Gracias, muchas gracias a todos; señor Gobernador; señores Intendentes; señor presidente de Petroquímica "Comodoro Rivadavia", una empresa con fuerte tracción nacional y patagónica: hoy estamos aquí, en este galpón, donde se apilan bolsas de cemento, pero donde también se juntan los sueños, las esperanzas y las ilusiones de miles de santacruceños, que hoy ven concretado uno de los mayores logros que podemos exhibir. Yo recuerdo que cuando llegué aquí a vivir, en 1976, ya se hablaba de la cementera de Pico Truncado, que es la posibilidad de agregar valor a nuestros recursos naturales, clave en los tiempos que corren en nuestro país y en el mundo.
El yacimiento que alimenta la producción de esta fábrica de cemento, madre de industrias, que inauguramos hoy aquí, en la segunda provincia más extensa del país, en la menos densamente poblada, de un país que fue tan desigual e inequitativo en la distribución de sus riquezas, de sus ingresos, poder hacerlo, acompañado por empresariado nacional, con tecnología de punta para agregar valor a nuestros recursos naturales y dar trabajo digno y decente a los argentinos, es el país real y concreto que estamos construyendo. (Aplausos).
Para hacerlo fue necesario empresarios que creyeran en el país, fue también necesario tener un país que en sus condiciones macroeconómicas tornaran viable un emprendimiento de esta naturaleza, que demandó una inversión directa, de 142 millones de dólares.
Recién nos contaba el presidente de la empresa, nos relataba los números del crecimiento en la demanda de cemento, 400 y pico, 405 por ciento, aquí en la Patagonia. Ello está atado al formidable impulso que la construcción argentina, ha tenido a partir del 25 de mayo de 2003, generando más de medio millón de puestos de trabajo, a un sector como el de la construcción, que estaba prácticamente en estado de extinción. Pero, además, de empresarios nacionales, comprometidos con el país; además de políticas estatales macroeconómicas, que activan el desarrollo de la industria y del trabajo, también fue necesaria otra cosa: la participación de la inversión pública, con fondos públicos, fondos que - permítanme decirlo, con mucho orgullo - ahorramos los santacruceños del pago de nuestras regalías hidrocarburíferas; los fondos de Santa Cruz que alguna vez se pusieron en duda y decían que eran fondos fantasma. Una parte de esos fondos es la que ha permitido, que hoy esta fábrica de cemento esté en pie y nosotros estamos aquí. (Aplausos).
Siempre me pareció muy curioso, que en un país donde se habían llevado todo, donde nadie podía dar cuenta de lo que faltaba, un hombre que gobernó esta provincia 12 años, que gobernó el país con sus convicciones y sus ideas, esas que decían que iban a durar tan sólo un veranito; siempre me costó entender que quien había ahorrado lo que otros no podían explicar, porque no fue nuestra provincia la única que recibió regalías hidrocarburíferas, diez provincias argentinas más, y algunas más que nosotros; siempre - quiero decirles de corazón - me llamó poderosamente la atención que se le preguntara y se le demandara justamente al que ahorró, guardó para tener futuro para sus comprovincianos, y nada se le preguntara a los que habían gastado las mismas cantidades iguales y, sin embargo, sus provincias estaban endeudadas y con altos índices de desocupación; siempre me llamó la atención.
Pero la historia siempre hace lugar a las esperanzas y fundamentalmente a la verdad. La Planta que hoy estamos inaugurando es parte de esa verdad que siempre sostuvimos: la necesidad de ahorrar, de cuidar, de administrar correctamente, muchas veces no entendida. pero hoy lo podemos ver cuando vemos esta fantástica obra, que va a dar entre puestos de trabajo directos e indirectos salario a más de 300 personas. Ciento veinte camiones por día vienen aquí trayendo el material que trituran y corren por los hornos, y que va a servir no sólo para abastecer de cemento a nuestro país, sino también para hacerlo, como se está haciendo, exportando al sur de Chile, también a Ecuador y posiblemente a Sudáfrica, como me adelantaba recién el presidente de la empresa.
Este es el país de los argentinos, no el que muchas veces nos quieren relatar, de desesperanzas, de enfrentamientos o de peleas; este es el país de los argentinos, de los patagónicos, de hombres y mujeres acostumbrados a pelear contra la adversidad, contra el viento, contra el frío y contra la lejanía. Tal vez eso nos ha forjado un carácter, en el cual muchas veces nos permite no sólo soñar, sino también llevar a cabo esos sueños, y además tratar e convencer a todos los demás que este es el camino que tenemos que llevar adelante.
Por eso este no es un día, donde estamos inaugurando una importante fábrica, es algo más profundo, estamos demostrándonos nosotros mismos lo que somos capaces de hacer cuando le ponemos fuerza, ideas y trabajo a los sueños. No solamente basta con soñar, además hay que trabajar y sacrificarse para llevar adelante los sueños y las ilusiones. (Aplausos)
Desde el año `59 comenzó a hablarse de esta Cementera de Pico Truncado; desde el año `86 creo que fue la primera suscripción de acciones; luego en el año `98 el llamado al licitación durante el Gobierno, del entonces, gobernador Néstor Kirchner; luego la crisis del 2001; y luego durante la gestión del doctor Acevedo definitivamente se llamó y se llevó adelante la tarea.
Yo quiero agradecerle a todos, a todos los que creyeron y siguen creyendo; a todos los que trabajaron y siguen trabajando; a todos los hombres y mujeres, ciudadanos, empresarios, comerciantes, que nunca desfallecieron y que siempre siguieron apostando, como sé que lo van a seguir haciendo, a Santa Cruz, a la Patagonia y a la Argentina.
Gracias a todos y mucha fuerza. Este es el país que queremos y este es el país que estamos construyendo.