Ésta es una síntesis de la entrevista del Jefe de Gabinete, Marcos Peña, esta mañana en radio Mitre.
¿Cómo son las exigencias del FMI?
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Lo que el Fondo pide es similar a lo que estaría pidiendo el mercado. Las condiciones de los que nos prestan la plata, como cualquier familia que pide un préstamo, no son imposiciones, es simplemente mostrar garantías de que estás en un camino que te va a permitir repagar tus deudas.
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Hubo una coincidencia central con el Fondo en la importancia deseguir en un camino de crecimiento. Cuando se habla de ir hacia el equilibrio fiscal, que eso no implique recesión, achique de la economía, o que todos los argentinos sufran por esta situación, como ha pasado antes. Haciendo esto estamos evitando una crisis estructural.
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Tenemos que mejorar la calidad del gasto público. Si uno mira cuando nosotros entramos al Gobierno, el gasto público representaba el 42 por ciento del PBI, a finales de este años va a ser 38, y además van a haber bajado 2 puntos del PBI los impuestos. Eso marca un camino que al mismo tiempo está creciendo porque hace siete trimestres que crecemos, más allá de que ahora estemos entrando en unos meses un poco más complicados.
Es fundamental trabajar todos juntos
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Lo más importante es destacar el valor del diálogo, que más allá de las diferencias olas tensiones que pueda haber, siempre promovamos encontrarnos y sentarnos en una mesa, promover la paz, el diálogo, buscar los puntos en común. Y cuando terminamos eso volver a sentarnos, y volver a repasar los temas, y volver a discutir, porque de esto se trata la formación democrática a la que nos tenemos que ir acostumbrando todos.
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El desafío es cómo hacerlo mejor y siempre estamos abiertos a eso. Siempre estamos buscando trabajar los procesos para lograr consolidar cada vez más esto que hablamos al principio, que es una nueva cultura del poder, una cultura más sana, más equilibrada, de más vocación de servicio, menos megalomanía, menos locura, que tanto mal nos ha hecho en la Argentina.
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No siempre es fácil, muchas veces en los momentos de crisis o tensión, el día a día a veces te aleja de esa posibilidad de encontrarte. Hoy hay una gran fragmentación en muchos sectores de la sociedad argentina, lo cual dificulta lo que a veces parecería un deseo de muchos de simplificar en 'júntense siete u ocho, y resolvemos los problemas de la Argentina'.
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Ni el sector empresario, ni la oposición, ni siquiera el sindicalismo, ni ningún sector de la Argentina, hoy se resume en una representación de una persona. Eso lo que exige es seguir trabajando.
Estamos en el camino correcto para crecer y cambiar la Argentina
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El problema es que, a veces, nos encerramos en la simplificación. Ni estaba todo perfecto antes ni estamos mal ahora, es un proceso de crecimiento, natural, son 70, 80 años de historia los que estamos tratando de romper. Es unacultura de autoritarismo, de corrupción, de meternos para adentro y olvidarnos de lo que está pasando en el mundo; de mesianismos que vienen con su ego a resolver los problemas a lo caudillo.
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La perspectiva desde afuera de lo que va a ocurrir en la Argentina la plantean como un ejemplo para la región, un ejemplo para el mundo,no por las políticas que estemos llevando adelante, sino por la historia del cambio que han liderado los argentinos y del que nosotros somos intérpretes. Ese es el corazón de la discusión:cambiar o no cambiar; querer salir de esas décadas de frustración o no.
La gente nos puso acá y es la protagonista del cambio
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Hay que cuidar mucho la confianza de la gente,no darla por sentada, no hay que pensar que ya uno tiene una cantidad de gente que le da un cheque en blanco, sino que hay que trabajar todos los días para ganarse esa confianza y ganarse también el respeto de los que son nuestros jefes y nos ponen en este lugar.
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Lo que más nos tiene que preocupar es no perder la conexión con la gente,entender que el dolor de ellos tiene que ser nuestro dolor, que las angustias tienen que ser nuestras angustias. Nuestra tarea es liderar y mostrar el camino, porque esas dificultades que podemos enfrentar en ese largo camino hacia el país que queremos ser y que podemos ser y que vamos a ser, tienen que ver con la combinación de liderar y al mismo tiempo de dar la mano aquel que le está costando.
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Tenemos confianza absoluta en la posibilidad de lograr este cambio. A veces fallamos en diferenciar dos cosas, una cosa es la convicción en el rumbo y otra cosa es subestimar que podemos tener dificultades en ese rumbo, que en ese camino va a haber obstáculos, algunos generados por nosotros, algunos generados por las condiciones de nuestra historia.
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Cuando entra una turbulencia en la Argentina ya no discutís los últimos dos años sino los últimos 70 años.
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Tenemos que entender que no todo es una repetición. Hay muchos sectores que desean y promueven la idea de que la Argentina está en una especie de circuito cerrado repitiendo eternamente su historia y no es así.