Discurso de la Presidenta en el almuerzo en honor de Mahmud Abbas.

PALABRAS DE LA PRESIDENTA DE LA NACION CRISTINA FERNANDEZ EN EL ALMUERZO OFRECIDO EN HONOR AL PRESIDENTE DE LA AUTORIDAD PALESTINA, MAHMUD ABBAS.

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Señor Presidente de la Autoridad Palestina; comitiva que lo acompaña; señoras y señores que hoy integran este encuentro: quiero decirle Presidente que usted está en un país en el cual, por suerte para todos nosotros los argentinos, conviven pacíficamente desde nuestra propia constitución como Nación distintas religiones, distintas nacionalidades, distintas procedencias. Tal vez usted no conozca a muchos de los hombres y mujeres que hoy integran este almuerzo, pero hay empresarios, dirigentes sindicales, dirigentes sociales y de organismos de derechos humanos y todos tal vez de distintas religiones, de distintas identidades de inmigrantes.

Nuestro país ha sido una nación de fuertes corrientes migratorias, no más aquí su Presidenta de sus cuatro abuelos tres son españoles, seguramente puede haber en su raíces desde corrientes musulmanas hasta corrientes judías que estuvieron en la península. ¿Qué quiero decirle con esto? Que hacemos de la construcción, de la convivencia, de la paz y de la tolerancia religiosa uno de nuestros íconos y de nuestras posturas emblemáticas, no solamente en materia de política interna sino también de política internacional.

También es cierto que apoyamos fervientemente como política que han sostenido los distintos gobiernos, cualquiera haya sido su identidad partidaria, la necesidad internacional y también nacional de que el pueblo palestino tenga su Estado, tenga sus fronteras y pueda convivir pacíficamente también con el pueblo y el Estado de Israel dentro de sus fronteras. (Aplausos). Lo hacemos por convicción, pero también porque nos consideramos parte del derecho internacional, de la comunidad internacional. Y yo creo que esta es una de las claves tal vez para poder hallar el camino en que finalmente el pueblo de palestina tenga su Estado, podamos hablar de la paz en Medio Oriente, a la que yo considero el nudo gordiano en la lucha contra los fundamentalismos y contra el terrorismo global: que Palestina no sea más una excusa o una coartada para ningún fundamentalismo terrorista en el mundo, que se escuda en esto para perpetrar hechos horribles, como los que tuvieron lugar en nuestro país en el año 1992, con la voladura de la Embajada de Israel y más tarde, en el año 1994, con la voladura de la AMIA. Somos junto a Estados Unidos los únicos dos países del continente americano que han sido objeto del terrorismo global. Por eso tenemos la autoridad institucional creo para abordar con seriedad, responsabilidad y sin falsas demagogias temas como lo constituye la paz en Medio Oriente y la seguridad internacional.

El camino no puede ser otro que el respeto al derecho internacional y a las normas emanadas de Naciones Unidas. Y en este caso, lo que usted mencionaba presidente, que es la Hoja de Ruta, que fue acordada con el cuarteto y que finalmente es un instrumento del derecho internacional - hoy lo repetí en la conferencia de prensa - del fondo de la historia, del Derecho Romano, que es en definitiva la raíz de todo el ordenamiento occidental, deviene un principio que se denomina pacta sunt servanda, esto quiere decir que debemos ser siervos, esclavos de las cosas que acordamos, de los pactos que firmamos. Y finalmente la Hoja de Ruta con obligaciones para ambos, para los palestinos y para los israelíes, debe ser cumplida y la comunidad internacional debe demandar este cumplimiento. Porque el único camino que hay contra la sinrazón de los fundamentalismos es el respeto irrestricto al derecho internacional y a las normas que devienen de la organización de la cual todos formamos parte y que es Naciones Unidas.

Hace unos instantes yo decía que Naciones Unidas debe dejar de ser el lugar donde una vez al año los presidentes de todos los países del mundo van a dar discursos y luego parece que todo quedara en la nada. Creo que una de las claves es que estas normas del derecho internacional, estos acuerdos de derecho internacional, estos principios que rigen la vida entre las naciones, como es Naciones Unidas, sean respetados y aplicados en forma irrestricta por todas las naciones de la tierra. Porque junto a la coartada de Palestina de algún fundamentalismo está el hecho de que también dicen que solamente se obliga a cumplir las normas a los países pequeños o débiles, y que sin embargo los poderosos que manejan el mundo no cumplen ninguna de estas normas. Esta también es una de las claves en las cuales muchas veces logran reclutar adeptos y convencer de la inequidad y de la injusticia del ordenamiento internacional.

Está entonces en todos nosotros, actores y sujetos del derecho internacional, realmente transitar no solamente en el camino de los discursos sino en el de los hechos, la necesidad y la construcción de la paz en Medio Oriente y la existencia del Estado palestino.

Debo decir que cuando escuché al presidente Obama en la Universidad de El Cairo, surgieron en mí muchas esperanzas de que el proceso que se había llevado y que usted relatara tan bien hoy a la conferencia de prensa y lo hiciera ante mí personalmente, con el anterior gobierno del Estado de Israel, pudiera retomarse y llevarse adelante. Creo que Estados Unidos debe hacer un esfuerzo muy grande, por su responsabilidad de liderazgo mundial, en retomar esas negociaciones que durante el anterior gobierno de Israel habían llevado a un punto sino a una solución por lo menos de encontrar criterios para empezar a ponerse de acuerdo en cosas que finalmente iban, más tarde que temprano o más temprano que tarde, a desembocar en un acuerdo de paz.

Quiero contarle que en este mismo lugar que usted está sentado, hace exactamente una semana estuvo también sentado un gran hombre, que firmó con usted los acuerdos en Washington en 1993, me estoy refiriendo al presidente del Estado de Israel, Shimon Peres. Un hombre que también me pidió que transmitiera sus deseos de paz, su compromiso con la paz. Él es un hombre que ha tenido actitudes y gestos concretos precisamente en abonar y construir -como usted mismo lo ha reconocido en su charla conmigo- ese sendero de justicia.

Digo entonces que el esfuerzo de todos nosotros, sujetos de derecho internacional, estados más pequeños o más grandes, tiene que estar encaminado a aislar a todos los extremismos, de uno o de otro signo, a los que les conviene que no haya paz y que se profundice el conflicto, porque para que haya un extremismo de un signo, siempre tiene que haber casi dialécticamente otro extremismo de aparente oposición, pero que en definitiva y tal cual lo demuestra la historia, no solamente en Medio Oriente sino en el mundo, se termina justificando el uno con el otro y terminan siendo funcionales los unos con los otros. Como siempre digo, cuando uno camina demasiado hacia el este normalmente termina apareciendo por el oeste, porque la tierra es redonda.

Por eso digo que es necesario ahondar estos esfuerzos y estos criterios de retornar a esa Hoja de Ruta, de retornar al derecho internacional, para construir definitivamente una demanda que es de carácter internacional y que es la existencia del Estado Palestino y su convivencia junto al Estado de Israel.

Agradezco su visita, la de su comitiva, y sepa que el compromiso de este nuestro país, el de todos los argentinos, es precisamente hacer todos los esfuerzos para lograr construir esa paz que se merecen ustedes y que nos merecemos todos como ciudadanos universales.

Muchas gracias y buenos días a todos. (Aplausos)