Ésta es una síntesis de las entrevistas al ministro de Hacienda, Nicolás Dujovne, publicadas hoy en los diarios Clarín y La Nación.
¿Qué sucedió hoy en la OCDE?
Nos reunimos con el Consejo de embajadores de la OCDE. Yo había estado aquí hace un año y medio atrás presentando nuestro plan de acción. Me pareció que era un buen momento después de tanto tiempo y de un año en el que el país enfrentó distintos shocks, venir a contar cómo los superamos y cuáles son nuestras perspectivas y planes para continuar nuestro trabajo con la OCDE. Fue una buena reunión.
¿Hay perspectivas o fechas para la decisión de cuándo podría comenzar el proceso de integración a la OCDE?
La buena noticia es que Argentina no tiene en la OCDE países que cuestionen su ingreso. La decisión depende de la organización y no de nosotros. Sentimos que hay mucho interés para que nos incorporemos, pero no hay una fecha programada.
¿Argentina no va a ser parte de la OCDE para el G20, tal como quiere Trump?
Yo no estoy diciendo que eso no va a ocurrir, sino que eso no depende de la Argentina. No cambia diez días más o diez días menos. Es indudable que si la Argentina continúa por la senda que está transitando, tarde o temprano, seguramente vamos a ser miembro.
Usted dijo que caería cualquier gobierno que aplique el actual ajuste que soporta Argentina. Sin embargo, también advirtió que -además de recorte del gasto- el año que viene habrá aumento de impuestos. ¿Está convencido de que el país aguantará?
Creo que es remarcable el apoyo de la sociedad argentina a este proceso de cambio en el cual estamos inmersos y por el cual queremos resolver los problemas. Un proceso en el cual, en minoría parlamentaria, pudimos negociar con la oposición un presupuesto responsable que permitirá que el año que viene Argentina tenga equilibrio presupuestario primario por primera vez desde el año 2009. Hay que destacar que se pudo hacer en una negociación en el Congreso, escuchando a las fuerzas de la oposición con las que se puede dialogar, y que eso es lo inédito. Este fue un proceso democrático de conversación, negociación, mirando el futuro, donde no se discute como en otras épocas. Estamos seguros de que las perspectivas macroeconómicas para Argentina de converger al equilibrio presupuestario primario son mucho mejores que las que tendríamos si no lo hiciéramos.
¿Por eso usted cree que el gobierno ganará las elecciones?
Pensamos que lo que se juega en las elecciones del año 2019 es si los argentinos queremos seguir con el cambio, si queremos seguir con un país que construye para las próximas generaciones o si queremos volver al pasado, a las recetas que nos tuvieron estancados durante tanto tiempo. En esa elección entre pasado y futuro, Cambiemos representa el futuro. Creo que la sociedad no quiere volver atrás y seguiremos teniendo el apoyo de la gente.
Qué inflación espera para este y el próximo año? Las consultoras privadas estiman que el año terminará con una inflación de 47%, la más alta de los últimos 27 años.
La inflación se ubicará cerca del 45% este año. Desde luego es una cifra extremadamente alta. Será mucho menor el año próximo. Esa inflación representa los desafíos que nos plantearon los shocks que tuvo la economía argentina este año. Tuvimos la sequía más importante de los últimos 50 años, que retractó 1,5 punto directo del crecimiento del PBI y nos quitó 9000 millones de dólares de exportaciones. Se agregó la reversión en los flujos de capital de la economías desarrolladas hacia las economías emergentes. El volumen del portafolio que había llegado a los 100.000 millones de dólares en el año 2017, este año será cercano a cero o negativo. Eso por supuesto afectó mucho más a las economías como la argentina, que estaban a mitad de camino en la corrección de sus balances macroeconómicos. Nosotros heredamos enormes desbalances macroeconómicos, los estábamos corrigiendo a determinado ritmo. Pero debido a esta reversión en el flujo de capitales tuvimos que acelerar. Eso implicó una desvalorización del peso argentino que generó un alza de la inflación por encima de la que teníamos programada.
¿Por qué si el FMI insiste en que tiene absoluta confianza en el país, los inversores extranjeros no vienen? ¿Qué es lo que más les preocupa de invertir en Argentina? ¿Todavía es una cuestión de confianza?
Yo diría que el año 2017 fue una muestra de que la Argentina sí podía atraer inversiones. Ese año creció 3% en 12 meses, en un crecimiento liderado por la inversión que creció al 11% anual. En el primer trimestre de 2018 la inversión crecía al 18%. Fue una muestra clara de que todo el proceso que habíamos iniciado en 2015 generaba las condiciones para que la inversión fluyera hacia nuestro país. Obviamente en medio de los sucesos que atravesamos este año hay un impasse. Pero apenas la economía comience a recuperarse vamos a ver un reverdecer de la inversión.
¿Entonces por qué no cede el riesgo país?
Por un lado Argentina hoy tiene asegurado su programa financiero por bastante tiempo. Realmente el año que viene tenemos que emitir muy poca deuda, simplemente renovar parte de nuestros vencimientos de corto plazo, pero no necesitamos de los mercados financieros internacionales y el riesgo país es más bajo que el que teníamos hace dos meses. Sin embargo hay dos factores que nos afectan. Uno es el riesgo político. El año que viene se enfrentan dos proyectos. Uno, en el cual el presidente Macri promete continuar con las reformas. El otro es el modelo que propone la oposición, que no sabemos adonde nos llevará y que, en el pasado, nos envió al default. Por otra parte, desde hace un tiempo, los mercados emergentes están sufriendo cierta volatilidad. Y Argentina no es ajena a ese fenómeno. Pero diría que la principal causa es, en efecto, el riego político ante las próximas elecciones.
¿Cuándo mejorará el poder adquisitivo? Cuándo reactivará la economía? ¿Cuáles serán los motores de esa reactivación?
Nuestro objetivo es tener una economía sana, que corrija sus desbalances. Cuando uno mira, rubro por rubro lo que ha hecho esta gestión con respecto a lo que habíamos heredado, cuando miramos la integración al mundo, infraestructura, educación, variables macroeconómicas, instituciones. En todas y cada una de ellas estamos mejor que cuando recibimos el país en diciembre de 2015. El proceso es largo, pero es clave continuar con las reformas y obviamente los resultados van a venir. Porque los países que han hecho lo que nosotros hacemos hoy hace 20 años -Chile, Israel, España, Corea del Sur-, corrigieron sus desbalances, respetaron la ley, mejoraron la educación, se integraron al mundo y lograron iniciar procesos de crecimiento para pasar de ser emergentes a países desarrollados. Eso es lo que hace hoy Argentina: generar condiciones para ser un país desarrollado. Sabemos que en el corto plazo el proceso es duro y difícil. Pero no hay otro camino.
Algunos analistas plantean que con el ajuste del gasto previsto en el acuerdo con el Fondo (que contempla déficit fiscal cero en 2019 y mínimo superávit en 2020) no garantiza la sustentabilidad del pago de la deuda. ¿Cuál es su evaluación?
Obviamente es mucho mas fácil pagar la deuda cuando uno tiene menos déficit. Porque hay que emitir menos deuda cuando hay menos déficit. De modo que a Argentina le resultará cada vez más fácil pagar la deuda porque cada vez emitiremos menos deuda. Cuando el año que viene tengamos equilibrio primario, solo tendremos que pagar los intereses de la deuda y renovar los vencimientos de la deuda vieja.
¿Y podrá hacerlo?
Claro que sí. Y luego tendremos un superávit primario en el 2020. Un punto de superávit primario con lo cual ya el déficit financiero será mucho menor. Pero estamos además con un enorme prefinanciamiento que nos avanzó el FMI y en la medida en que sigamos renovando nuestros vencimientos de la deuda con el sector privado prefinanciaremos el año 2020. Entonces estamos muy tranquilos con nuestra capacidad de pago.
Hablando del FMI, ¿cuál es su relación cotidiana con ellos? ¿Usted tiene que consultarlos cada vez que quiere tomar una medida precisa? ¿Tienen, como sucedió en Grecia, una oficina cerca de la suya?
Lo bueno es que este es un programa de Argentina. Nosotros creemos firmemente en lo que estamos haciendo. Creemos en lo virtuoso de corregir el déficit fiscal. En lo virtuoso de tener la política monetaria que estamos haciendo, que nos va a permitir bajar la inflación. Entonces dado que creemos en ese programa, la relación con el FMI es muy fácil.
¿Están en Buenos Aires, en el ministerio de Economía junto con usted?
El FMI suele tener un representante en los países donde tiene programa. Transitoriamente hoy tienen una oficina en el Banco Central. Pero nuestra relación es excelente.
Para Argentina, ¿qué importancia tiene el G20?
Para Argentina es un honor presidir el G20, presidencia que no es rotativa. Se nos otorgó ese honor cuando el presidente Macri asumió. Esto representa la culminación de un proceso de reintegración después de muchos años de hacer ostentación de los beneficios del aislamiento. Creemos que el G20 es fundamental. Probó su importancia durante la crisis financiera de 2008, cuando sin el G20 la recesión hubiera sido mucho más profunda de lo que fue. Pero además en esta ocasión hemos podido plantear en el G20 dos temas esenciales para nosotros: discutir el futuro del trabajo frente a la transición tecnológica y cómo generar infraestructura para el crecimiento.
¿El comunicado final tendrá alguna referencia al multilateralismo y el libre comercio?
Es un comunicado que estamos trabajando. Somos optimistas. Tendrá que reflejar la posición de los distintos países.
¿Pero cuál es la posición de Argentina¿ ¿Pro-multilateral y abierta al mundo? ¿O aislacionista como la de los Estados Unidos de Donald Trump?
Argentina es el país anfitrión. Tenemos que lograr consensos que reflejen la visión común del G20 . Trabajar con las posiciones de los distintos miembros del grupo. No imponerlas.