Muy buenas tardes a todos y a todas.
Señor Presidente de la Cámara Argentina de la Construcción; señores gobernadores; señoras y señores empresarios: quiso el destino que me tocara una intervención simultánea, hoy por la mañana clausurando la 14ª Conferencia de la Unión Industrial Argentina, y ahora por la tarde concurriendo al tradicional encuentro anual de la Cámara Argentina de la Construcción, esto en el marco, como señalaba Enrique, de una inédita crisis internacional.
Lo que más me llamó la atención de la intervención de Enrique es que no hacía lugar a números o a cuestiones que tengan que ver con la normal actividad empresaria, sino que hacía mención y apelaba a una sensación y a un sentimiento que hace a la condición humana, que es la incertidumbre; la incertidumbre que puede sentir un empresario de cómo van a evolucionar sus negocios, la incertidumbre que puede sentir un trabajador si va a poder conservar su empleo o mejorar su condición en los ingresos; es cierto son incertidumbre diferentes, es la diferencia entre muchas veces la rentabilidad y otras veces la vida cotidiana de todos nosotros para seguir subsistiendo.
Yo no voy hacer tal es una exposición como la que hizo el arquitecto Julio De Vido, que como tal tiene la expertise de la construcción, yo quiero sinceramente como presidenta de todos los argentinos, en este espacio tan particular de una industria tan particular como es la construcción, dirigirme a todos ustedes para decirles que estamos dispuestos a seguir sosteniendo y aumentando aún más la actividad de la construcción y la intervención del Estado en éste vital sector. Nosotros, si se me permite y no es un acto de arrogancia ni de soberbia, frente a este momento que vive el mundo tenemos certidumbres, tenemos la certeza de saber que lo que venimos haciendo hace cinco años, apostando a un capitalismo que tenga en la producción el agregado de valor a nuestras materias primas, en la construcción de infraestructura social y económica, en definitiva, el capital puesto al servicio de la producción de bienes de servicios con innovación tecnológica, está la clave del crecimiento y la generación de riqueza, frente a los que sostenían un modelo diferente que finalmente se determinó derrumbando.
Tenemos entonces la certeza de haber tenido un modelo de acumulación que fue el correcto y que no nos coloca -porque nadie en el mundo puede estar por afuera hoy de la crisis- pero si nos posiciona de una manera mejor para hacer frente a la misma y contar con los instrumentos necesarios para poder combatir esto que es algo más una crisis financiera, algo más que una crisis económica, va a devenir necesariamente una crisis política, porque obedece a un modelo político que no solamente tiene que ver con la acumulación, sino también con un sistema de decisión, en el orden mundial, que controlaba a unos y no controlaba a otros.
Nada es casual, ustedes saben que hace unos días me tocó a intervenir en nombre de nuestro país en el grupo del G-20 en Washington, allí comenzó a hablarse sobre la necesidad de reformular a los organismos multilaterales de crédito, algo impensable unos años atrás, algo que nosotros desde el año 2003, en todos los foros internacionales, venimos reclamando.
Tal vez algunos pensaban que estos posicionamientos, que estas demandas tenían que ver con una historia personal política, o tal vez con un sesgo ideológico, pero no, obedecían a la comprobación más empírica porque, por ejemplo, el rol que le asignábamos a la obra pública, a la intervención estatal a través de la obra pública en la dinamización de la economía, en la generación de puestos de trabajo, en la necesidad de dotar de infraestructura social y económica a un país para que se retroalimente a sí mismo y ayude a los otros actores productivos del campo, de la industria para generar mayor riqueza, nos viene desde hace mucho tiempo.
Ustedes saben que nuestra historia política institucional, si se me permite decirlo así, comenzó muy lejos en la Patagonia, en una intendencia de una pequeña capital de provincia, año 87; luego vino la primera hiperinflación; luego vinieron las tres gobernaciones, vino la primera hiperinflación del 91, y lo que se constituyó a partir de allí y de la convertibilidad en la desocupación estructural en la Argentina, la forma en que nosotros paliábamos esa desocupación estructural, que nos permitía tener una desocupación de un dígito en todo el país, fue precisamente el eje que permanentemente pusimos en la obra pública. Les quiero contar algo también porque en aquel momento muchos tomaban con sorna esa vocación, Enrique asiente, esa casi obsesión por el tema de la obra pública, hasta la oposición en aquellos momentos en la provincia tenía hasta consignas haciendo referencia nuestra vocación por el cemento, por el alumbrado, porque en realidad se veía a la obra pública como algo accesorio, o como gasto; pero en realidad esto nos permitió mantener en aquellos momentos un nivel de desocupación de un dígito, y de un dígito muy bajo, 3%, nunca superamos el 3% de desocupación mientras el país tenía dos dígitos en todas partes. Algunos para minimizarlo decían que era por el empleo de obra pública, pero no era así, alguna hermana provincia del norte, no importa cuál, tenía mayor participación por habitante en el empleo público, y sin embargo al mismo tiempo que tenía mayor cantidad de empleados públicos por cada 100 habitantes que nuestra provincia, también ostentaba el mayor nivel de desocupación del país con 2 dígitos que llegaron casi al 30%; hablo de estos ejemplos porque los ejemplos explican muchas veces mejor que cualquier otra cuestión.
Está comprobación, esta apelación que Enrique hace al New Deal de Franklin Delano Roosevelt era permanentemente nuestra consigna y de por qué recurríamos a la obra pública para paliar la crisis, para dotar de infraestructura, en fin, para cumplir con el rol que debe cumplir la política, que es generar bienestar a la sociedad, permitir condiciones de desarrollo a sus empresarios, y permitir condiciones de vida dignas a todos los ciudadanos. Yo creo que estos son los ejes, más allá de los discursos, más allá de las consignas que todos tenemos, más allá de las discusiones, las cuales muchas veces a todos los que somos militantes políticos nos encantan, estos son los grandes objetivos que nos deben llevar a todos aquellos que tenemos responsabilidades políticas e institucionales a no crearle problemas a la sociedad, sino a tratar de solucionárselos.
Hoy anunciaba en la Unión Industrial Argentina el envío de una ley que mañana por la mañana el titular de la AFIP, el señor Jefe de Gabinete, el Ministro de Economía, y también el Secretario Legal y Técnico desarrollarán antes de ser enviada al parlamento, en la cual vamos hacer el aporte para que la cuestión tributaria que muchas veces, como decía hoy por la mañana, resulta una mochila, pueda hacer un elemento que ayude también al sector empresario a mantener el nivel actividad. (APLAUSOS) Bajo la forma de distintas figuras que tienen que ver con la normalización tributaria por deudas impositivas y también de carácter previsional, con especial hincapié en las pymes, pero también abarcando a todas las demás empresas, y también con la figura de promoción del empleo registrado para todo nuevo empleo que se cree con reducción de la carga patronal, excepto lo que corresponda a seguro de salud y a ART obviamente, y la inclusión de una figura largamente discutida y también solicitada por casi todos los estamentos empresarios, y que hace a la repatriación o exteriorización de activos financieros físicos, en moneda, aquí en la república Argentina o en el extranjero y que contribuyendo al proceso productivo, ya sea en su versión agrícola, ganadera, inmobiliaria, de servicios o industrial, permita que aquellos argentinos que por distintas circunstancias, que no tengo por qué justificar pero si entender y explicar, creyeron que no había confianza suficiente en nuestro modelo de funcionamiento, y cuando hablo de nuestro modelo de funcionamiento no hago mención a éste Gobierno, sino al historia de los argentinos, para confiar e invertirlo en nuestro país.
Tenemos que darnos la oportunidad, la inmensa oportunidad de creer en nosotros mismos. Esto es una apuesta no a que crean en el Gobierno, no a que crean en mí que soy la presidenta circunstancial de la República Argentina, ustedes tienen que apostar a creer en ustedes mismos y en su capacidad de generar riqueza y poder tener una alternativa frente a una crisis inédita, que esta vez a diferencia de otras oportunidades ya no se genera en nosotros, porque lo particular además de la situación es que siempre tuvieron que irse para afuera porque las crisis eran adentro, hoy es al revés, la crisis es afuera y entonces creo que hay que volver a casa, que es el lugar que tenemos que seguir construyendo, porque también tenemos algunas certezas en estos cinco años y medio, contra viento y marea, contra discursos, profecías y otras cuestiones, hemos podido garantizar y vamos a garantizar el período de crecimiento económico más importante de nuestros 200 años que historia.
Entonces, creo que este instrumento, del cual yo hoy hablaba por la mañana, más la creación también del Ministerio de la Producción, que necesitamos para poder articular muy fuertemente las distintas actividades, de la misma manera que Planificación Federal ha articulado a todo el sector del servicio público y de la construcción que ha permitido aumentar nuestra capacidad de generación de energía, de transporte de energía, realizar obras impensables en la Argentina desde el 2003 que son verdaderamente estructurales, de la misma manera que ese nuevo Ministerio de la Producción pueda articular lo público y lo privado, mercado interno y mercado externo, para seguir teniendo oportunidades en los tres verbos que yo digo debemos seguir conjugando y que son los de producir, consumir y exportar, que fueron las tres claves del crecimiento de estos años.
También quiero anunciar hoy específicamente aquí, en la Cámara Argentina de la Construcción, que el día 15 de diciembre vamos a lanzar el plan de obras públicas, obras para todos los argentinos, más ambicioso del que se tenga memoria por una cifra a superior a los 71 mil millones de pesos. (APLAUSOS)
Este plan, va a versar sobre tres tipos de obras: aquellas que son de carácter estructural, que modifican el escenario económico o ambiental como, por ejemplo, puede ser la obra del Paraná de las Palmas o la obra de saneamiento que estamos desarrollando en Berazategui; una segunda parte que hace a las obras programáticas que se desarrollan normalmente a escala local en procedimientos licitatorios locales como hemos hecho prácticamente la gran mayoría de la obra pública nacional, porque esto ha permitido también el surgimiento de las pequeñas empresas locales dando mano de obra en cada una de las jurisdicciones, son esas obras que van desde escuelas, viviendas, caminos de acceso van a permitir seguir dinamizando también las economías locales y, finalmente, un tercer rubro intensivo de la obra localizada, la obra que demanda tal vez mayor mano de obra, la que no es de carácter plurianual, porque ustedes saben que las obras estructurales son todas de carácter plurianual, pero también están las obras menores, las que demandan intensiva mano de obra y dan soluciones inmediatas en plazos de realización que van desde uno a doce meses.
Obras que van a significar pasar de los 362 mil trabajadores de la construcción con que aproximadamente hoy cuenta el sector -ustedes saben que el 41 por ciento, seguramente son cifras que ya debe haber citado el señor Ministro de Planificación Federal, lo suministra la obra pública- vamos a poder subir casi a 770 mil puestos de trabajo, lo que va a significar, sin lugar a dudas, un instrumento más que idóneo, más que apto para un momento en que -como decía Enrique Wagner, y lo decía hoy yo por la mañana- situaciones excepcionales demandan también respuestas excepcionales. Y estamos ante una situación excepcional que no hemos provocado nosotros.
Esto también creo que nos debe servir de aprendizaje, sobre todo porque muchas veces los argentinos nos enfrascamos en discusiones que poco tienen que ver con los intereses reales y concretos, que muchas veces están cargadas de fuertes posicionamientos políticos que todos tenemos derecho a tener. A mí me encanta vivir en democracia y me encanta discutir y debatir y tener posicionamiento democrático, pero lo que yo le pido hoy a todos los empresarios argentinos, cualquiera sea su actividad, de industrial, de productor primario, de empresario de los servicios, que cuando toman las decisiones económicas lo hagan pensando en la economía y no en la política. Esto es clave. Luego hay tiempo para decidir en cada acto electoral lo que cada ciudadano quiere o por quién quiere ser gobernado. Pero a la hora de tomar las decisiones económicas, el análisis debe ser económico: si me conviene o si no me conviene. Pero al mismo tiempo saber que para que esa conveniencia y esa rentabilidad sea sustentable, pueda ser también compartida por la comunidad.
Porque hemos visto experiencias donde han habido extraordinarias rentabilidades, pero cuando estas solamente son accesibles para pequeños sectores, no tienen sustentabilidad social ni política. Sobre todo en la Argentina, un país donde afortunadamente nuestros trabajadores, nuestros hombres y nuestras mujeres, se han acostumbrado a tener derecho a la salud, a la comida, a la vivienda, a la educación y a la seguridad.
Yo creo que hace a la responsabilidad social que todos tenemos que tener, pero también a la inteligencia económica. Y creo entonces que estamos, como decía Enrique también, ante una oportunidad: la de diseñar definitivamente nuestro perfil de desarrollo y crecimiento económico que, como vengo sosteniendo desde siempre, debe ser necesariamente de matriz diversificada. Porque, precisamente, son estas crisis las que nos demuestran que tenemos que tener una matriz diversificada, que cuando se nos cae el precio de una cosa podremos estar con la otra pero porque estamos armados.
Yo me pregunto y me preguntaba hoy por la mañana, me interrogaba: si nosotros -y cuando hablo de nosotros aquí sí hablo precisamente del Gobierno- nos hubiéramos creído que el principal problema que tenía la Argentina era la inflación, que era como nos querían hacer aparecer quienes han pronosticado todos los cataclismos habidos y por haber que iban a suceder en la Argentina porque no hacíamos las cosas que nos decían desde afuera. Y por esas cosas que tiene la historia, la tragedia y el cataclismo provino de aquellos que decían que nosotros debíamos imitarlos. El primer ejercicio sería poner en duda, entonces, la capacidad técnica, no la política, la capacidad técnica para poder hablar en materia económica frente a estas cosas.
Digo, entonces, que es como si nosotros hubiéramos hecho caso de las recetas que sostenían que la inflación iba a ser el principal problema y que entonces había que enfriar la economía, como si la economía pudiera ser manejada como un switcher con el cual uno baja el volumen y lo pone a tal o cual decibel.
¿Qué hubiera pasado si el año pasado, hace más de un año y pico, nosotros hubiéramos tomado esa decisión y hoy nos encontraba este momento de la economía mundial?
Yo les dejo la respuesta a ustedes como lo hice hoy a la mañana porque son hombres y mujeres inteligentes.
Esto nos tiene que llevar, entonces, en principio, no a convertirnos en fiscales de nadie y decir "yo tenía la razón y vos te equivocaste", no me interesa, no me interesa el tema de la disputa a ver quién tenía la razón o quién se equivocó; lo que me interesa es que todos nos demos cuenta en qué erramos en algún momento para no volverlo a hacer. Y que no nos pase, entonces, que a partir de una discusión que se torna meramente política, terminan perdiendo plata el Estado y el sector privado y solamente la ganan los sectores más concentrados de la economía que no tenían sus intereses aquí si no afuera. Es un duro aprendizaje pero tenemos que hacerlo para no volver a cometer los mismos errores. (APLAUSOS)
Yo tengo mucha confianza en lo que podamos hacer, sé que vamos a tener dificultades, pero también sé de la misma manera, que tenemos los instrumentos, las fortalezas para poder afrontarlas. Tenemos mucho que ofrecer -y no es chovinismo-, porque uno recorre el mundo y puede ver lo que es nuestra tierra, lo que puede producir, pero además no solamente en materia de recursos naturales, de condiciones favorables para la producción de materias primas que el mundo va a seguir demandando, sino que además tenemos la suerte también de que alguien puede decir ante la crisis que no se compra un auto, un i-pod, que no cambia el departamento, ahora comer, yo creo que van a seguir comiendo todos en el mundo, lo cual nos da también una inmensa oportunidad para nuestros commodities y además agregarle valor. Hay un mundo que demanda la calidad de nuestra materia prima, de nuestra industria agroalimentaria y podemos competir a precios más que interesantes.
Lo importante es saber que tenemos que hacerlo articulando entre el Estado y los privados. No existe hoy en el mundo nadie que imagine que va a poder afrontar esta crisis sin el necesario acompañamiento del Estado. Porque el otro descubrimiento que nos ha dado esta crisis es que aquellos que decían que en aquellas latitudes el Estado no intervenía y por eso crecían, se ha demostrado que fue un fracaso total; precisamente por la no intervención, precisamente por la no regulación, precisamente por la ausencia, que no fue tampoco casual, sino deliberada, se produjo la crisis que se produjo.
Esto no significa volver a doctrinas del Estado empresario, ustedes saben que yo no creo en esas cosas; creo que sirvió en una etapa del país, la etapa de sustitución de importaciones cuando ante la ausencia de un empresariado nacional tuvo el Estado que cubrir ese rol. Hoy no es necesario, nosotros tenemos un empresariado nacional en los distintos sectores y en las distintas actividades. Pero esos empresarios tienen que saber que el Estado no es su enemigo, al contrario, es su mejor aliado. Porque si ellos ganan dinero, nosotros vamos a poder recaudar más y si recaudamos más vamos a poder hacer más obra pública y si hacemos más obra pública, va a haber gente que pueda consumir más, cada trabajador es un consumidor.
Nunca lo olviden, no miren solamente la nómina salarial, piensen que ese hombre o esa mujer que está en la nómina salarial, es alguien que cuando sale de la fábrica, de la empresa o de la obra, va y compra comida, se compra ropa, puede aspirar a una casa y si gana un buen sueldo hasta se compra una moto o un auto usado. Esto es lo que pasó en la Argentina de los últimos años.
Si nosotros entendemos esto vamos a lograr lo que yo creo que es una aspiración por lo menos mía como Presidenta de los argentinos: superar esa dicotomía entre lo público y lo privado, el Estado y los empresarios. Hoy más que nunca vamos a poder abordar esta situación internacional si empresarios, Estado y trabajadores trabajamos en forma mancomunada y articulada, cumpliendo el rol que cada uno tiene que cumplir. (APLAUSOS)
Yo, como Presidenta de todos los argentinos, estoy dispuesta a hacer lo que tenga que hacer. Esta medida de repatriación de capitales, de normalización tributaria, es una medida que nosotros jamás tomamos, ni durante la gestión comunal allá muy lejos ni durante las tres gestiones al frente de la provincia de Santa Cruz, y ustedes también lo saben, tampoco durante la gestión del presidente Kirchner porque éramos reacios a esas cuestiones.
Nosotros sosteníamos y seguimos creyendo que los impuestos y la política impositiva son importantes instrumentos de redistribución de la riqueza. Pero no somos dogmáticos y sabemos que esta situación es excepcional y amerita también soluciones excepcionales.
Muchas veces discutíamos en aquellos tiempos cuando venían a pedir moratorias y nos negábamos terminantemente. Pero hoy es una necesidad para, precisamente, ayudar a que el sector privado pueda sortear con mayor facilidad la situación en la que está el mundo. Y además, también, saber que vamos a tener que ir por mercados diferentes y a pelear mercados alternativos donde, tal vez, algunos ignoraban.
Me pasó durante toda esta última gira por el Magreb acompañada por pequeños y medianos empresarios y también por algunos grandes, que ellos descubrían las inmensas posibilidades que ofrecen otras economías y la complementariedad que tienen con nuestra propia economía. Y la verdad que me dio mucha satisfacción personal e institucional porque esa gira no había sido pensada en esta crisis que se desató en el mes de septiembre. Se imaginan que una gira a cuatro países no se organiza en un mes ni en dos, al contrario tenía meses, porque miraba el listado de nuestras exportaciones, analizaba nuestra balanza con estos países, miraba además el grado de importaciones que esos países hacían a sus economías de productos que son clásicamente nuestros y veía que apenas, pese a ser muy buena la relación comercial, representábamos el 1,7 o un poco menos de sus importaciones.
Esto tal vez no tenga que ver específicamente con el ámbito de la Cámara Argentina de la Construcción, pero tiene que ver con la economía y, en definitiva, también entonces tiene que ver con la construcción.
Porque esta es la otra cosa que tenemos que comprender: industria, manufactura industrial, industria de la construcción, productores primarios, cadena de valor de cada uno de los sectores, vamos a tener que trabajar muy articuladamente para poder lograr un virtuosismo mayor que el que hemos tenido en estos últimos cinco años y medio y va a exigir más desafíos, más inteligencia, más acuerdo, más comprensión.
Yo estoy aquí a disposición de todos ustedes porque entiendo que tienen una inmensa responsabilidad social como poseedores del capital para generar riqueza y sostener también el empleo en la Argentina y yo, la de brindarles esa oportunidad y ese escenario macroeconómico a ustedes. Ustedes y nosotros, empresarios y políticos, debemos sostener el trabajo para millones de argentinos que han recobrado la esperanza y no tenemos el derecho a que la vuelvan a perder.
Por eso, quiero agradecerles a todos ustedes esta reunión muy importante, multitudinaria a nivel empresarial, tanto como la que hoy tuvimos en la Unión Industrial Argentina donde sus directivos me decían que no recordaban desde hacía mucho tiempo la cantidad de empresarios que una conferencia anual había convocado. Es que todos tenemos la intuición y otros la certeza de que el ahora exige una reformulación de todas nuestras actitudes y, fundamentalmente, la convicción de que solamente juntos, unidos, con inteligencia, con esfuerzo y con perseverancia vamos a superar los avatares que podamos tener.
Yo estoy convencida de que lo vamos a poder hacer, hicimos cosas que parecían más difíciles y las logramos. Solo es necesario saber que nadie se salva individualmente. Tenemos un aprendizaje hecho y espero que haya llegado a todas las cabezas y a todos los corazones, porque se necesitan las dos cosas para vivir, para resolver, para trabajar y para seguir progresando.
Muchas gracias y buenas tardes. (APLAUSOS)