Muy buenas tardes a todos y a todas; señores oficiales superiores, de las tres fuerzas; cadetes y cadetas; familiares que nos acompañan, en una ceremonia que seguramente recordarán por el resto de sus vidas, como nos pasa a todos aquellos que luego de un esfuerzo hemos cumplido con nuestra vocación y obtenemos, precisamente, aquello en lo que pusimos nuestros objetivos, en este caso la graduación.
El mundo que van a enfrentar, seguramente ustedes, es un mundo sustancialmente diferente al que existía décadas atrás cuando esta Presidenta y mucho de los que me acompañan, sentando hoy aquí, detrás de mí, civiles o militares, vivían por aquellos tiempos. Hoy es un mundo que plantea objetivos diferentes, conceptos diferentes, en materia de defensa nacional; un mundo globalizado, un mundo complejo cruzado por conflictos étnicos y religiosos, que por suerte, afortunadamente, no constituyen en nuestro territorio y en nuestra región una hipótesis de conflicto.
Nos acompañan, también, hoy, jóvenes pertenecientes a las fuerzas armadas de las hermanas nacionales latinoamericanas, de Perú, de Bolivia y de Paraguay. Saludo también, en nombre de todo el pueblo argentino, la graduación de estos jóvenes latinoamericanos.
Y precisamente, cuando hace unos instantes, escuchábamos y cantábamos las estrofas del Himno Nacional argentino, hablábamos de las provincias unidas del Sur. Cuando se creó nuestro Himno, la conformación territorial de la Nación argentina - obvio es decirlo, y ustedes lo saben - era otra. Pero precisamente estas estrofas: "las provincias unidas del Sur", tal vez cobra, hoy, una dimensión y una significación absolutamente contemporánea, que nos plantea la necesidad, también, de la unión, de la Gran Nación latinoamericana con una historia en común, con una lengua también en común y con un Libertador, que le fue común a muchos pueblos de esa Nación, como fue el Padre de la Patria, el General Don José de San Martín.
Las hipótesis de defensa, que como Presidenta planteé, en la Cena Anual de Camaradería de las Fuerzas Armadas, es la que también quiero plantearles a ustedes - jóvenes oficiales, que hoy obtienen su graduación, en las distintas fuerzas. Y es precisamente un mundo signado por esos enfrentamientos, que hoy afortunadamente son lejanos, pero que también comprenderán la defensa de nuestros recursos naturales, los grandes protagonistas del siglo XXI: energía, alimentos, agua. Estos, tal vez, eran conflictos inimaginables, en el cercando siglo pasado, pero que tal vez animen este siglo XXI, frente a los otros - a los étnicos y religiosos - lo cual mezclados, los unos con los otros pueden, tal vez, plantearnos un mundo sustancialmente diferente, al que conocimos y para el que estábamos preparados. Esto exige, por parte de todos nosotros, una gran apertura, una comprensión diferente, decodificar nuevos elementos, entenderlos, procesarlos y saber que en esos objetivos de defensa nacional estará necesariamente el rediseño de un nuevo mundo y de una nueva región.
Queremos contribuir desde la República Argentina, desde la Nación argentina, con un mensaje permanente de paz, como ha sido el que ha tenido nuestro país, a partir de su participación en todas las misiones de paz, o en la mayoría de las misiones de paz, que se han creado en Naciones Unidas, y donde hemos desempeñado, como Fuerzas Armadas Argentinas un excelente papel. Me ha tocado ver en Haití, un país azolado por el hambre y la pobreza, el rol importante que nuestras Fuerzas Armadas, a cargo del hospital, que cubre las necesidades de toda la misión militar allí, el rol preponderante que nuestras fuerzas cumplen, no solamente en el aspecto científico-técnico, sino también militar, son un ejemplo. Y quiero felicitar, también, el desempeño que allí han llevado a cabo, y que nos plantea, también, otro de los aspectos, que seguramente deben signar el rol de nuestras Fuerzas Armadas y que es precisamente el de participar como una fuerza de paz, en un mundo altamente conflictivo, en un mundo de alta confrontación, en la que nosotros y la región latinoamericana deben cumplir y están cumpliendo un rol absolutamente diferente, que es precisamente construir para la paz.
No hay mejor defensa para un país que precisamente contribuir para la paz, y formar parte también de un modelo económico, que lleve bienestar a todos sus habitantes. Uno puedo comprobar cuánto horada, cuánto perfora, cuánto corroe, cuánto destruye la miseria, la pobreza, en cualquier concepto de defensa nacional que se quiera elaborar, porque precisamente hemos comprendido que la defensa militar, que la defensa nacional no es un concepto estrictamente militar, sino que es un concepto profundamente político, donde el aspecto militar, sin dudas, tiene un rol más que importante, pero que solamente desde ese aspecto, desde esa visión, no se puede contemplar a la defensa nacional.
Estoy segura que muchos de ustedes advierten estos cambios, que además por efectos de la misma globalización comunicacional se propagan a una velocidad inusitada; antes, cuando yo tenía la edad de ustedes, nunca pensaba que iba a poder testigo de tantos cambios que se han desarrollado en el mundo, porque la historia de la humanidad muestra que los cambios demandaban siglos o centurias para producirse. Es precisamente la globalización lo que ha llevado a la velocidad y al vértigo de las transformaciones; estar preparados para esas transformaciones, con la mente clara, con la mente abierta y con el corazón en la Patria es el rol de ustedes, y confío que hombres y mujeres de las Fuerzas Armadas van a estar a la altura de la historia y van a saber cumplir ese rol.
Por eso en el día de la graduación felicitaciones a ustedes cadetas y cadetes, a sus instructores y también a sus familiares que hoy, con mucho orgullo seguramente, vienen a acompañarlo en este día inolvidable, para ustedes y para ellos.
Muchas gracias y buenas tardes.
El mundo que van a enfrentar, seguramente ustedes, es un mundo sustancialmente diferente al que existía décadas atrás cuando esta Presidenta y mucho de los que me acompañan, sentando hoy aquí, detrás de mí, civiles o militares, vivían por aquellos tiempos. Hoy es un mundo que plantea objetivos diferentes, conceptos diferentes, en materia de defensa nacional; un mundo globalizado, un mundo complejo cruzado por conflictos étnicos y religiosos, que por suerte, afortunadamente, no constituyen en nuestro territorio y en nuestra región una hipótesis de conflicto.
Nos acompañan, también, hoy, jóvenes pertenecientes a las fuerzas armadas de las hermanas nacionales latinoamericanas, de Perú, de Bolivia y de Paraguay. Saludo también, en nombre de todo el pueblo argentino, la graduación de estos jóvenes latinoamericanos.
Y precisamente, cuando hace unos instantes, escuchábamos y cantábamos las estrofas del Himno Nacional argentino, hablábamos de las provincias unidas del Sur. Cuando se creó nuestro Himno, la conformación territorial de la Nación argentina - obvio es decirlo, y ustedes lo saben - era otra. Pero precisamente estas estrofas: "las provincias unidas del Sur", tal vez cobra, hoy, una dimensión y una significación absolutamente contemporánea, que nos plantea la necesidad, también, de la unión, de la Gran Nación latinoamericana con una historia en común, con una lengua también en común y con un Libertador, que le fue común a muchos pueblos de esa Nación, como fue el Padre de la Patria, el General Don José de San Martín.
Las hipótesis de defensa, que como Presidenta planteé, en la Cena Anual de Camaradería de las Fuerzas Armadas, es la que también quiero plantearles a ustedes - jóvenes oficiales, que hoy obtienen su graduación, en las distintas fuerzas. Y es precisamente un mundo signado por esos enfrentamientos, que hoy afortunadamente son lejanos, pero que también comprenderán la defensa de nuestros recursos naturales, los grandes protagonistas del siglo XXI: energía, alimentos, agua. Estos, tal vez, eran conflictos inimaginables, en el cercando siglo pasado, pero que tal vez animen este siglo XXI, frente a los otros - a los étnicos y religiosos - lo cual mezclados, los unos con los otros pueden, tal vez, plantearnos un mundo sustancialmente diferente, al que conocimos y para el que estábamos preparados. Esto exige, por parte de todos nosotros, una gran apertura, una comprensión diferente, decodificar nuevos elementos, entenderlos, procesarlos y saber que en esos objetivos de defensa nacional estará necesariamente el rediseño de un nuevo mundo y de una nueva región.
Queremos contribuir desde la República Argentina, desde la Nación argentina, con un mensaje permanente de paz, como ha sido el que ha tenido nuestro país, a partir de su participación en todas las misiones de paz, o en la mayoría de las misiones de paz, que se han creado en Naciones Unidas, y donde hemos desempeñado, como Fuerzas Armadas Argentinas un excelente papel. Me ha tocado ver en Haití, un país azolado por el hambre y la pobreza, el rol importante que nuestras Fuerzas Armadas, a cargo del hospital, que cubre las necesidades de toda la misión militar allí, el rol preponderante que nuestras fuerzas cumplen, no solamente en el aspecto científico-técnico, sino también militar, son un ejemplo. Y quiero felicitar, también, el desempeño que allí han llevado a cabo, y que nos plantea, también, otro de los aspectos, que seguramente deben signar el rol de nuestras Fuerzas Armadas y que es precisamente el de participar como una fuerza de paz, en un mundo altamente conflictivo, en un mundo de alta confrontación, en la que nosotros y la región latinoamericana deben cumplir y están cumpliendo un rol absolutamente diferente, que es precisamente construir para la paz.
No hay mejor defensa para un país que precisamente contribuir para la paz, y formar parte también de un modelo económico, que lleve bienestar a todos sus habitantes. Uno puedo comprobar cuánto horada, cuánto perfora, cuánto corroe, cuánto destruye la miseria, la pobreza, en cualquier concepto de defensa nacional que se quiera elaborar, porque precisamente hemos comprendido que la defensa militar, que la defensa nacional no es un concepto estrictamente militar, sino que es un concepto profundamente político, donde el aspecto militar, sin dudas, tiene un rol más que importante, pero que solamente desde ese aspecto, desde esa visión, no se puede contemplar a la defensa nacional.
Estoy segura que muchos de ustedes advierten estos cambios, que además por efectos de la misma globalización comunicacional se propagan a una velocidad inusitada; antes, cuando yo tenía la edad de ustedes, nunca pensaba que iba a poder testigo de tantos cambios que se han desarrollado en el mundo, porque la historia de la humanidad muestra que los cambios demandaban siglos o centurias para producirse. Es precisamente la globalización lo que ha llevado a la velocidad y al vértigo de las transformaciones; estar preparados para esas transformaciones, con la mente clara, con la mente abierta y con el corazón en la Patria es el rol de ustedes, y confío que hombres y mujeres de las Fuerzas Armadas van a estar a la altura de la historia y van a saber cumplir ese rol.
Por eso en el día de la graduación felicitaciones a ustedes cadetas y cadetes, a sus instructores y también a sus familiares que hoy, con mucho orgullo seguramente, vienen a acompañarlo en este día inolvidable, para ustedes y para ellos.
Muchas gracias y buenas tardes.