“Es muy bueno que estos lugares existan porque a través de sus talleres, permiten la verdadera inclusión de las personas con discapacidad”, explicó Michetti.
El taller es uno de los tres que funcionan en Hurlingham junto a “Atadis” y el Taller Protegido de Parque Quirno.
Asisten 34 jóvenes con discapacidad y cuentan con talleres de manualidades, pintura en tela, carpintería y panadería. Lo recaudado de la venta de pan se utiliza para solventar las actividades y además para entregarles a los chicos un “peculio” - término técnico de Min. Desarrollo Social de la Provincia- en concepto por su trabajo.