Palabras de la Presidente Cristina Fernández en el acto de UOCRA, Mar del Plata.

PALABRAS DE LA PRESIDENTA DE LA NACIÓN, DRA. CRISTINA FERNÁNDEZ DE KIRCHNER DURANTE LA INAUGURACIÓN DEL HOTEL DE LA UOCRA, EN MAR DEL PLATA.

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Muchas gracias, buenas tardes a todos y a todas: yo escuchaba recién atentamente al señor Intendente hablar del mercado interno; a Gerardo y a Daniel hablar de construcción, de presente y de futuro. El día viernes, allá en el lejano sur, en nuestro Calafate -presidente- asistimos también a otra inauguración de otro hotel, de otro gremio hermano, los pasteleros que inauguraban, allá en Santa Cruz un hotel escuela; hoy aquí, en Mar del Plata, la UOCRA, el sindicato de la construcción levanta este hotel, que fue un bastión tradicional del turismo marplatense.

Y yo no creo que esto sea obra de la casualidad, es obra también de una construcción política, económica y  social que ha privilegiado, precisamente, en los hombres  y mujeres concretos, que vivimos aquí en nuestra tierra, en la República Argentina, el eje para desarrollar, para proyectar, para diseñar políticas, sueños, esperanzas e ilusiones.

Y creo, precisamente, que es, tal vez, en esta nueva presencia de los trabajadores organizados, una vez más en la Patria, donde uno comienza a vislumbrar que hay otro país. Porque, recién Gerardo con timidez y tal vez con algo de vergüenza, decía: "somos y volvemos a ser la columna vertebral, pero no como dicen algunos por ahí" y terminó allí la frase, no se animó a seguir. Yo se la voy a seguir, el quiso decir que muchas veces, hermanos y hermanas, hay prejuicios que creen que la presencia de los sindicatos, de los trabajadores organizados es algo perjudicial que no hace bien. (APLAUSOS).

Muchas veces nos han metido en la cabeza que, tal vez, si no tuvieran tanta fuerza, si no tuvieran tanta representación los trabajadores, tal vez, las cosas podrían ser más fáciles para los empresarios o para la actividad económica. Quiero decirles que esto no es así, podemos demostrar casi científicamente que es en las sociedades donde hay fuertes organizaciones empresariales y fuertes organizaciones sindicales donde mayor grado de desarrollo económico y social se alcanza. Pero muchas veces esos prejuicios tienen miedo de los trabajadores organizados. Y yo digo, no tengan miedo, tengan miedo si no tenemos trabajo, porque entonces se desorganiza la sociedad y se enfrentan los argentinos los unos con los otros, tal vez, los pobres contra los pobres para pelear por las migajas.

No tengamos miedo de la organización de quienes trabajan, al contrario. Miren, hace muy poco tiempo, meses apenas, fui invitada por la Organización Internacional del Trabajo (OIT), en Ginebra, a dar una conferencia, junto a un dirigente sindical y a un dirigente empresarial. Precisamente el dirigente sindical que había presidido, durante 30 años, la Confederación Económica Empresarial española, precisamente a la luz de la cual empresarios y trabajadores pudieron diseñar ese desarrollo de economía, que hoy, tal vez, tiene el crecimiento más alto de la Comunidad Económica Europea. Por eso cuando digo esto no lo digo únicamente porque pertenezco a un partido, a una idea, como todos ustedes saben, al peronismo. (APLAUSOS).

No es solamente, entonces, una postura ideológica o dogmática o filosófica,  es algo mucho más palpable, más sencillo, más pragmático, más práctico, es verificar en la realidad de las grandes economías que, precisamente, el crecimiento siempre ha girado en torno al acuerdo entre el capital y el trabajo. Viene desde hace mucho tiempo este diálogo, este acuerdo que, como dijo Gerardo, con absoluta claridad, no empieza hoy con esta Presidenta.

Tal vez sin ser formulado teóricamente, tal vez sin ser expresado en acuerdos o en actas firmadas entre empresarios y trabajadores, ese presidente que está allí, se lo planteó a los argentinos cuando les dijo que teníamos que vivir con nuestro propio esfuerzo, que nadie haría por nosotros lo que nosotros mismos no fuésemos capaces de hacer y en ese reconocimiento en nuestras propias fuerzas, en nuestras propias calidades, en nuestra propias ideas, se centra este proyecto que desde aquel 25 de mayo de 2003 ha logrado, no para un sector, no para un partido ni para un gobierno, sino para todos los argentinos una mejora sustancial en nuestra calidad de vida.

Claro que falta mucho, como lo dijo el otro día, mientras haya un pobre en el país, la tarea no estará cumplida.

Por eso, yo los convoco aquí a que todos y cada uno, con lo mejor que cada uno tenga, se esfuerce en esta construcción de una sociedad diferente, de un país diferente donde todos, empresarios, trabajadores, intelectuales, docentes, estudiantes, jubilados, hombres, mujeres, amas de casa, todos los días podamos ser un poco mejor y tomar el ejemplo precisamente de los trabajadores que organizados, todos los días construyen una obra más que sus representados estén mejor.

Esta ha sido la historia de los trabajadores en República Argentina, un lugar tal vez donde la movilidad social ascendente, donde el sueño de que el hijo del trabajador pudiera llegar a la universidad y también, por qué no, a la Presidencia de la República, fue la que nos constituyó es un espacio institucional y regional único.

Yo quiero volver a rescatar eso, no para con nostalgia rememorar viejas épocas. Al contrario, no soy nostalgiosa, muy por el contrario, soy absolutamente contemporánea como todos ustedes y creo firmemente en que este modelo de crecimiento, de acuerdo, de mercado interno, como dice el Intendente, de reindustrialización, de presencia del Estado en la inversión de la obra pública que catapulta aún más la actividad económica en consonancia con el sector privado dándole infraestructura económica y social en esta Argentina que estamos construyendo.

Yo quiero en esta tarde y en esta Mar del Plata tan hermosa, donde si hay algún símbolo del ascenso social es Mar del Plata. (APLAUSOS)

Como decía un tiempo atrás, el poder viajar a Mar del Plata de vacaciones significaba en el barrio que uno estaba progresando, ese era el símbolo, entre otras cosas también, del ascenso social, la universidad, las vacaciones, el auto tal vez, la casa propia, el símbolo de la clase media argentina. Esta Mar del Plata la representa tal vez como ninguna otra y este verano, que seguramente volverá a batir récord de presencia de turistas nacionales y ahora también extranjeros, nos está indicando cuál es el rumbo, cuál es el camino: Patria, trabajo y esfuerzo, lo demás viene solo.

Muchas gracias, Mar del Plata, muchas gracias, UOCRA, gracias. (APLAUSOS)