“Nada grande, nada estable y duradero se conquista en el mundo cuando se trata de la libertad de los hombres y del engrandecimiento de los pueblos, si no es a costa de supremos esfuerzos y dolorosos sacrificios”.
— Casa Rosada (@CasaRosada) October 19, 2024
A 110 años del Paso a la Inmortalidad de Julio Argentino Roca,… pic.twitter.com/DvLTqm7bk9
El 19 de octubre de 1914, a los 71 años, falleció en la Ciudad de Buenos Aires el prócer nacional Julio Argentino Roca, una de las figuras más influyentes de la historia argentina. Dos veces presidente de la República Argentina y militar destacado, Roca dejó una marca indeleble en la política y el desarrollo del Estado moderno.
Nacido en San Miguel de Tucumán el 17 de julio de 1843, Roca fue el tercero de nueve hijos. Su carrera comenzó en las aulas del Colegio de Concepción del Uruguay, donde forjó amistades con futuras personalidades destacadas del país. Pero su verdadero salto a la escena pública vino con su participación en diversas campañas militares que consolidaron su liderazgo y prestigio a nivel nacional.
Roca estuvo presente en batallas cruciales como Cepeda, Pavón y la Guerra de la Triple Alianza, conflictos que moldearon su visión sobre la importancia del orden y la centralización del poder en un país constantemente afectado por la guerra. Esta experiencia lo llevó a promover la profesionalización del ejército.
En 1879 lideró la Campaña del Desierto como ministro de Guerra, suceso que logró consolidar el territorio nacional y afirmar la soberanía argentina sobre la Patagonia.
Durante su primer mandato (1880-1886), Roca impulsó una política de centralización que incluyó la federalización de Buenos Aires, la unificación monetaria y la construcción de infraestructura clave, como puertos y ferrocarriles, que facilitaron el boom agroexportador. Su lema, “Paz y Administración”, reflejaba su búsqueda de orden interno y desarrollo económico. La Argentina de Roca se insertó plenamente en el mercado internacional, atrayendo una fuerte inmigración europea que transformó la estructura social del país.
En su segundo mandato (1898-1904), su enfoque en la organización del Ejército y la Marina, junto con reformas como la Ley de Conscripción Obligatoria, continuaron consolidando el poder estatal.
Tras dejar la presidencia, Roca se retiró gradualmente de la vida pública, aunque siguió activo en la diplomacia. Viajó a Europa y participó en misiones diplomáticas en Brasil hasta sus últimos años.
Roca falleció a los 71 años en la ciudad de Buenos Aires. Su visión política y económica sentó las bases del Estado moderno argentino, con un proyecto de desarrollo y modernización que transformó al país en una potencia económica mundial a fines del siglo XIX. Revalorizar su figura es reconocer la importancia de su obra en la construcción de un país soberano, próspero y ordenado.
Su recuerdo está presente en la Casa de Gobierno. En su homenaje se encuentra el busto en el Hall de Honor, un impactante cuadro ubicado en el Salón de los Próceres y otro en el Museo Casa Rosada.