Visita a la Escuela Latinoamericana de Medicina

PALABRAS DE LA PRESIDENTA CRISTINA FERNÁNDEZ EN LA ESCUELA LATINOAMERICANA DE MEDICINA EN LA HABANA

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Señor presidente de la hermana República de Cuba, Raúl Castro Ruz; señor Director de esta fantástica Escuela Latinoamericana de Medicina; compatriotas, jóvenes que me recuerdan a otros jóvenes, a otros tiempos en donde la fuerza de las ideas, la convicción de que un mundo, que un país mejor eran posibles, impulsó a miles y miles de jóvenes argentinos a participar en el proceso político activamente.

Yo formo parte de una generación en la que creíamos que era posible cambiar el mundo. Hoy estamos intentando, trabajando, realizando y construyendo la posibilidad no solamente de cambiar nuestro país sino también ayudar a toda la región latinoamericana en un proceso de integración y cambio que sea el verdadero reaseguro de una transformación diferente, perdurable, sustentable, que asegure definitivamente una vida diferente para millones y millones de latinoamericanos

Yo quiero agradecerle al presidente de la República de Cuba, querido Raúl, quiero agradecerle a usted en nombre de todos estos jóvenes, de sus familias y de todos los argentinos, el esfuerzo de ustedes. Como recién lo decía Camilo y como también lo he dicho yo - ¿quién es Ana, la que le dio una nota al comandante Castro el otro día en Villa Clara? ¿Dónde estás Ana? ¡Hola Ana, Raúl me regaló tu carta, ya es patrimonio mío y de la Argentina! (Aplausos). Ana sentate en mi lugar y esperame así te saludo. Agradecerle a usted y a todo el hermano pueblo de Cuba por el esfuerzo que hacen, por esto que es algo más que darle a jóvenes latinoamericanos la posibilidad de acceder al conocimiento y a la solidaridad de ejercer esa vocación de los médicos, es también un ejercicio de integración latinoamericana, de confianza en que la integración será el verdadero instrumento que nos permita seguir modificando y transformando esta realidad poco a poco, que con muchas adversidades y con unas cuantas injerencias muchas veces se quiere impedir.

Por eso estar hoy aquí para mí es un inmenso honor, compartir con ustedes, jóvenes, chicas y chicos latinoamericanos, argentinos, porque en definitiva todos formamos parte de la patria grande, la idea de este proceso colectivo. Porque también debo decirles algo, lo que caracterizó a aquella generación, a mi generación, fue que nunca hablábamos en la primera persona del singular, siempre hablábamos en la primera persona del plural, en nosotros, que es lo que distingue a los proyectos colectivos, los proyectos que solamente se realizan cuando el conjunto de una sociedad puede verse también realizada y alcanzada por el bienestar.

En épocas de pos modernidad, en épocas de vanidades mediáticas, en épocas de discursos que muchas veces se agotan en si mismos, sin propuestas, sin ideas de futuro, sin ideas de lo colectivo, el ejemplo de todos ustedes aquí nos dice que las cosas se siguen cambiando. Tal vez son procesos que se demoran, que tienen marchas y contramarchas, adelantos y retrocesos, porque la historia en definitiva nunca es lineal ni por un camino recto y seguro, pero en definitiva más tarde o más temprano, más temprano o más tarde, los pueblos siempre triunfan, y creo que esto es lo que está sucediendo hoy en esta América del Sur, en esta Latinoamérica nueva, en donde como a mí me gusta decir siempre, cada vez más su gobernantes se parecen a sus gobernados.

Quiero agradecerles la presencia de todos ustedes aquí y convocarlos a seguir trabajando en esto que es un proyecto colectivo; un proyecto colectivo no es simplemente la suma de individualidades, es reconocerse en el otro, en el sufrimiento, en la alegría, en la felicidad. Siempre pensar un poquito antes que en nosotros mismos en el otro, esa es la clave para ser parte de un proyecto colectivo.

Muchas gracias, viva la República de Cuba, y viva la República Argentina. (Aplausos)