Gracias; muchas gracias. No saben lo que se siente acá cuando uno llega a esta Ciudad, que no es solamente la que me vio nacer o estudiar, sino la que también me vio ser muy feliz y al mismo tiempo muy triste. Así que, cuando vengo, es como un mar de sensaciones encontradas que siempre tengo. Cuando voy por el bosque, cuando veo la cancha del "lobo" además (APLAUSOS), bueno, bueno, a los de Estudiantes también (APLAUSOS), cuando veo la zona de las facultades, el zoológico, tantas cosas, qué se yo, siento que es la vida de uno, la mitad de la vida de uno que se junta de repente en una sola imagen en un solo instante.
Estar aquí junto a todos ustedes, abuelos, abuelas, ver esas mujeres cantando en el coro con optimismo, con fuerza, con voluntad me hace muy feliz.
Quiero agradecerle a Graciela Ocaña haberle devuelto, haberle arrebatado el PAMI al escándalo permanente para devolvérselo a ustedes, los abuelos, los verdaderos destinatarios que siempre tuvieron que tener el PAMI. Gracias Graciela, gracias Luciano también por la tarea que están haciendo. (APLAUSOS)
Sobre este tema de la salud todos preguntaban quién es hipertenso, quién es diabético. Yo soy hipotensa, al revés; si fuera hipertensa sería difícil ser Presidenta de la República Argentina, realmente. Pero con mucha fuerza, con mucho optimismo, trabajando por uno de los temas claves que considero que es la salud, estamos ejecutando actualmente 14 obras y hospitales.
Ayer acabo de firmar junto al Intendente de Córdoba un nuevo hospital para la ciudad de Córdoba con financiamiento del gobierno Español que se suma a los que ya estamos ejecutando en Jujuy, La Rioja, vamos a empezar otro en Tucumán, la remodelación también del Clínicas, del Posadas, en Azul, en General Alvarado, en Tigre, en fin, 14 hospitales nuevos y refacciones que ya estamos abordando y que se van a sumar a esto que hemos denominado "Programa de Redistribución Social" en el cual creemos profundamente.
Yo era muy jovencita en esta ciudad, cuando la Argentina era muy solidaria; nos enseñaron y aprendimos en nuestra generación a ser solidarios; a nosotros no nos faltaba nada, teníamos casa, podíamos ir a la universidad, estudiábamos, teníamos ropa, libros, casas. Recuerdo a muchos jóvenes, inclusive de clase muy alta de esta ciudad, que los recorría a todos un impulso colectivo de dar al otro, de luchar por el otro, de solidaridad, de lo colectivo. Yo creo que esto es lo que tenemos que volver a reconstruir en la Argentina, la mano tendida hacia el otro.
Uno encontraba -inclusive cuando iba a trabajar a los barrios, en consultorías barriales desde la facultad y demás, allí, en los sectores más humildes que más necesitaban- también una fuerza de solidaridad inédita, la de los humildes, la mejor, la que dan todos sin tener nada. Y yo quiero que esa fuerza que tienen ustedes, que por todo lo que han vivido, por sus problemas, deberían estar tal vez como están algunos con los brazos caídos, muy poquitos por suerte en la República Argentina, la sigan teniendo, con los brazos levantados.
Este es el ejemplo más espectacular que podemos brindar a toda la sociedad y a nosotros mismos: el optimismo, la fuerza, la voluntad del cambio, aún habiendo transcurrido una vida. Porque antes uno pensaba que cuando se llegaba a abuelo se quedaba en su casa sentado a esperar que llegara el fin; ahora es al revés. Son ustedes los que están poniendo una fuerza, una voluntad, unas ganas de seguir y continuar dando vida, que realmente son un ejemplo para todos los argentinos. (APLAUSOS)
Yo quiero abrazarlos a todos muy fuerte y en ustedes la memoria de mis tres abuelos que conocí, una no la conocí porque murió cuando era muy jovencita; dos de mis abuelos vivían en City Bell y uno aquí en La Plata, a quien amé también entrañablemente, fue mi segundo padre. Cuando miro a muchos de ustedes los veo a ellos, trabajadores incansables de una Argentina que demandaba todos los días que tuviéramos la fuerza del trabajo y de la esperanza y de la voluntad. Después nos pasaron cosas muy feas, cosas como las que decía Daniel, que muchas veces causan estrés, hipertensión, diabetes, obesidad, porque uno es como que pierde la esperanza porque parece que todo va mal y que nada puede ser posible.
Si ustedes me preguntaran de estos años que han trascurrido, desde el 25 de mayo de 2003 a la fecha, qué me gustó más o que siento como el logro más importante, es este, haber recuperado la esperanza, la fuerza, la voluntad y el orgullo de ser argentinos. Esto es lo mejor que nos podía pasar. (APLAUSOS)
Con ese orgullo de ser argentinos a seguir trabajando, a seguir haciendo cosas por la salud, por el prójimo, por el que está al lado, por el que todavía le falta, por el que todavía no tiene. Por todos, y para todos.
Gracias Graciela, gracias Luciano, gracias Daniel, gracias Pablo, gracias La Plata, gracias a todos ustedes y mucha fuerza para seguir adelante como siempre, gracias. (APLAUSOS)