Gracias, gracias Quilmes, una vez más por el afecto y la fuerza que ponen en cada una de las cosas que hacen. Yo recién escuchaba al Intendente, cuando decía y enumeraba quiénes son los que más ponen, los que más han puesto en la Argentina, y hablaba de los trabajadores, y yo quiero agregar también a los miles de hombres y mujeres que todavía falta darles la oportunidad del trabajo.
Y pensaba también en los argentinos y las argentinas que todavía, tal vez, no han podido acceder al agua potable, al saneamiento ambiental, a aquellos que todavía no tienen una casa, aquellos que todavía no pueden tener un servicio de salud; pensaba en los miles y miles de hombres y mujeres en el NEA, en el NOA, que todavía faltan tantas cosas para hacer en este país, los olvidados de siempre. Y pensaba, entonces, en todas estas cosas que vivimos los argentinos y cuánto todavía nos falta para aprender a construir más solidaridad, más la mano tendida por el que todavía le faltan tantísimas cosas. (APLAUSOS).
Por eso, en esta tarde, cuando estamos inaugurando obras de desagües cloacales y de agua potable, que van a llegar a un millón de argentinos, siento, créanme, el orgullo de poder contribuir, desde el lugar que todos tenemos y que hemos podido acceder por el voto popular, a mejorar esa calidad de vida, que es el gran compromiso, el gran desafío que he tenido en toda mi vida: lograr no cosas para uno. En definitiva la incorporación a la política es, desde nuestra concepción y desde nuestra propia historia, el trabajar por los otros, para los otros y por la Patria, que es en definitiva la que nos contiene a todos. (APLAUSOS).
Ayer, quiero contarles, poníamos en marcha, con la ministra de Salud, el programa nacional para atender a los niños recién nacidos y entre un año, que están en lista de espera para ser operados. Y yo pensaba cómo serán esos casi mil chiquitos, que por años quedan en lista de espera para poder ser intervenidos quirúrgicamente por cardiopatías congénitas. Y pensaba, entonces, que son los de la misma lista de espera de siempre, de los que no tienen oportunidades, de los más pobres, de los más carenciados y es allí donde todos: la sociedad, el Estado, las Organizaciones no Gubernamentales, tenemos la obligación de poner el acento, el esfuerzo, la inversión y los recursos para recuperar, de una buena vez por todas, esa dignidad que tantos han perdido.
Por eso, cuando veo el compromiso de los trabajadores de AySA, una empresa del Estado, cuando veo el compromiso con su empresa, que es la de los habitantes de aquí del conurbano bonaerense y fundamentalmente también de la Capital Federal -me acuerdo cuando nos tocó votar su creación para hacernos cargo desde el Estado de lo que en el sector privado no habían hecho- entonces siento, argentinos y argentinas, que todos debemos profundizar el compromiso de la inclusión social, el compromiso de masificar las obras, sociales y de infraestructura económica, que profundicen el cambio iniciado el 25 de mayo del 2003. Ese debe ser nuestro compromiso, el de todos.
Sé que muchas veces cuando uno asume el compromiso definitivo de representar los intereses del pueblo por sobre toda otra cuestión, son numerosos los escollos y los tropiezos que nos esperan en el camino, pero yo les aseguro que ese camino de tropiezos y escollos, de representar los intereses del pueblo, es el mejor camino que un dirigente popular puede recorrer. (Aplausos)
Y créanme que lejos de amilanarme o de hacerme bajar los brazos, al contrario, es como si me inyectaran más fuerza, más coraje, más voluntad y más compromiso que nunca. (Aplausos)
Mi compromiso es con el pueblo, con los que más sufren, con los que menos tienen, con los que siguen en lo que yo llamo la larga lista de espera de la sociedad argentina. Me comprometo siempre en cada momento de mi vida a dar cuenta de eso, de esa fe puesta en este camino, de esa fe puesta en la fuerza que tenemos los argentinos, de esa fe en la solidaridad, en tender la mano al otro, al que le hace falta. Eso es lo que nos hizo grandes y eso es también, argentinos y argentinas, lo que nos ayudó a sobrevivir cuando parecía que todo terminaba: la solidaridad, el compromiso.
En esta tarde calurosa de Quilmes, como siempre cuando me reciben, calurosa de afecto, de amor, de compromiso, quiero agradecerles a ustedes, a los que nunca desfallecen, a los que siempre están y a los que siempre dan el presente cuando saben que el destino de la Patria y del pueblo están en juego.
Muchas gracias Quilmes, muchas gracias compatriotas, por la Patria y por el pueblo, como siempre. (Aplausos)