Muy buenas tardes a todos y a todas; compañeros y compañeras de América latina, porque hay delegaciones, compatriotas latinoamericanos, de todos lados. Hoy tienen una Presidenta un tanto averiada - como diríamos en la batalla naval - pero no hundida, averiada únicamente un poco en un pie que seguramente muy pronto me recompondré.
Yo escuchaba muy atentamente las palabras del titular de la Federación Argentina de Molineros de la República Argentina, un empresario, y lo escuchaba, porque no es común cuando uno asiste a eventos donde únicamente agrupa a sectores empresarios, abordar temas que en el común y diario estarían en temas sociales como el hambre, la desocupación y no en los temas de la rentabilidad, que parece por allí etiquetar únicamente al reclamo empresario.
Pero en realidad, lo que plantea aquí el señor España no es solamente un ejercicio de sensibilidad, cuando él plantea los informes de la FAO con 1.000 millones de seres humanos hambrientos en el mundo, 53 millones de los cuales están aquí en América latina, no lo plantea solamente - creo yo - desde un ejercicio de sensibilidad que todos obviamente, cualquiera sea nuestra categoría o nuestra actividad lo tenemos, lo plantea además desde una perspectiva inteligente: la necesidad que tienen los empresarios de que haya consumidores, para que haya consumidores tiene que haber trabajadores, y entonces todas las actividades finalmente terminan produciendo más y si además esos son buenos salarios, tienen mayor rentabilidad. Esto es una lógica que muchas veces no es comprendida y entonces se cree que a partir de el trabajo en negro o del bajo salario o se la desocupación, como un modo de presionar sobre lo salarial - a la baja siempre por supuesto - se logran mejores rentabilidades. Eso es -y permítanme decirlo aquí en el Congreso de los Harineros- pan para hoy y hambre para mañana.
Estas políticas de restricción del consumo, de gente con poco poder adquisitivo producen grandes rentabilidades en los primeros tiempos, pero al final terminan estrepitosamente derrumbándose, como sucedió durante los años ´90 donde se había impuesto una política de desaparición total del Estado, de austeridad fiscal, etcétera, etcétera.
Pero como a mí también me gusta hablar de números, quiero decirles lo que ha pasado con la industria harinera en nuestro país. En los últimos 5 años ha registrado su mayor aumento en toda su historia, acumulado un 32 por ciento. Aquí el amigo España decía recién también, una actividad muy diversificada en lo que hace al término de que es empresa. Si bien hay 4 ó 5 empresas líderes grandes - que seguramente están aquí sus representantes - que concentran un 33 por ciento del mercado, tenemos en más de 139 pequeñas y medianas empresas el 67 por ciento de la actividad.
Nosotros, la Argentina, somos además también tercer o cuarto productor mundial de harina, estamos allí, pero no subsidiados, a diferencia de lo que sucede -sin hacer nombres para no molestar a nadie, igualmente no están los representantes acá porque esto es Latinoamérica- el primero y segundo productor lo son pero con fuertes políticas de subsidios. No hay que confundir con las compensaciones que en nuestro país recibió el sector en el año 2007 a la fecha y que son 1.300 millones de pesos aproximadamente, que son compensaciones precisamente para hacernos cargo desde el Estado la diferencia para no tornarla no competitiva que hay entre lo que es el precio para abastecimiento interno, para mantener el acceso de nuestra gente a un alimento básico, como el pan, y al mismo tiempo no hacerle perder competitividad a la industria que además tiene - como él decía - una capacidad ociosa importante, no producto de la crisis, porque en realidad este bloque industrial fue uno de los que menos impacto tuvo, cayó un 3 por ciento frente a otros bloques industriales fundamentalmente de carácter más sofisticados como el automotriz, que tuvieron mayor impacto.
Entonces me parece que plantear una agenda en Latinoamérica, no debe ser casual tampoco que esta haya sido una de las asambleas más numerosas, donde más delegaciones hay, tiene que ver también con la magnífica oportunidad que tiene la región para abordar esta agenda que nos planteaba el señor España y que es rentabilidad, aumento de la producción, utilización de la capacidad ociosa y el fin también de abordar un problema terrible, un flagelo mundial como es el hambre. Porque la espiga no solamente representa el alimento, sino que además científicamente, todos lo sabemos, los hidratos de carbono de los cuales tal vez la harina sea su más fiel representante, es precisamente y de acuerdo con estudios científicos, la base de la pirámide alimentaria. Con lo que estamos en una actividad en la cual tenemos valor agregado para no tener una primarización de nuestra producción y entonces, generar trabajo.
Al mismo tiempo tenemos el objetivo de utilizar esa capacidad ociosa, nosotros necesitamos aproximadamente para nuestro mercado interno unas 5 millones de toneladas con una capacidad actual de nuestra molienda de 10 millones de toneladas, con los cuales estamos con capacidad perfecta para exportar el otro 50 por ciento, y estamos hoy con un 36 por ciento de capacidad ociosa mientras que en el mundo hay gente que se muere de hambre.
Creo que construir una agenda entonces, ambiciosa, con los sectores privados, los sectores públicos a nivel nacional y también a nivel regional, más que un desafío hoy constituye una verdadera y auténtica obligación de aquellos hombres y mujeres que tenemos responsabilidad en las instituciones públicas, en las instituciones privadas y también en las Organizaciones No Gubernamentales, que abordan problemas de esta naturaleza, como pueden ser Naciones Unidas, FAO, etcétera, etcétera.
Una característica también de la actividad y cómo se desarrolla en nuestro país, yo les decía la diversificación en pequeñas empresas pero además, también sabemos que geográficamente tenemos una parte más que importante en la provincia de Buenos Aires, 48 por ciento y en el conurbano un 9 por ciento donde están localizados y luego un 22 por ciento en Córdoba y un 12 por ciento en Santa Fe.
Pero yo quería contarles de la necesidad que tenemos -y ustedes lo habrán escuchado en innumerables intervenciones- de agregar valor a estos productos, algo que también planteó el señor España con mucha inteligencia y con mucho acierto. Es necesario que además, ese agregado también se traslade a toda la cadena agroindustrial y entonces no solamente exportemos harina, sino que exportemos harina con mayor valor agregado a partir de productos que pueden ir directamente a la góndola, o sea, si bien la harina envasada triple cero o cinco cero -vieron como sé, en mis tiempos cuando solía cocinar, no lo va a creer nadie esto pero yo cocinaba y cocinaba bien cuando tenía tiempo, ahora no tengo tiempo- pero en realidad lo que tenemos que lograr mayor integración en la cadena agroindustrial, porque esto significa mayor demanda para el sector, más puestos de trabajo. Si tenemos más puestos de trabajo y mejor remunerados vamos a tener más consumo interno y más posibilidades de seguir creciendo e invirtiendo.
La inversión del sector ha sido muy importante también, en estos 5 años, casi 300 millones de dólares ha invertido el sector, o sea ha utilizado su rentabilidad también en aumentar su capacidad de producción.
Tenemos entonces que abordar este problema. Casualmente por esas raras coincidencias, antes de venir aquí, por eso me retrasé un poco también, estaba recibiendo a la señora Vicepresidenta de España, María Teresa Fernández de la Vega, que me invitaba para el año que viene, a una reunión que comenzó siendo de mujeres europeas y africanas, fundamentalmente en una lucha contra el hambre, por lo social, y que ahora se va a ampliar a líderes femeninos - somos todas mujeres- de otras latitudes, y yo le contaba precisamente que uno de los principales problemas que tenemos con esos 1.000 millones de seres humanos fundamentalmente ubicados en el África y en algunas regiones asiáticas, para poder abordar el problema alimentario, radica también en una necesidad de aquellos países que hemos desarrollado en materia tecnológica, en materia agrícola, en materia de cadena agroindustrial, también comenzar a transferir parte de eso a esos países para que puedan ellos poder cultivar y poder abordar el problema del hambre desde la propia producción. Y esto no significa disminución de producción de commodities para nosotros; al contrario, significa, porque están hechos los cálculos muy claramente, que con la producción si sigue creciendo como está creciendo la humanidad, va a ser necesaria aumentar la producción, pero también el tema del acceso y la distribución. Estamos en un problema alimentario mundial que no solamente tiene que ver con producción sino con acceso y distribución en materia de aquellos bienes fundamentales.
Por eso creo que el crecimiento que ha experimentado la actividad durante estos años, y quiero decirlo acá ante mis compatriotas latinoamericanos, ha tenido que ver también con un modelo político y económico que ha priorizado fuertemente dos ejes, la producción con valor agregado y mercado interno. Nosotros hemos podido sostenernos frente a este tembladeral, que muy bien reseñaba España y que muchos conocíamos únicamente por los libros, de la crisis del 30 a la fecha, es porque hemos desarrollado un mercado interno, trabajo industrial; o sea, la mayor parte de la ocupación en estos años se explica a través de toda la cadena industrial, ya sea agroindustrial o de manufactura industrial, pero hemos desarrollado un fuerte mercado interno que nos ha permitido precisamente hacer frente a esta crisis y no tener las consecuencias que hubiéramos tenido en otro momento.
Quiero recordarles que cuando hubo dos crisis que nos afectaron fuertemente, México y Brasil fundamentalmente, los índices de desocupación se dispararon muy abruptamente y realmente el impacto, pese a que eran cuestiones regionales, fue muy grande. En cambio en esta oportunidad, frente a una crisis global de la naturaleza que tuvimos y fundamentalmente también el sector financiero, donde desarrollamos algo que nos criticaban en algunos lados, encaje de capitales, un control regulatorio mucho más importante, con un sistema bancario más sólido, es precisamente lo que nos ha permitido abordar esta crisis sin precedentes.
Y sin ponernos a dar lecciones, porque en definitiva cada país tiene, como bien indicaba España, su modelo de desarrollo, sus propias identidades, sus propias necesidades, sus propias modalidades productivas y también sus propias modalidades de consumo; hay algún país importante donde se consume más por ejemplo la harina de maíz que la harina de trigo, etcétera. Pero lo que es importante es que nosotros podamos aunar en un esfuerzo regional. Yo creo que la región sinceramente, América del Sur, América latina, el Caribe, está llamada a tener un rol muy importante en el Siglo XXI, se han modificado los términos de intercambio que nos condenaban a los países emergentes a vender muy barato nuestras materias primas y a comprar muy caro los productos industrializados de los países desarrollados. Y esto lejos de sentarnos a gozar de los beneficios de la modificación de los términos de intercambio debe llevarnos al contrario, a redoblar los esfuerzos para poder agregar valor en aquello que tenemos una inmensa competitividad, como es toda la producción agroindustrial, sumarle innovación y tecnología, porque estas van a ser además las claves. Ustedes saben muy bien que el formidable salto que dimos en las formas de agricultura en la Argentina tuvo que ver precisamente con la innovación tecnológica. Tuvo que ver también con la producción de maquinaria metalmecánica diseñada en la Argentina, imaginada y producida en la Argentina, un sector que fundamental y afortunadamente ya está de nuevo por arriba del uso de capacidad instalada que teníamos a setiembre del año pasado. De los 12 bloques industriales solamente 3 nos quedan por debajo del uso de capacidad instalada con respecto a setiembre del año pasado cuando se disparó la crisis, las metálicas básicas, que igualmente han dado un salto muy importante, sobre todo en este último mes y medio, y ya están en el orden del 78 por ciento; la refinación de petróleo y la industria automotriz que igualmente ha dado un salto importante de setiembre a octubre y posiblemente, no posiblemente, vamos a llegar al medio millón de autos, cuando allá por enero todo el mundo tenía unos lagrimones así grandes y decía que no llegábamos a los 200 ó 300 mil autos.
O sea que de nuestros 12 bloques industriales que medimos estamos solamente con tres con retraso con respecto de setiembre del año pasado, pero con una fuerte recuperación durante el último mes y medio que nos hace ser muy pero muy optimistas.
Pero bueno, estamos aquí ante ustedes que tienen capacidad instalada muy importante, que todavía puede utilizarse, y creo que la gran apuesta, el gran esfuerzo que tenemos que hacer con la ministra de Industria y Turismo, con el ministro de Agricultura y Ganadería, con la cámara empresaria, con el Estado y su Ministerio de Relaciones Exteriores, que también tiene un rol importante en la materia de articular e intercambiar, es seguir apostando al crecimiento y si estábamos terceros ver si podemos ser segundos productores mundiales de harina. Porque ustedes saben que también apostamos fuertemente, y esta es la gran diferencia, porque hemos podido quebrar esa cosa que siempre trajimos en la Argentina de que o mercado interno o exportaciones, y yo digo que son las dos cosas juntas; que un fuerte mercado interno, con gente bien alimentada, con gente bien capacitada, va a aumentar exponencialmente, como lo hicimos en estos años, nuestras exportaciones. Porque bueno es decirlo también, España, que cuando nos decían que estábamos integrados al mundo y éramos parte del primer mundo, importábamos todo, hasta libros, porque con la paridad cambiaria era imposible tener competitividad. Y hoy, que muchas veces nos dicen que somos demasiado críticos, en este proceso económico iniciado en el 2003 hemos batido récords de exportaciones en el 2008, con un record de superávit comercial, porque este año vamos a tener mayor superávit comercial que el año pasado, pese a la caída que hemos tenido en materia de exportaciones, pero les digo que en materia de importaciones este último mes es el más bajo en caída de importaciones -veníamos con una caída muy fuerte- y también hemos descendido en el tema de caída de exportaciones.
Signos todos muy alentadores, y al mismo tiempo signos que nos deben llevar a todos a pensar que muchas veces no tenemos que actuar con el inmediatismo y el cortoplacismo tan típico, y esto no va para latinoamericanos por favor, esto es del barrio, es de casa. Yo me acuerdo cuando con respecto al tipo de cambio nos decían que no era competitivo, ¿qué hubiera pasado si se hubiera producido una devaluación cómo algunos querían? Tal vez hubiera ganado mucho algún sector en algún momento pero no estaríamos así y hoy estamos nuevamente frente a un tipo de cambio competitivo, sin los costos sociales que hubiera significado una fuerte devaluación.
Esto no es para reprocharle nada a nadie sino para que todos seamos un poquito más humildes a la hora de opinar, dar consejos de lo que hay que hacer y ver que muchas veces las decisiones no se pueden tomar en forma apurada y de un día para el otro, porque durante estos dos o tres meses, sobre todo en el marco de una crisis internacional, se quería solucionar a través de un instrumento monetario lo que era obviamente un problema de carácter global económico.
¿Qué es lo que nos tiene que dejar este aprendizaje de todos nosotros? Saber que las apuestas, las decisiones económicas no pueden tener miradas únicamente en el corto e inmediato plazo porque pasa tal o cual circunstancia global, internacional o regional, que las cosas merecen mayor reflexión y una mirada más abarcativa del conjunto nacional de cómo impactan muchas veces medidas que piden los sectores; que no está mal, porque en definitiva una tampoco como presidenta de la República tiene que quejarse cuando un sector pide una medida porque para eso es sector y para eso tiene su cámara de representantes, es como cuando de repente de algún otro lugar del mundo laboral vienen a pedirles tal cosa porque obviamente representan a ese universo. Pero cuando alguien se sienta en el sillón, yo no digo de Rivadavia porque Rivadavia no me gusta, digo en el sillón de presidente, tiene que visualizar cada vez que adopta una decisión, que toma una medida, al conjunto, y el conjunto son los 40 millones de argentinos, y dentro de esos 40 millones de argentinos a los sectores que menos fuerza tienen para hacer valer sus derechos. Porque todos los demás, desde sindicatos fuertes o cámaras empresarias fuertes, tienen la fuerza del lobby, y no lo digo con sentido despectivo, es la naturaleza de relación de fuerzas que se da en la economía, en el Estado, los que se pueden hacer escuchar son los que tienen más peso. Los que no tienen peso, los que no se hacen escuchar son los que precisamente el sector debe también tomar en cuenta cuando se adoptan determinadas medidas.
Y precisamente es eso lo que quería significarles en el momento que uno tiene que tomar una decisión. España hablaba de una medida realmente importante en materia de política social, la más importante que se haya tomado en las última décadas, que es precisamente -para los hermanos latinoamericanos que no están al tanto- extender la asignación familiar. Las asignaciones familiares en la República Argentina las paga el Estado y esto tiene un origen en que sino no tomaban de empleadas, de trabajadoras a las mujeres, como las mujeres eran las que normalmente tenían a su cargo a los hijos hubo tuvo que hacerse cargo el Estado del pago de asignaciones para que las mujeres no fueran discriminadas. La asignación básica por hijo la cobran aquellos que tenían relación de dependencia, ahora la hemos extendido a los hijos menores de 18 años de desocupados o de aquellos trabajadores que aún no integran el mundo formal del trabajo y que perciban menos de un salario mínimo vital y móvil, que dicho sea de paso el de la República Argentina es el más alto de toda Latinoamérica.
Es una medida que tiende fundamentalmente a la inclusión social y a esto que estábamos diciendo, el aspecto económico, la necesidad de incluir socialmente y cuando se incluye socialmente a alguien la primera inclusión es la del sujeto de consumo, la segunda inclusión a partir de que puede consumir es la del sujeto de educación y de salud. Porque es mentira que alguien que no ha comido, que alguien que no está atendido sanitariamente, pueda tener el mismo rendimiento educativo y de capacitación que un chico que come todos los días y que cuando va a clase tomó aunque sea un pedazo de pan con su taza de leche o mate cocido.
Entonces por estas cosas es que realmente hay que pensar un país como un todo, y lo pudimos hacer también, debemos decirlo, porque tomamos otra medida muy importante que fue la de recuperar los recursos de los trabajadores que conformaban la administración de la ANSES para la administración estatal. Un fondo al cual también, debo decirlo, concurrimos mucho, porque un 22 por ciento de esos ingresos de la ANSES están conformados por ingresos tributarios que pagan todos los argentinos; algunos Ganancias, pero el IVA por ejemplo es una parte también de ese fondo y lo pagan todos, los desocupados, los que tienen trabajo, combustibles, etcétera.
En fin, no quiero demorarlos más porque no han comido todavía, y además me tengo que ir porque tengo muchas cosas que hacer todavía, les agradezco mucho la invitación, pero quería charlar todas estas cosas porque creo que también estamos ante un mundo diferente que va a requerir dirigentes diferentes, empresarios diferentes, dirigentes sindicales y sociales diferentes. En un mundo en el cual el empresario estaba únicamente conectado con su empresa, con su rentabilidad, con su problema,
Hemos aprendido que si los otros sectores sociales, si los otros sectores de las actividades económicas, si los trabajadores, si la sociedad, en la cual nosotros producimos nuestros bienes y servicios como comerciantes o empresarios tiene problemas en algún momento yo tambièn lo voy a empezar a tener en mi empresa.
Por eso me gustan los empresarios con responsabilidad social; por eso me gusta cómo abordó el señor España la presentación en este Encuentro Latinoamericano de Productores de Harina porque creo que estamos ante un mundo nuevo, diferente. Yo no voy a decir ni peor ni mejor porque esas son cosas de viejo decir que todo tiempo pasado fue mejor, no es cierto, estamos absolutamente intercomunicados, globalizados. Lo que alguna vez desde algún sector debo reconocerlo tal vez con algún prejuicio ideológico fue visto como algo malo la globalización, yo creo que finalmente ayuda a poner sobre la mesa y a la vista de todo el mundo las problemáticas que tenemos y entonces va a exigir de todos nosotros capacidades nuevas y mejores a las que teníamos hasta ahora, no solamente por una cuestión de sensibilidad humana, sino también de desarrollo y crecimiento empresario inteligente.
Muchas gracias y muy buenos días a todos y a todas las delegaciones, que han asistido a este encuentro, gracias. (APLAUSOS).