...a que el Reino Unido que tiene un enclave colonial inadmisible en el siglo XXI, nuestras Islas Malvinas, se avenga a cumplir precisamente con esta resolución de Naciones Unidas. Agradezco profundamente la incorporación en la Declaración de Doha de esta cuestión.
Que no es diferente a otras cuestiones que también suceden en el mundo y tal vez aquí con mayor tragedia y con mayor fuerza, la cuestión de Medio Oriente y también las resoluciones incumplidas en materia de reconocimiento del Estado Palestino y de la cuestión de Medio Oriente.
Es que tal vez, una de las cuestiones más sobresalientes, luego de la caída del Muro de Berlín, haya sido precisamente el surgimiento de un mundo donde las reglas solamente tienen que ser cumplidas por aquellos países que no tienen la suficiente fuerza como para oponerse a otras resoluciones y entonces vemos como se constituye un mundo donde hay reglas pero donde solamente deben ser cumplidas por aquellos países tal vez menos poderosos militarmente, tecnológicamente o económicamente, y sin embargo estos países pueden violentar resoluciones de Naciones Unidas que obligan precisamente a respetar los derechos de otros países.
Malvinas y la cuestión Palestina son solamente dos de los ejemplos terribles de no cumplimiento de las reglas, de no cumplimiento de las propias normas de los organismos internacionales en materia de derecho y reconocimiento de nuestros países.
Por eso la recreación de un orden multilateral, multipolar, es para nosotros, hombres y mujeres de la América del Sur y hombres y mujeres del mundo árabe, una cuestión estratégica y vital.
Muchas veces se intenta presentar las cosas como desconectadas las unas de las otras, como si una cosa no tuviera que ver con la otra. Tal vez, en una estrategia de división de esfuerzos, de una división de conceptos que en realidad conllevan en el fondo una misma sustancia: el respeto que los pueblos deben tener sobre todos los pueblos.
Por eso venir aquí hoy a tratar estas cuestiones tiene que ver también con la necesidad de plantear a la luz de una crisis mundial sin precedentes un nuevo orden, y un nuevo orden va a implicar entonces una reversión de esta... (corte en el audio)
...que Obama pueda intervenir favorablemente en la cuestión de Medio Oriente que hace a la cuestión de la paz mundial. Sabemos que es imprescindible el rol que Estados Unidos puede y debe jugar para la solución de este conflicto, en el cual podemos agregar antecedentes como la propuesta de paz y de todos los intentos que hasta ahora infructuosamente le niegan el derecho al pueblo palestino. Nosotros hace instantes nos reunimos con la Autoridad Nacional Palestina cumpliendo con la promesa que yo había hecho en mi viaje a Ramalá de que mi país, la República Argentina, tuviera una oficina de representación en ese país como contribución también de nuestra parte a coadyuvar al reconocimiento a que el Estado de Israel y el Estado de Palestina convivan en paz en fronteras internacionalmente reconocidas.
Se suma a toda esta situación previa de ruptura del multilateralismo la necesidad también hoy ya de abordar la discusión de un nuevo orden a partir del fracaso estrepitoso que han tenido los organismos multilaterales y una forma de entender el capitalismo donde todo pasaba por el sector financiero. En este sentido nuestra postura en el G20, que tendrá lugar ni bien abandonemos esta reunión y a la que concurriremos conjuntamente con Arabia Saudita y con la República del Brasil, debe tener por objeto precisamente éste, llevar la voz de las economías emergentes, para poner el acento en que esta crisis sin precedentes desde el año 30 no encuentra en las economías emergentes a sus causas, al contrario, las encuentra precisamente entre unas de sus posibles víctimas. Hemos sido, señoras y señores, las economías emergentes las que sostuvimos en los últimos 10 años las dos terceras partes del crecimiento de la economía mundial. Sin embargo, vemos cómo a raíz de esta crisis causada precisamente en los centros neurálgicos del mundo desarrollado, se transfieren inmensas masas de capital desde nuestras economías hacia los países centrales, causando destrucción del empleo, de la confianza y del crecimiento que se venía desarrollando.
Urge entonces que en esa cumbre del G20 las voces que vamos participar allí y que no nos consideramos protagonistas excluyentes, muy por el contrario, simplemente intentamos llevar la voz del resto de los países del mundo para advertir de la necesidad no de una reforma cosmetológica de los organismos multilaterales de crédito, sino la necesidad de un nuevo diseño de políticas de orden mundial que tengan que ver esencialmente con poner un inmenso esfuerzo de capital y de transferencias del sector financiero al sector de la economía física, de la economía real, de la economía que produce empleo y trabajo, que es la que verdaderamente genera riqueza y consumo, verdadero motor de todo capitalismo que se precie de tal.
Es curioso que algunos hayan creído que el dinero podía reproducirse a sí mismo, sin pasar por la intermediación de bienes y servicios, pero es precisamente lo que ha sucedido y ha sucedido desde los centros neurálgicos de poder.
Veo que estamos ante una magnifica oportunidad, sin caer en el lugar común de decir que toda crisis da oportunidades, normalmente dicen esto aquellos a quienes las crisis no los alcanzan y entonces pueden tener otra oportunidad. Digo que tenemos sí los países del sur, los países de América del Sur, que han tenido un resurgimiento democrático durante las últimas décadas y fundamentalmente de gobiernos nacionales y populares, o progresistas como les gusta llamarse a algunos, y que hemos tenido un protagonismo en el crecimiento de la región en términos económicos y también en términos de redistribución del ingreso social, acoplados, si el crecimiento económico no llega a todos los ciudadanos y a todas las ciudadanos suele tener poca sustentabilidad política e institucional.
Entonces el gran desafío será que este nuevo orden requerirá de nuevos protagonistas, de nuevas cooperaciones, de una cooperación sur - sur que entendemos, por identidades culturales muchas veces comunes entre los países árabes y los países de América del Sur, podemos llevar adelante y tenemos la obligación de hacerlo.
El compromiso que quiero tomar hoy frente a ustedes es precisamente éste, el de llevar esa voz de los países emergentes, de aquellas economías que tal vez no figuran en los grandes registros pero que representan a millones y millones de seres humanos que saben que depende de que se acierte en el rumbo de las medidas e instrumentos concretos que se adopten, para que lo que hoy es una la crisis financiera que ya se traslada a la economía real, no termine trasladándose al mundo definitivamente de la política con lo que ello con llevaría.
Tengo esperanzas, también tengo dudas -por qué no decirlo-, de que se logren los objetivos por los cuales viajamos al G20 los hombres y mujeres que vamos a participar. Por lo pronto el compromiso de seguir profundizando esta relación sur- sur, nuestros vínculos que deben ser no solamente de carácter comercial, más allá de la importancia que tiene la vinculación comercial creo que no hay nada tal vez más importante que tener identidad de objetivos, más allá de las diferencias y matices culturales que cada uno de nosotros podamos representar de nuestras sociedades, lo cierto es que cualquiera sea el Dios al que nosotros le recemos estoy absolutamente convencida de que los objetivos que nos llevan son precisamente darles a nuestros representados una vida más justa, una vida más plena, una vida con posibilidades de estudio, de vivienda, de seguridad y de educación. Todos, absolutamente todos los que estamos aquí tenemos esos objetivos y creo que el compromiso más importante que podemos asumir es aunar nuestros esfuerzos precisamente para lograr esos objetivos. Muchísimas gracias.