Muchas gracias, muy buenas noches a todos y a todas: la verdad que estar aquí - Horacio, "Tito" - yo les escuchaba atentamente, en realidad venir a celebrar los 200 años de la Biblioteca Nacional y hacerlo en forma conjunta con el centenario de ARGENTORES tiene una profunda significación. A ver, una biblioteca que tiene adentro autores - "Tito" muy humildemente me decía: "bueno es que acá también somos guionistas y somos...". Perdón los autores son aquellos que pueden escribir y también pueden no escribir; nos acordamos los dos de Sócrates que nunca escribió nada, pese a que alguien alguna vez pensó que sí que había escrito.
Entonces me parece que una biblioteca, más allá del maravilloso valor que le asignamos al libro, lo que encierra fundamentalmente son ideas, pensamientos, historias, relatos, cuentos y me parece que una de las cosas más importantes - "Tito dijo algo que me pareció muy demostrativo, lo cual tuve la buena decisión de incluirlo porque es un hombre inteligente, en la lista de Pensadores y Escritores, ubicada en el salón que inauguramos hace poco tiempo, hace unos días apenas, en la Casa de Gobierno, en la Sala de Conferencias. Él dijo que en este proceso en el cual se han unido la política con la economía y yo le añadiría la cultura, porque creo que además en este Bicentenario que creo que va a quedar en la historia no solamente porque cumplimos 200 años, que es muy importante, sino también por el relato que hicimos de estos 200 años, que no fue un relato caprichoso o traído de los pelos, que fue un relato legitimado por la presencia de millones de argentinos, que celebraron en las calles, y lo conmemoraron. Porque a alguien puede ocurrírsele algo, pero en definitivo ese algo que se le ocurre a esa persona, o a un grupo de inspirados o a una élite y creo que lo más importante de este Bicentenario, de este relato que no fue el de una élite, que fue alguien que teniendo la responsabilidad de organizarlo se hizo cargo de lo que realmente sentía y quería conmemorar la sociedad y que lo demostraron lanzándose - literalmente - a las calles y apoyando, interpretándose, reconociéndose en ese relato.
Y creo que en estos años hemos vuelto a unir la política con la economía, que nos había hecho creer que eran dos cosas diferentes, y que eran casi dos cosas antagónicas, que los que hacían política no podían administrar, no podían gobernar desde los números, y que gobernar los números era enfrentarse a la política, a la sociedad, a los derechos civiles, a la ampliación de ciudadanía, etc. Creo que lo más importante, tal vez, el legado más importante que podamos hacer en esta experiencia política, de más de siete años, es que hemos podido vincular a la política nuevamente con la economía y ambas con el bienestar de nuestro pueblo y con el crecimiento de la Naciòn como tal.
Creo que esto es muy importante, sobre todo porque durante décadas fuimos preso de un cuento, de una difusión, de ideas que se lanzaban acerca de la ineficiencia de la política y de la eficiencia de los que venían del mercado, o de las empresas, que no venían de la política que era algo malo, que venían a cambiar lo que había hecho la política.
Los días que corren, en esta maravillosa y culta Buenos Aires, nos han demostrado que en realidad nos habían vendido no un relato, sino un cuenta, un tacuen - como dicen en el lunfardo para decirlo más claro y perdónenme el lunfardo en un lugar tan solemne y recoleto como la Biblioteca Nacional, pero no se me ocurre otra forma de expresar lo que durante tiempo, tanto tiempo nos han hecho creer a los argentinos.
Yo me siento muy feliz de estar participando - fíjense que no digo protagonizando - porque podría pensarse que siendo Presidenta de la República yo dirijo este proceso, y es exactamente al revés, yo me siento un instrumento de un momento histórico que expresa a una Argentina que durante mucho tiempo estuvo sojuzgada, callada, oculta y siento que la expreso. (APLAUSOS). Y esto no significa la petulancia o el orgullo de negar u ocultar a los que no pensaron, no piensa y seguramente nunca pensarán como nosotros, sino creo que el gran valor está en contarlos e incorporarlos como parte de esta Argentina. Porque en definitiva para poder explicarnos porqué pensamos y porqué somos como somos también los necesitamos a ellos, porque somos exactamente la contracara de lo que queremos como país y como sociedad. (APLAUSOS)
Y esto no significa negarlos, no significa impedir el ejercicio libre, porque todos coincidiremos en que nunca se vivió, en la República Argentina, un momento con tanta libertad para poder expresar cada uno sus ideas como la que se está viviendo ahora. Y la verdad que con lo que estamos también de poner en marcha, que es la Ley de Servicios de Medios Audiovisuales para todos los argentinos lograr que todas las voces puedan expresarse y que realmente todos puedan ser escuchados: los que tienen poder; los que no lo tienen; los que tienen dinero; los que no lo tienen y los que tienen la oportunidad de poder acceder porque viven en grandes centros urbanos a los que viven en otros lugares y la cultura incorporada a todo esto. Una cultura que también debe ser impulsada hoy, en la era de la tecnología y la comunicación, a partir de los grandes medios. (APLAUSOS)
El esfuerzo de nuestro Gobierno para lanzar el "Canal Encuentro", que hoy se ha convertido en un vehículo de conocimiento, de cultura, de comunicación; hace pocos días, en Olivo, la señal infantil "Pakapaka", que se presentó junto a cientos de chicos y chicas, un formato donde - a mí Mickey Mouse me gusta mucho, pero creo que necesitábamos ratones nacionales, cabritos, llamitas, qué sé yo, cosa que hacen a la cultura y a la identidad nacional. (APLAUSOS)
Ahora, en octubre, cuando vamos a lanzar nuestro Cine INCAA, que va a ser todo un canal de películas argentinas, todas las películas que ha financiado el Instituto Nacional de Cinematografía. (APLAUSOS).
En todos y cada uno de los lugares poder expresar a esa Argentina, por eso convertir a la Casa Rosada no solamente en el lugar donde cumple su gestión o su función el presidente, sino también en un lugar donde estén expresados los patriotas latinoamericanos, los pensadores y los escritores, los científicos, las mujeres, las pinturas, los pintores, el arte en definitiva de la República Argentina, que yo creo que va a tener su máxima expresión cuando inauguremos en la antigua Aduana Taylor, el año que viene el Museo de Arte Político, que va a ser la expresión de estos 200 años de política también en la República Argentina también donde va a descansar, además, el ejercicio plástico de Siqueiros, todo un simbolismo muy fuerte de recuperación del patrimonio cultural de los argentinos.
Y yo me siento muy orgullosa, a mi me fascina, lo disfruto, hay cosas que las hago como presidenta porque obviamente hay que hacerlas, hay obligaciones, todos tenemos - sobre todo en ese lugar - más que derechos obligaciones y responsabilidades. Pero ese tipo de responsabilidades para mí son - si me permiten un ejercicio hedonista - ahí es puro placer nada más cuando me vinculo con todo lo que siempre he sentido y he querido en mi vida.
Le comentaba a Horacio que era la segunda vez que cantaba el himno en el día y es cierto, hace unos instantes, unas horas estuve cantando el himno en otro lugar que también tiene que ver con la identidad, con la cultura, con la economía, con la política y que fue la llegada de los dos nuevos aviones EMBRAER para nuestra línea de banderas Aerolíneas Argentinas recuperada y que es un fuerte simbolismo también. Horacio hablaba de que ya estamos en las partes finales de lo que es el Museo del Libro, que me acuerdo que cuando vine aquí al comienzo y vimos la maqueta; cuando en julio del año que viene tengamos con los otros 18 aviones que van a venir nuevos, la compañía aerocomercial más moderna de Latinoamérica y cuando decidimos transferirla nuevamente al Estado Nacional, mediante ley del Parlamente, recibimos la línea más obsoleta y antigua y que en dos años la podamos convertir en la más moderna también una suerte de terminar obras, de terminar cosas, de sueños permanentes y cosas terminadas.
También hoy es un día de celebración, nuestras queridas Abuelas recuperaron al nieto 102. (APLAUSOS). Es maravilloso, digo yo, 200 años de bibliotecas, 100 de autores, 102 restituciones de ciudadanías porque en definitiva lo que se hace es restituir ciudadanía y la verdad que uno siente que esta Argentina que era inimaginable hace poco tiempo atrás, donde muchos habían perdido las esperanzas, pero no solamente respecto a una cuestión económica, sino a cuestiones más intangibles, más permanente como la memoria, la verdad, la justicia, logro de las organizaciones de los derechos humanos también, yo creo que estamos viviendo un momento histórico excepcional. (APLAUSOS)
Y lo hemos construido entre todos los argentinos, es imposible, yo quiero dejar de lado esa visión mesiánica e individualista que muchas veces hemos tenido en nuestra historia.
De aquí lo diviso a Oscar Sbarra Mitre. Me acuerdo de una conferencia que fue a dar a Río Gallegos, a un lugar que se llamaba Ateneo Teniente General Juan Domingo Perón, porque no se podía hacer política y entonces nos disfrazábamos con esas figuras de los ateneos, esas cosas raras, y me acuerdo que él nos da una explicación maravillosa del 17 de octubre sobre la diferencia entre número y calidad, entre pueblo y no pueblo.
Nos contaba que las crónicas de la época relataban que la Marcha de la Constitución y la Libertad, que era de la Unión Democrática, se había celebrado -discúlpenme si hay alguno que no es peronista, pero esto es parte de la historia, así que, nadie se sienta mal, estamos hablando de historia en un lugar donde es posible hacerlo, con amplitud y libertad- apenas un mes antes, el 19 de septiembre, si mal no recuerdo, del '45. Él hacía el cálculo y las crónicas de la época decían que en realidad había habido más gente que el 17 de octubre. Pero, bueno, él decía que el 17 de octubre la gente sabía a qué había ido y que había ido tras un objetivo. Y esto es lo que diferencia a un pueblo de gente que se junta con distintos objetivos, con distintos intereses, muchas veces contradictorios entre sí y por eso imposible de triunfar políticamente. Y eso me quedó grabado muy fuertemente, siempre recuerdo esa conferencia.
Por eso, creo que en estos 200 años de los argentinos, en estos 200 años de la Biblioteca Nacional, en estos 100 años de autores, gracias "Tito" Cosa por el teatro abierto cuando no se podía hablar también en la República Argentina y demuestra que cuando uno quiere decir cosas lo puede hacer igual, y gracias a todos ustedes por ser casi las 9 de la noche y en lugar de estar en sus casas, con sus familias, estamos compartiendo aquí en la Biblioteca Nacional los 200 años, mirándonos, conmemorando esto que es un encuentro, en definitiva, de muchos argentinos, que no significa que pensemos todos lo mismo, sería muy aburrido además, pero que nos permite vivir y sentir que estamos en una Argentina diferente, aún aquellos que desde una negativa cerrada y muchas veces creo que cruel, tienen actitudes que, bueno, que yo creo que más que hacernos enojar, deben hacernos reflexionar para nunca hacer las mismas cosas, por favor.
Se los digo en serio y quiero referirme a cosas que por ahí me pasaron a nivel personal. Cuando en muy poco tiempo, en febrero y hace unos días, mi compañero de toda la vida tuvo dos episodios, primero con su carótida y luego con una de las arterias coronarias, veía algunas expresiones, leía algunas columnas, inclusive cuando esperé que me llamaran por ahí por teléfono como yo hice cuando otras personas que no piensan como yo han tenido algún problema, cuando decidimos homenajes importantes a hombres de otro partido, que no sé si lo hubieran hecho por nosotros, estoy segura que no, o que tuvimos la grandeza de hacerlo, cuando esperaba que alguien nos llamara, me dijo: "No tenés que enojarte, Cristina, al contrario, tratá siempre de hacer exactamente lo contrario y seguir haciendo lo mismo aún pese a esas actitudes, porque sería muy feo convertirse en algo parecido a alguna de las cosas que uno ha leído o visto en estos días, eso habla de baja densidad en calidad humana".
Y yo la verdad prefiero seguir siendo así, reconociendo. Yo no sé si tal vez hubieran reconocido como nosotros lo hicimos cuando inauguramos el Salón de las Mujeres o el Salón de los Pensadores y Escritores. Si esos que eran tan antagonistas y tan perseguidores nos hubieran reconocido a nosotros, seguro que no, porque nunca escuché de ellos una palabra, no de las cosas malas que seguramente debemos haber hecho, pero ni siquiera una palabra sobre las cosas buenas que seguramente hicimos. Es imposible que un movimiento como el nuestro perdure los años que ha perdurado si no ha hecho "alguito", como dicen los chicos.
Pero bueno, ya sabemos que lo peor que le puede pasar a un ser humano es el odio y lo mejor que le puede pasar, es el amor, el amor a su pueblo, el amor a su país, el amor a su patria.
Y creo que en eso estamos, en seguir ampliando ciudadanía, restituyendo ciudadanía, reparando viejas heridas, saldando viejas deudas de nuestro país con los sectores más vulnerables; todavía falta y falta mucho y está el compromiso de seguir adelante, con esas banderas, que ya no son banderas de un gobierno o de un sector político. Yo estoy absolutamente convencida de que son las banderas de la mayoría del pueblo argentino.
Por eso quería hoy compartir, más que grandilocuentes afirmaciones acerca de tal o cual obra que me mostrara como una erudita, que no lo soy ni lo quiero ser, sé que algún intelectual me anda criticando por ahí que quiero aparecer erudita y culta, nunca más lejos de eso, soy una simple abogada egresada de una universidad gratuita. Sé que me hacen de construcción discursiva y tratan de analizar y ver qué es lo que subyace o quiero decir, esa cosa media retorcida. Más "tranqui" por favor, si las cosas son más sencillas, la vida es más simple, mucho más simple de lo que algunos o algunas imaginan.
Mañana es 21 de septiembre Día del Estudiante, Día de la Primavera, Día de las Artistas Plásticos, vamos con los artistas plásticos y plásticas también.
Agradecerles a todos y a todas por la infinita paciencia y cuando hablo de paciencia hablo en serio de lo que significa haber esperado. Yo creo que costó pero valió la pena esperar que alguna vez en nuestro país pudiéramos hablar cara a cara de estas cosas sin temores, con total libertad, compartiendo hasta las diferencias inclusive. Porque todos venimos de experiencias por allí diferentes y muchas veces, inclusive, con diferencias fuertes entre los unos y los otros.
Pero yo creo que hay algunas cosas en las cuales podemos comenzar a coincidir y creo que una de las cosas en la cual podemos comenzar a coincidir es que si miramos para atrás, creo que en estos siete años, con letra por ahí despareja, no con tinta china, por ahí chingándole un poco al renglón, estamos escribiendo entre todos una historia diferente.
Muchas gracias a todos y a todas por todo el amor, por todo el cariño, por todo el afecto.
Gracias. (APLAUSOS)