Reportaje a Andrés Ibarra, vicejefe de Gabinete, publicado en La Gaceta de Tucumán.
-¿Por qué decidieron abrir esta ronda de consensos ahora, con estos 10 puntos básicos?
-Esto se da en el marco de la dinámica de un año electoral importante para la Argentina, ya que influye en la economía y el manejo de las variables de diversas políticas públicas. Estos primeros contactos (con la dirigencia de la oposición) tratan de fortalecer la idea de que la Argentina tenga una posición mucho más integrada, con políticas de Estado a largo plazo. Ojo, no sólo desde la visión que podamos tener nosotros desde el Gobierno. Pero estas políticas vienen desarrollándose desde que Mauricio Macri asumió la presidencia de la Nación, en diciembre de 2015. Muchas de ellas están en función de lo que puede decidir la oposición. Por eso digo que es necesario mostrarle al mundo que, como argentinos somos capaces de alcanzar puntos de encuentro, más allá de lo que ha sido históricamente, con posiciones extremas que atentaron contra la seguridad jurídica o el no cumplimiento de las obligaciones. En este caso, en este momento, se convoca a un sector importante de la política para que confluya con posibles salidas que nos permitan generar más confianza, más allá de las diferencias naturales de la política. La propuesta de coincidir en valores y en los fundamentos no deja de ser un hecho interesante. Ojalá que se pueda avanzar.
-¿Qué cree que hace falta para que el mundo nos considere un país estable?
-Este gobierno del presidente Macri, por primera vez, ha puesto los caballos delante del carro y no el carro delante de los caballos. Ha trabajado aceleradamente en el cumplimiento de objetivos que apuntan a solucionar los problemas estructurales de la Argentina, de tal manera que aquellas soluciones nos permitan alcanzar un crecimiento sostenido. ¿Qué quiero decir con esto? Que es la forma en cómo se están encarando problemas como el de la inflación o de la política cambiaria, que hoy no se apoyan en el incumplimiento de metas fiscales, o con déficit en las cuentas. Estamos trabajando en lo estructural, intentando solucionar aquel déficit, los problemas que van surgiendo en la balanza comercial, con una política monetaria seria y ajustada a un programa monetario que tiene como horizonte alcanzar el déficit cero. Claro está que esto se complementa con medidas coyunturales que tienden a colaborar para reducir, paulatinamente, la tasa de inflación. Esto nos irá dando previsibilidad con el tiempo. Y si a eso le agregamos que existe la voluntad de un sector de la política que, con responsabilidad, adhiere a los postulados básicos para estabilizar al país, tendremos así la posibilidad de que la Argentina sea observada desde el exterior como un país serio, liderado por una clase política que comprende la problemática.
-En la sociedad sigue latente la expectativa acerca de cuánto terminará el ajuste. ¿Cómo se irán produciendo los cambios en la tendencia económica que el Gobierno vislumbra?
-No hay que perder de vista que arrancamos la gestión con un enorme déficit fiscal, estimado en el 8% del Producto Bruto Interno (PBI), con un nivel de pobreza cercano a 30%, con una matriz energética destruida y con el riesgo de que el país se quedara sin energía, entre otras cuestiones estructurales. Pero fuimos ejecutando obras de infraestructura, mejorando autopistas y rutas, construyendo viviendas, avanzando en agua y cloacas. Y también en comunicaciones, que es un área que me compete en particular. El déficit era gigantesco y requería de soluciones estructurales. En todas las áreas tenemos desarrollo importante y mejoras estructurales. Obviamente, no perdemos de vista la percepción de la sociedad en cuanto a la situación económica, sobre todo en materia de inflación. Estamos trabajando para resolver esa cuestión y vemos que, en alguna medida, la actividad económica está saliendo a flote. Reconozco que la caída del nivel de actividad ha sido consecuencia de tener que tomar medidas duras, pero imprescindibles porque el destino de la Argentina iba camino a quedarse sin financiamiento.
-¿Lo peor ya pasó?
-Creemos que la parte más delicada de la recesión, de esta caída del nivel de actividad, ha pasado. Estamos viendo sectores que tienen un repunte interesante, con desarrollo sostenido, independientemente de la crisis. El turismo, por ejemplo, ha llegado a sus valores históricos más altos en el país. Y también se está reduciendo el déficit energético, que llegaba a unos U$S 7.000 millones en un país que tiene todo: petróleo y gas. Vaca Muerta es un ejemplo extraordinario de todo lo que puede dar ese sector. Creo que conviene recordar con lo afirma el presidente Macri, de que aquí no hay soluciones mágicas, sino que todo es posible con el trabajo de todos los días, con un enfoque serio, entendiendo los problemas y tratando de resolverlos, de la mejor manera posible y sin perder de vista la necesidad de la gente.
-De todas maneras, varios sectores sostienen que se demoraron en pedir el consenso...
-Cuando ganamos las elecciones de medio turno, en 2017, convocamos a toda la dirigencia política y a los gobernadores, en particular, a los consensos básicos. Y eso fue una puerta de entrada a esta etapa de generar políticas públicas consensuadas. Después hubo una serie de temas en el medio, como la reforma previsional, que causaron ciertas dificultades. También la crisis. Nosotros dimos señales, con formatos diferentes, de propiciar el diálogo y el consenso. En la práctica se hizo y hay muchos ejemplos al respecto. Ahora el mundo se pregunta si la Argentina va a respetar los contratos o la seguridad jurídica. La respuesta siempre es afirmativa de aquellos dirigentes (opositores) serios y responsables. Con esta dinámica, creo que ha llegado el momento de madurar consensos y conversaciones. Y eso es lo que está pasando ahora.