se defienden contra viento y marea, contra injurias, contra mentiras y contra agravios y que es bueno que sepamos que, si nos mantenemos unidos los argentinos, si los argentinos, más allá de las diferencias que siempre van a existir, somos capaces de que cuando se producen situaciones de esta naturaleza, que tuvo un epicentro en Ghana y otro epicentro en Nueva York, cuando intentaron también volver a colocar en default a la Argentina, en un auténtica maniobra de pinzas e intentando una vez más, como lo hicieron en reiteradas oportunidades en nuestra historia, utilizar a nuestras Fuerzas Armadas para intentar agraviar o enfrentar al Gobierno.

Debo decir que en algunos momentos de la historia tuvieron éxito y nos fue mal a todos y digo a todos, porque concibo a la Nación en su conjunto, uniformados y civiles son una misma y única cosa.

Por eso, creo que el gran aprendizaje que podemos hacer en esta Ceremonia de Egreso, es saber que siempre tenemos que escuchar y mirar dónde están los intereses del país, independientemente de las voces de uno y otro lado, para poder identificar claramente y no permitir nunca más en toda la historia, que nadie sea arrastrado por cantos de sirena o, mejor dicho, por graznidos de caranchos. Porque esos siempre están al momento de querer obtener beneficios, pero luego siempre son, como digo, del ejército de los animémonos y vayan. Los que quedan son los otros.

Por eso, quiero finalizar deseándoles a todos unas muy felices Fiestas junto a todas sus familias, felicitarlos a todos por su egreso y si alguno pensaba irse, los guardiamarinas por lo menos, de vacaciones en enero, les tengo la mala noticia que creo que tienen que formar cuando llegue nuestra Fragata en la cubierta para darle la bienvenida, no solamente a la Fragata, sino también a un testimonio vívido y perceptible de defensa de la soberanía nacional.

Por eso, voy a proceder a tomar juramento a la Agrupación Egreso Conjunto.

Subtenientes, guardiamarinas y alféreces, ¿juráis a la patria, defender la Constitución nacional hasta perder la vida?

                                                         -Sí juro.

Si así no lo hiciéreis, que la Patria os lo demande. (APLAUSOS)