PRESIDENTA.- La verdad, con una sensación muy particular. Recién acabo de terminar un reportaje con un colega de ustedes peruano, Raúl Vargas, quien me hacía exactamente la misma pregunta. La verdad que por ejemplo anoche cuando el Presidente me impuso la condecoración yo me emocioné mucho, primero porque tuvo una intervención muy linda, apelando a lo que son los íconos de los argentinos, pero también porque me vino a la memoria, de repente, todo lo que yo había vivido hace 14 años como senadora; también un poco me acordaba cuando fue la apertura de la democracia en los años 80 que los peronistas cantábamos "Patria querida danos un presidente como Alan García", bueno, eran nuestras diferencias con el entonces alfonsinismo. De repente toda esa historia, cuando me dice esta es la orden creada por el Libertador General José de San Martín para mujeres como Manuela Sáenz, Rosita Campusano, mujeres que pelearon junto a sus hombres por la liberación nacional, en fin, todo eso fue muy emotivo y realmente me hizo sentir en términos personales también muy emocionada.
Ahora, si me preguntas del saldo institucional de la visita creo que es altamente productivo y además era imperiosamente necesario. Era necesario reconstruir lo que había sido dañado, deteriorado, y se necesitaba un gesto por parte de quienes lo habían dañado, deteriorado, que éramos nosotros los argentinos. Cuando digo nosotros hablo de lo que es la continuidad del Estado, porque tenemos una fuerte inclinación a nunca hacernos cargo de las cosas que hemos hecho, aunque no las hayamos hecho nosotros en términos personales debemos entender que el país es uno solo y el plano institucional nos involucra a todos, aún a aquellos que no estuvimos de acuerdo con lo que se hizo. Entonces creo que era necesario ese desagravio institucional, esa reparación histórica como la definí. Y creo que además es una cosa muy sentida por todos los argentinos porque nunca olvidamos el grado de solidaridad que tuvo el gobierno del doctor Fernando Belaúnde Terry cuando envió todo lo que Perú podía enviar en términos militares y además intervino él personalmente en un intento de lograr que el entonces dictador Galtieri pudiera encontrar una fórmula que permitiera abordar el tema. Uno sentía, en síntesis, todo el peso de la historia en esos momentos y creo que el saldo es muy bueno para nuestra propia historia, es bueno para nuestros hermanos en el Perú, es muy bueno porque va a permitir profundizar los lazos políticos de integración, de hermandad, los lazos comerciales. Que por otro lado marcharon muy bien, porque el intercambio comercial si uno lo mira desde el 2003 a la fecha se ha triplicado.
Creo que nosotros también tenemos hoy con todos los países que conforman la Comunidad Andina una relación mucho más integrada. En general te diría que si uno mira estos últimos años hay en todos los hombres y mujeres que han tenido responsabilidades institucionales en los distintos gobiernos de la región, una mirada diferente. Antes los mandatarios de Latinoamérica miraban más para Europa, a ver cuándo se entrevistaban con el presidente de Francia, de Estados Unidos, de España, de Italia o de Alemania, y lo que uno puede observar, tal vez sin darse cuenta, es que toda esta última etapa se ha caracterizado por vincularnos mucho más entre nosotros mismos, mirarnos más entre nosotros. Es un cambio tal vez imperceptible, pero si uno mira lo que fue la Argentina y la América latina de años anteriores, estábamos absolutamente desarticulados. Y cuando hablo de reunirnos, de juntarnos, no me refiero sólo a los que tenemos una cosmovisión o una visión más o menos parecida, estoy hablando de mandatarios de diversas procedencias ideológicas, con distintas identidades incluso étnicas, obvias en nuestra región. Y la Argentina, en ese concierto de países siempre tuvo una cierta altivez de no pertenecer a la región, de sentirse más europea que latinoamericana. La verdad que creo que este es el salto cualitativo más importante que hemos dado también nosotros, el saber que somos parte e historia de esta región. Estos días tan intensos que hemos vivido aquí en Perú han venido a reafirmar esa identidad. La verdad que me voy muy contenta por mi país, por el Perú y por la historia también, ¿por qué no?
PERIODISTA.- El presidente Alan García dio una señal muy fuerte en contra del rearme en la región y vinculó esto al bloque de Unasur. ¿Es posible que en adelante en la relación entre Argentina y Perú se llegue a un acuerdo para impulsar el freno al armamentismo en la región?
PRESIDENTA.- Creo que es muy importante lo que el presidente Alan García plantea en el sentido de destinar los ingentes recursos que pueden gastar los distintos países a planes sociales, a cerrar un poco más la brecha de desigualdad que existe en nuestro continente que es el más inequitativo, sin perjuicio de la soberanía que le asiste a cada país de tomar sus decisiones y adoptar las políticas que crea más convenientes. ¿Pero quién puede resistirse a un planteo de no armamentismo? Realmente es un planteo muy racional, es un planteo que tiene una lógica que me parece muy cierta, muy concreta, muy válida y no podemos menos que compartirla. Además la Argentina en ese sentido creo que debe ser de los países de la región el que menos carrera armamentista tiene. Nosotros creemos en otras armas para defender al país, creemos en las armas de la educación, de lograr mayor igualdad de oportunidades, gente con educación, con conocimiento, me parece que estas son las verdaderas armas. Muchas gracias.