Muy buenos días a todos y a todas.
Señor Primer Ministro; señores ministros de la Nación Libia; señores ministros del Gobierno Nacional; empresarios y empresarias libios y argentinos: realmente creo que hoy es un día muy especial.
En principio culmina nuestra gira por la África Magrebí que iniciamos el día lunes en Argelia y que termina aquí, hoy en Libia día viernes.
El objetivo por el cual nos hemos movilizado gobierno y empresarios argentinos a recorrer el Norte de África, tiene que ver no sólo con una necesidad de cualquier hombre de negocios o mujer de negocios, que es la de ampliar los mercados, la de explorar nuevas posibilidades. Tiene también el objetivo político de articular nuestras calidades, nuestras economías en una concepción que he repetido a lo largo de estos cinco días y que es precisamente la de aunar esfuerzos Sur-Sur.
En un momento de devastación de los grandes centros económicos mundiales, estoy convencida que podemos ser precisamente las economías emergentes, quienes hemos sostenido, por otra parte, la mayor parte del crecimiento de la última década, podemos ser las economías emergentes precisamente, reitero, el espacio político, social, cultural y económico que contribuya al surgimiento de un nuevo modelo, que ya no se base en la especulación financiera, el crecimiento o la generación de riquezas, sino en el trabajo, en la producción, en el valor agregado a nuestras materias primas para generar riqueza y trabajo para nuestra sociedades.
En este sentido, hemos mantenido desde ayer, aquí en Libia, reuniones más que importantes con el líder Muammar Ghaddafi, de la Nación Libia, con todos sus ministros y seguramente hoy comenzaremos a hablar de los negocios y acuerdos entre empresarios.
Algunos decían que íbamos a dejar de crecer, siempre hubo una crítica que muchas veces se basaba en un claro sesgo ideológico hacia ese modelo de matriz diversificada que comenzamos en el año 2003. Porque una de las claves, señor Ministro, ha sido precisamente diversificar nuestra matriz de acumulación y además basarla, no solamente en exportar que obviamente es mucho y muy importante, sino también en nuestro propio mercado interno.
Hemos articulado armoniosamente mercado interno y sesgo exportador de la economía y también hemos diversificado de aquel país de principios de siglo, de allá de por el 1900, monoproductor exclusivo de materias primas, pasamos a ser un país donde también las manufacturas de origen industrial y las manufacturas de origen agropecuario, esto es, productos con valor agregado tienen un rol importantísimo, precisamente, en el crecimiento económico que hemos experimentado en estos años. Crecimiento que por cierto ha aprovechado nuestra sociedad.
Cuando el presidente Kirchner asumió su mandato el 25 de mayo de 2003, aproximadamente un cuarto de la población económicamente activa, casi el 25 por ciento, carecía de trabajo. Hoy, la última medición del último trimestre que culmina en septiembre de este año, indica que de aquella cifra de dos dígitos que se sostuvo por más de década y media, no solamente perforamos y llegamos a un dígito, sino que estamos en el 7,8.
Sin lugar a dudas, además, los pilares del modelo basados también en un superávit de nuestra balanza comercial y en un superávit fiscal, permitió tener reservas en nuestro Banco Central y mucha solidez de nuestro sistema financiero fundamentalmente a partir de la experiencia que vivió la Argentina en el año 2001.
Sin lugar a dudas, esta crisis devastadora tendrá consecuencias en todos los países. Sería ingenuo pensar que puede haber algún país en el mundo que no pueda ser tocado o alcanzado por coletazos de esta crisis sin precedentes de los grandes centros desarrollados.
Pero estamos persuadidos que la solidez que hemos logrado en estos años y esta concepción de aunar nuevas alianzas, nuevas estrategias con los países Sur-Sur, constituye una alternativa válida para sostener el nivel de actividad, crecimiento y sostenimiento del empleo que deben ser los objetivos y, seguramente, son los objetivos también del Gobierno libio. En definitiva, la política es para nosotros el objetivo de lograr una mejor calidad de vida para nuestros conciudadanos.
Yo también, al igual que el líder de la Nación Libia, hemos sido militantes políticos, desde muy jóvenes hemos abrazado ideas y convicciones muy fuertes y con un sesgo fuertemente cuestionador al statu quo que siempre se quiere imponer para que nada cambie y nada pueda transformarse. Y creo que la oportunidad que hoy tenemos y los convenios que vamos a firmar en materia de cooperación agrícola, en materia también cultural, en materia de energía nuclear con fines pacíficos nos da, también en materia de tecnología, una oportunidad inédita a argentinos y libios de retomar lazos comerciales y de relacionamiento que significarán para ambos prosperidad y crecimiento.
Yo estoy muy ilusionada, señor Primer Ministro, señoras y señores, con esta colaboración que entre ambos gobiernos podemos llevar para sostener crecimiento económico. Pero también, no solamente la cuestión económica es la que moviliza a un dirigente político, sino también el proyecto de sociedad y de mundo en definitiva al que todos aspiramos. Y esta cooperación tecnológica que nosotros hemos firmado con la hermana República de Libia, como lo hemos hecho en otras oportunidades con la hermana República de Argelia o de Egipto, tiene una característica diferente, por ejemplo, a otros relacionamientos que se dan desde los centros de poder hacia los países emergentes donde nunca nos transfieren la tecnología. Por el contrario, siempre son paquetes cerrados en los cuales el manejo tecnológico sigue estando en manos del país emisor y, por lo tanto, no hay una verdadera generación de conocimiento y de poder adquirido tecnológico por parte de la nación receptora.
De esa manera comercian los que creen que la subordinación de las naciones más chicas o más vulnerables, es la regla de oro frente a los grandes centros de poder.
Quienes creemos en relacionamientos internacionales de otra naturaleza donde rigen la cooperación y la solidaridad, entendemos que debemos arribar a este tipo de acuerdos como hemos arribado el Magreb africano y como hoy lo hacemos también aquí en Libia. Creemos que ese es el camino.
Argentina es un país de magníficas oportunidades, con muchísimos recursos naturales, con recursos humanos altamente calificados producto de más de un siglo de educación pública y gratuita y de universidades también públicas y gratuitas que han permitido calificar a nuestra población. Pero también es un país por dando pasó un movimiento político y social que enseñó a los argentinos que el trabajo, la salud, la educación, la seguridad y la vivienda no son dádivas que deben ser dadas por los gobiernos, sino derechos de todos los ciudadanos. En esta concepción nosotros hemos crecido y nos hemos formado políticamente y en esa concepción que tiene también el Estado.
Siempre he dicho que es muy bueno tener ideas, pero si estas ideas no pueden llevarse a cabo cuando uno es gobierno, simplemente quedan en ideología. Cuando estas ideas pueden llevarse a la práctica y cambiar la calidad de vida de nuestros habitantes, empresarios, comerciantes, trabajadores, mujeres, universitarios, es entonces cuando dejamos de hacer ideología y comenzamos a hacer política.
Así que, darles los augurios a este Seminario que hoy se inicia y que sé que va a hacerlo exitosamente, como ha sucedido en todo el Magreb, y desearles a ustedes mucha suerte y que Dios los acompañe.
Muchas gracias y buenos días. (APLAUSOS)