Muy buenos días a todos y a todas; compañeros trabajadores; gobernadores; amigos y amigas que hoy nos acompañan: estaba recién escuchándolo a Hugo atentamente hablar de los acuerdos implícitos que siempre ha tenido la Confederación General del Trabajo, los trabajadores, con un gobierno que desde el año 2003 a la fecha ha privilegiado el crecimiento económico y la generación de puestos de trabajo como el mejor sistema de acumulación de riquezas de un país.
Por ello quiero en este amable mediodía, en este amable almuerzo que tenemos hoy, comenzar a hablar de acuerdos explícitos. De acuerdos explícitos no solamente de este gobierno con los trabajadores, sino del gobierno de los trabajadores y de los empresarios también; yo quiero hoy, desde aquí, en este mismo salón donde hace escasas dos semanas estuvieron los representantes de los principales grupos económicos del país y también de pequeñas y medianas empresas, convocarlos en este año del Bicentenario a un acuerdo superador en el que podamos plasmar cuáles son las directrices, los basamentos que ya nadie puede discutir en la República Argentina porque creo que en estos siete años, y fundamentalmente en el último año, el 2009, se puso a prueba como nunca la solidez del modelo. Cuando vemos que economías que nos eran mostradas como modelos a imitar hoy se derrumbaron estrepitosamente, creo que es el momento apropiado, no solamente por los 200 años de historia sino también por las experiencias que hemos tenido en las últimas décadas, cuando han intentado instalar modelos basados en un monetarismo que ha caído en desuso ya en el mundo, pero no porque pasó de moda sino porque fracasó. Fundamentalmente creo, y lo charlábamos el otro día con los grupos empresarios, que es necesario conformar un Acuerdo del Bicentenario en el cual algunos de los presupuestos básicos se den por sentados y se plasmen en ese acuerdo.
El primero de ellos: la necesidad de conciliar fuerzas políticas, sociales, empresariales, la certeza de que el desarrollo del mercado interno es condición sine qua non de cualquier proyecto en la República Argentina para que haya viabilidad institucional y social. Fue este último año 2009, con una fuerte intervención por parte del Estado Nacional, sosteniendo la demanda agregada, sosteniendo los recursos de los trabajadores a través de los aumentos salariales, a través de los aumentos a las jubilaciones, a través de todas las ayudas que dimos a las empresas en problemas, como REPROS, préstamos, la Asignación Universal por Hijo, que también dio una formidable inyección de fondos al mercado, las cooperativas de "Argentina Trabaja", todo eso contribuyó a que ese mercado interno, que venía muy sólidamente encaminado por trabajadores que han mejorado sus ingresos y que han permitido también generar un fuerte sesgo exportador al modelo, haya logrado precisamente sortear esa crisis del año 2009.
La segunda base fundamental de este acuerdo debería ser, sin lugar a dudas, la necesidad de abandonar la idea ingenua del libre comercio sin ningún tipo de restricciones que intentaron imponernos en la década de los 90' y que ningún país del mundo lleva adelante. No hablamos de proteccionismo, que es una deformación o desviación; hablamos de la protección de la oferta, que es en definitiva proteger a nuestras empresas, proteger a nuestros trabajadores. La necesidad también de tener un mercado más amplio que el argentino. Nadie invierte para un mercado únicamente de 40 millones, evidentemente tenemos que ampliarnos a nuestros socios naturales pero al mismo tiempo a un mercado más ampliado y conquistar- asociado Estado y empresarios - nuevos mercados que nos permitan colocar mayor volumen. Porque creo que lo que mencionaba Hugo, el tema de la inflación como fenómeno recurrente de la República Argentina desde décadas inmemoriales tiene que terminar con ese verso de que es el salario de los trabajadores lo que provoca la inflación.
Esto de "jefe no me aumente el sueldo así no me aumenta el pollo" no se lo pueden pedir a ningún dirigente ni a ningún trabajador.
Creo que es necesario tener la claridad de volver a conciliar la demanda con la oferta en la República Argentina a través de procesos de financiamiento para que el sostenimiento de la rentabilidad empresaria, con la cual todos estamos de acuerdo, se mantenga o se aumente, pero no porque se aumentan los precios sino porque se aumenta el volumen, se aumenta el mercado, se aumenta el número de consumidores. Allí está la verdadera clave, lo otro nos conduce a los cuellos de botella históricos de la República Argentina, que finalmente han sepultado procesos económicos que terminaron muy mal. Por eso lo que decía Hugo: la diferencia siempre - y lo dije yo también, en el almuerzo con los empresarios - de las crisis es que algunos las viven y las sobreviven, en cambio los trabajadores las sufren y muchos ni siquiera pueden sobrevivirlas.
Por eso yo reconozco en quienes están aquí una autoridad por sobre el resto de los actores económicos para hablar en serio de la crisis, de cómo abordarla y cómo resolverla. Y sobre todo porque han tenido en estos años que han transcurrido, desde el año 2003 a la fecha, una conducta de una responsabilidad pocas veces vista. Con una negociación colectiva que supera los 2.500 convenios colectivos que se volvieron a instalar en la República Argentina, los trabajadores han comprendido que la suerte de la empresa también está atada a su propia suerte y por lo tanto no ha habido ni habrá planteos, como algunos preanuncian, desestabilizantes o excesivos, porque cada actividad negocia además de acuerdo con sus propias características y a sus propias necesidades. Y todos lo sabemos, todos sabemos esto, inclusive aquellos que repiten monocordemente que no se puede generar una suba de salarios de tal o cual porcentaje, como si todas las actividades fueran la misma cosa y como si todos los aumentos fueran la misma cosa. Todos sabemos que esto no es así, no ahora, no era así el año pasado ni el anterior ni nunca. Nadie más interesado en mantener su trabajo y su fuente de trabajo abierta que los propios trabajadores.
Por eso creo que una de las cuestiones fundamentales que tenemos que discutir también, en este Acuerdo del Bicentenario, es la manera de financiamiento, que tampoco tiene que ser una política generalizada, porque así como cuando se discuten salarios cada sindicato sabe hasta dónde puede, cómo puede y cómo lo discute, también sabemos que cada empresa tiene un problema diferente que puede ser de financiamiento o de problemas en la cadena de valor y de todas las vicisitudes que puede atravesar un empresario pequeño, mediano o grande.
Pero quiero decirles que el año pasado, pese a la crisis, tuvimos una inversión de 20,3% del PIB frente al máximo, del año 2008, que había sido de 23,1% de inversión en el PBI. Y estamos dispuestos, desde el Estado, a construir todos los instrumentos de financiamiento y todas las políticas activas, como las que venimos desarrollando, examinando en la cadena de valor, en cada cadena de valor, dónde se produce el problema para tampoco permitir conductas monopólicas u oligopólicas de conformación de precios que luego tenga que pagar toda la sociedad argentina.
Creo también que otra de las bases que tenemos que plantear en este Acuerdo del Bicentenario es la capacitación permanente de nuestros recursos humanos. Eso es algo que todos los trabajadores en sus sindicatos y también muchísimas empresas vienen haciendo. Y el Estado viene también colaborando fuertemente con una inversión en materia educativa nunca vista en la República Argentina con la instalación de la educación técnica, la reformulación de la escuela secundaria y todos los instrumentos que tengamos que poner en materia educativa desde el Estado, desde las empresas, desde los sindicatos, para capacitar a nuestros trabajadores. Porque otra de las claves que también debe tener este Acuerdo del Bicentenario es dejar de lado una Argentina solamente exportadora de productos primarios, queremos una Argentina exportadora de mucho valor agregado. Cuanto más valor agregado tengamos, más riqueza interna habremos generado, más tecnología habremos incorporado y más habremos progresado.
Otro de los pilares que también creo que deben estar en este Acuerdo del Bicentenario debe ser profundizar el desendeudamiento de la República Argentina. Durante décadas, creo que lo vengo escuchando desde la universidad, aunque cuando estaba en la universidad no había este problema de la deuda externa, fundamentalmente el problema de la deuda surge después del 76, pero todos, no creo que haya argentino que no coincida en que el peso de la deuda externa ha sido una de las restricciones más severas que ha tenido la economía para su crecimiento.
Cuando asumió quien está aquí en esta mesa el peso de la deuda era del 130 -140 por ciento de nuestro PBI, a fines del 2008 estábamos en el 39,5, cuando renegociamos nuestra deuda con el canje del 2005, cuando pagamos al Fondo Monetario Internacional, y cuando hicimos frente a todos los pagos, no solamente de lo que había sido el FMI, que tampoco nosotros habíamos contraído, sino de las deudas que habían sido contraídas en anteriores gobiernos, sea el Plan Brady de los años 90, donde mediante un decreto se acordó una deuda de 87.000 millones de dólares, sea el Megacanje o el blindaje, que a través también de un decreto simple se incorporaron 40.000 millones más de un saque a nuestra deuda externa, y que obviamente era la más severa restricción que nosotros teníamos para crecer en nuestra economía. Esto también fue uno de los temas que atacamos de cuajo y logramos llegar a niveles que fueron reconocidos hasta por la propia secretaria del Departamento de Estado que lo reconoció hace unos días y nos dijo cómo habíamos logrado lo que Estados Unidos todavía no ha podido lograr.
¿Cuál es la clave entonces? Seguir profundizando todas y cada una de estas líneas, y que este desendeudamiento que estamos proponiendo de utilizar reservas, que nosotros hemos acumulado, porque lo más gracioso de todo es que cuando este gobierno asumió había 8 mil millones de dólares en el Banco Central, los 40.000 que se han agregado los hemos juntado nosotros, y cuando hablo de nosotros hablo de los argentinos, hablo de las gestiones del gobierno porque estas plantas son verdes pero no dan dólares, es decir no los saco de acá atrás los dólares, los dólares se juntan de la diferencia que tenemos entre expo e impo por un comercio exterior muy bien administrado, de las inversiones que se hacen, en fin, del crecimiento de la economía y de este modelo hemos podido juntar 40 mil millones de dólares más, de los cuales solamente nos pagan por año el 0,5% en Basilea.
¿Qué hemos propuesto a la sociedad? Que una parte mínima de eso sea dedicada a pagarle la deuda este año a los tenedores de deuda privada año 2010, porque si tenemos que salir a los mercados de capitales por efecto del default, que nosotros no declaramos en el año 2001, tenemos que pagar tasas del 15, 16, o 17 como ha pagado alguna provincia. Quiero decirles que en la deuda que estamos pagando este año tenemos desde el corralito pasando por el Megacanje, pasando por la pesificación asimétrica. Alguien dijo también alguna vez el que puso un dólar va a recibir un dólar, bueno, no recibió un dólar y esa deuda también la estamos pagando nosotros en este año 2010, así como seguramente en el año 2011 y los años que siguen.
Por eso digo que debemos tener mucha madurez, mucha responsabilidad todos los dirigentes de la República Argentina, oficialistas u opositores, de tener a mano los instrumentos que nos permitan tener menor erogación al erario público para poder saldar las deudas. Una cosa sabemos que no podemos hacer, la Argentina debe comprometerse a pagar su deuda, este Ejecutivo ha dado muestras suficientes de que así lo va hacer y voy a seguir dando todas las que sean necesarias; sería bueno que el Parlamento, que en algún momento de pie aplaudió el default, también le demuestre al mundo que está dispuesto a sacar a la Argentina de ese default. Es muy importante que lo hagamos, no por nosotros en términos individuales o personales, sino por las posibilidades de crecimiento que tiene la República Argentina. Pero además tenemos que hacerlo porque si no la alternativa, que yo estoy escuchando en algunos que quieren instalar viejos modelos, es "revisemos el presupuesto", que quiere decir qué es lo que vamos a eliminar de gastos y esto es igual a políticas de ajuste. Es más, escuché hace pocos días a un legislador de la oposición decir que podríamos eliminar los subsidios que se pagan por ejemplo en materia de servicios públicos a los altos consumos; yo recuerdo que el año pasado el Ministerio de Planificación disminuyó y eliminó los subsidios a los más altos consumos, dejando afuera a la gente que no tenía recursos, y casi nos sacan una ley, de ese mismo Parlamento, tirando abajo la eliminación del subsidio. Creo que esto lo recuerdan todos, el Gobierno Nacional tuvo que dar marcha atrás con la disminución de los subsidios que hoy dicen que tenemos que ahorrar, por imperio de lo que disponía el Parlamento; como íbamos seguramente una derogación por parte del Parlamento, bueno, volvimos atrás y dejamos los subsidios como estaban. Hoy dicen que tenemos que volver a eliminar esos subsidios.
Es muy difícil gobernar un país con estos comportamientos donde un día se dice una cosa y otro día exactamente lo contrario sobre la misma cosa. Es muy difícil, como es muy difícil también entender que se nieguen a pagar estas deudas con las reservas que nosotros juntamos los que originaron estas deudas. No suena racional, no suena cuerdo y creo que tenemos que aportar todos un grado de racionalidad.
Por eso creo que es necesario el desendeudamiento y el compromiso a hacerlo con el menor costo posible, porque claro, podríamos decir bueno, no nos dejan tomar las reservas y salimos a buscar con los bancos al 15%, ustedes saben lo que pasa y los negocios que hay cuando se va a buscar a tasas y las comisiones que se cobran. Nada ha sido casual en la República Argentina, nada ha caído por el azar o por la casualidad, siempre las negociaciones de deudas han implicado no solamente formidables transferencias de recursos de los argentinos sino también formidables negocios de los que encaraban esas negociaciones sobre préstamos. Y eso es lo que no queremos, queremos repetir virtuosamente lo que hicimos en el año 2005, pero más virtuosamente, si me permite Presidente o ex Presidente - mañana van a decir "le dijo Presidente", yo les digo Presidente a todos lo que fueron presidentes, a Alfonsín también le decía Presidente-, en el año 2005 se pagaron comisiones cuando fue el tema del canje de la deuda; más allá de que significó una reducción del 65% de la deuda quienes negociaron también allí, los bancos, cobraron obviamente comisiones. En este último canje que estamos abordando ni siquiera va a haber pago de comisiones porque así lo hemos puesto, lo he decidido como condición explícita para mejorar aún más nuestras posibilidades.
Creo entonces que esto debería ser a mi criterio, seguramente otros querrán introducir otras cuestiones, lo que yo considero imprescindible: realizar este acuerdo entre trabajadores, entre empresarios, entre responsables institucionales de la administración del país, porque se hace imprescindible fijar políticas que queden afuera de toda discusión, no se puede seguir discutiendo todos los años las mismas cosas cuando hemos comprobado que esas cosas han dado resultado. Estoy de acuerdo en discutir aquellas que no han dado resultado, pero esta política de mercado interno fuerte, sólido, con demanda agregada sostenida para que no caiga la actividad económica ha dado resultado; esta política de trabajadores bien remunerados, de convenciones colectivas de trabajo, de negociación sector por sector ha dado resultado; esta política de desendeudamiento que hemos tenido ha dado resultado porque nos ha permitido una mayor autonomía; este grado de capacitación que estamos alcanzando en materia educativa, en materia de tecnología ha dado resultado. Hoy tenemos más chicos que van al colegio por la Asignación Básica Universal, tenemos mayor cantidad de alumnos que se incorporan a las tareas técnicas, tenemos mayor demanda de becas que tengan que ver con las ciencias duras que nos van a dar mayor valor agregado.
Son políticas que han dado resultado y lógicamente habrá cosas que corregir y tendremos cosas que discutir, como dice Hugo, que las discutiremos como siempre las hemos discutido y como discuten los trabajadores con el gobierno, porque creo que no hay mejor camino para no llegar a un acuerdo que discutir ese acuerdo por los diarios y los medios de comunicación. Los que discuten las cosas por los medios de comunicación y por los diarios es porque en realidad no quiere llegar a ningún acuerdo. ¿Ustedes ven que cuando un empresario discute con otro empresario lo haga a través de los medios de comunicación o de la televisión? Seguramente que no porque en ninguna parte del mundo se llega a acuerdos de esa manera, sí plasmados esos acuerdos deben tener la suficiente transparencia y consistencia para exhibirlos ante la sociedad, sin lugar a dudas, no somos gente de acuerdos que no puedan mostrarse, si los acuerdos no pueden mostrarse ni explicarse es que no son acuerdos, son otra cosa, y nosotros no estamos dispuestos a hacer ningún tipo de esas maniobras.
Por eso quería hoy juntarme con ustedes, vamos a seguir charlando durante el almuerzo, pero esencialmente plantearnos esto en esta Argentina del Bicentenario, la necesidad de un gran acuerdo en el que discutamos en serio cómo nos vamos a mover, independientemente, porque los trabajadores van a seguir siendo trabajadores y los empresarios van a seguir siendo empresarios cualquiera sea el gobierno que esté. Debemos tener la responsabilidad como generación del Bicentenario, porque en definitiva ustedes, nosotros, los empresarios que estuvieron aquí el otro día, los líderes de los distintos sectores sociales, somos la generación que nos toca la responsabilidad de este Bicentenario y tenemos la obligación de ejercer esa responsabilidad y construir un modelo de país como lo hicieron en algún momento allá por la generación del 90. Yo sé que voy a recibir alguna crítica por esto porque era un país de primarización, pero era un país de 7 millones de habitantes, muy chiquito, que daba para ese modelo exportador, hoy somos 40 millones y queremos ser más, ese modelo de primarización no tiene viabilidad porque no alcanza para darle de comer y vivir bien a los 40 millones. Necesitamos un modelo de mercado interno, de exportación, de progreso y movilidad social ascendente que es lo que siempre ha caracterizado nuestras decisiones.
De modo que quería juntarme con ustedes, es una cosa que la hemos charlado en muchas oportunidades con muchos de ustedes en reuniones individuales o sectoriales, es algo que queremos llevar adelante y vamos a tener un fuerte compromiso en poder hacer este Acuerdo del Bicentenario con estas pautas mínimas pero sólidas acerca de lo que debe ser un modelo de país en el que estoy absolutamente segura van a coincidir millones y millones de argentinos. Queremos seguir generando trabajo, queremos seguir generando empresas pequeñas, medianas, grandes; queremos seguir exportando; queremos mandar más chicos a la escuela; queremos tener más y mejor educación. Esas son en definitiva las bases a las que aspiramos y estoy segura es la lucha que tantos de ustedes, si no todos, han llevado durante muchísimos años adelante. Muchas gracias y muy buenos días.