Palabras Presidenta de la Nación en cena ofrecida en su honor en la República de la India

PALABRAS DE LA PRESIDENTA DE LA NACIÓN, CRISTINA FERNÀNDEZ, DURANTE LA CENA OFRECIDA EN SU HONOR POR LA SEÑORA PRESIDENTA DE LA REPÚBLICA INDIA, PRATIBHA DEVISIGH PATIL, EN EL PALACIO DE GOBIERNO RASHTRAPATI BAHVAN, DE NUEVA DELHI, INDIA.

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Y también decirles, a partir de hoy, amigos y amigas, dicen que ese poema que Thagore escribió en Buenos Aires - me comentaban alguien hoy por la tarde - lo hizo en honor y dicen que casi enamorado de una argentina escritora, de Victoria Ocampo, así que tal vez y mire cómo será la historia que nuestra vinculación comenzó de la mejor manera, como una historia de amor. Realmente creo que no puede haber mejor augurio que haber llegado aquí en mi primera visita oficial al Asia, a la hermosa República de la India, en el 60 aniversario de nuestras relaciones.

 

Pero quiero decirle, además, que cuando Argentina decidió comenzar sus relaciones con este bellísimo país, dirigía los destinos de la República Argentina un hombre muy importante en la historia de mi país, el fundador del partido, del movimiento político en el cual milito desde muy joven y por el cual también conocí al anterior Presidente, a mi marido. Así que ya ve la política y una historia de amor.

 

Creo sinceramente que estamos ante una oportunidad histórica sin precedentes, señora Presidenta, hemos experimentado en estos últimos quince años, que es el tiempo que media entre la visita del último presidente argentino que visitó la República de la India y este encuentro, tal vez los cambios más importantes que han sucedido durante las últimas décadas, a una velocidad sorprendente, y con resultados que décadas atrás ninguno de los que estamos aquí sentados imaginaríamos; naciones como las nuestras en vías de desarrollo, hoy convertidas en protagonistas en el nuevo escenario mundial, resultado de la globalización y también de las equivocaciones en que esa globalización fue conducida por un pequeño grupo de países, los que normalmente se han considerado no solamente más desarrollados económicamente sino que también siempre han intentado un ejercicio de subordinación intelectual, de coloniaje intelectual en cuanto a que las categorías de pensamiento y las ideas políticas y las teorías económicas y políticas siempre provenían de ellos y nunca podían provenir precisamente de nuestros países.

 

Y aquí estamos la República de la India y la República Argentina, países emergentes, que han podido afrontar la crisis con un modelo diferente, al que nos proponían desde los grandes centros internacionales, pero sin negar la importancia de la globalización, de la interdependencia que hoy existe en el mundo, hemos sido capaces de desarrollar un modelo propio, vinculándonos al mundo desde nuestra propia identidad y desde nuestros propios intereses. Y el resultado nos indica que no nos hemos equivocado, que estábamos en el camino cierto, en el camino correcto.

 

Por eso creo que la complementariedad de nuestras economías, la comunión de nuestras más intimas convicciones en cuanto a la necesidad de vivir en democracia, con vigencia y respeto por los derechos humanos, en la necesidad de un multilateralismo diferente y militante, en donde todos los países seamos exactamente iguales, en el seno de nuevos organismos reformulados de acuerdo con los nuevos tiempos que corren y la condena global al terrorismo global y la adopción de políticas e instrumentos que nos permitan combatir eficazmente ese verdadero flagelo, en el cual nosotros también hemos tenido experiencias terribles: dos atentados (1992 y 1994), también planificados desde afuera. Por eso nuestra condena al terrorismo global, que no es un ejercicio protocolar de ocasión, lo vivimos como tragedia y como convicción. Es necesario, entonces, aunar los esfuerzos de todos los países para poder combatir este flagelo y creo que ejercicio de un nuevo multilateralismo, un desarrollo y distribución equitativa de la riqueza, que permitan que nuestros hombres y mujeres puedan acceder a los bienes de la educación, de la salud, de la vivienda, de la vestimenta y también la necesidad de concebir una democracia mundial en un nuevo sistema de decisiones, serán instrumentos potentes para poder deconstruir las falacias argumentativas del fundamentalismo terrorista.

 

Pero yo no quiero terminar esta noche hablando de algo tan feo como el terrorismo global y menos en un lugar donde la mesa está encabezada por la figura mítica y universal del Mahatma Gandhi, a quien hoy rendí homenaje, en mi doble carácter de Presidenta de la República Argentina, pero también de ciudadana universal, respetuosa de una figura que ya no pertenece a la India, sino que pertenece a la historia del mundo.

 

Y quiero terminar con esa imagen, que me llevé hoy de paz, cuando descalza atravesé la alfombra que me condujo a ese lugar sagrado por la humanidad y pude allí, estoy segura, en nombre de todos los argentinos, derramar unos pétalos de rosas, quedémonos con la imagen de esos pétalos de rosas y no con los de las bombas o los atentados porque éstos también algún día terminarán, pero las rosas siempre seguirán, si aprendemos entre todos a cultivarlas y a sembrarlas.

 

Muchas gracias, y quiero brindar por usted Presidenta, por usted Primer Ministro, por todos los aquí presentes, por nuestros pueblos y por la amistad eterna entre India y Argentina. Muchas gracias.