Señores gobernadores; señores ministros; amigos y amigas que han participado arduamente de estas jornadas que culminan con la entrega de este anteproyecto de ley para ser discutido y debatido en todos y cada uno de los lugares de la República sobre la intervención territorial por parte del Estado.
Me acuerdo cuando en el año 2004, el entonces presidente Kirchner tomó la decisión de comenzar a planificar en un país donde las palabras precisamente "planificación" y "Estado" eran palabras denostadas porque todavía corrían muy fuertes los aires del Consenso de Washington pese a que el país se había derrumbado estrepitosamente, desde ciertas usinas ideológicas o económicas se sostenía que ese era el único camino posible.
Desde ese año 2003 hasta la fecha, hemos demostrado que había otro mundo, otro camino y otro país posibles. Los hechos que acontecieron en el mundo global a partir del año 2008, fundamentalmente en el último trimestre del 2008, certificaron que ese modelo que se pretendía de carácter único e indiscutible había fracasado estrepitosamente. Y que nuestras propuesta, un modelo nacional, con desarrollo de mercado interno, un fuerte sesgo exportador, un cuidado de las variables macroeconómicas esenciales que constituyen los pilares básicos del modelo, como los superávit gemelos, la acumulación de reservas, el desendeudamiento de los argentinos, la necesidad también de una flotación administrada de nuestro tipo de cambio que nos dé y nos permita una economía competitiva y, por sobre todas las cosas también, la parición del país real, del país de todos los argentinos, desde La Quiaca hasta Tierra del Fuego, en una intervención territorial de carácter absolutamente federal orientada, fundamentalmente, a romper la inequidades que, no solamente eran de carácter social, sino que además eran de localización de inversiones y, por lo tanto, eran también una fuerte inequidad -y es aún todavía en algunas regiones- geográfica.
Nunca se invirtió en la Argentina lo que se ha invertido en intervención territorial, tomado esto como lo que relataba recién, con cifras objetivas, números concretos, en el historia de nuestro país en materia de agua potable, en materia de redes cloacales. Téngase en cuenta que estamos llevando a cabo la planta potabilizadora aquí en la provincia de Buenos Aires, la segunda más importante de la República Argentina. La primera es la que todos conocen, las piletas, como decimos, de Obras Sanitarias, la Central General San Martín, allí a lado del Aeropuerto, hoy Paraná de las Palmas, llamada Brigadier General Juan Manuel de Rosas, constituye la planta más moderna y mucho más grande e importante que la que está allí al lado del Aeropuerto.
Podría seguir mencionando obras como Atucha, ya lo hizo el Ministro, no quiero cansarlos.
Quiero, fundamentalmente, rescatar la decisión en la Argentina de volver a planificar, pero además hacerlo, porque también hubo planificaciones, como bien señala el señor Ministro, que se hicieron de afuera pero también hubo otras planificaciones en la Argentina que se hacía desde un escritorio en la Capital Federal sin consultar al resto del país. Puedo reconocer construcción de viviendas, por ejemplo, en Santa Cruz que no obedecían en nada al hábitat que teníamos necesidad de desarrollar en Santa Cruz por las características de la región. Pero claro, las pensó un arquitecto, un ingeniero que nunca había visitado Santa Cruz y que, por lo tanto, era imposible que comprendiera cuáles eran sus necesidades.
Yo quiero rescatar en este plan que presentamos también en febrero del año 2008, durante los primeros meses de mi gestión y que fue el diagnóstico de lo que era el país y lo que nosotros pensábamos de cómo debía desarrollarse y esta segunda presentación ya con un anteproyecto de ley destinado, fundamentalmente, a que esto sea, no la política de un gobierno, sino una política pública de Estado. Y que, precisamente, tienda a quebrar las inequidades de desarrollo de nuestro territorio.
Yo estaba recordando el énfasis que nosotros poníamos antes de que Kirchner fuera presidente y que seguimos poniendo durante toda su gestión y también durante mi gestión en lo que significa la infraestructura social y económica como impacto en la calidad de vida de las sociedades y también como impacto en la economía y la interrelación que tiene lo uno con lo otro. No hay impacto positivo en la economía si no logramos impacto positivo en la sociedad y viceversa.
Y estar escuchando y leyendo hoy que el Presidente de los Estados Unidos está presentando un plan de infraestructura por un valor de 50 mil millones de dólares. Estamos hablando de la primera economía del mundo, estamos hablando de la gran potencia de los Estados Unidos que toma, lo están acusando de keynesiano al Presidente de los Estados Unidos, el plan de infraestructura porque la economía no se ha comportado de la manera esperada y, por lo tanto, es necesario impulsarla desde un plan de infraestructura para generar puestos de trabajo y para movilizar la economía. 50 mil millones de dólares en Estados Unidos.
Para que ustedes tengan una idea: la obra La Barrancosa-Cóndor Cliff, que es la obra hidroeléctrica cuyo proceso licitatorio ya está en marcha en la provincia de Santa Cruz y que es la electrificación del Río Santa Cruz, va a demandar poco menos que el 10 por ciento. Esa sola obra, el 10 por ciento de la totalidad que el gobierno de los Estados Unidos va a intentar poner porque parece ser que los republicanos no están muy de acuerdo y no quiero inmiscuirme en la política interna de los Estados Unidos. Por favor, nadie piense eso, simplemente es un comentario ilustrativo.
Piensen en Chihuido, en Neuquén; en Atucha, en otras obras que estamos haciendo también en Santiago del Estero, en todo lo que estamos haciendo.
Hace poco inauguré un acueducto en la provincia de Santa Fe para que 70 mil santafesinos dejen de tomar agua con arsénico, creo que era lo que tenía, una obra que también había sido demandada durante décadas; autopistas, autovías, en fin, todo lo que significa, esencialmente, pensar el Estado y pensar la Argentina desde un concepto integrador y con la participación de todas sus regiones, de todas sus provincias, de todas sus localidades.
Yo sueño con que este anteproyecto de ley sea debatido en todos los foros regionales y provinciales como lo hicimos con la Ley de Servicios de Medios Audiovisuales.
Yo me jacto, si se me permite -suena un poco orgulloso o vanidoso-, de ser una Presidenta que ha dado una amplísima participación al debate institucional y social en la República Argentina. Lo estamos haciendo también con el Plan Agroalimentario 2010-2016 en el cual hemos convocado a todas las universidades, a todas las regiones, a todas las entidades, a todos los sectores para discutir, precisamente, uno de los ejes más dinámicos que ha tenido la Argentina en los últimos años y que ha sido el sector agrícola, fundamentalmente, para agregar valor y decir algo que coincide absolutamente con el concepto de este Plan Territorial.
El Ministro o la Subsecretaria, alguno de los dos, dijo que este Plan de Intervención Territorial tiende a que la gente no tenga que emigrar de su territorio; tiende a que la gente pueda desarrollarse en su pueblo, en su provincia, porque tiene la infraestructura económica, porque tiene la infraestructura social y porque, a parte, obviamente, tiene las oportunidades de trabajo que cualquier ser humano necesita para poder desarrollarse.
Este Plan Agroalimentario también tiene como uno de sus ejes y pilares centrales, la agregación de valor de los recursos que producimos en su lugar de origen. Porque esta es también una de las claves de los fracasos de la Argentina que tuvo que ver con los modelos.
Si un modelo es solamente exportador, el país tiene que ser un inmenso embudo en donde confluyan en el puerto para sacar lo más rápidamente posible lo que se produce en el país.
Este país fue pensado así durante el siglo XIX y, sobre todo, durante la primera mitad del siglo XX, un país agroexportador.
Por eso, todo confluía hacia Buenos Aires, por eso para poder irme de una provincia a otra tenía, primera que venir a Buenos Aires, tomarme el tren acá, el avión o el micro y luego irme a la provincia. El país fue pensado así.
Y no es una carga a nadie, lo pensaron así. Pero claro, era un país para muy poca gente, un país así aguanta una carga territorial de no más 5, 10 millones de personas.
Un país justo, un país equitativo, un país que pueda albergar a estos 40 millones de argentinos y a sus hijos a los que vendrán, con justicia y con equidad, necesita desarrollarse federal y armónicamente. (APLAUSOS)
Por eso, este anteproyecto de ley que va a ser discutido en todos los foros regionales, va a apuntar a eso: va a ser una de las patas, junto con las otras planificaciones que estamos llevando adelante, para lograr ese objetivo de un país más justo y más equitativo.
Es imprescindible hacerlo, porque cuando uno observa y visita los países desarrollados que han alcanzado un alto nivel de vida, no observa diferencias de desarrollo. Sí observa por allí que una región se dedica a una cosa, tiene una especialidad, otro tiene otra, pero en realidad, hay una armonía en el desarrollo de todo el país que permite, precisamente, alcanzar una cohesión social que es la que cimenta la verdadera grandeza de una nación.
En cambio cuando uno observa a los países en desarrollo, aún los más grandes, ve asimetrías muy grandes y cuando visita esos países, que se están convirtiendo en primera economía o en primer exportador, el gran desafío que están poniendo en marcha es, precisamente, con lo que están produciendo las zonas más ricas poner ese esfuerzo en las zonas más pobres para poder desarrollarlas.
Quiero contarles una experiencia para que se entienda lo que estoy diciendo. Cuando estuve en Shangai, tuve una entrevista con el Alcalde de la ciudad.
El Municipio de Shangai recauda por año 110 mil millones de dólares en concepto de impuestos y se construyen algo así como 26 millones de metros cuadrados, bueno, todo es millones allá. Pero esta cifra me quedó grabada, 110 mil millones de dólares recauda. Solamente se quedan con 40 mil millones, los otros 70 mil millones se devuelven al gobierno central para que lo pueda volcar a la zona centro y a otras zonas del país que no alcanzado el desarrollo de toda la costa de la República Popular de China.
Y me lo contaba con mucho orgullo, con mucha alegría el Alcalde de Shangai que, además, sostenía que el crecimiento de Shangai no se debía a su impronta personal, seguramente si hubiéramos estado en la Argentina me hubieran dicho "esto por lo que yo hago y demás". El señor Alcalde de Shangai no tenía este concepto y decía que él podía hacer esto por el modelo de desarrollo y crecimiento que estaba teniendo la República Popular de China y que entonces era necesario que ese mismo desarrollo que había alcanzado Shangai y toda la costa fuera alcanzado por las otras regiones.
Es bueno visitar los países para hacer negocios pero también es bueno visitar los para conocer porque además de tener mucha gente porque llegan a donde llegan, no es cierto que las cosas se den mágicamente, nadie llega a determinados lugares únicamente por tener mucha gente, se llega también por cosas como los que acabo de relatar: conciencia de pertenecer a un país, saber de que ese país es el niño, así es que aquí en la ciudad de Buenos Aires o en Tierra del Fuego o en La Quiaca, es un único país y que todos nos debemos a él, comprender que debemos revertir años de falta de inversión y saber, además, porque lo hemos aprendido con letras de sangre, como digo yo, que cuando todo se derrumba, cuando todo se cae, los mercados desaparecen no solamente aquí en la Argentina como pasó en el año 2001, desaparecen en todas partes y está únicamente el Estado para, precisamente, intervenir y reparar, una palabra que la usó con mucha frecuencia, "reparación". (APLAUSOS)
Siento que somos un gobierno de reparación, de reparación social, de reparación federal. Yo recuerdo la procesión de gobernadores aquí a Buenos Aires, porque estaba casada con un gobernador, 12 años de procesiones permanentes a Buenos Aires no para obras, no, era simplemente de para dinero para pagar los sueldos o para venir a dar una parte más en pactos fiscales que se firmaban en donde siempre las que ponían eran las provincias.
Este ha sido un gobierno en el que se ha revertido esto y ha sido la nación, como corresponde, la que pone en las provincias obra y recursos para seguir adelante. (APLAUSOS) Y un modelo macroeconómico que ha permitido recuperar la recaudación porque se recuperó la actividad y el crecimiento económico, si no hay crecimiento económico que importa si me dan 2, 3, 4, 5 o 20 puntos si no se recauda. Donde además hemos realizado obras a lo largo y a lo ancho del país; donde hace pocos días hemos terminado de firmar con más de 13 provincias argentinas un proceso de desendeudamiento similar al que hemos hecho también en el orden nacional con nuestro país, en condiciones muy ventajosas para las provincias donde hemos eliminado el CER, donde hemos colocado una tasa del 6 por ciento, casi dos años de gracia y además una quita por aplicación de ATNs no devengados, quitándole a las provincias esos descuentos que venían sufriendo por las deudas que se habían acumulado durante los ‘90 y durante la crisis de los años 2000, 2001 y 2002.
Lo hemos hecho porque estamos convencidos de la necesidad de reequilibrar el país y en esto, es importante entender que todos somos -no me voy a cansar de reiterarlo- la misma cosa. No hay posibilidades de desarrollo de un municipio o de una provincia si a la nación no le va bien.
Y creo que en estos años que han pasado uno puede tener un partido diferente o militar en un espacio diferente al de esta Presidenta o al de este equipo de Gobierno, pero yo creo que nadie, honestamente, puede negar lo que hemos hecho en estos años, impensable.
Si a alguno en el año 2003 le decían que al cabo de siete años la Argentina iba a estar en un proceso de desendeudamiento nunca visto, no lo hubieran creído.
Yo era legisladora cuando teníamos que recibir a las misiones del Fondo Monetario Internacional y pedían leyes para ser votadas y además eran votadas rigurosa y puntillosamente. No recuerdo ninguna editorial hablando o criticando a los legisladores porque votaban las leyes del Fondo Monetario. Es más los impulsaban a que las hicieran porque si no se lo condenaba como gente que era irresponsable y que no le importaba lo que le pasaba al país.
Lo mismo pasó cuando se votaron descuentos a jubilados, a empleados públicos, no leí ninguna editorial condenando estas cosas. Es más, se impulsaba que el Congreso tenía que tener mucha responsabilidad en esas horas donde sesionábamos, lo recuerdo muy bien, los fines de semana, "weekends" legislativos teníamos donde las leyes salían por encargo. Ese es el país que vivíamos.
Yo me enorgullezco como militante política más que como Presidenta, de no haber enviado nunca una ley que avergonzara a los hombres y mujeres que militan en el partido desde hace muchos años. (APLAUSOS) Me siento muy orgullosa también de haber recuperado la memoria, la Justicia y la verdad en la Argentina.
Me demoré un poco antes de venir aquí porque por primera vez y lo digo muy emocionada y con mucho orgullo, la comunidad judía vino a mi despacho, al despacho de la presidenta de la República no al despacho de Cristina Fernández de Kirchner obviamente, a conmemorar conmigo el Nuevo Año Judío, bebimos el vino, allí estaba una doble sobreviviente, Sara, sobreviviente de Aushwitz y al mismo tiempo madre de detenidos desaparecidos, estaba Rosa, la vicepresidenta de Abuelas, estaba Dany, el rabino de Bet El, estaba el titular de la DAIA, estaba la rabina también de Bet El, estaba el gran rabino había otros allí y créame que como Argentina me siento muy orgullosa también de vivir en un país con un grado de libertad y de igualdad para decir lo que uno quiera, para rezarle a quien quiera como nunca se vivió en toda nuestra historia. (APLAUSOS)
Yo creo en ese país y creo en esa forma de vida, creo sinceramente en las convicciones, en las ideas, en el respeto por los demás, en el debate de las ideas, no me asustan; me asusta la mediocridad, me asusta la negativa, me asusta el no por él no, no porque dé miedo, sino porque no nos permite crecer como sociedad y esto no significa que todos pensamos igual, sino que significa que pongamos lo mejor de cada uno, nuestras mejores ideas, nuestras ideas digo, nuestras ideas; los insultos los agravios las descalificaciones las dejemos de lado y podamos en este Año del Bicentenario comenzar a construir un país diferente.
Hay pequeños grupos que no quieren estas cosas porque el negocio, precisamente, ha sido el enfrentamiento y las diferencias y yo creo que todos tenemos la obligación de aportar a la construcción de algo diferente, porque vivimos en un mundo diferente y porque vivimos, mal que les pese, en una Argentina diferente.
No nos hemos dado cuenta pero la Argentina también la hemos transformado entre todos. Podemos escuchar voces que por ahí no aparecen publicadas, pero las escuchamos todos los días; podemos ver actitudes, podemos ver cosas nuevas y entonces creo que son estas cosas las que deben importarnos y movilizarnos a todos para vivir y construir una Argentina mejor.
Yo quiero felicitarlos a todos los que han participado en las jornadas de hoy, en las que seguramente participarán en cada una de las provincias cuando discutamos este anteproyecto de ley de modo tal que cuando lo enviemos al Parlamento no sea el proyecto del gobierno, no sea el proyecto de un partido, sea el proyecto de todos.
Muchas gracias y felicitaciones a todos.
Muy buenas noches. (APLAUSOS)