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No vamos a cerrar ningún ramal ni ningún tren que hoy esté funcionando.
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Estamos llevando adelante la mayor obra ferroviaria en décadas en nuestro país. Lo vemos en el tren a Mar del Plata que volvió, y mejor, después de dos años, el tren a Bahía Blanca, la recuperación de las vías del tren a Rosario, el avance del soterramiento del Sarmiento. Todo hecho con especial énfasis en la seguridad ferroviaria, para que jamás vuelva a pasar algo como lo de Once.
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Los trenes de carga también están siendo mejorados, para que el costo del transporte deje de discriminar a las provincias que están lejos de los puertos, situación que afecta especialmente al norte argentino. Por eso la renovación de vías del Belgrano Cargas, por ejemplo.
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En este proceso, hay estaciones o vías que están en desuso y cuyos terrenos se necesitan para planes de vivienda, urbanización de asentamientos o villas, nuevos espacios públicos, aperturas de calles, entre otros.
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Por ejemplo, muchos asentamientos informales se encuentran en terrenos ferroviarios. Para poder urbanizarlos e integrarlos formalmente a las ciudades de las que son parte, se necesita la cesión de esos terrenos a la gente que los habita.
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Otro caso es el de los terrenos en donde se ubicaban los viejos tanques de agua que se usaban para las locomotoras a vapor, que ya no existen en el país y esos terrenos quedan desaprovechados.
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Esas cesiones requerían un decreto presidencial, según una norma de 1957 que desde entonces no se cambiaba.
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El decreto que firmó el presidente dispone que, a partir de ahora, las pueda hacer directamente el ministro de Transporte para agilizar los trámites y poder seguir avanzando en esta transformación de la Argentina que estamos haciendo juntos. No hay tiempo que perder.