Discurso del Presidente Javier Milei al asumir la Presidencia Pro-Tempore del Mercosur
Buenas tardes a todos. Es la primera vez que me dirijo a ustedes, en calidad de presidente pro tempore del bloque, es tan primera vez que hasta lo pronuncio mal. Quiero aprovechar esta oportunidad para retomar el diagnóstico, que les ofrecí hace un rato. Y, a la luz de este diagnóstico, exponer - ante ustedes - el horizonte de exploración que va a tener este organismo, durante nuestra presidencia.
Un mercado común regional es un instrumento al servicio del desarrollo económico de sus países integrantes. Los países lo forman libremente con el objetivo de que le rinda un rédito – particular - a cada uno. No es una imposición inalterable, es un instrumento libremente elegido. Esa definición tiene que ser el punto de partida de cualquier análisis.
Esto significa dos cosas: en primer lugar, que - como cualquier instrumento - tiene que ser constantemente sometido al escrutinio para ver si funciona o no, si rinde los resultados prometidos o no. La inercia y la conformidad no son una opción porque el uso, de todo instrumento, siempre implica también el coste de oportunidad de no utilizar otro. Los caminos que uno toma se valoraban buenos o malos también cotejando el valor de los caminos no tomados. En segundo lugar, significa también que no puede tener reglas y determinaciones estáticas, si sus normas son perniciosas tiene que ser posible cambiarlas, en función de lo que necesitan los usuarios del instrumento, los países firmantes. Es decir, este instrumento debe ser blando y maleable; de lo contrario su propia rigidez lo termina quebrando. Por esto - en la presente hora regional - nuestra presidencia pro tempore estará caracterizada por recuperar este espíritu crítico. El espíritu de comprender, el Mercosur, como un instrumento perfectible, de no conformarnos con la inercia del statu quo y de hacer lo posible para mejorarlo.
Creo que hablo por todos cuando digo que - desde hace tiempo - el Mercosur, tal como funciona hoy, nos trae más problemas que soluciones. Pero ahora voy a hablar por mí y por los 47 millones de argentinos, no como presidente pro tempore del bloque, sino como uno de sus integrantes. La Argentina ha sido destrozada por el chamanismo económico, de nuestros predecesores. Miren cualquier serie histórica argentina: tenemos el mismo PBI per cápita que en 2007; no generamos un solo puesto de trabajo - desde el sector privado - hace 10 años y tenemos 10 veces más pobres que hace 50 años. Es decir, necesitamos crecer y esto es de manera urgente. Necesitamos comercializar, de manera urgente. Necesitamos capitalizarnos, de manera urgente; necesitamos importar y exportar, de modo urgente a Paraguay, a Brasil, a Uruguay sí, pero también con el resto de la región y con todo el mundo.
El Mercosur representa únicamente el 1,6% del comercio mundial. No podemos darle la espalda al resto del mundo, no nos podemos dar ese lujo. Para nosotros liberar el corsé asfixiante - del Mercosur - no es una mera preferencia es una necesidad y permítame aclararles que para ustedes también, dado que aumentar nuestro comercio nos convierte en mejores clientes y en mejores proveedores. Por eso nuestra vocación es dar un giro de timón.
En nuestra presidencia pro tempore buscaremos dejar atrás una etapa caracterizada por la mera administración de acuerdos; el exceso de regulaciones y la dificultad para implementar normas, que frenan el comercio intrabloque y con el resto del mundo. Queremos revisar el arancel externo común, que es excesivamente alto. Somos el único bloque comercial que – en la última década - no bajó aranceles. No crean que no hay una relación entre este dato y nuestros escasos resultados comerciales: Por eso, presentaremos una propuesta para ajustar el arancel común e estándares internacionales, asegurando una inserción más competitiva, en los mercados globales. Y más allá de las definiciones en torno al arancel común, nuestra presidencia explorará un régimen de mayor flexibilidad y autonomía comercial para los integrantes del bloque, para que cada uno pueda instaurar acuerdos comerciales que les resulten convenientes, para que cada país pueda determinar hasta dónde sí y hasta dónde no haciéndose eco de las necesidades de su propia población, entendiendo que el bloque se beneficia del beneficio de sus integrantes y no sólo hace falta impulsar cambios, en materia comercial, pues la Triple Frontera se ha convertido en un colador para las bandas narcoterroristas, que cada día expanden más sus manchas de influencia en la región. Para abordar esta crisis, la Argentina, ha propuesto la conformación de una agencia, que siga a las bandas en sus acciones criminales. Será ágil, moderna en métodos y recursos y no burocrática. Esta agencia tendrá investigadores de todos los países, que estudiarán las bandas que intentan dominar nuestros territorios.
En resumen, menos trabas para-arancelarias para comerciar puertas adentro, más libertad para comerciar puestas afuera, y más colaboración en la persecución del narco; sucintos y al punto esos son nuestros objetivos. Sin más, quiero agradecer nuevamente al presidente Lacalle Pou, por ser el anfitrión de este encuentro, felicitar al presidente electo, Yamandú Orsi y expresar mi entusiasmo por las transformaciones, que queremos emprender. Espero contar con la buena fe de todos ustedes; la realidad es que tenemos dos caminos: o aceptamos que el Mercosur no funciona y lo disolvemos, lo cual no es la voluntad del gobierno argentino, o lo adaptamos para que sea funcional a las necesidades actuales de sus integrantes. Esta segunda alternativa, por supuesto, requiere de una honestidad intelectual y la predisposición al cambio.
Mi ministro de Economía, hace unos días, dijo que hay momentos en la historia, donde la historia cambia; nosotros estamos acostumbrados a leer sobre esos momentos, en libros de textos; entonces asumimos que no lo podemos vivir, que el presente es estático y que hacer historia es algo que ocurre siempre, en el pasado y, sin embargo, la gran historia fue hecha y fue hecha por meros hombres como nosotros; no por dioses. En eso consiste precisamente la libertad del hombre, en poder salir del determinismo de nuestro pasado y hacer algo distinto, ser arquitectos de nuestro propio destino.
Quiero invitarlos a todos a que hagamos ejercicios de esa libertad, que es el don más preciado que tenemos y que nos animemos a salir del determinismo y hagamos historia grande una vez más. Muchísimas gracias.