Resumen
Primer Presidente Constitucional de la Confederación Argentina, fue un militar y caudillo entrerriano. Trascendió a la historia por vencer al General Rosas en la Batalla de Caseros, y luego sancionando el texto desarrollado por Alberdi como la Constitución Nacional en el año 1853. Prócer indispensable para la estructura actual de nuestro país, Urquiza manifestó su patriotismo buscando incansablemente la formación de una Argentina unificada, entendiendo que sin un órden nacional era imposible que la Nación progrese.
Biografía
Nació un 18 de octubre de 1801 en la provincia de Entre Ríos, en el entonces Virreinato del Río de la Plata. En esta provincia basó su vida política, ejerciendo como gobernador y caudillo indiscutido en reiteradas oportunidades y a lo largo de casi tres décadas.
Durante su gobernación, ejercía el mando desde Concepción del Uruguay o desde su campamento militar de Calá. Impulsó fuertes reformas a la economía, con medidas en favor de la ganadería, promoviendo la instalación de saladeros de carne vacuna, hizo exigir la papeleta de conchabo a todos los peones rurales, mejoró los caminos y los puertos, instaló molinos de agua, y ayudó al establecimiento de pequeñas industrias. Además, ejerció una política de seguridad con mano de hierro, habilitando la ejecución de delincuentes incluso para casos de robos menores.
Entre otras reformas, impulsó medidas de contabilidad con una precisión desconocida hasta entonces, impuso un control fiscal estricto, redujo el gasto público sin descuidar las funciones del Estado, e hizo publicar mes por mes los gastos e ingresos por la prensa.
En síntesis, si bien gobernó su provincia como un caudillo, fue la contracara liberal del gobierno de Juan Manuel de Rosas en Buenos Aires, quien impulsó reformas similares pero con un carácter más proteccionista, cerrado y autoritario. Este ambiente de libertad que generó en Entre Ríos, que tanto contrastaba con el de Buenos Aires, llamó la atención de varios dirigentes y pensadores de la época, como Sarmiento y Alberdi, quienes comenzaron a pensar que Urquiza sería el elegido por la historia para convocar un congreso constituyente y derrocar a Rosas.
En 1851 se produce el conocido “Pronunciamiento de Urquiza”. Cada año Rosas, que ejercía de facto la presidencia de la Confederación Argentina, haciéndose cargo de las relaciones exteriores y de la aduana de todo el territorio nacional, presentaba la renuncia al cargo, lo que era una formalidad y a sabiendas de que esta sería rechazada.
Sin embargo, ese año, Urquiza sorprendió aceptando la renuncia por el lado de la provincia de Entre Ríos, que inmediatamente reasumió su capacidad de conducir su comercio y relaciones exteriores con otras naciones hasta tanto no se formalizara la constitución de una República. Urquiza recibió el apoyo del gobernador correntino Benjamín Virasoro.
Rosas debió dar marcha atrás con su renuncia, y decidió permanecer en el cargo. Esto llevó a una hostilidad abierta entre dichas provincias, tras la cual Entre Ríos y Corrientes comenzaron a formar el Ejército Grande con la ayuda de Uruguay y el Imperio del Brasil. Esta coalición entró en guerra contra la Provincia de Buenos Aires, que culminó en la Batalla de Caseros el 3 de febrero de 1852, en la cual tuvo lugar la derrota y exilio de Rosas.
Presidencia de la Confederación Argentina
Tras la victoria, Urquiza ocupó brevemente Buenos Aires e impulsó la sanción de una Constitución Nacional que pusiera fin a las guerras internas. La tarea de redactar el proyecto recayó fundamentalmente en el diputado Benjamín Gorostiaga, que presentó un texto muy parecido al proyecto de constitución que había propuesto Juan Bautista Alberdi en su libro “Bases y puntos de partida para la organización política de la República Argentina”; el cual estaba inspirado, a su vez, en la Constitución de los Estados Unidos de América y las constituciones argentinas de 1819 y 1826.
Aunque dicha Constitución todavía nombraba al país como Confederación Argentina, el régimen establecido era el de una república federal. En la práctica, durante la primera década el sistema político funcionaría como una federación de provincias, aunque unidas por un vínculo más firme que el que había existido durante el régimen rosista. El 1 de mayo de 1853 fue sancionada la Constitución, la cual fue jurada en asambleas públicas en las capitales provinciales, pero fue rechazada por Buenos Aires.
A pesar de su carácter caudillista, fue electo formalmente presidente el 5 de marzo de 1854, y su gobierno estuvo altamente marcado por la asesoría política y económica de Alberdi, quien representó al país en el extranjero, recomponiendo la relación con España, con el Reino Unido e incluso con la Santa Sede.
Durante su presidencia se firmaron tratados comerciales con los Estados Unidos, el Reino Unido y Francia, y se estimuló la inmigración legal a través de la colonización de tierras. Sin embargo, el deterioro y atraso económico de las provincias del interior dificultó su gobierno. Las provincias enfrentaban una economía arcaica y poco desarrollada que contrastaba con la de Buenos Aires y su aduana.
Salida del poder
Durante su mandato se produjo la secesión de Buenos Aires de la Confederación, un enfrentamiento que culminó en las batallas de Cepeda de 1859 y de Pavón 1861.
Fue en Pavón donde Urquiza resultó derrotado frente a las tropas comandadas por Bartolomé Mitre, lo que significó el fin de su mandato y exilio en su residencia privada, el Palacio San José.
Es allí donde sería asesinado, el 11 de abril de 1870, por un grupo armado que respondía al caudillo López Jordán.