Ésta es una síntesis de la presentación de hoy del Jefe de Gabinete, Marcos Peña, ante la Cámara de Diputados.
1. Reconocer las dificultades
2. Qué estamos haciendo para salir
3. Los frutos que ya se están viendo
4. Hacia dónde vamos
5. Estamos orgullosos
1. Reconocer las dificultades
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Reconocemos las dificultades que estamos atravesando en este momento y entendemos la angustia que se generó en los últimos meses a partir de la inestabilidad cambiaria.
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Sabemos que estas situaciones generan dudas y preocupaciones sobre el futuro y sobre el sentido de los esfuerzos que estamos realizando para salir de la situación en la que estábamos a principios de 2016.
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Frente a esta situación, lo primero que hicimos como Gobierno y como dirigentes políticos es seguir estando cerca de los sectores más vulnerables.
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Dar la cara, dialogar, escuchar, no enojarse, no esconderse, tomar decisiones. Gobernar planteando y pensando permanentemente en nuestra responsabilidad en el largo plazo y hacia dónde queremos ir como sociedad.
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Los cambios en la política de tasas en Estados Unidos y la suba del petróleo, sumados a la peor sequía en los últimos 50 años, generaron un contexto más complejo y más desafiante para los mercados emergentes.
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El alto déficit que recibimos, de más de 5,5% del PBI, nos hizo vulnerables a esas volatilidades internacionales y nos llevó a un deterioro de la confianza reflejado en el mercado cambiario.
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Después de siete trimestres de crecimiento y de un primer trimestre de 2018 con crecimiento en prácticamente todos los sectores de la economía, a partir de esta nueva realidad empezamos a observar que a partir de mayo el crecimiento se desacelera o en algunos casos se transforma en caídas.
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Esto afecta la creación de empleo y nuestras metas inflacionarias.
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Reaccionamos aprendiendo, fundamentalmente, de dos errores del pasado.
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Por un lado salimos de esa inestabilidad cambiaria con las mismas reglas de juego con la que entramos, y eso es una cuestión muy importante para el futuro de la confianza de nuestra economía.
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Por otro lado, accionamos antes de que fuera tarde y se convirtiera en una crisis mucho más profunda, tomamos la decisión, sin especular con el corto plazo, de solicitar financiamiento del Fondo Monetario Internacional.
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Gracias a la confianza prácticamente unánime del mundo hacia el Presidente y el rumbo económico que estamos liderando, el acuerdo se hizo en tiempo récord y va a ayudar a reducir esa vulnerabilidad externa que teníamos.
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Reconocer las dificultades que atravesamos nos lleva a tomar decisiones y poner en marcha acciones concretas para disminuir el impacto y propiciar una reactivación lo más rápido posible. Se trata de un objetivo que tenemos que tener en común todos los argentinos, y no solo un gobierno o una fuerza política. Nos tiene que unir la búsqueda del desarrollo y el progreso.
2. Qué estamos haciendo para salir
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En el sector productivo, estamos trabajando con los bancos públicos y provinciales para abrir una línea de estímulo por más de 3.000 millones de pesos, enfocada en las PyME, para que puedan invertir, conseguir capital, descontar cheques y evitar que se paralice el circuito producto de una coyuntura complicada para su desarrollo, como la de tasas altas.
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Al mismo tiempo, tenemos que cuidar el poder adquisitivo de los argentinos y fortalecer el consumo interno. En la primera mitad del año, Ahora 12, que permite a las familias hacer compras en cuotas sin interés, registró 20 millones de operaciones, casi el doble que hace dos años.
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Esto beneficia particularmente la producción del sector textil y calzado, que fueron los más perjudicados por la transformación productiva. Estamos trabajando junto las PyME de estos sectores a través de herramientas de consumo interno.
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También estamos relanzando el programa de créditos de ANSES, que el año pasado permitió acceder al crédito a casi 5 millones de jubilados y familias de bajos recursos. Esperamos dar créditos por otros 30 mil millones de pesos.
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Al mismo tiempo, seguimos fortaleciendo la red de protección social, que tiene una participación récord en el presupuesto nacional. La Asignación Universal por Hijo alcanza a más niños que nunca y la cobertura para adultos mayores es casi universal.
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El acuerdo con el Fondo Monetario Internacional es otra de las decisiones que nos van a permitir atravesar estos meses con más tranquilidad. Nos permitió acceder a financiamiento más barato en el camino hacia el equilibrio de las cuentas públicas.
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Es indiscutible que atravesamos dificultades coyunturales, pero estamos convencidos de que las cosas tampoco están tan mal. No es verdad que estemos frente a una crisis estructural como las que existieron en otros momentos de la historia argentina. Las cifras oficiales desmienten muchas cosas que se dicen sobre la destrucción del empleo, la pérdida del poder adquisitivo y la inevitabilidad de un fracaso.
3. Los frutos que ya se están viendo
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Muchas de las medidas y decisiones que tomamos en estos años ya están dando frutos; se están fortaleciendo sectores de la economía estancados mucho tiempo y que nos van a permitir crecer y generar empleo sostenidamente.
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Por ejemplo, el crédito hipotecario: en la primera mitad de este año se dieron ocho veces más créditos hipotecarios que en 2015. Se otorgaron más de 130.000 créditos desde que arrancamos, casi la mitad de ellos este año.
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En la primera mitad de este año se vendieron más de 500.000 autos y 360.000 motos, un 50% más que en el 2015. La producción de autos también está aumentando, y lo mismo pasa con las exportaciones.
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El año pasado la inversión creció un 11% y fue su mejor año desde el 2011. No es cierto que no existan inversiones en este momento en la Argentina.
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La revolución de los aviones está cambiando la manera de conectarnos como país, exactamente lo contrario a las banderas de miedo que se quisieron agitar, con más empresas, más vuelos, más aeropuertos y más inversiones, con una participación central de Aerolíneas Argentinas.
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Este año ya volaron 7 millones de personas dentro del país, un 37% más que en el 2015, muchas de ellas por primera vez en un avión y sin pasar por Buenos Aires.
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Estos viajes crean empleo en todo el país y están ayudando a lanzar una verdadera industria nacional del turismo, con más ofertas, más inversiones en hoteles y miles de empleos nuevos.
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En este julio, que terminó ayer, viajaron por el país más de cinco millones de turistas, con un impacto económico de 23.000 millones de pesos, además de otros nueve millones de argentinos que hicieron excursiones y viajes por el día. Hubo plena ocupación, o sea más trabajo en prácticamente todos los destinos turísticos del norte de nuestro país, de la Cordillera y del interior.
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En telecomunicaciones, otra manera de conectar a los argentinos, está funcionando la estrategia de inversión privada complementada con inversión del Estado. La red de fibra óptica ARSAT ya tiene más de 27 mil kilómetros en funcionamiento, contra 6.800 en diciembre del 2015. Y ya logramos duplicar la velocidad de acceso fijo a internet, que aumentará otro 50% en los próximos dos años. En 2015 había 614 localidades con despliegue 4G, hoy son 1.829.
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Seguimos ejecutando el plan de infraestructura más ambicioso y más transparente de las últimas décadas; mantenemos el objetivo de duplicar nuestra red de autopistas, estamos dando un impulso nunca visto al transporte de cargas, renovando puertos, aeropuertos, ferrocarriles; haciendo obras para evitar inundaciones en las ciudades y en el campo, agua potable y cloacas en las ciudades de todo el país, además de las obras de hábitat que están urbanizando y ayudando a integrar los barrios populares en muchas localidades pequeñas de nuestro país.
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El campo está empezando uno de sus ciclos más fuertes de inversión, cosecha y producción después de la serie de sequías e inundaciones de los últimos años. En septiembre se empiezan a sembrar soja y maíz, con una inversión de 8 mil millones de dólares, que podrían obtener una cosecha, según los cálculos iniciales, un 20 por ciento mayor a la de este año.
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Las exportaciones de carne alcanzaron las 350 mil toneladas por año, un 67 por ciento más que en el 2015, sin afectar la mesa de los argentinos, ya que el consumo de carnes sigue aumentando.
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Esto es posible porque nuestros productos están volviendo al mundo. Nueces pecan, mandarinas, miel, para dar un ejemplo, volvieron a entrar a Brasil después de mucho tiempo. Limones a Estados Unidos después de 18 años; volvimos a mandar trigo a México. Y la semana pasada la carne de la Patagonia llegó a Japón, uno de los mercados más exigentes del mundo.
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Todas las exportaciones del campo crecen y van a seguir creciendo, generando trabajo no solo en la economía primaria sino en las economías regionales, en las industrias, justamente generando oportunidades para nuestras pymes industriales de alimentos, que deben tener para eso mejor infraestructura, más y mejores condiciones de logística, mejor situación tributaria, bajarles impuestos, bajarles trámites, bajarles las cargas y las trabas que hoy dificultan la exportación.
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Si se hubiera invertido en Vaca Muerta al ritmo que estamos invirtiendo ahora desde 2010, no tendríamos que aumentar el gas, no tendríamos que aumentar la luz, no tendríamos la mitad del problema de déficit comercial y tendríamos producción y energía barata para nuestras industrias.
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Este año se duplicará la producción de gas no convencional con respecto a 2015. Junto a la explosión de energías renovables que pronto aportarán 20% de la energía de nuestro país. Las demás inversiones en generación, transporte y distribución nos van a permitir más rápido de lo posible generar un sistema de energía sustentable, competitivo y transparente.
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El mes que viene volveremos a exportar gas a Chile, después de once años. En octubre volveremos a producir energía de la central de Embalse, cuya vida útil extendimos. Y el año que viene están previstas inversiones por 15 mil millones de dólares en Vaca Muerta, donde harán falta cientos de miles de trabajadores para cubrir las vacantes disponibles, trabajadores calificados que tenemos que formar en nuestro país. Un solo yacimiento que se ha desarrollado este año ya ha generado 4.000 puestos de trabajo.
4. Hacia dónde vamos
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Está claro que se están produciendo avances en todas las áreas del Estado, y que se están saldando cuentas pendientes en la salud, la educación, la lucha contra el narcotráfico, la seguridad ciudadana, el transporte público.
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Estamos haciendo cosas que van a cambiar la Argentina para siempre. El proceso económico que empezamos en diciembre de 2015 es mucho más profundo que lo que muestra la foto actual.
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En estos dos años pusimos cimientos firmes a la economía argentina, para romper una mediocridad no solo de años sino de décadas, y para dar inicio a un proceso de crecimiento sostenido, con una economía más sana, más competitiva, sin distorsiones, sin atajos, impulsada por la inversión y las exportaciones, que nos permita crear cada vez más empleos.
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En los últimos cuarenta años la Argentina creció a un promedio de menos del 1% por año, y nunca lo hizo sostenidamente, sino con períodos breves de euforia seguidos por otros de depresión muy dolorosos, que destrozaron el salario real, dejaron a los argentinos sin ahorros y aumentaron la pobreza estructural.
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Estamos convencidos de que el camino iniciado en 2015 es distinto, un camino que va a reducir la probabilidad de las crisis de ese tipo. Entendemos que no hay consenso generalizado, que aquellos que gobernaron con un rumbo opuesto defiendan el suyo y nos critiquen. Pero tenemos que reconocer los indicadores –que antes no existían, por cierto– para saber dónde están los problemas, dónde están los desafíos y dónde están los avances, para que podamos entre todos tener un debate honesto y profundo.
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Estamos construyendo una economía con cuentas equilibradas, con tipo de cambio flotante, con un clima favorable a la inversión, con un Estado que ayuda a las empresas que quieren mejorar (y cuida a los que lo necesitan), y con una mirada hacia el mundo como una oportunidad o un desafío, nunca como una amenaza. Todo esto es valioso e inédito para la Argentina.
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Por nuestra historia, los comentarios pesimistas, los miedos, las incertidumbres pueden muchas veces estar justificados. Pero también tenemos que prestar atención a los datos positivos que llegan desde muchos sectores y muchas provincias de nuestro país.
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Tenemos que asumir los desafíos compartidos, que son muchos. Tenemos que ayudar hoy a las PYME a recuperar el crédito, a estabilizar la economía, a buscar y abrir nuevos mercados, nuevas oportunidades. Si nos piden que no tengamos una mirada positiva, que les haga frente a los problemas y tenga al mismo tiempo los pies en la tierra y sensibilidad, pedimos disculpas pero eso no lo van a conseguir. Todos nuestros problemas tienen solución.
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Nuestra convicción es profunda y no surge de nuestra creencia en nuestras ideas políticas, surge de la convicción de millones de argentinos que quieren cambiar, y que no quieren cambiar un cinco o un diez por ciento de aquello de donde venimos: quieren cambiar de verdad.
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Quieren cambiar con un rumbo definido y embarcarse en un camino mucho más sostenible, para que no solo estemos pensando en el día a día, costumbre enfermiza a la que nos hemos habituado muchas veces los argentinos, y recuperemos en cambio una mirada de largo plazo, una mirada estructural, una mirada grande, una mirada que tenemos la convicción de que es absolutamente posible.
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No ha habido otro momento en que todas las economías del mundo nos apoyen y nos den confianza, como está ocurriendo en este momento. No es un dato trivial, no es ideología: desde el G-7 hasta la Cumbre de los BRICS, permanentemente recibimos el apoyo de todos los líderes del mundo, más allá de sus visiones, respecto del rumbo que está emprendiendo la Argentina, hacia la idea de una Argentina con protagonismo, una Argentina con autoestima y con la convicción de salir a pelear de igual a igual en todas las canchas.
5. Estamos orgullosos
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Pese a todas las dificultades que los argentinos podamos tener, pese a todas las trabas, pese a todos los momentos en que puede parecer que nos podemos caer, que podemos flaquear, que no hay fuerzas suficientes, queremos decir que estamos muy orgullosos de las muchas cosas que logramos juntos en este corto tiempo.
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Estamos orgullosos de que hoy todos los argentinos puedan expresarse en libertad, con respeto y madurez, sin miedo a ser castigados por su posición.
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Estamos orgullosos de que se esté combatiendo con decisión al narcotráfico, a las mafias y a la corrupción, a pesar de las amenazas y los peligros.
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Estamos orgullosos de que la obra pública ya no es sinónimo de corrupción, de que con transparencia y competencia hayan bajado los precios que pagan los argentinos.
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Estamos orgullosos de que haya competencia en las licitaciones públicas, mejorando la vida de los ciudadanos.
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Estamos orgullosos de la red de protección social de los argentinos, una política de Estado que excede a cualquier gobierno, y fue construida con el trabajo conjunto de todos los argentinos. Hoy continúa y se profundiza con políticas como “El Estado en Tu Barrio”, que lleva el Estado a cada rincón de la Argentina.
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Estamos orgullosos de que hoy existe un federalismo verdadero, no sólo declamativo, un federalismo que se basa en la convicción de la importancia del arraigo, de que cada argentino pueda vivir y crecer y desarrollarse en su localidad.
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Estamos orgullosos de que todos los gobernadores y todos los intendentes –sean del partido que sean– son recibidos de la misma manera y de que trabajemos en conjunto sin discriminaciones.
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Estamos orgullosos de nuestra integración al mundo, simbolizada en nuestra presidencia del G-20, pero que va mucho más allá, de ser reconocidos por líderes y organizaciones de todo el planeta, de ser reconocidos por nuestra vocación de dar no solo los debates que hace falta dar en el mundo, sino también de defender los valores en nuestra región, denunciando dictaduras como la de Venezuela, con sus atropellos a los derechos humanos.
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Estamos orgullosos de tener un Congreso nacional donde se debate, donde no hay mayoría automática, donde hay disenso y consenso, donde hay algunas leyes que salen por unanimidad y otras que provocan debates que antes se callaban, como el debate sobre el aborto –por más que incomode y duela–, debates que nosotros promovimos para que todos podamos discutir en libertad.
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Estamos orgullosos de que todos tengamos la posibilidad de debatir con libertad de expresión, con libertad de prensa, en un clima de diálogo. Con discusiones fuertes también, por supuesto, porque podemos tener diferencias muy profundas sobre qué país queremos y sobre cómo crecer. Queremos crecer en libertad, con democracia plena, queremos crecer a partir de la inversión y la iniciativa privadas, y vamos a seguir trabajando para que así sea, porque confiamos en los argentinos.
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Y estamos muy orgullosos, sobre todo, del esfuerzo, del acompañamiento, del trabajo que todos los argentinos están haciendo todos los días.