En el año 1812, en pleno proceso independentista, Manuel Belgrano, jefe del Regimiento de Patricios, propuso la creación de la escarapela para diferenciar a las tropas revolucionarias de los realistas. Este emblema, compuesto por los colores celeste y blanco, se convirtió en uno de los símbolos más representativos de nuestra identidad nacional.
La escarapela, reconocida oficialmente por el Triunvirato el 18 de febrero de 1812 y compuesta por los colores celeste y blanco, es una muestra de unidad y amor por la Patria. Aunque las razones exactas de por qué Belgrano eligió estos colores nunca fueron explicadas por el Prócer, lo cierto es que este emblema se convirtió en un símbolo de la lucha por la independencia y la unidad nacional.
Si bien en sus comienzos la escarapela era un distintivo de carácter militar, su uso se extendió a la población civil y se popularizó. En 1935, el Consejo Nacional de Educación dispuso que cada 18 de mayo se conmemore el Día de la Escarapela Nacional. En 1951 la fecha fue incluida en el calendario escolar.
En el Día de la Escarapela, recordamos su importancia como símbolo de nuestra Nación, llevamos con orgullo nuestros colores patrios y celebramos el legado de aquellos que lucharon por nuestra libertad. ¡Viva la patria!