Señora presidenta de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos; señora Kerry Kennedy, que hoy nos acompaña, presidenta de la Fundación Kennedy en materia de Derechos Humanos; Abuelas, Madres, Hijos, Hijas, Nietos, Nietas, amigos y amigas: estamos aquí en este lugar emblemático, a 30 años también de un hecho emblemático como fue precisamente la visita de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos con motivo de las gravísimas violaciones en materia de derechos humanos que se producían aquí en nuestro país a partir de 1976.
Quiero corregir un poco al locutor que me precedió en el uso de la palabra. En realidad hoy no estamos actuando aquí, no lo estoy haciendo como presidenta de la República y enviando estos proyectos de ley en homenaje a la Comisión, sino que estamos actuando como sujetos del derecho internacional que debe respetar los tratados y las normas a las cuales se ha obligado y que nos convierten en un país que respeta el derecho internacional y por sobre todas las cosas el respeto irrestricto a los derechos humanos. No es benevolencia, no es gesto de generosidad, es simplemente el cumplimiento de la ley, de las obligaciones y de las sentencias de la Corte Interamericana y de los procedimientos de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos. En síntesis, estamos dando cumplimiento a la ley, no es un acto de generosidad sino la obligación que tienen todos los gobernantes y los gobernados de un país que merezca ser llamado como tal. (Aplausos).
Las leyes, los proyectos de leyes que se han enviado al Congreso son con motivo del caso de una joven nacida en este lugar, en ESMA. Una sentencia de la Suprema Corte de Justicia de la Nación del 30 de septiembre del año 2003, si la memoria no me falla, fue presentada como violatoria de varios artículos de la Convención Interamericana, en el tratado que la Argentina tiene firmado, por Abuelas, por los familiares de la joven y en el año 2006 el gobierno ofreció comenzar un proceso de resolución amistosa, que es uno de los procedimientos que fija la comisión a los efectos dilucidar las diferencias que hay entre los Estados y los que se consideran y son víctimas de actos institucionales o no institucionales de ese Estado. Finalmente, pudimos luego de mucho tiempo, arribar a este acuerdo en el cual la Argentina se compromete a enviar al Congreso -de hecho he firmado los proyectos y los he entregado a la señora presidenta de la Comisión Interamericana y a las Abuelas- sobre modificaciones en materia de bancos genéticos de datos para asegurar la total transparencia en el manejo de los mismos, también la posibilidad de ser querella por parte de las organizaciones de derechos humanos y también modificaciones a los códigos de procedimientos de modo tal de facilitar la actividad de los jueces, pero también hacerlo con respeto a las víctimas para que en definitiva no vuelvan a ser doblemente víctimas.
También en el día de la fecha y dando cumplimiento a la condena que el Estado argentino tiene en el caso Kimmel, que es el caso de un periodista que fuera condenado por el delito penal de calumnias e injurias, he decidido enviar al Congreso de la Nación un proyecto de ley donde se suprime la figura del delito de calumnias e injurias en materia de libertad de expresión. (Aplausos) Quiero de esta manera garantizar aún más, aún más porque dudo que haya habido alguna otra etapa en la vida institucional de este nuestro querido país donde se haya podido hablar con mayor libertad que en la etapa que me ha tocado gobernar a mí la República Argentina. (Aplausos)
Y si se me permite, desafío a cualquier archivo, a cualquier memoria, a cualquier prueba, que no ha habido mayor libertad para hablar de las autoridades de un país que durante el gobierno de la primera presidenta mujer de la República Argentina. (Aplausos)
Tal vez el hecho de que estemos enviando estas leyes y podamos haber acordado sea también -y perdóneme, no es una cuestión de género- que somos tres mujeres las que hoy estamos aquí, porque comentábamos con Lucía que es la primera vez que una mujer preside la Comisión Interamericana, es la primera vez que una mujer preside la Corte Interamericana y es la primera vez una mujer preside la República Argentina. Hemos podido acordar precisamente cuestiones litigiosas entre el Estado Nacional y la Comisión Interamericana para defender dos de los derechos más personalísimos, pero al mismo tiempo más colectivos que puede tener un ser humano, la libertad y la identidad. La libertad para poder decir lo que uno quiere y piensa, aún cuando sea mentira, pero tener el derecho a decirlo y que nadie pueda ser cercenado, no solamente en la libertad de palabra sino en la libertad personal y física por decir o expresar lo que siente. Aún a costa muchas veces de soportar cuestiones que tienen que ver con mentiras o que no son ciertas, yo prefiero mil millones de mentiras antes que cerrar la boca o ser la responsable de haber cerrado la boca de alguien. Esta es la verdadera forma en que entiendo la libertad, los derechos humanos y la participación democrática.
La otra cuestión tiene que ver con la identidad, que es un derecho colectivo, un derecho de la sociedad, un derecho a saber quiénes somos. Esto se ha generado en nuestro país a partir de la identificación de niños y niñas apropiados durante la dictadura, fíjense que fue el único delito que quedó fuera de las leyes de Obediencia Debida y Punto Final, la apropiación de menores y la supresión de la identidad. Tan fuerte es que fue eximido inclusive por aquel Parlamento en materia de aplicación de Obediencia Debida y Punto Final.
Y yo sé que provoca tensiones muy fuertes porque hace a las emociones, hace a la vida de chicos que sufren dos pérdidas, la primera cuando no lo sabían y la segunda. Pero creo que todos tenemos que tener la inmensa libertad de saber quiénes somos, no para negar a nada ni a nadie, porque nadie pretende borrar el amor, el cariño y el afecto, son sentimientos imborrables e inmanejables porque son emociones, están más allá de toda razón, están más allá de todo excesivo razonamiento.
Creo sinceramente que hoy estamos ayudando, no solamente a jóvenes que sufrieron una doble pérdida, creo que estamos ayudándonos a nosotros como argentinos a ser una sociedad más justa, más madura, a poder mirar los problemas y resolverlos, porque tapar y esconder las cosas bajo la alfombra nunca ha servido de nada, más tarde o más temprano siempre salen.
Por eso creo que el envío de estas leyes para que nuestro Parlamento las debata, las discuta, acerca de la defensa de la identidad y de la defensa de la libertad de expresión, en cumplimiento de acuerdos internacionales y de fallos de la Corte Interamericana de Derechos Humanos, nos convierte cada vez más en sujetos de derecho internacional y del mundo en el que queremos vivir.
Ojalá que podamos sortear los fuertes obstáculos que hoy están teniendo las democracias, también aquí en nuestra región como en el caso de Honduras, y ojalá podamos hacerlo porque como decía recién la señora Presidenta, estamos también hoy en una fecha absolutamente emblemática. Emblemática no solamente para la región por el golpe que sufriera Salvador Allende el 11 de septiembre, emblemática para el mundo, un 11 de septiembre también el terrorismo internacional se abatió sobre las torres gemelas en Nueva York y cambió la historia del mundo.
Creo entonces que ante tanta barbarie, ante tanta irracionalidad, ante tal grado de locura, oponerle el derecho, oponerle la razón, oponerle el respeto a la ley, oponerle la sujeción a las normas de derecho internacional, es el mejor antídoto contra cualquier terrorismo y contra cualquier intento de cortar, desvirtuar, entorpecer o hacer caer nuestras democracias.
Por eso hoy estamos aquí en homenaje a ustedes, que hace 30 años vinieron a hacer a nuestro país lo que la Justicia de nuestro país no se animaba a hacer, porque ustedes tuvieron que venir porque no había justicia en la República Argentina, usted tuvieron que venir porque no había libertad de expresión en la República Argentina. Hoy vienen a un país donde hay justicia, donde quienes violaron los derechos humanos están siendo juzgados por los tribunales competentes, dándoles la oportunidad que ellos no le dieron a otros, y vienen a un país donde la libertad de expresión, la libertad de prensa, es tal vez más absoluta que nunca.
Bienvenidos a este país, nuestro país, en el que esta orgullosa Presidenta los recibe para darles las gracias por lo que hace 30 años hicieron para todos los argentinos.
Muchas gracias. (APLAUSOS)