Palabras de la Presidenta en Acto Día de la Industria

PALABRAS DE LA PRESIDENTA DE LA NACIÓN, CRISTINA FERNÁNDEZ, EN EL ACTO DE CONMEMORACIÓN DEL DIA DE LA INDUSTRIA

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Muchas gracias, muy buenos días a todos y a todas.
Señor Presidente de CAME; asociados; asociadas: realmente cuando Osvaldo Cornide conjuntamente con la Comisión Directiva fueron a visitarme a mi despacho hace ya unos cuantos días atrás, para invitarme a este encuentro para celebrar el Día de la Industria, no dudé un solo instante en comprometer mi asistencia.

Creo que realmente este espacio institucional que es la CAME que representa a las pequeñas y medianas empresas del sector industrial, del comercio, de los servicios, tiene un objetivo que nosotros compartimos que es el de mirar al país y a la actividad económica específica como un conjunto en el cual es necesario la armonía y el desarrollo de todos los sectores en forma conjunta como la única forma de garantizar un crecimiento sostenido en materia económica y sustentable en materia política, social e institucional. Tenemos la misma visión de país, de economía y de desarrollo, y que ustedes que agrupan actividades como el comercio, como los servicios hayan decidido celebrar el Día de la Industria, es también una definición.

Usted lo acaba de decir hace unos instantes, sabemos de la importancia de todos los sectores, pero sabemos que la reindustrialización que el país ha tenido a partir del período iniciado en el año 2003, ha sido vital para el desarrollo de la generación de empleo, del poder de consumo de los argentinos y cuando los argentinos pueden consumir, puede haber además de industrias y de actividades primarias, comercio y servicios. Si no hay usuarios y consumidores con poder adquisitivo, con trabajo, las otras actividades caen estrepitosamente.

Y es precisamente en estos seis años en donde el crecimiento promedio de la actividad económica en general osciló en el 8,4 8,3 donde la industria superó claramente con un promedio anual del 9,3, el proceso de las otras actividades, lo que implica en generación de trabajo y en redistribución del ingreso.

Para que ustedes tengan una idea, el año récord precisamente fue el año 2008, 70 por ciento más que el año 2002 y 31 por ciento más que el año 1998 que había sido el crecimiento pico industrial durante toda la década del noventa. Y fue precisamente también en el año 2008 donde de los 12 bloques industriales, 8 alcanzaron su pico máximo. A la cabeza las autopartes en el período con 287 por ciento en el 2008 y con casi 600 mil unidades, 597 mil para ser más exactos. Este año, pese a todos los pronósticos, apostamos y estamos seguros que vamos a llegar también al medio millón de unidades, con lo que esto significa en el impacto de las pymes, las grandes proveedoras de autopartes y de servicios a las terminales automotrices. También un crecimiento muy importante del 130 por ciento en el bloque industrial de las actividades no metalíferas vinculadas con la construcción como cemento, como vidrio que tuvieron un crecimiento explosivo, o el 120 por ciento en la industria textil y metalmecánica, fundamentalmente la textil que había sido devastada por los procesos de importación y fundamentalmente por el uno a uno que tornaba no competitiva a nuestra industria del calzado, textiles, etcétera.

Todo este crecimiento que generó además millones de puestos de trabajo, con un salario mínimo, vital y móvil que este año al llegar a los 1.500 se ha convertido en el salario mínimo vital y móvil más importante de todo el complejo latinoamericano, nos coloca realmente a la cabeza de un proceso de reindustrialización que ha servido para que el país complete seis años de crecimiento inédito. Y lo que es más curioso, lo hemos hecho con superávit gemelos, superávit fiscal, superávit comercial, cuenta corriente de capital positiva del país.

Precisamente cuando toda la vida quienes sostenían las ideas contrarias y decían que lo necesario era el superávit fiscal y gobernaron toda la vida con déficit fiscal y déficit comercial, pudimos demostrar que los procesos de impulsar a la industria nacional, que las medidas que tienden a promover a nuestros pequeños, medianos empresarios, no son incompatibles con una buena administración de las cuentas fiscales. Por el contrario, se fortalecen cuando se fortalece la economía nacional. Ni qué hablar del proceso de desendeudamiento.

Cuando en el año 2003 se inició el gobierno, la deuda externa representaba el 166 de nuestro PBI. Hoy la ratio de deuda en relación al PBI está en el orden 45 por ciento, un nivel de desendeudamiento y de acumulación de divisas en el Banco Central que nos ha permitido afrontar con una fortaleza inédita lo que sin lugar a dudas constituye luego del año ´30, la crisis económica más importante de la que se tenga memoria.

Y si uno compara el tema de caída de la actividad industrial o en términos de exportación que también batimos récord durante el año 2008 a esta situación actual, vemos que dentro del bloque del mundo y también del bloque latinoamericano, somos los que menos hemos caído en materia de actividad industrial, 1.5 negativo y en materia de exportaciones los segundos después de Chile con 11.5 y muy atrás los otros países hermanos exportadores de la región y ni qué hablar del mundo.

Obviamente, no nos hubiera gustado tener estas cifras, obviamente nadie se solaza de haber caído menos que los demás, pero estamos entre hombres y mujeres que dedican su vida y su actividad son los negocios y tenemos que hablar entonces en términos de negocios y con números duros, fríos y concretos.

Y cómo hemos hecho para sostener este modelo además de la fortaleza que el modelo en sí mismo traía: una intervención por parte del Estado en la economía muy fuerte. Para este año nos pronosticaban inclusive desde algunos altos organismos del propio Estado que no llegaríamos a superar los 6.000 millones de dólares de superávit comercial. Esto obviamente mirado desde afuera y de las finanzas públicas colocaba a la Argentina en dudas de poder hacer frente a sus compromisos externos, porque obviamente necesitábamos de dólares para poder hacer frente a nuestros compromisos externos, y si esos 13.000 millones de dólares que habíamos obtenido en el superávit comercial del año pasado se reducían a 6.000 o tal vez a menos, había dudas acerca de la solvencia de la Argentina para hacer frente a sus compromisos externos.

Sin embargo, a julio de este año llevamos un superávit comercial de 11.167 millones de dólares (APLAUSOS) y esto lo debemos a políticas activas en defensa del trabajo y la industria nacional. No es proteccionismo, como algunos lo llaman despectivamente, es la obligación que tiene el Estado nacional de defender a sus trabajadores, a sus empresas y fundamentalmente a sus ciudadanos. Porque en definitiva, si caen las empresas, si las fábricas se cierran, si los comercios no pueden funcionar, si los servicios no se tornan eficientes porque no hay quienes consuman o quienes no puedan pagarlo, finalmente termina pagándolo el conjunto de la sociedad.

Por eso estamos absolutamente convencidos que todas y cada una de las medidas que hemos tomado, más allá de críticas de algunos sectores que no está mal que tengan fuertes intereses en la importación, pero tienen que entender que primero está la Argentina. (APLAUSOS) Entonces concebirse inteligente como partes de un todo. Porque yo pregunto a algunos, no son muchos pero con mucho poder de despliegue económico, que nos criticaban desde los intereses de los importadores, si los argentinos no tienen trabajo de qué les va a servir importar, quién les va a comprar las cosas que importan. Ya nos pasó durante la convertibilidad, donde se importaba todo y hubo un momento que el 25 por ciento de los argentinos no tenía trabajo y ni siquiera ellos podían hacer buenos negocios.

Entonces, estas cosas son las que nos tienen que hacer entender la necesidad de elaborar y construir políticas conjuntas en mesas de diálogo y consenso, precisamente que contemplen los intereses de todos los sectores.

También medidas que se tomaron para apoyar a aquellas empresas que tenían problemas con los salarios de sus trabajadores a partir del programa Repro del Ministerio de Trabajo que hoy ayuda a más de 100.000 trabajadores si no me equivoco ministro Tomada, lo cual representa un sin fin de pequeñas y medianas empresas a poder seguir sosteniendo la actividad, planes sociales, temas impositivos, el plan de moratoria y blanqueo. Puedo decirles, les voy a dar una primicia antes que lo haga el titular de la AFIP, se acogieron a este Plan que se elaboró mediante una Ley en el Congreso Nacional como corresponde, 202.000 contribuyentes, se han blanqueado ya 330.000 trabajadores argentinos que significa algo más que un número, significa la confianza que tienen los empresarios que blanquearon a esos trabajadores, en el proceso económico y en la actividad futura de la Argentina. Nadie pone en blanco un trabajador si no está apostando al futuro de su empresa y al futuro de su país. (APLAUSOS)

También decir que casi hemos llegado entre moratoria y blanqueo o repatriación como se quiera llamar, casi a 32.000 millones de pesos, una cifra mucha más alta de la que se esperaba recaudar y donde la repatriación o blanqueo ha sido más importante que la moratoria, 17.000 millones de pesos en materia de blanqueo de capitales destinados, como ustedes saben, a la inversión y a la producción.

Creo entonces que junto a esto y a otras medidas que tenemos que seguir desarrollando, el tema de las ART y los accidentes de trabajo es un tema clave en la competitividad de la economía en su conjunto, clave. Y como bien decía el titular de CAME, es mucho más clave para las pequeñas y medianas empresas. Porque una empresa grande, una multinacional o una gran empresa no se funde porque tenga un accidente de trabajo, pero una pequeña y mediana empresa tiene dos accidentes de trabajo y puede quedar fundida, por lo que yo también coincido con él en lo que se denomina la industria del juicio y soy abogada.(APLAUSOS)

Esto no significa desconocer los derechos de los trabajadores, pero significa sentarnos a una mesa empresarios, sindicatos y ART para definir claramente que el seguro no puede constituir ni una apropiación de los derechos que tiene el trabajador a cobrar una indemnización, pero que tampoco puede ser un negocio donde únicamente ganen los que aseguran y finalmente terminan perdiendo empresarios y trabajadores. Esto también va a ser necesario discutirlo en estos términos. (APLAUSOS)

La Justicia o el Poder Judicial, con independencia de poderes que hay en la República Argentina también deberá participar, porque estas son políticas de Estado, esto no significa que haya que ponerse de un lado de un sector o esté con el otro, la Justicia debe ser independiente, sin lugar a dudas. Pero tener finalmente un criterio indemnizatorio que contemple los derechos de los trabajadores y las posibilidades de subsistencia de la empresa, son claves para poder abordar el tema. (APLAUSOS)

Estamos también explorando y lo hemos charlado, estamos trabajando con el ministro de Economía y con algún sector, fundamentalmente tal vez el que más problemas tiene en materia de accidentes de trabajo que es el sector de la construcción, obvio por propias características de la actividad, sobre la necesidad de ver que si no hay posibilidades de acordar con las empresas que se dedican a asegurar, vamos también a tomar intervención desde el Estado para que en acuerdo entre trabajadores y empresarios podamos hacer mutuas asociaciones que permitan contemplar los intereses de los empresarios y los intereses de los trabajadores. (APLAUSOS) Es necesario entender, todos deben entender, que en épocas como la que estamos viviendo, con una crisis mundial inédita, para que se tenga una idea acerca de la magnitud de la crisis, entre mediados del 2007 cuando comenzó la crisis, la suprime hasta ahora, se ha perdido en términos de valor 3 veces el PBI de los Estados Unidos. Este es el valor que se ha perdido, 25 por ciento del comercio mundial se ha caído en estos términos, con lo cual es imprescindible entender, todos debemos entender, que las rentabilidades que reobtuvieron en procesos donde estábamos creciendo por arriba del 8 por ciento, en una economía mundial que crecía al 3 por ciento, repetir esas rentabilidades en épocas de crisis, es impensable. Entonces no puede desatarse una puja distributiva donde queramos suplantar por vía de la apropiación que le corresponde al otro, lo que la economía naturalmente no está dando. Esto tiene que ser entendido por todos.

Creo que gran parte lo ha entendido porque hemos cerrado más de 250 convenios colectivos de trabajo este año, que se suman a las 1.500 convenciones que se han cerrado a partir del año 2003. En este sentido debo reconocer que el empresariado y los sindicatos han tenido una gran madurez, fundamentalmente todo lo que es el sector industrial, comercial y de servicios, que por obvias razones son los que menores posibilidades de tener trabajadores en negro tienen, obviamente. Sería bueno que todos los sectores también comprendieran esto y entendieran, primero, la necesidad de tener trabajadores registrados, pero al mismo tiempo entender que todos debemos contribuir a sortear las dificultades que nos presenta el mundo, y por sobre todas las cosas, como ayer lo charlaba con el representante de lo que podríamos considerar una empresa muy importante de Argentina, tal vez la más importante, la necesidad de sostener y de acompañar no a un gobierno que hoy está y mañana vendrá otro gobierno, sino a un modelo económico de crecimiento del país. Esto es lo importante y lo que tenemos que entender, saber diferenciar lo que es un gobierno que lo constituyen políticas de Estado en materia económica. Cuando aprendamos a diferenciar el color del gobierno por un lado y lo que deben ser políticas de Estado irrenunciables como es: proceso de industrialización, cada vez mayor valor agregado a nuestros productos, porque cuanto más valor agregado tengamos más rentabilidad van a tener los empresarios, mejores salarios van a tener nuestros trabajadores, mejor y más grande mercado interno vamos a tener que nos asegure de las contingencias, no del todo porque es imposible en un mundo interdependiente estar separados totalmente de las contingencias o variables de los precios internacionales, pero si tenemos un sólido mercado interno, con bajo nivel de endeudamiento como hoy están nuestras familias, si logramos que finalmente nuestro sistema bancario se ponga las pilas y financie realmente la inversión y no solamente el consumo... (APLAUSOS) Siempre le decía a algún banquero cuando se quejaba de la inflación, cómo puede quejarse alguien del sistema financiero de la inflación y cuando uno ve los números se financia mucho más el consumo que la producción y la inversión. Es casi un fenómeno natural que si hay un financiamiento a largo plazo del consumo, a super largo plazo del consumo y financiamiento inexistente o a cortísimo plazo de la inversión o de la producción, naturalmente en algún momento esto colisiona y produce un aumento de precio. Más allá de que algunos aumentos más que debido a cuestiones de inversión o de producción, hayan sido apropiación del ingreso.

Pero en definitiva lo importante es entonces que cada uno de los sectores de la economía cumpla acabadamente su rol, como un mecanismo de relojería, el reloj puede funcionar si cada una de las piezas cumple con la función que le fue asignada en el mecanismo, si no comienzan los desbalances y finalmente hay problemas para todos.

Por eso creo que nosotros tenemos una inmensa posibilidad, en la Republica Argentina, por las características de nuestra economía, por las características de la crisis internacional, por lo que antes constituía una desventaja y que era nuestro grado bajo de bancarización. Tenemos empresas, familias que tienen un bajísimo nivel de endeudamiento comparado con otras economías del mundo, donde están endeudadas por el 120 o 130 por ciento de sus posibilidades; tenemos bancos con una gran liquidez, producto tal vez de la lección que se aprendió allá en el año 2001; tenemos una altísima capacidad en nuestros recursos humanos.

Hoy por la tarde, quiero contarles para finalizar, voy a inaugurar en la Casa de Gobierno la Sala de los Científicos y Científicas Argentinos del Bicentenario. (Aplausos) Es un lugar histórico en la Casa de Gobierno que estaba, como tantas otras cosas, dividido tipo cuchitriles. Había sido fundado por Roca como Salón de los Diplomáticos; Julio Argentino Roca era presidente, año mil ochocientos ochenta y algo. Allí los embajadores extranjeros iban a hacer sus acreditaciones. Decidí recuperar ese lugar histórico, muy lindo, y lo pusimos tal cual estaba originalmente, tratamos de conseguir los originales hasta de las arañas, y pusimos allí a los hombres y mujeres que se han destacado en la ciencia y la tecnología en la Argentina. Tenemos allí a los tres premios Nobel, los únicos tres premios Nobel de América Latina en materia científica: Houssay, Milstein y Federico Leloir. (Aplausos) Tenemos también ahí a hombres como el doctor Salvador Mazza, como el doctor René Favaloro, como el doctor Rafael Carrillo, como Gregorio Klimovsky. Lo vamos a inaugurar de una manera muy especial, porque hoy a la tarde en la inauguración de ese salón va a estar la INVAP. Muchos de ustedes saben qué es la INVAP, la empresa pública integrada por el Estado Nacional y la provincia de Río Negro que vende reactores nucleares a todo el mundo, que hoy está compitiendo por la instalación de un reactor nuclear en Holanda, en la Comunidad Europea, que está construyendo satélites. El único país, fuera obviamente de Estados Unidos y Canadá -creo Ministro, ¿no?- que construye satélites en el continente y vamos a darle financiamiento, una parte de las obligaciones negociables que va a suscribir y lanzar al mercado va a ser suscripta por el Estado a través de la ANSES para reafirmar el apoyo al desarrollo de la industria y tecnología nacional con capacidad de competir internacionalmente. (Aplausos)

Por eso creo que tenemos todas las oportunidades, un territorio, una tierra y un clima que nos ha dado Dios, eso no es mérito de ninguno de nosotros, ni tampoco de los que son circunstanciales propietarios de la tierra; tenemos un proceso en marcha de industrialización más que importante; tenemos recursos humanos altamente calificados que nos han sabido diferenciar históricamente; tenemos entonces no ya la oportunidad sino la obligación de construir una Argentina diferente. Y tenemos que hacerlo como recién decía Osvaldo Cornide, propiciando el diálogo, el consenso, pero sabiendo qué es lo que tenemos que identificar como prioritario para la generación de empleo, para la reactivación económica, con la convicción de que por más importancia que tenga tal o cual empresa, tal o cual sector, nadie es propietario de la Argentina, de la Argentina somos propietarios los 40 millones de argentinos que vivimos aquí adentro. (Aplausos) Y en nombre de ellos, como presidenta de esos 40 millones de argentinos, me siento en la obligación de seguir profundizando este modelo que ha dado trabajo, que ha permitido resurgir al empresariado nacional, que ha permitido volver a competir en el mundo. Porque es curioso, decían que estábamos en el mundo y no podíamos exportar porque no éramos competitivos; ahora hemos hecho récord de exportaciones y también un crecimiento y una participación muy importante de las manufacturas industriales de un 26 por ciento pasaron a un 31 por ciento en la torta de exportaciones de la Argentina.

Todas estas cosas son las que nos deben llevar a todos a redoblar los esfuerzos, el compromiso y las convicciones de que desarrollar la industria nacional es una política de Estado pero por sobre todas las cosas una cuestión de soberanía nacional.

Muchas gracias y muchas felicidades. Mañana es el Día de la Industria, hoy lo estamos festejando por anticipado y lo hacemos de esta manera, discutiendo las cosas que nos importan a todos los argentinos. Muchas gracias y buenos días. (Aplausos)