Ésta es la entrevista al ministro de Hacienda, Nicolás Dujovne, publicada hoy en el diario La Nación.
-¿Por qué cuesta tanto bajar los precios y las expectativas de la inflación?
-Estamos bajando la inflación a la vez que corregimos los precios relativos de los servicios públicos. Por otro lado, es la primera vez que la Argentina baja la inflación con un tipo de cambio flotante, que impide que la moneda se aprecie como mecanismo para la baja de la inflación, algo que ya vivimos y que provoca que las cosas exploten por los aires. Este modelo de baja de inflación genera algunos costos adicionales en términos de tiempo, pero le da una sustentabilidad que no tuvieron en el pasado. Y elegimos construir cosas que perduren en el tiempo.
-¿Qué lugar se le da a cumplir la meta de inflación anual?
-Para nosotros es fundamental. La inflación es un impuesto que castiga a los que menos tienen. Venimos de una inflación del 38% en 2016, como producto de haber reconocido una inflación que estaba barrida debajo de la alfombra por el anterior gobierno, y porque tuvimos que regularizar servicios públicos, eliminar las restricciones cambiarias para converger en un tipo de cambio único que nos diera la posibilidad de volver a exportar y relacionarnos con el mundo. Desde esa tasa muy alta, bajamos a un 24,8% en 2017 y aspiramos a llegar al 15% este año y al 10% el año próximo.
-Hoy se ven subsidios que bajan en tarifas y precios que suben. ¿Con las tarifas ya se cubre el costo de los servicios?
-A fin de año vamos a estar cubriendo, en lo que es electricidad y gas, buena parte del costo de producción. Todavía nos quedan subsidios vinculados a la tarifa social, que no existían en el gobierno anterior, y protegen a los que menos tienen. Nos resta corregir las tarifas del transporte en el área metropolitana (de Buenos Aires). Estamos hablando de colectivos y trenes, que tienen precios desalineados, con lo que nos movimos en electricidad, gas y agua.
-¿La idea es continuar aumentando el transporte?
-En el Consenso Fiscal acordamos con las provincias que el subsidio diferencial que tiene el AMBA en el transporte debe ser removido en 2021. No quiere decir que no puede tener subsidio, sino que no puede ser diferente en el área metropolitana con respecto al resto del país. Con lo cual, tenemos, por un lado, la posibilidad de seguir subsidiando en parte el transporte, pero equiparándolo con el resto del país, donde se pagan valores más altos que aquí.
-En el mercado sostienen que el Banco Central cambió la política monetaria, pero que poca gente se da cuenta de eso porque sigue al frente Federico Sturzenegger. ¿Coincide con esto?
-No. Yo creo que la política monetaria es la misma. En diciembre se modificaron las metas de inflación y, en función de eso, lo que cambió es el grado de contractividad de la política monetaria. En ese sentido, es un poco menos contractiva que antes, ya que no busca un objetivo del 10%, sino del 15% (de inflación), y, en busca de ese objetivo, el Banco Central sigue apelando a los mismos mecanismos: tiene una meta de inflación, tiene una tasa de política monetaria muy positiva en términos reales y, eventualmente, puede intervenir en el mercado, si así lo considera.
-¿Le preocupa el furor por las Lebacs?
-No, porque justamente muestra confianza en un activo que tiene el Banco Central y que permite absorber pesos del mercado. Entonces, es importante que estén balanceados los objetivos, pero es muy importante tener una política monetaria seria y consistente, y que el Central tenga instrumentos atractivos es fundamental. Eso es porque el BCRA paga tasas de interés positivas en términos reales con el fin de ahorrar en moneda local. Si queremos ampliar el tamaño del sistema financiero y el ahorro -clave para la inversión- debemos lograr que las tasas reales sean positivas, porque en el kirchnerismo eso no sucedía, y nos provocó la fuga de activos y nos dejó un sistema financiero muy chiquito, que no daba crédito al sector privado. Hoy tenemos un sector financiero muy fuerte y que está permitiendo, entre otras cosas, que los argentinos puedan acceder al crédito hipotecario. Uno ve el costo de las Lebacs, por un lado, pero es necesario que se vean también los beneficios que permiten financiar infraestructura, viviendas familiares, y está claro que vamos a un sistema financiero más grande, más positivo, y eso es claramente positivo.
-Para ello es clave poner límites al endeudamiento.
-Nosotros tenemos un programa fiscal que le pone límite al endeudamiento. Tenemos metas fiscales para el déficit primario, que nos lleva a un 3,2% este año, a un 2,2% el año que viene, y en dos años más al equilibrio primario en las cuentas públicas. Cumpliendo esas metas fiscales -no hay duda de que las vamos a cumplir- la Argentina estabiliza sus cuentas públicas para el año 2020 y 2021, y va a tener un endeudamiento en relación con su tamaño de economía del 37% respecto al PBI. Los países emergentes, similares a la Argentina, tienen un promedio del 48%. Es decir, la Argentina va a lograr estabilizar el tamaño de su deuda mucho más por debajo que otras economías.
-¿Y por qué cree que hay tanta crítica respecto a los niveles de endeudamiento?
-Porque muchas veces la Argentina apeló a un endeudamiento irresponsable. Y cuando tenemos críticas de la oposición, o de otros economistas, muchas veces son bien intencionadas, porque en el pasado las cosas terminaron muchas veces mal. Hay una tendencia de los argentinos a ser escépticos, ya que nos fue mal. Ahora, si trabajamos con un plan fiscal responsable, serio, con equilibrio, el endeudamiento es un mecanismo transitorio, que se debería comparar con el ajuste más veloz que habría que hacer. El costo social sería alto y la pérdida de gobernabilidad para llevar adelante nuestras políticas, también.
-Ahí es dónde juega el déficit.
-El equilibrio fiscal es la única política seria y sana para un país como la Argentina, que ha pasado por la historia que ha pasado. Si vamos demasiado rápido, el programa económico puede perder sustentabilidad, que a la larga produce más déficit, porque la oposición política al gobierno no quiere un déficit más bajo, sino que quiere un déficit más alto. Con el kirchnerismo, el déficit crecía año a año, y eso es lo que quiere la oposición. Por eso nosotros tenemos que ir con pies de plomo, reduciendo de manera sostenible, sin dañar el tejido social de la Argentina.
-¿El gradualismo va a marcar los cuatro años de este gobierno o se puede esperar que llegue un momento de shock?
-Yo te diría que lo que es gradual es la política de reducción del déficit. No el ataque a la ineficiencia y el tamaño del gasto público. Ocurre que la baja del déficit es de un punto por año porque, a la vez, estamos bajando impuestos. El año pasado la Argentina bajó el déficit, bajó impuestos, bajó inflación, creció su economía. todas estas cosas no las habíamos tenido presentes en el pasado reciente. Cuando asumió el presidente Macri no solo teníamos un déficit fiscal alto, sino también una presión tributaria récord. Debemos bajar el gasto y el déficit, a la vez que bajamos impuestos, porque sin ello no podríamos crecer. En los dos primeros años de este gobierno bajamos impuestos por dos puntos del PBI. No recuerdo otro gobierno en la historia contemporánea argentina que haya bajado la presión tributaria en dos puntos del PBI. Eliminamos los gravámenes al comercio exterior y solo queda el impuesto a la soja, que gradualmente se está reduciendo. Hemos aumentado el mínimo no imponible de Ganancias para personas físicas y hemos sancionado la Ley PyME, que permite a las empresas más pequeñas pagar menos impuestos. Sin eso, hoy tal vez estaríamos más cerca del equilibrio fiscal, pero la Argentina probablemente no estaría creciendo. En los años que vienen de aquí en adelante tenemos una reforma tributaria que opera en cinco años y en la cual vamos a ir bajando impuestos al trabajo, el IVA a inversiones productivas, reduciendo el impuesto al cheque, a la vez que vamos bajando drásticamente Ingresos Brutos gracias al acuerdo fiscal con las provincias. Eso genera pérdida de recursos, y el déficit, sin duda, bajaría más rápido sin esa quita de impuestos. Pero creemos necesario bajar el déficit, bajar el gasto y bajar impuestos.
-¿Es correcto el nivel del dólar hoy?
-El tipo de cambio flota y lo que es correcto ahora es el esquema de tipo de cambio flotante, que impide apreciaciones excesivas, porque cuando ocurre hay quienes salen a operar el tipo de cambio de manera de llevarlo al equilibrio, y lo mismo cuando se deprecia demasiado. Además, contamos con un Banco Central que puede intervenir eventualmente para limar la excesiva volatilidad. Los medios ponen el foco en la depreciación y también cuando se aprecia. Eso refleja la falta de costumbre de los argentinos con el tipo de cambio flotante, que es el esquema que tienen la mayoría de los países del mundo, y que es el esquema que pensamos que la Argentina debe tener para ser menos volátil y más exitosa.
-La gente está preguntando por el tema de los patrimonios de los funcionarios. Esto ha generado una política en España y es un debate muy fuerte...
-Acá hay que trazar una línea muy clara entre lo legal y lo ilegal. Buena parte del gobierno anterior pretende igualar a los funcionarios que tenemos todos nuestros papeles en regla y nuestros patrimonios declarados con José López arrojando bolsos en un convento. Son intentos de la oposición. Toda la gente se da cuenta de que no hay ningún punto de comparación; está la ley y los que están por fuera de la ley. En mi caso, si bien yo tengo parte de mi patrimonio fuera del país, ese patrimonio está invertido mayormente en bonos argentinos, porque así estaban antes de que yo asuma como ministro. Es decir, están generando crédito en la Argentina.
-¿Cuál es su opinión de los industriales? El Ministro Cabrera los invitó a "no llorar tanto".
-Tenemos muy buena relación con los empresarios, así como con los sindicatos y todos los actores de la Argentina. Yo veo que la inversión arrancó en 2017, cuando creció 11%. Los empresarios están invirtiendo, aunque desde el gobierno uno siempre quiere que sea más rápido. Nosotros tenemos un buen diálogo desde el gobierno, más allá de algún tira y afloje que pueda haber. Creo que la interacción es muy buena.
-¿Cuáles son los sectores que más potencial tienen para exportar?
-Yo diría que hoy en la Argentina no hay ningún sector que no pueda ser un exportador exitoso. Al haber eliminado los impuestos al comercio exterior y tener un tipo de cambio único, todos los sectores tienen potencial exportador. En el año 2017, las exportaciones industriales en la Argentina crecieron un 11% en cantidades. Esto no ocurría desde la imposición del cepo cambiario, que fue la medida económica que destruyó el potencial exportador en la Argentina, especialmente el de las exportaciones industriales. Este gobierno está generando un fenomenal aumento de las exportaciones de manufacturas industriales a partir de la normalización macroeconómica y las medidas microeconómicas que fueron destrabando la actividad productiva en muchos sectores. En enero, las exportaciones industriales crecieron un 30% interanual. La Argentina está empezando un camino donde el potencial exportador es ilimitado, donde el rol de la baja de los impuestos a los ingresos brutos va a permitir potenciar mucho el rol de las exportaciones argentinas. Además, hay muchos emprendedores que, en base a una economía normal, van a poder enfocarse también en el mercado exterior. Y eso está ocurriendo hoy. En el año 2017, la Argentina creció muy impulsado por la inversión y el consumo acompañó. Las exportaciones totales no crecieron por la base de comparación del año 2016 de las exportaciones agrícolas, donde se liquidó mucho después de la retención que teníamos esperando la liberación del cepo, pero en 2018 las exportaciones se suman como motor a la economía. Vamos a tener la inversión, el consumo y las exportaciones creciendo.
-¿Cuándo va a repuntar finalmente el consumo?
-Yo creo que hay una confusión entre lo que es el consumo y el consumo masivo de algunos productos. El consumo medido por la contabilidad nacional está creciendo al 3,5% en línea con el aumento de los salarios reales y con el empleo; el año pasado, el empleo privado creció en 170.000 puestos de trabajo. Está cambiando el patrón de consumo. Se están consumiendo más bienes durables, hay gente comprándose propiedades porque ahora puede, hay más gastos en turismo; hay una migración de los canales tradicionales hacia mayoristas y comercios de cercanía. Hay un cambio difícil de explicar desde la macroeconomía, pero que está sucediendo. El consumo agregado está creciendo de la mano del aumento del empleo y los salarios reales.
-¿Qué punto de vista tiene sobre la situación de Triaca y sobre el tema puntual de las offshore?
-En el caso del ministro Triaca, está claro que no hay ningún ilícito por parte del ministro. Él dio todas las explicaciones del caso y pidió disculpas por el exabrupto que cometió. Además, explicó en qué situación se produjo. Y está bien que así ocurra; los servidores públicos estamos expuestos al escrutinio público y tenemos que dar explicaciones. Él ha recibido el respaldo del presidente y ha quedado demostrado que no hay ninguna situación irregular. Es un gran ministro que está haciendo una labor extraordinaria. En el caso de las cuentas offshore de cualquier funcionario, la cuestión es si las cuentas están declaradas o no. En la reforma tributaria que nuestro gobierno envió al Congreso, que luego fue aprobada, las cuentas en el exterior tributan ahora de manera similar a los activos que se encuentran por fuera de una cuenta. Es decir, pasan a ser transparentes en términos fiscales. No hay diferencias de tributación de activos mantenidos dentro de una cuenta que activos mantenidos fuera de una cuenta. Hoy las cuentas en el exterior no tienen ninguna ventaja impositiva sobre mantener activos fuera de la cuenta, que antes sí tenían.
-Se lo nota enojado con el tema.
-Creo que hay un límite que viene dado por la ley. No todo es lo mismo; no es lo mismo la corrupción del gobierno anterior que la decisión de un funcionario de mantener un activo en el exterior, que tiene mucho que ver con situaciones personales. Es una diferencia enorme. Y creo que hay un uso político.
-El presidente dice que la Argentina va ser Australia, pero allá el colegio privado no se paga y la prepaga tampoco, por ejemplo. ¿Se puede revertir esta brecha entre la Argentina y Australia?
-El desarrollo es un proceso largo, que en la Argentina ha intentado atajos en muchas ocasiones, como tratar de crecer 8%, 10% o 15% exacerbando la demanda o vendiendo activos. La realidad es que no funcionó en el pasado. Lo que sirve es trabajar todos los días, remover obstáculos, mejorar el capital argentino (en maquinarias, pero también con más educación para todos), tener mejores rutas y puertos, bajar los costos de la logística y tener más hospitales. Es lo que está fuera de la casa y es espacio común de todos. Y mejorar las reglas de juego, con una Justicia eficiente, donde todos seamos iguales ante la ley. Todo eso no se construye de un día al otro, es trabajoso, lleva tiempo, pero lo debemos transitar. Estamos construyendo un país en el que podamos ser desarrollados, pero eso nos va a llevar bastantes años. Yo estoy convencido de que estamos transitando el duro camino hacia el desarrollo.