Discurso del Presidente Javier Milei en la Expoagro 2025, en San Nicolás.
Muy buenas tardes a todos: es un honor hablar para todos ustedes. Y antes que nada, gracias a los presentes, a los organizadores y a Expoagro, no solo por la invitación, sino también por comprobar que nuestro plan de estabilización está funcionando dado que la cantidad de gente en el evento subió 33% respecto al año pasado, así que estamos yendo para arriba. También quiero agradecer la presencia de la doctora Patricia Bullrich, que vino a acompañarme a esta exposición y por su enorme trabajo, sosteniendo y defendiendo los valores de la República en todos los terrenos que ello lo requiera. Asi que mi agradecimiento a la doctora Bullrich por acompañarme.
También quiero dar las gracias al queridísimo profe Espert, que es el Presidente de la Comisión de Presupuesto de la Cámara de Diputados, que me acompañó el año pasado también, y que también está haciendo una tarea titánica, ciclópea, ahí dentro del Congreso. Así que mis agradecimientos para con ellos que han decidido acompañarme en el día de hoy.
Y también quiero dar las gracias – especialmente - a todos los productores, ya sean grandes, medianos o pequeños, que diariamente sirven a la patria cultivando el suelo argentino. Nuestro suelo ha sido bendecido con una fertilidad única en el mundo, combinado con el ingenio argentino y con las ideas liberales de nuestra Constitución, fue durante buena parte de nuestra historia una fuente inagotable de prosperidad para nuestro país. Hablo de cuando fuimos el granero del mundo y no teníamos nada que envidiarle a ninguna potencia mundial; cuando éramos una tierra de oportunidades que atraía inmigrantes de todos los confines de la tierra; cuando fuimos los primeros en erradicar el analfabetismo, cuando teníamos un Producto Bruto Interno total superior a Brasil, México, Paraguay y Perú juntos. En resumen, cuando éramos ese faro de faros que – hoy - queremos volver a ser. En el centro de esa era dorada, como gran protagonista y motor de esa prosperidad sin precedentes, estaban los productores agropecuarios tirando del carro. Eran las épocas del modelo agroexportador: un término que fue transformándose en peyorativo, a medida que el país se fue hundiendo en la miseria, gracias a la llegada del modelo nefasto de la justicia social. Esto no fue casualidad, el plan sistemático de saqueo al campo fue deliberadamente completado con su demonización por parte de la política, a la vez que se comenzó a instalar la distribución forzosa de la riqueza como un acto de justicia.
Y como resultado de la implementación de este modelo la Argentina comenzó un largo descenso hacia la miseria y servidumbre; aquel período que nosotros llamamos “el siglo de la humillación argentina”. En palabras sencillas: cuando le fue bien al campo, le fue bien al país; cuando al campo le fue mal a Argentina también le fue mal. Y le fue mucho peor cuando la casta política comenzó a ver al campo como una mina de oro infinita, mediante la cual financiar su plan radical de expansión del Estado. Es decir, esto ocurrió cuando se comenzó a creer que el campo ganaba demasiado dinero. Dinero que - supuestamente - debía usarse para fines mejores, como financiar industrias, energía, implementar subsidios encubiertos en forma de empleo público y pagar por cualquier otro proyecto delirante del político de turno.
Básicamente, se utilizó la prosperidad de un sector prolífico como el agropecuario para financiar sectores deficitarios y poco competitivos, en nombre de un empecinamiento absurdo por tener una industria nacional para sustituir importaciones, costara lo que costara, amparándose en el discurso de la "industria infante", que tenía que desarrollarse y haciendo caso omiso a la demanda del mercado.
No queda ninguna duda de que este abordaje ha fracasado, y suficiente prueba es el oxímoron de que nuestra industria es el único infante de 90 años del mundo. Aprendimos por las malas que nunca va a ocurrir que una industria le toque la puerta al Gobierno Nacional y le diga: "Gracias por tu ayuda, ahora ya estoy listo para competir; abrí al mercado". Eso, claramente, no ocurre. Así es que se lo vamos a precipitar, así le sacamos el pie de la cabeza al campo.
Pero - aunque durante un siglo - la política decidió negar la ley de la gravedad, es hora de reconocer que la única verdad es la realidad, como dijo aquel famoso político de nuestra historia. Es falso que el desarrollo industrial deba darse pisoteando al campo. Eso solo fue uno de los tantos argumentos de la casta para ahogarlos a impuestos y regulaciones. Porque no hay ninguna contradicción entre campo e industria.
Expoagro es una prueba cabal de que la industrialización y la innovación tecnológica son una consecuencia natural del desarrollo exitoso de la actividad primaria. Tan sólo una cosechadora involucra cientos de sectores económicos diferentes, desde la metalurgia hasta el desarrollo del software, y lo mismo aplica para todo el desarrollo tecnológico del sector. Si repasamos la historia, el mayor periodo de expansión industrial de la historia Argentina fue durante el modelo agroexportador, y no como quisieron Instalar los políticos de antaño con el modelo fracasado de la sustitución de importaciones. Así como también es mentira que el campo no genera valor agregado, dado que la labor del sector está en añadirle valor al suelo para eficientizar y multiplicar la producción de alimentos. Gracias a la siembra directa y a la innovación genética, de la cual Argentina siempre fue una orgullosa protagonista, es que hoy podemos producir alimentos para 500 millones de seres humanos, un verdadero milagro. Y podrían ser cientos de millones más si le sacamos el peso del Estado de encima.
Otra de las grandes mentiras difundidas por la casta es que el agro no genera puestos de trabajo, cuando - según datos del último año - la participación del sector agroindustrial en empleo formal es de aproximadamente el 25%, incluyendo el procesamiento de sus materias primas, el comercio y los servicios derivados. Pero aún - a pesar del peso asfixiante del Estado - que hasta intentó llevar adelante la nefasta Resolución 125 para saquearlo como nunca antes, el sector sigue siendo competitivo en todo el mundo. Imaginemos – entonces - cuánto más se podría lograr con un Estado que no estorbe.
Nuestro gobierno es el primero en mucho tiempo o quizás en la historia argentina que rechaza la idea del Estado como un mecanismo de apropiación compulsiva de la riqueza ajena. De hecho, estamos en las antípodas de este pensamiento: venimos a limitar el poder arbitrario del gobierno y a liberar al sector privado y - por supuesto - venimos a sacarle el peso del Estado de las espaldas de los productores. Es porque sabemos que un Estado chico equivale a una sociedad grande, porque sabemos que la prosperidad va indefectiblemente de la mano de la libertad y - en este caso - la libertad del sector agropecuario, y porque entendemos que los empresarios son benefactores sociales y que su búsqueda de ganancia redunda en un beneficio para el conjunto de la sociedad. Y fue con ese mismo norte que encaramos todos los pasos dados - durante nuestro primer año de gobierno - que pasaré enumerar algunos de ellos.
Porque es interesante. Porque…, ¿qué tal, Nicolás? ¿Cómo estás? Porque el año pasado hablábamos y eran promesas: ahora estamos hablando de hechos concretos que hemos logrado. Entonces, me parece interesante hacer estos raccontos, de una manera más contundente. Y, por ejemplo, el primer objetivo siempre estuvo claro y fue ordenar la macroeconomía para que todos los argentinos pudieran empezar a gozar de un mejor pasar económico. Así vimos una reducción notable de la inflación, como de la brecha cambiaria, que se ubicaba en torno al 200%, castigando la rentabilidad de todos ustedes, obligándolos a acceder a insumos a un dólar altísimo y obligándolos a vender su producción a un dólar bajísimo. Hoy la misma brecha se encuentra rondando el 15%, con un régimen especial para exportaciones, mediante el cual hasta un 20% de lo exportado puede liquidarse al valor libre.
Yo recuerdo - durante la campaña y cuando hablaba con los representantes del sector - claramente, había dos problemáticas muy marcadas: uno era la brecha y el otro eran las retenciones. Y que si lo poníamos en términos cuantitativos era mucho más significativo el tema de la brecha, ya que la brecha rondaba en torno al 200%. Es decir, una relación 3 a 1 era. Esto no quiere decir que no considere que las retenciones sean una aberración. Lo que digo es que - en términos de magnitud - el problema era mucho más importante. Y una de las cosas que yo me comprometí, fue a ordenar la macro y a pulverizar la brecha.
De hecho, nosotros asumimos con una inflación que viajaba al ritmo del 17.000 por ciento anual; es decir 54% mensual, que era la inflación mayorista. Y, hoy, la inflación mayorista en la última parte del año 2024, de hecho, viajaba por debajo del 2% y - en términos de dólares - estábamos en deflación los últimos meses. Es más, cuando hicimos el plan de estabilización, con un recorte del gasto público de 15 puntos del PBI: 5 en el Tesoro, y 10 en el Banco Central, que decían que era imposible de hacer y que nosotros hicimos, que resolvimos el problema del Tesoro, en un mes; que resolvimos el problema del Banco Central en 6 meses, digamos como fruto de esa estabilización nos dijeron que se iba a destruir el nivel de actividad, que se iban a multiplicar los pobres de manera imposible. Y, sin embargo, nada de eso ocurrió. Nosotros decíamos que íbamos a recuperarnos en un V y – efectivamente - la recuperación fue en V. Y cuando uno toma el PBI desestacionalizado en la versión mensual, terminamos 5% arriba del año 2023. Y a eso, la pobreza - después del sinceramiento inicial - que llegó a trepar en la frecuencia mensual medida por la Universidad Torcuato Di Tella que – metodológicamente - es igual a lo que hace La Plata, lo que hace la UCA y lo que hacemos nosotros en Capital Humano y en el INDEC, nada más que son distintas formas de frecuencias, si se toman mensuales, trimestrales o semestrales. Ese número del 57% pasó al 33%, el último dato de frecuencia mensual, es decir que la pobreza cayó en 24 puntos porcentuales. Lo cual, parecen números impresionante pero es más impresionante cuando pensamos que fruto de esta estabilización con orden, logramos sacar de la pobreza a más de 10 millones de argentinos. Y eso sí que también es un logro enorme que creo que vale la pena destacar.
A su vez, tampoco es casualidad que durante nuestro primer año de gobierno la demanda de crédito para maquinaria agrícola haya aumentado un 50%, respecto del año anterior. Recién, en la previa a ingresar a esta sala, hablaba con Salvador Di Stefano, que está acá, y me contaba que ayer, el Banco Nación…, ¿qué hacés? ¿Cómo estás? También, ahora te veo. Creo que había más de 100 metros de cola, dado los créditos…, ah, 200, bueno, está bien, mejor todavía, más para mí como resultado. Así es que está bueno que vean cómo están siendo apoyados y que esto les está dando un motor importantísimo a uno de los pilares de lo que es nuestro modelo de expansión. Así es que eso, también, es una buena señal porque cuando nosotros asumimos se discutía la hiperinflación, y hoy hasta volvieron los créditos hipotecarios a 30 años. Vaya que esto cada día se parece más a un milagro. No tiene nada de milagro, es solamente aplicar la buena teoría económica.
Tampoco es por casualidad que las exportaciones agroindustriales hayan crecido un 56% en volumen y un 26% en facturación o que - el mes pasado - hayamos visto un bond de exportaciones por más de 7 millones de toneladas de granos y derivados. Ni es por casualidad que la superficie sembrada en la campaña 24/25 haya crecido casi un 20%, superando altamente cualquier récord anterior, sino que es por un compromiso férreo de nuestra parte por correr al Estado de los negocios para que deje de entorpecer a quienes producen. En tan solo un año, derogamos y simplificamos más de 350 normas burocráticas que atentaban contra la generación de valor; derogamos normas en SENASA y en el INASE; eliminamos declaraciones juradas inútiles; exterminamos para siempre prohibiciones y cupos en la exportación de granos y carnes; eliminamos fideicomisos y precios máximos para los alimentos; redujimos aranceles a la importación de fertilizantes, herbicidas y sistemas de riego; también comenzamos a poner en práctica la libre competencia de monedas que prometimos, ofreciendo los primeros créditos en litros de leche para tamberos y ahora en kilos de jamón para los productores porcinos.
Esto es muy interesante y una de las cosas que nosotros habíamos propuesto a lo largo de la campaña era ir a un sistema de competencia de monedas. Obviamente - como todo se deforma en la campaña - lo llamaban dolarización, y, en realidad, una de las cosas que yo explicaba es que el sistema de competencia monedas funciona como un sistema de canastas de moneda, donde a diferencia de las canastas de monedas administradas por un Banco Central, que las determina a dedo el Banco Central, en este caso se determina endógenamente por las decisiones de los individuos. Y también expliqué que la moneda - en realidad - no tenía por qué ser el dólar o el euro, podía ser cualquier moneda, pero que había otros casos que la moneda podía ser, por ejemplo, para un petrolero podía ser el WTI; para alguien que estaba en el sector del gas el BTU, y, claramente, por ejemplo, para el campo podría ser la soja o cualquiera de los productos. De modo tal, que esto es muy importante porque se elimina el riesgo de descalce de moneda, y al eliminarse el riesgo de descalce de monedas, ustedes van a un negocio que tiene menos riesgo, por ende tienen menor tasa de descuento y eso les permite amplificar el valor, y esa amplificación de valor se ve constatada cuando ustedes amplían la base de capital. Con lo cual, no solo producen más, sino que, además, se genera empleo y, además, la economía crece. Por lo tanto, esto de también eliminar este tipo de riesgos hace que, básicamente, haya mayor prosperidad.
Y así podría quedarme - hasta el domingo - enumerando las cosas que hicimos y pensamos seguir haciendo para mejorar la competitividad del sector. Esto que digo de podría estar – claramente - hasta el domingo no es una metáfora. Una de las cosas que nos empezó a pasar cuando revisamos las redes, es que íbamos publicando cosas que íbamos haciendo y - en ese contexto- nos encontrábamos con mucha satisfacción, por parte de la gente y diciendo: “esto es mucho más de lo que voté”. Entonces, una de las cosas que se le ocurrió al brillante Vocero que tengo - que es Manuel Adorni - que gracias por acompañarnos también acá. ¡Qué lindo, hoy me vine rodeado de toda gente que irrita zurdos por doquier! Van a decir “Este es un provocador”. Me encanta. Al margen de eso, entonces nosotros – claramente - habíamos hecho un programa de gobierno, una propuesta, que decían que básicamente era imposible de hacer. O sea, cada una de las cosas que nosotros decíamos que queríamos hacer, decían que era imposible. Y no sólo eso, sino que no eran pocas medidas, eran muchas y muy exigentes, con lo cual era en la doble dimensión era muy complicado. Y ahí una de las cosas que nosotros vemos es que, lo que hizo Manuel, fue medir qué grado de avance teníamos. Entonces, si en el 25% de lo que lleva el periodo de gobierno, el primer año de estos cuatro, si hubiéramos cumplido el 25% de las promesas estaríamos bien, por decirlo de alguna manera.
Y lo que reveló - el trabajo que hizo Manuel - es que cumplimos con el 78% de las promesas. Pero, además, también hicimos algunas cosas que tampoco teníamos planeadas hacer, y, en ese contexto, cuando uno incorpora estas cosas que hicimos aún cuando no estuvieran planeadas hacer, básicamente el grado de cumplimiento es 97%. O sea, de pasar de gobiernos que prometían cosas y no cumplían nada, pasamos a un programa hiperexigente y donde solo en un cuarto del periodo cumplimos el 97% de las promesas. Vaya que eso sí es trabajar.
Ah, y voy a hacer algunos comentarios genéricos de los términos de la campaña porque creo que son importantes. Fui muy claro, sin lugar a dudas, en lo que era la campaña, porque - en materia de política fiscal - hablábamos de la motosierra. Hoy la motosierra es un emblema mundial de política económica. Es más, en el caso del trabajo que está haciendo ese coloso que tengo como ministro - que es Federico Sturzenegger - ha creado un modelo de exportación en materia de desregulación. ‘Toto’ Caputo fue elegido el mejor Ministro de Economía del mundo. En las universidades más prestigiosas del mundo se habla de cómo puede ser que hicimos semejante ajuste y en lugar de ser hipercontractivo y hundirnos en una gran depresión, salimos con tanta fuerza. Al mismo tiempo - en el plano monetario - se identificó con la dolarización y, entonces, la gente iba con billetes de dólares con mi cara, que eran bastante simpáticos. En política exterior dijimos que nos íbamos a alinear con Estados Unidos e Israel, y creo que está claro que lo estamos cumpliendo. Y dejé para el final algo muy concreto, que es el tema de seguridad porque - no casualmente - mi eslogan coincidía con alguien que compitió conmigo y que su grandeza permitió que se sumara a este Gobierno, que era en materia de seguridad “el que las hace, las paga”. Los buenos son los de azul, y los hijos de puta que andan con trapos en la cara y rompen autos, queman autos y amenazan a toda la gente porque no quieren perder sus curros, esos son los malos y esos son los que tienen que ir presos y los vamos a meter presos. Vamos a defender a la República porque no es que vienen contra mí, vienen por ustedes; yo solo estoy en el medio.
Así que imaginen que si acelero en las curvas, ahora voy a acelerar mucho más. Volviendo al discurso, todo esto lo hacemos porque es nuestro deber aplicar nuevamente las ideas que hace 100 años hicieron de la Argentina el país más rico del mundo. Para eso, necesitamos entender entre todos que debemos volver a pensar - a la Argentina - en generaciones, con la intención de que nuestros actos del presente tengan repercusión positiva en las generaciones del futuro, estar dispuestos a volver a sembrar árboles de los que quizás no disfrutemos la sombra. El campo tiene esta mentalidad, pero la casta política no. Y la imposición del modelo de la casta arruinó a más de cinco generaciones con sus intervenciones ridículas.
Esto también es muy interesante porque Argentina - claramente - podría convertirse en una de las 5 potencias mundiales, en un lapso de cuarenta años, si mantuviéramos las ideas. Y a veces hay gente que dice: “no, bueno, pero eso es mucho tiempo”. Miren: lo más interesante es que dos tercios de esa mejora ocurre en un tercio del tiempo. Es decir que - en un lapso que puede ir entre diez y quince años - podemos ver cosas maravillosas. Lo que hay que hacer es poner la voluntad y tener la voluntad de volver a abrazar las ideas de la libertad e ir para adelante. Claramente, abrazar la ideas de la libertad les termina con el curro a un montón de delincuentes, que son los que después organizan marchas. Es decir, recuerden que cada vez que ustedes vean a alguien pataleando es porque le terminamos cortando un curro. Es decir, lo que han visto en estos días es la política, cuando dicen: “¿dónde cayó el ajuste?”, vean los que patalean y van a ver dónde cayó el ajuste. Cayó sobre los que han arruinado la Argentina y no vamos a parar porque nosotros gobernamos para los argentinos de bien, para los que quieren vivir del fruto de su trabajo, no para los delincuentes.
Porque cuando dejamos de ser el país más rico del mundo, porque dejamos de abrazar estas ideas, pasamos a tener 50% de pobres. Y pasamos de ser el primer país del mundo en erradicar el analfabetismo, a tener egresados del secundario que no saben leer ni hacer cuentas básicas. Por eso mismo, necesitamos hacer los cambios de una forma duradera, en lugar de una forma rápida sin restarle importancia a su urgencia. Entendemos la necesidad imperante de bajar las retenciones, pero no le sirve a nadie que las bajemos para sacar rédito político en las elecciones y después el modelo revienta y tengamos que volver a ponerlas, como ha pasado en otros gobiernos. Nosotros queremos eliminar el cepo y las retenciones para siempre y que el país pueda sostenerse sin saquear a su sector más productivo. Pero para que sea duradero hay que hacerlo de la forma correcta, para que en el futuro no venga ningún degenerado fiscal a volver a meterle el brazo entero en el bolsillo.
Ya bajamos 20% las retenciones a los principales granos del país y las eliminamos por completo para las economías regionales. Y a medida que se siga consolidando el sendero virtuoso, el superávit fiscal y la baja del gasto, las continuaremos bajando hasta que lleguen a cero y se queden ahí de una vez y para siempre. A su vez, para entender un poco por qué es tan importante el superávit fiscal - por un lado - porque nos permite bajar impuestos y devolverle productividad al sector privado; por otro lado, porque nos permite hacer frente a situaciones inesperadas y tragedias impredecibles como el temporal en Bahía Blanca hace unos pocos días. Gracias al superávit fiscal pudimos enviar 200 mil millones de pesos a la ciudad para ayudarlos a ponerse de pie nuevamente. De no haber existido el superávit, hubiéramos tenido que recurrir a imprimir dinero, licuándole el salario a todos los argentinos con inflación y aumentando la pobreza en el proceso.
Esto es muy interesante porque - mientras que algunos aprovechan las desgracias para carancheo político, berreta, propio de los políticos que nos han empobrecido a lo largo de la historia - de los 8 ministerios que tenemos, 6 estuvieron trabajando de modo activo en ayudar a Bahía Blanca. Desde el primer día, la Doctora Bullrich, a cargo de las Fuerzas de Seguridad; el Doctor Petri, a cargo de Defensa, estuvieron trabajando en esos momentos de mayor emergencia, donde la situación era más complicada, donde todo era que parecía un caos, ellos fueron a poner orden. Y, no solo eso, sino que además llegaron las ayudas del Ministerio de Capital Humano y además el Ministerio de Salud, básicamente, hasta colaboró armando un hospital de campaña. Y no solo eso, sino que además - el Ministro Caputo, con el Secretario de Hacienda Guberman - trabajaron intensamente para encontrar cómo podíamos hacernos de fondos para poder darle asistencia a Bahía Blanca. Y así es que logramos asignar poder reasignar partidas y conseguir recursos por 200 mil millones de pesos. Es decir, así que - mientras que muchos hablan, cacarean y siguen gastando en boludeces, como sobornar medios de comunicación con pauta oficial, adornar periodistas, gastar en penes de madera y en la ESI y en toda esa cosa - nosotros ponemos los recursos donde la gente la necesita para resolver los problemas concretos de la gente. Al mismo tiempo, falta que mencione un ministerio más, que es la Cancillería, donde a la luz de los apoyos que hemos conseguido del exterior, también estamos trabajando en ver cómo podemos aportar más ayuda.
O sea, una vez que se superó la situación de crisis y la situación más urgente y donde había que iniciar el camino a la reconstrucción, ese fue el momento en el que yo podía ir, porque si lo hubiera hecho antes hubiera estado estorbando. Hubieran puesto una foto muy linda, pero le hubiéramos hecho perder un montón de tiempo a cada uno de los grupos asignados a resolver esos problemas, en un momento…, porque esto es así, créanme que es así, si yo voy, el primer día, cada uno de los grupos se ponen a explicarme lo que tienen que hacer. Por lo tanto, esa tarea puede demandar por lo menos 5 horas y ahí cada minuto cuenta para salvar vidas humanas. Por lo tanto, yo tenía que elegir entre la foto linda - que le gusta a la política - o salvar vidas. Yo preferí salvar vidas; otros prefirieron las fotos lindas.
Por eso, también, nuestro foco está puesto en bajar el gasto tan rápido y tan profundo como sea posible, para así acrecentar el superávit y esto mismo debe ser hecho en las provincias y en los municipios, no solo a nivel nacional. La población argentina ya no va a tolerar este juego de políticos caranchos de subir impuestos para comer la rentabilidad que queda disponible con la baja de impuestos que hacemos desde Nación. Así que quiero dedicar una reflexión, que reflexionen, sobre aquellos gobernadores que hacen este jueguito perverso, que piden bajas de impuestos y reclaman baja de impuestos, pero que - cuando llega el momento de hacerlo en la propia - no lo hacen o lo suben. Entonces, tengan claro eso.
Es decir, nosotros dijimos que íbamos a bajar impuestos y bajamos más de 13 impuestos, entre ellos el impuesto inflacionario, que con el señoriaje le robaba, a los argentinos quince puntos del PBI. Por lo tanto, parte de nuestro deber es proteger a la ciudadanía de este cinismo rascavotos del que se sirvió la política durante ya mucho tiempo. Por esto mismo, nosotros queremos volver a un modelo verdaderamente federal en el que haya competencia fiscal entre las provincias y el sector privado pueda discernir el costo tributario de trabajar en tal o cual distrito y qué retribuciones y servicios recibe a cambio, para que los políticos dejen de esconderse detrás de los precios de los bienes y servicios y en la coparticipación, y quede en evidencia la voracidad fiscal del aparato estatal que quieren sostener. Por ejemplo, una de las cosas que a mí me pasó cuando lo conocí a Elon Musk, fui a su planta de Tesla, que queda en Austin, Texas, pero antes estaba en Los Ángeles, ¿y por qué se fue? Por los impuestos, es decir había un economista húngaro que se llamaba Tiebout y decía: “votar con los pies”. Entonces, vamos a abrir la competencia fiscal para que tanto las empresas como los individuos puedan votar con los pies y se saquen de encima a los políticos ladrones que lo único que quieren hacer es robarle el fruto de su trabajo.
Por esto mismo, nosotros queremos volver a un modelo verdaderamente federal, en el que haya competencia fiscal entre las provincias, y al sector privado pueda discernir el costo tributario de trabajar en tal o cual distrito y qué retribuciones y servicios recibe a cambio, para que los políticos dejen de esconderse… Este ya lo había dicho… Lo repito porque es bueno repetirlo. Gracias Espert. Un profe condescendiente. Me tenés que bajar 1 punto ahí, Espert. Yo a un alumno se lo hubiera bajado. Gracias, entonces lo repito. Es decir que, como había dicho, para que los políticos dejen de esconderse en los precios de los bienes y servicios y en la coparticipación y que queden evidencia la voracidad fiscal del aparato estatal que quieren sostener. El lugar de llegada para este y para todas nuestras reformas es conceptualmente simple: queremos ser un país en el que la vida sea más fácil para el que hace las cosas bien y sea mucho más difícil para aquel que hace las cosas mal. Una sociedad en la que hacer lo correcto sea sencillo y actuar incorrectamente sea costoso, muy costoso y el que las hace, las paga.
En definitiva, se acabó ese modelo invertido en el que los trabajadores honestos luchan para sobrevivir mes a mes, y los parásitos vividores tienen asegurada una vida onerosa por generaciones. Ese modelo en el que las víctimas son tratadas como victimarios y los victimarios tratados como víctimas. Ese modelo que se cansaba de revisar el pasado porque no podía prometer ningún futuro. En nuestro primer año, dejamos en claro que nuestro gobierno va a marcar un punto de inflexión para nuestra gran nación, porque, por primera vez en décadas volvimos a mirar hacia adelante, pensando cómo crecer en lugar de cómo distribuir una ganancia cada vez más pequeña. Dejamos atrás la mentalidad de la escasez para volver a ver el mundo bajo los ojos de la abundancia. Y Argentina es el país más abundante del mundo: tenemos la tierra más fértil del planeta y el mejor capital humano. Así, aprendimos a sacarle agua hasta a las piedras. Ahora nos queda sacarnos el peso de la mochila de la casta de nuestras espaldas para volver a ser la gran nación que ya supimos ser. Que tengan todos un excelente día. Que las fuerza del cielo nos acompañen y ¡viva la libertad, carajo! Muchas gracias.