Muchas veces en interminables debates en el Senado cuando fui legisladora allí o en la Cámara de Diputados, aún siendo oposición interna en el entonces oficialismo o luego siendo oposición, hablé de un modelo de país en el cual la inclusión social, que también planteaba la inclusión geográfica, porque están ambas intima y directamente vinculadas; miles de argentinos que han tenido que abandonar sus provincias en el NOA y en el NEA para ir a radicarse en la zona metropolitana del Gran Buenos Aires. A nadie le gusta abandonar su lugar y su terruño, cuando lo hace es porque no encuentran las oportunidades. Lo mismo tantísimos argentinos que vienen a la Patagonia en busca de una oportunidad que en sus tierras no les ofrecen. El gran desafío que hemos tenido ese hombre que ya saben quién es, el ex presidente de los argentinos, y esta mujer, que nos conocimos siendo muy jóvenes en mi ciudad natal, en la Universidad Nacional de la Plata, ha sido el de poder llevar a la práctica en la gestión de gobierno, lo que sostuvimos siempre desde muy jóvenes y que tantas dificultades no creó en nuestra vida juvenil, y luego también más tarde a nuestra vida política. Porque defender convicciones, defender inclusión social presupone muchas veces molestar o afectar intereses minoritarios pero poderosos a la hora de tomar decisiones. Yo digo que además de minoritarios y poderosos, muchas veces poco inteligentes; porque si uno observa a las grandes sociedades desarrolladas vemos que una las características es lograr la inclusión social para que esas economías tengan mayor volumen, para que haya mayor educación, mayor innovación tecnológica.
En estos años en los cuales, como señalaba recién el señor Gobernador, se han hecho infinidades de obras que afectan a la calidad de vida de la gente y que han cambiado diametralmente el perfil de nuestro país; no solamente en el plan de infraestructura más importante del que se tenga memoria, el que se hizo durante la anterior gestión y el que hemos lanzado ahora, sino también en un modelo macroeconómico que pivoteando sobre trabajo, producción, desendeudamiento, tipo de cambio competitivo, ha generado las condiciones para poder hacer las cosas que se han hecho en este país.
Tiene razón Mario cuando habla de el tema de coparticipación, cómo ha crecido esa coparticipación a partir de la actividad económica generada por este modelo macroeconómico que ha permitido tener a las provincias ingresos como nunca: 300, 400,500 por ciento el aumento de ingresos vía la coparticipación. Pero también esencialmente a través del trabajo y de la producción, de darle trabajo a los argentinos. Él decía con mucho orgullo de recién de ese descenso en el índice de la mortalidad infantil que se sostiene con las cloacas, con el agua potable, con el plan de salud, pero también con el trabajo que han conseguido los padres de los chicos. Porque la primera cosa que tienen que tener los argentinos para poder acceder a todo lo demás es trabajo, la dignidad de la persona que mantiene su familia. En este también hemos dado una dura batalla los argentinos de aquel 25% de desocupación del año 2003 a este 7.3 por ciento de desocupación, que fue la lectura del último trimestre, a diciembre del año pasado. Un crecimiento que además hizo crecer exponencialmente nuestras exportaciones, récord en nuestra historia, tengo el orgullo de ser la presidenta que batió el récord en materia de exportaciones, pero no me la creo; nadie hace las cosas sólo ni es producto de un año o de dos, es producto en proyecto político y de un proceso económico que debe tener continuidad. Nadie individualmente, ni regionalmente puede si no hay un proyecto global de país de construir calidad de vida para sus semejantes.
Y fue también un año de que pudimos crecer y completar el círculo virtuoso del crecimiento económico más importante de los últimos 200 años, 66 por ciento de nuestra economía, pero el 47 por ciento en nuestro mercado interno. Hemos crecido en algunos otros períodos de la historia, no tanto pero hemos crecido, pero era un crecimiento que llegaba a muy pocos, ¿por qué? Porque no desarrollaba basado en el mercado interno, en generar trabajo, redistribución del ingreso, inclusión social. Estos números que yo leí 1° de marzo al iniciar las sesiones ordinarias no eran los números del 2008, del gobierno de mi presidencia, eran los números de un proyecto político que hizo carne en todos los argentinos, y que excede largamente las fronteras de un partido político, sin lugar a dudas. Sería una necia si pensara que esto es obra de un sector político o patrimonio de un partido, esto es patrimonio de todos los argentinos y de todas las argentinas, independientemente del lugar en que militen o compartan ideas y convicciones, es el fruto del trabajo de millones de argentinos que creyeron que un país diferente al que nos tocó vivir durante muchas décadas no solamente era posible, sino que era necesario demás ponerse a construirlo. Y en eso estábamos los argentinos, batiendo récord de crecimiento y de exportaciones, cuando como yo digo, apareció el mundo, o el primer mundo, en el cual tantas veces durante estos años de crecimiento nos atacaron, nos auguraron caídas, nos auguraron hasta default, nos auguraron que nada iba a poder realizarse; y cada uno de esos lugares en los cuales no pronosticaban que la Argentina irremediablemente se caía, hoy no existen. La verdad que no es para ponerse contento ni para solazarse, en absoluto, simplemente es para medir el impacto y la magnitud de una crisis sin precedentes, es la crisis más importante desde 1930 hasta la fecha, y de la cual no se conoce aún la magnitud y la profundidad.
Anoche me llamó el Primer Ministro de Australia con quien mantuve una conversación, y tenía una hondísima preocupación porque no se conoce la magnitud de la crisis, ni dónde ni cómo puede terminar. Me tocó hablar con muchísimos embajadores con motivo de la convocatoria hicimos desde la Cancillería a todas nuestras misiones diplomáticas, y lo que está pasando en el mundo, argentinos argentinas, es mucho más grave lo que aparece en la televisión, en los diarios, con los medios. Miles símiles de personas quedan sin trabajo por día; millones de personas son desapoderadas de sus casas; bancos que no se saben si van a durar un mes o dos más; bancos que son fondeados y a los tres meses necesitan nuevamente ser fondeados. Nadie puede predecir dónde termina esto. Yo hablaba sobre la necesidad de que los argentinos tomemos una acabada conciencia de la magnitud de la crisis, pero fundamentalmente aunemos esfuerzos, tengamos la apertura de poder entender la necesidad que tenemos de hacer frente a una crisis para que no termine impactando en nuestra gente y destruyendo esto que tanto nos ha costado levantar: el trabajo, la producción, la competitividad, la esperanza y las ilusiones de los argentinos. Es necesario que todos sepamos que tenemos que hacer un esfuerzo para superar diferencias estériles, debates inútiles, no porque el debate sea malo, al contrario, ustedes saben que a mí me encanta debatir, sino porque muchas veces solamente por encerrarse en una diferencia partidaria o pensar en cómo se desgasta un gobierno o en cómo se desgasta una gestión se terminan tomando decisiones que finalmente impacta negativamente en toda la sociedad, en toda la comunidad.
Es necesario, entonces, tomar decisiones, tal cual lo dije en reiteradas oportunidades, cuando nos tocó tomar toda estas medidas, que venimos adoptando: proyectos de ley que hemos mandado a las Cámaras para su tratamiento, como fue el de Repatriación y Exteriorización de Capitales, para lograr paliar este mundo, que cada vez es más hostil, cada vez es más difícil y cada vez es más complejo.
Por eso quiero decirles que he decidido, enviar este día lunes, un proyecto al Parlamento argentino para convocar a elecciones, el 28 de junio, para todos los argentinos. (APLAUSOS). De manera tal que podamos superado el escollo electoral, superada la elección, todo lo que demanda normalmente una elección, que siempre son posicionamientos, muchas veces personales, partidarios, que poco tienen que ver con el interés de los argentinos. Los argentinos necesitamos mucha tranquilidad, necesitamos mucha apertura, mucho diálogo, alejado de los intereses partidarios o sectoriales, porque la crisis es grave y demanda entonces una actitud diferente por parte de todos nosotros, que todos los esfuerzos estén orientados, precisamente, a lograr sostener la actividad económica y el nivel de empleo, que es lo que va a seguir permitiendo mejorar estos índices sociales, de los que nos hablaba Mario.
Si no se sostiene el empleo, argentinos; si no se sostiene la actividad económica no vamos a poder seguir sosteniendo los indicadores sociales y de calidad de vida de la gente. Esto lo saben cada uno de los señores gobernadores, que hoy nos acompañan. Y hay de todos los partidos; los hay de partidos provinciales históricos, como lo es Jorge Sapag; lo hay de partidos nuevos, de la última etapa, como es la Gobernadora Fabiana Ríos; lo sabe un hombre de la vieja Unión Cívica Radical, como Miguel Saìz, porque cuando hay que gobernar, cuando hay que hacerse cargo del problema, de la cloaca, del agua potable, del despedido, de que te cierran una fábrica ahí no hay diferencias partidarias; ahí tenemos todos que tirar para el mismo lado y para eso se requiere tener un clima estable y de tranquilidad, en la República Argentina, despojado de los avatares que normalmente trae toda contienda electoral. No es que esté renegando la contienda electoral, por favor, la vocación democrática creo que está ampliamente demostrada por cada uno de nosotros. Pero lo cierto es que los argentinos, además, no podemos tener una serie de permanentes elecciones, de acá al 28 de octubre, en el marco de esta crisis fenomenal, de habida cuenta además que ha habido importantes distritos electorales que han adelantado las elecciones.
Sería casi suicida embarcar a la sociedad, de aquí hasta octubre, en una discusión permanente de posicionamientos, cuando el mundo se cae a pedazos y los pedazos de ese mundo se nos pueden caer encima, sería casi suicida. (APLAUSOS).
Yo quiero decirles que siento una inmensa y triple responsabilidad, la primera como mujer, el género - y con Fabiana tenemos siempre esa carga de las mujeres, tener que demostrar que podemos tener eficacia - pero además también la de ser una mujer del país profundo y además de ser una militante política que cree, realmente, que la política tiene que ser para mejorar la calidad de vida. Esto me exige a mí un doble esfuerzo, muchas veces - ustedes conocen mi carácter, si me dejara llevar por él, tal vez, no hubiera hecho muchísimas cosas de las que he realizado como presidenta. Sé que tengo la obligación indelegable como argentina, como ciudadana, como presidenta - elegida por los argentinos - de tomar todas las medidas que permitan seguir creciendo, teniendo trabajo los argentinos y creando un clima, en el cual todos podamos dialogar.
Pero dialogar tiene que ser, fundamentalmente, no decir siempre que sí a todo, y fundamentalmente cuando el decir que sí a todo significa quebrar aquellas variables macroeconómicas, con las cuales tenemos que llevar y llegar a los que menos tienen.
Por eso, yo quería decirles, esta es una decisión muy importante, que además también, como todas las decisiones, será también mi vocación estrictamente parlamentaria la mando al Parlamento, como corresponde, para que sea el Parlamento que, en forma excepcional, fije para este 28 de junio las elecciones e invitar a todas las provincias argentinas, en la medida en que sus constituciones lo permitan, a hacer también las elecciones el mismo día. no se puede - argentinos y argentinas - en este desastre que es el mundo estar en una suerte de ferias o maratones de elecciones, de aquí hasta octubre. (APLAUSOS). Todos los saben, los que están sentados aquí, sean gobernadores, intendentes, legisladores y hasta lo dice el sentido común del ciudadano, de ese que tal vez muchas veces crítica, cuando suceden estas cosas por el gasto que significa también todo esto. Pero más allá del gasto electoral, a mí lo que me preocupa realmente es el gasto que significaría para el economía de la Argentina y para nuestro modelo no poder tener la tranquilidad que necesitamos todos para tomar decisiones y poder debatir con amplitud.
Lo decía, ayer, cuando escuchaba que algunos dirigentes criticaban un proyecto de ley, el de Radiodifusión; lo tomo como ejemplo porque realmente es muy curioso, proyecto de ley que todavía no hemos presentado, y ya hay gente que se opone. Como yo digo es la oposición metafísica, la oposición a la nada, porque no hay ningún proyecto presentado. Ahora yo digo si porque va a haber elecciones en octubre nos oponemos a cosas que ni siquiera hemos conocido, imagen ustedes por un instante esta Argentina y en este mundo, en este sistema de aquí hasta octubre.
Creo que tenemos la responsabilidad y la obligación todos los argentinos de contribuir a cuidar esto, que hemos logrado. Y esto no es responsabilidad únicamente de una Presidenta, ni de los Gobernadores, ni de los Intendentes, esto es obra y responsabilidad de todos aquellos que tienen desempeños institucionales, cualquiera sea el rol que le haya asignado el voto popular. Y también los sectores empresariales, con los cuales estamos haciendo un inmenso esfuerzo: acordando subsidios, reconociendo compensaciones a sectores de la industria, a sectores rurales, pero tienen que saber que necesitamos sostener fundamentalmente el trabajo, deben saber que necesitamos seguir sosteniendo a esos hombres y esas mujeres que han recuperado su dignidad con el trabajo. Y que vamos a hacer todo el esfuerzo (fiscal y de todo tipo), desde el Estado, articulando los intereses entre trabajadores, empresarios para seguir sosteniendo esto. Pero necesitamos olvidarnos - aunque sea por un instante - que quién dice la cosa, si es de mi partido o no es de mi partido. Aprendamos a escuchar al otro y a ver si tiene razón en lo que dice, olvidándonos a qué partido o a qué sector pertenece. Es un ejercicio que nos va a ayudar mucho, en momentos en que necesitamos gran claridad y mucha unidad nacional.
Yo los convoco, a todos los argentinos, como lo he hecho siempre, con la convicción de que podemos hacerlo, porque estas cosas que hemos logrado, en estos tiempos, en estos años de crecimiento parecía mentira. Si alguno lo hubiera dicho que íbamos a poder tener las cifras que tuvimos en el año 2008, 2007, allá por el año 2003 le hubieran dicho que estaba loco, que no podía ser, que era una utopía. Pero a nosotros siempre nos gustaron las utopías porque además uno de los principales problemas que tiene este mundo, que se ha derrumbado estrepitosamente y que se ha pulverizado es haber precisamente perdido las utopías y creer que solamente el dinero podía reproducirse a sí mismo, sin pasar por el trabajo, por la producción, por los servicios y por la calidad de vida de la gente. Una de las claves, también, de este derrumbe no es solamente un derrumbe económico, es un derrumbe de un sistema de ideas, fundamentalmente basado sólo en el lucro, pero no ya del capital, sino del capital financiero, o sea del dinero por el dinero mismo. Estas son las cosas que tenemos que discutir en este nuevo mundo, diferente en absoluto al que conocimos y que va a exigir, por parte de todos nosotros, una gran apertura, una gran serenidad, una gran racionalidad y un gran ejercicio de patriotismo, a las horas de discutir los problemas de los argentinos y los problemas del mundo.
Muchas gracias, y como siempre Chubut en mi corazón. Gracias. (APLAUSOS).