Ésta es la nota publicada por el ministro de la Producción, Dante Sica, en el diario La Nación.
Las economías regionales, en el centro de la agenda productiva
¿Podemos beneficiar a empresas y trabajadores al mismo tiempo? Sí: con políticas responsables que favorezcan la creación de empleo y el equilibrio productivo del país.
Las economías regionales muchas veces fueron las más castigadas. Tipo de cambio, presión impositiva, costos logísticos, burocracia. El desarrollo de la riqueza productiva de nuestras regiones estuvo condicionado por la inestabilidad y el centralismo.
Esta semana iniciamos una nueva etapa con las economías regionales como prioridad productiva. 25.000 empresas que emplean a más de 240.000 trabajadores van a pagar menos impuestos.
En la Argentina hay más de 600.000 empresas que emplean al menos un trabajador. Cuando hablo con los empresarios de cada rincón del país, muchos me manifiestan que quisieran tomar más empleados y hacer crecer su producción. La carga impositiva, en especial en las industrias mano de obra intensiva, muchas veces es su principal obstáculo.
Hasta hoy, a partir de los $7500 de salario comenzaban a pagar. Esta semana, el Presidente anunció que el mínimo no imponible se eleva a $17.509 para las economías regionales y para sueldos mayores solo pagarán la diferencia. A fines del año pasado iniciamos este cambio para las industrias textil, del calzado, marroquinería y cuero. Hoy es una realidad para más de 50 actividades productivas, desde la vitivinicultura hasta la producción de muebles de madera. Es un alivio fiscal que cambia la lógica: bajar los impuestos al trabajo para crear más trabajo, con las industrias de cada región en primer lugar.
La crisis de 2018 nos obligó a acelerar el paso. El impacto se sintió en todos los sectores y muchas empresas, en especial las pymes, necesitan iniciar una nueva etapa. Avanzamos hacia el equilibrio fiscal, el punto de partida de cualquier estrategia productiva sólida. Aceleramos también las transformaciones que estaban en marcha: simplificación productiva, inversiones en infraestructura y energía, y políticas productivas, con la baja de la presión fiscal sobre el trabajo como prioridad.
La estabilidad nos permite adelantar también el objetivo de bajar la presión tributaria para la producción. El aumento del mínimo no imponible estaba previsto para 2022, lo estamos haciendo realidad hoy.
Las economías regionales son el motor de muchas ciudades y pueblos del interior. En Villarino en la provincia de Buenos Aires se producen hortalizas. En San Javier, en Córdoba, se cultiva papa y en esa provincia, también maní. En 25 de Mayo, en Chaco, se producen muebles de madera, al igual que en el sur de Santa Fe y en las provincias de Formosa, Tierra del Fuego y Buenos Aires. En Santo Tomé, Corrientes, yerba mate. En Avellaneda, Río Negro, peras y manzanas. Vino en Mendoza, San Juan y Salta. Caña de azúcar en Jujuy y Tucumán. Té en todo el norte, tomate y conservas en Cuyo, arroz en Entre Ríos, pesca y sus derivados en Mar del Plata. El 70% de los departamentos de todo el país tienen al menos un trabajador en actividades vinculadas a economías regionales. Todos estos productores van a pagar menos impuestos.
A su vez queremos seguir apoyando a las economías regionales para que continúen mejorando sus productos y exportando cada vez a más países del mundo. Hoy, por ejemplo, desde Chubut exportamos langostinos hacia países como España, China, Japón, Italia, Estados Unidos, Tailandia, Vietnam, Perú; desde Mendoza, vinos a China; desde Misiones, yerba mate a Siria, China, Japón, a la Unión Europea, Estados Unidos y a Brasil, y desde Entre Ríos exportamos arroz a Chile, Irak, Brasil y México.
El alivio fiscal es parte de la estrategia productiva que estamos impulsando.
La agenda es más amplia: necesitamos integrar nuestra producción al mundo, fortalecer nuestro mercado interno, mejorar nuestra productividad y transformar a nuestras empresas y trabajadores para la economía del futuro, donde el conocimiento y el dinamismo de la producción son vitales.
El desafío de la Argentina de las próximas décadas es generar crecimiento económico. Para eso, es imprescindible que sigamos avanzando en las pequeñas y grandes reformas que permiten a los empresarios y trabajadores producir, mejorar sus bienes y servicios, aumentar la productividad, empezar a pensar en los cambios tecnológicos y animarse al desafío de exportar. La informalidad laboral es parte central de la agenda: más de tres millones de trabajadores no tienen plenos derechos. Bajar la presión tributaria al trabajo ayuda a romper ese círculo.
Empresarios, trabajadores y Estado tenemos mucho para seguir avanzando juntos. Esta semana iniciamos una agenda productiva que nos va a permitir retomar el crecimiento. Con esa sinergia de trabajo, vamos a alcanzar los puntos de encuentro para mejorar nuestra competitividad y generar empleo formal de calidad. En todo el país.