Ésta es una síntesis del anuncio de tarifas de gas hecho por el ministro de Energía, Juan José Aranguren:
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Seguimos con el proceso de normalización e integración energética que nos permitirá lograr un sistema más equitativo y eficiente, subsidiar a los que más lo necesitan y reducir los costos de provisión de gas natural. Todo esto mientras recuperamos la seguridad energética y ayudamos a mitigar el impacto en el cambio climático.
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Hoy anunciamos los nuevos precios que regirán a partir del 1° de abril para la red de gas residencial, con un aumento promedio del 32%. La gradualidad de los aumentos, publicada en noviembre de 2016 después de la audiencia pública, permite que estas nuevas variaciones sean menores a las iniciales. Las próximas serán cada vez menores.
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Este camino gradual está casi completado. En 2015, los usuarios residenciales de gas pagaban el 27% del costo de provisión. El resto lo subsidiaba el Estado Nacional. A partir de abril, los usuarios pagarán el 85% del costo. (Estas cifras excluyen a la Patagonia, Malargüe y la Puna, que tienen un tratamiento especial y que en 2015 pagaban sólo el 3% del costo y desde abril pagarán el 35%.)
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En 2015 nos encontramos con un gran atraso en infraestructura energética. No teníamos capacidad para producir el gas y la electricidad necesaria para los hogares y las industrias de nuestro país. Nuestras reservas eran cada vez menores y eso nos obligaba a comprarles a otros países. Dejamos de ser exportadores de energía para empezar a ser importadores.
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La Argentina pasó de tener energía abundante, exportable y barata a tener problemas para producir y a verse obligada a importarla a precios muy altos. Entre 2001 y 2015, el tipo de cambio, los salarios y la inflación aumentaron más de 1000%. La factura de gas, en cambio, solo 200%.
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Por eso, entre 2006 y 2015 se multiplicaron por 60 los subsidios al consumo de gas. Entre 2006 y 2015 se dieron subsidios por 25.000 millones de dólares.
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En abril de 2016 empezamos a recorrer un sendero de recomposición de los precios del gas y una reducción gradual de los subsidios. En un país donde la cobertura de la red de gas deja afuera a las familias más pobres, es injusto que haya subsidios al consumo de gas de las familias de mayores ingresos.
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Hace más de un año, creamos la Tarifa Social Federal para el transporte, la electricidad, el agua corriente y las cloacas (en la Ciudad de Buenos Aires y alrededores) y para el gas en todo el país. Hoy, más de 2 millones de usuarios son beneficiarios de la Tarifa Social para el gas.
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Los resultados obtenidos en estos dos años son notables. La inversión total en generación, transporte y distribución de electricidad y gas se duplicó en 2017, de casi 50.000 millones a algo menos de 100.000 millones de pesos.
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Estas inversiones muestran que el esfuerzo que pidió el Gobierno a los argentinos respecto de las tarifas valió la pena, que las inversiones a las que se comprometieron las empresas se están haciendo y que ya estamos teniendo menos cortes el próximo verano tendremos menos cortes y un sistema más estable, mientras más hogares acceden a la conexión de gas.