Frente a un auditorio conformado por funcionarios y empresarios de ambos países, la jefa de Estado aseguró que en 2003, año en que arribó al gobierno, el ex presidente Néstor Kirchner “había sido recibido durante la campaña por el presidente Lula, que llegó al gobierno con una idea de inclusión social, que era la misma idea con que llegaba el presidente Kirchner”. Señaló que en ese momento, el ex mandatario recibió “una Argentina devastada, un 25% de los argentinos llegó a estar sin trabajo, 56% de pobreza, 30 y pico % de indigencia”. Afirmó que “en ese momento, cuando la Argentina se desplomó, tuvimos la mano solidaria de la región, del presidente Lula de Brasil”.
La Presidenta destacó que la situación “se ha modificado a una velocidad impensable. No estamos hablando de un período de 20 o 30 años, sino de 2003 a la fecha”. “No solo cambió en mi país o en la región, cambió en el mundo. Se desplomaron los paradigmas que nos restregaban en la cara cuando decíamos que los muertos no pueden pagar”, enfatizó.
Aseguró que el avance de estos últimos ocho años “no ha sido magia, no ha sido viento de cola. Ha sido la decisión de los gobernantes de tomar un rumbo diferente en las decisiones políticas, económicas, absolutamente diferentes a las que se sostenían como paradigmas”. En ese sentido, remarcó que “Argentina dejó de mirar a Europa y a Estados Unidos, y comenzamos a mirar a la región”. “El presidente Kirchner decía: nuestro destino está junto a Brasil. Brasil va camino a ser una de las economías más importantes del mundo”, recordó.
Cristina Fernández dijo que ambos países lograron en esta última década “una disminución más que notable de sus niveles de pobreza e indigencia; un nivel de reindustrialización, que se hizo más notable en el caso argentino”. “Si uno ve nuestro comercio exterior estamos más integrados al resto del mundo que nunca”, sostuvo.
“Nosotros necesitamos más y mejores consumidores, más y mejor educación”, remarcó la Presidenta.
Por otra parte, consideró que “estamos en un punto de inflexión, porque ese mundo que nos dictaba cátedra desde el consenso de Washington, se ha desplomado”. “El desafío del momento es reafirmarnos en estas políticas, acentuar el nivel de integración, incorporar al resto de la región, porque somos un mercado de más de 400 millones de personas”, subrayó. Y analizó que también se debe “advertir que debemos comenzar a replantear integraciones, eslabones productivos, para no vernos como circunstanciales socios, sino como plataformas de producción a escala global”.
La jefa de Estado recordó que “el Estado no es una construcción demagógica. El Estado es un actor imprescindible, en un mundo en el que se ha demostrado que el mercado solo no alcanza, y que el estado empresario tampoco sirvió”. “El Estado, cuando no interviene, también está interviniendo a favor de los que más tienen”, opinó.
“Necesitamos que todos comprendan que el escenario se tiene que ver en toda su magnitud: quienes tenemos responsabilidad en el Estado tenemos que bregar por los niveles de productividad, porque la conflictividad social sea adecuadamente encauzada”, aseguró.
Opinó que otra de las cuestiones a articular entre Argentina y Brasil es “la integración entre el sector académico y el sector de la producción”. “Durante mucho tiempo nuestras universidades estaban separadas de la matriz productiva del país, como si fuera un pecado combinar saber con generación de riqueza. Esta generación de conocimiento hoy es insustituible mixturarla con la producción, porque ahí va a estar la riqueza”, remarcó. “Lo que viene ahora es matriz productiva, pero con innovación y tecnología. Son ellos los que van a permitir generar riqueza”, agregó.
Cristina Fernández consideró que “el mayor capital que hemos acumulado Brasil y Argentina, más allá de la acumulación de reservas, de la generación de trabajo, de las cosechas récord, lo que más hemos acumulado es experiencia acerca de lo que nos pasó”. “Alguien decía que nadie puede comprender la vida si no mira para atrás. Pero también debemos saber que nadie puede vivir la vida si no mira para adelante”, sostuvo.
Por último, volvió a recordar a los ex presidentes Kirchner y Lula: “Uno era un obrero y otro un gobernador de provincias muy lejanas. Cuando se tienen convicciones, cuando se creen en valores importantes como la justicia social, y además se aman a los países donde se ha nacido, se pueden lograr cosas importantes como las que ellos consiguieron”. “Estas dos mujeres vamos a continuar la tarea de esos dos grandes hombres”, concluyó.