Palabras de la Presidenta de la Nación en el seminario para embajadores dictado en el Palacio San Martín

PALABRAS DE LA PRESIDENTA DE LA NACIÓN, CRISTINA FERNÁNDEZ, DURANTE EL SEMINARIO-TALLER "EL ROL DE LA CANCILLERÍA EN EL DESARROLLO DE LOS MERCADOS EN EL MUNDO",  EN EL PALACIO SAN MARTÍN.

  • Compartilo en redes :

Muy buenas tardes a todos los señores embajadores y señoras embajadoras: cuando decidimos convocar a nuestro cuerpo diplomático a una reunión de estas características no podía menos que sonreírme porque en realidad esta idea ha sido previa, muy previa a la crisis que se desencadenó, en septiembre, a partir de todos esos acontecimientos que son de público y notorio conocimiento. ¿Cuál fue el motivo? Siempre me desvelaron dos cosas, muchas en realidad, pero vinculadas a nuestras diferencias con los países de mayor desarrollo económico, yo veía como dos situaciones o aspectos, en los cuales el rol de la diplomacia, en uno, y el rol de la innovación tecnológica, el conocimiento y la universidad desempeñaban un papel diferente, en los países con mucho desarrollo económico, a lo que nosotros realmente hacíamos. Estos dos aspectos fueron los que me movilizaron, en principio, a crear el Ministerio de Innovación Tecnológica, vinculado con la producción porque una de las características de la Argentina ha sido tener un gran desarrollo académico, haber sido premiados - en forma más que distintiva - a través de premios Nobel vinculados a las ciencias duras, a la investigación pero una suerte de disociación siempre entre lo académico, la investigación, el conocimiento, el proceso productivo y la economía, algo que es un rasgo distintivo en los países desarrollados, que precisamente han adquirido una potencialidad, en materia productiva por vincular muy activa y positivamente su producción académica, su conocimiento con la actividad económica, con la gestión de la economía.

El otro aspecto es precisamente el rol de nuestro servicio exterior, el rol de nuestra diplomacia, de nuestra Cancillería, formada por cuadros preparados para el desarrollo del servicio exterior, pero muchas veces, tal vez, con una actitud diferente a la que uno observa, por ejemplo, por parte de las Embajadas o de las Cancillerías de los países de alto volumen económico, donde sus embajadores se convierten en auténticos representantes de las empresas y de los intereses económicos del países al cual representan. Muchas veces, inclusive, se ha llegado a decir de tal o cual embajador, no importa a quien voy tomar, no importa eso, que actúa como un verdadero lobbista de las empresas de su país. Y muchas veces, inclusive, decirlo tal vez con cierto ánimo crítico.

Creo, sinceramente, que nosotros tenemos que - no por la crisis únicamente, sino por el perfil que necesitamos de nuestra Cancillería tomar a la gestión comercial de nuestros productos, de nuestros bienes, de nuestros servicios, de nuestras empresas como una actividad central en el desempeño de las misiones, ante cada uno de los países. Por supuesto, esto no debe significar en absoluto desatender lo que ha dado origen al servicio exterior de la Nación, de este nuestro país y de cualquier otro país, que es mantener  la vinculación de las relaciones diplomáticas de acreditación ante los países, las relaciones políticas, lo que normalmente adquiere el carácter más técnico y eminentemente político de la representación exterior. Pero creo que tenemos que darle un acento muy fuerte a precisamente gestionar comercialmente los intereses comerciales, económicos, empresariales de nuestro país.

Muchas veces me ha tocado charlar con empresarios, con empresarias que han demandado un rol más activo de nuestros representantes, en lo que hace a la colocación de nuestros productos, a la identificación de nichos en los respectivos países para poder abordar la competencia comercial que siempre tenemos en el mundo y que no nos convierte a los países en enemigos, sino al contrario, en competidores para colocar nuestros productos.

En ese sentido, quiero decirles que el rol que han adquirido nuestras exportaciones, durante el año 2003 al 2008, hacen que debamos, además de la situación que enfrenta la economía mundial, profundizar en este sentido. Por primera vez, en mucho tiempo, hemos tenido otros períodos de crecimiento económico, ninguna de las características del que se ha cumplido, del año 2003 al 2008, no solamente en cuanto a volumen de tasa de crecimiento, sino a las características y a la calidad del crecimiento; por primera vez nuestras exportaciones baten récord y el tema de importación y exportación constituyen 47 puntos del porcentaje de nuestro crecimiento económico de los últimos años, desempeñándose en ese período, en ese lapso un crecimiento más que importante de 5 puntos de las manufacturas industriales, que como ustedes saben ha sido una de las causas determinantes en la baja de la desocupación en nuestro país y también de la redistribución del ingreso. 

También es bueno saberlo, ustedes lo deben saber tan bien como yo, pero es bueno recordarlo para afirmar ese perfil, en el cual debemos insistir y profundizar es el crecimiento que hemos tenido, en materia de bienes con mucho valor agregado, en materia de conocimiento y tecnológico, en materia de informática, de los 166 millones de dólares que exportábamos, en el año 2003, hemos pasado a exportar más de 700 millones de dólares, en el año 2008.

Las características también de las importaciones, que han crecido en un 39 por ciento en bienes de capital y en un 32 por ciento en materia de accesorios para bienes de capital dan cuenta, tambièn, de las características del crecimiento que hemos tenido en nuestro país y  que ha sido, precisamente, en todo lo que hace al agregado de valor, a la manufactura industrial, al crecimiento de la capacidad instalada de nuestros empresarios, de nuestras empresas lo cual revela el porqué de que en el año 2008 hayamos superado los 70 mil millones de dólares de exportación, teniendo un rol preponderante en esos valores de la exportación de productos con gran valor agregado.

En materia de Pymes, pequeñas empresas vinculadas con la exportación, entre el año 2003 y 2008, hemos aumentado en 15 mil el número de Pymes, a razón de 500 Pymes por año. Ustedes saben nuestras Pymes son las que generan mayor mano de obra y precisamente, en este sector, el sector exportador han tenido un rol más que relevante.

En materia de servicios, que históricamente hemos sido deficitarios, hemos pasado de los 4 mil millones de dólares, que teníamos de déficit en el año 1998, ha 900 millones y por primera vez nuestra cuenta de capital, producto de nuestro crecimiento de las exportaciones presenta signo positivo frente a una de las pocas cuentas de capital de la región que presenta signos positivos. Una de las características, también, más importantes que hemos tenido en el desarrollo de estos años es cómo hemos ampliado en el propio mercado regional nuestra participación, en materia de exportaciones.

Todo esto nos tiene que llevar creo a redoblar los esfuerzos en acentuar, precisamente, las características de impulsar fuertemente a nuestros productos y fundamentalmente ayudar también a nuestras empresas. El modelo ha tenido un eje muy claro: está basado en el trabajo y en la producción, en el tipo de cambio competitivo, en el desacople del costo de los servicios, de los combustibles, de la energía en materia de costos internos para hacer de nuestros productos realmente algo muy competitivo y poder así ganar distintos mercados.

El pasado día sábado, como todos ustedes saben, yo estuve en la Fiesta de la Vendimia y el crecimiento, por ejemplo, también, que nos ha colocado como quintos exportadores mundial de vinos, con una exportación, en el año 2002, de 128 millones de dólares a más de 800 millones de dólares de exportación, en el año 2008, da también cuenta; en todos los sectores, uno puede ir sector por sector y realmente dar cuenta de este crecimiento exponencial que hemos tenido, en materia de exportaciones, en materia de generación de trabajo y también de riquezas para los argentinos.

La idea de convocar aquí a nuestro cuerpo diplomático - creo que es la primera vez, por lo menos eso decía el folleto de invitación y de desarrollo del encuentro hacía todos ustedes, tiene que ver con esto, en principio felicitarlos porque ustedes han tenido que ver en este crecimiento, en materia de exportaciones, pero también a convocarlos a redoblar los esfuerzos, en momento en que el mundo se presenta con severas dificultades y va a exigir por parte de nosotros una gran apertura para poder seguir sosteniendo precisamente el nivel que hemos tenido, hasta ahora, y en todo caso formular políticas alternativas en cada una de las delegaciones comerciales para que precisamente podamos seguir sosteniendo el nivel de actividad.

En este sentido creo que las acciones deben ser de carácter multilateral y también explorar con mayor profundidad la necesidad de acuerdos de bilateralidad con cada uno de los países, algo que muchos empresarios están demandando como una manera de abrir nuevas colocaciones, nuevas posibilidades para sus productos. En ese sentido hemos realizado importantes misiones al Magreb, donde por ejemplo, no voy a decir de qué país, porque no sería conveniente hacerlo, no sería tal vez diplomático, pero nos comentaba el Presidente de ese país del Magreb, que una vaca lechera vendida por un país de Europa, se colocaba en 7.500 dólares y por ejemplo se sorprendía que pudiéramos ofrecerle, en la Argentina, una vaca lechera que produjera la misma o mayor cantidad de leche y sólo a 2.500 dólares, sólo para ellos porque para nosotros 2.500 dólares es un número más que importante para cualquiera de nuestros productores.

Así podríamos creo que tener muchísimos otros ejemplos que nos tocó vivir tambièn, en materia de metalmecánica, de industria metalmecánica, como nos tocó vivir también en México, en Magreb mismo, en la misión que también fuimos a Rusia. Por eso la idea de convocarlos a este seminario, durante unos días para discutir estas cuestiones, para escuchar los problemas que seguramente cada uno de ustedes trae y de las visiones que tambièn cada uno de ustedes trae, acerca de cómo se está desarrollando la crisis en cada uno de los países que ustedes representan, intercambiar información, consustanciarse también en lo que debe ser nuestra posición también en materia multilateral. Por ejemplo, en la Ronda de Doha, que expondremos fundamentalmente cuando también estemos en el G-20, en el cual creemos que debemos concurrir a Doha, pero con la posición de que realmente se corrijan las asimetrías existentes, en materia de comercio internacional, y no como se pretende: una modificación cosmética que sólo termine desbarrancando los procesos de incipiente industrialización, que muchas economías emergentes, como la República Argentina, hemos desarrollado.

No es una posición cerrada frente a la negociación, no es una posición cerrada frente a la necesidad de un comercio internacional; por el contrario, es la necesidad de hacer un comercio internacional más justo y menos asimétrico, de modo tal que las posibilidades de desarrollo sean alcanzadas por todos los países.

En este sentido, creo que la necesidad de confirmar la reformulación de organismos multilaterales de crédito -Banco Mundial, Fondo Monetario Internacional-, la necesidad de abordar el tema de una negociación diferente en Doha en materia de gestión y de intercambio comercial en el mundo, son claves para abordar el mundo que viene y también para que cada uno de ustedes expliquen ante las misiones que representan, cuál es la verdadera postura argentina, porque muchas veces se tiende a tergiversar y solamente se quiere presentarnos como un país proteccionista.

Yo recuerdo -el Canciller no me va a dejar mentir- que cuando estuvimos con el señor Pascal Lamy reunidos en la OMC en Ginebra, realmente le dijimos que las reducciones que muchas veces se plantearon en materia de subsidios agrícolas parecían importantes, pero que en realidad, si un subsidio agrícola estaba en una protección del 700 por ciento en algún país, la reducción del 35, del 40 o del 50 no tenía ningún impacto porque seguía teniendo un altísimo nivel de protección frente, por ejemplo, a los países productores de productos agrícolas como nosotros. Sin embargo, ese 35 o ese 20 por ciento aplicado a un arancel, porque la Argentina había sabido estar en cero, era, por lo tanto, mucho más bajo y significaba un verdadero certificado de defunción para todo el incipiente desarrollo que nosotros estábamos teniendo en materia industrial y que era, precisamente, lo que nos había permitido recuperar nuestra economía y nuestra posibilidad de pago. Y esta no es una cuestión menor, porque ustedes como embajadores y embajadoras deben de haber sufrido lo que significó la deuda de la Argentina defaulteada en el año 2001 en términos de representación ante los países y de  imagen del país.

Recuperar, entonces, la imagen del país tiene que ver también con esa posibilidad de recuperación de pago y esa posibilidad de recuperación de pago tuvo que ver, precisamente, con la posibilidad de crecimiento de la economía.

Estas cuestiones deben ser explicadas sin corsés ni clisés ideológicos, sino simplemente como lo hicimos en aquella oportunidad, es decir, contraponiendo intereses sobre intereses. Porque otra de las cuestiones que también se han ejercido durante mucho tiempo en materia diplomática -y ustedes lo deben saber mucho mejor que yo- fue hablarles a ustedes del libre comercio -y cuando hablo de ustedes me refiero a nosotros, a la Argentina, un país emergente- pero en realidad de fronteras para adentro ejercer todo tipo de subsidios, todo tipo de prerrogativas para la producción nacional de sus respectivos países que, en realidad, poco tiene que ver con la pregonada libertad de comercio y con la pregonada igualdad en materia de comercialización. Yo creo, entonces, que hay que hacerlo sin pudores pero con la convicción de que estamos defendiendo una causa que tiene que ver con nuestra historia y, además, con una situación muy particular.

He escuchado y comenzado a leer en algunos diarios del planeta que el mundo está comenzando a parecerse a la Argentina del 2001. Me ha tocado leer en algunos periódicos en cuanto a que Europa del Este podría incurrir en una situación similar, por ejemplo, a la que ocurrió en la Argentina en el año 2001. En ese sentido creo que tenemos que tener, como representantes de la República Argentina, la necesidad de explicar lo que ha sido el proceso argentino, cómo hemos abordado los desafíos y también la necesidad de una rediscusión de todos los temas que hacen en materia de organismos multilaterales y en materia de organización mundial del comercio.

También en cada una de las representaciones que ustedes tienen de nuestro país, la República Argentina, en donde estén acreditados, deben discutir mejores condiciones de participación en las relaciones bilaterales del comercio, lo que va a significar, esencialmente, competir con otros países, pero hacerlo además, en el marco de lo que nosotros creemos que debe ser este nuevo tiempo que viene luego del derrumbe de lo que parecían ser verdades inconmovibles y muros infranqueables, todo bajo la necesidad de un comercio internacional más equitativo y la necesidad de la regulación del capital financiero.

Seguramente, algunos de ustedes habrán escuchado allá por el año 2005, en los países donde estaban acreditados, críticas, por ejemplo, al Gobierno por no haber permitido el libre ingreso de capitales al país y haber exigido los dos años de encaje. Lo hemos escuchado afuera y seguramente también adentro, cuando nos han acusado de que no nos importaban las inversiones extranjeras y restringíamos equivocadamente el ingreso de capitales exigiendo que tuvieran un estacionamiento, por decirlo de algún modo, de dos años.

Menos mal, señores embajadores y embajadoras argentinos y argentinas, que tuvimos esa idea de colocar, precisamente, determinadas exigencias para el ingreso de capitales porque habíamos tenido la experiencia hasta el 2001 de lo que había constituido el ingreso de capitales que solo venían a colocarlo financieramente y a retirar el dinero.

Ahí lo veo a nuestro embajador en Bruselas, Jorge Remes Lenicov, que se sonríe porque tal vez sea él más que nadie el que pueda recordar la situación en la que estaba la República Argentina en aquellos momentos.

Quiero decir, entonces, que frente a lo que es la tarea de un embajador, que tiene que ver con la acreditación en ese país de su rol en un determinado país -relaciones políticas, institucionales, culturales- creo que el tema de la gestión comercial, no como una cuestión colateral, sino como una cuestión central del rol diplomático de la Argentina, adquiere una importancia y una relevancia para la etapa que estamos viviendo aún más potenciada por esta crisis de carácter global.

Otra cuestión que tiene que ver también, fundamentalmente, con la construcción o la reconstrucción de la imagen de nuestro país ante el mundo, es la necesidad de explicar cuáles son las líneas directrices de nuestra política exterior en materia de organismos multilaterales, en materia de comercio internacional, en materia de nuestras aspiraciones en la Ronda de Doha y, fundamentalmente, en la necesidad que tiene el mundo de rediscutir todas estas cuestiones, cosas que nosotros venimos planteando por cierto en todos los foros internacionales desde el año 2003.

En realidad, nos hubiera gustado no acertar tanto en algunas cosas porque estaríamos un poco más tranquilos y podríamos haber seguido con el crecimiento que hemos tenido hasta el año 2008, que fue año récord realmente en materia de crecimiento de nuestras exportaciones. Pero lo cierto es que también la etapa nos exige un desafío para todos nosotros -autoridades como un canciller, la presidenta de un país, sus embajadores, sus empresarios- y pedirles a todos ustedes que, además de vincularse permanentemente, como obviamente corresponde hacerlo desde la Cancillería y como corresponde a todo funcionario del Servicio Exterior, también tengan una vinculación muy activa con todas las cámaras empresariales, no solamente de carácter nacional, sino también de cada una de  las provincias de la República Argentina, con sus gobernadores, con sus cámaras empresarias, con sus cámaras en materia de servicios, de comercio, de turismo, oferta que, tal vez, sufra un impacto en el primer momento de la crisis global pero que normalmente luego va a retomar con fuerza y también tenemos que estar preparado para ello.

Esta vinculación activa y permanente, entonces, es lo que queremos por parte de nuestros embajadores con nuestros empresarios, con nuestros hombres de negocios, con nuestros productores, con nuestros gobernadores, que son los hombres y las mujeres que tienen a su cargo los destinos de cada una de las jurisdicciones y que también están directa e íntimamente vinculados a los intereses económicos.

Significa, entonces, abordar con profundidad un rol de vender la Argentina, no como se vendió en otras etapas, por favor, sino venderla en el verdadero sentido de la palabra. Tenemos tantas cosas para ofrecer, de tanta calidad y de tanta competitividad que estoy segura que con empeño, con esfuerzo, con convicción y confianza y con autoestima en nosotros mismos, vamos a poder seguir desempeñando el rol que hemos tenido en este último período, todos ustedes como nuestros representantes y nosotros como los gestores en definitiva aquí en el país de estas políticas macroeconómicas activas que han dado producción y trabajo a los argentinos y que han colocado a la Argentina nuevamente en un rol muy expectable en todos los ámbitos y en todo el mundo.

Yo quiero agradecerle al señor Canciller y a todo el Cuerpo de esta casa que colaboró en el desarrollo de este Seminario y darlo formalmente por iniciado como corresponde, sino me van a criticar porque el otro día me olvidé de dar por iniciadas las sesiones ordinarias del Congreso y eso pasa por hablar sin papel.

Así que, formalmente dejo iniciado hoy este Seminario al que sé que van a venir a exponer empresarios, otros funcionarios de los distintos ministerios y quiero convocarlos a seguir trabajando con mucha fuerza, hoy más que nunca, por el país que seguramente soñamos todos y todas durante muchísimos años.

Muchas gracias y muy buenas tardes. (APLAUSOS).