Esta es la nota al ministro de Finanzas, Luis Caputo, publicada hoy en Infobae.
Luis Caputo: "Es increíble que nos critiquen por alargar el plazo de la deuda a 100 años"
– ¿Por qué se tomó la decisión de salir a colocar deuda pública a un plazo tan largo e inusual?
– Del lado de los especialistas, las repercusiones fueron buenísimas. Siempre tenés un costado político, ya lo vivimos cuando acordamos con los holdouts. Te felicitaban en privado y en público seguían criticando. Son temas muy específicos, hay que tener tal vez un grado de conocimiento alto para explicar este tipo de operaciones. En definitiva el objetivo es tener un balance entre monedas y plazos. Hoy la Argentina se financia a tasas muy bajas a 2,75% anual con las Letes y a 7,15% con el bono a 30 años. Si fuera por tasa, tendrías que financiarte a seis meses o un año. Eso no es bueno, porque ante cualquier inconveniente tenés una enorme acumulación de vencimientos. Un país tiene problemas con su deuda cuando se financia a tasas altas y plazos cortos. Es al revés de lo que estamos haciendo nosotros, que conseguimos bajar las tasas y alargar plazos. Una deuda de USD 2.750 millones a 100 años se termina licuando con el crecimiento. Es como haber tomado un préstamo de 100 millones a valores actuales.
– Sin embargo, la tasa de 7,9% anual por tantos años parecería ir en contra del objetivo de reducir el riesgo país…
– El objetivo central es pagar deudas escalonadamente. La tasa fue muy buena, si tenés en cuenta que a 30 años pagás hoy el 7,15%. Con sólo 0,75% anual más extendiste el plazo de 30 a 100 años. Esa sobretasa fue incluso más baja que la pagada en su momento por México. Además, si bien la tasa empezó a subir en Estados Unidos, la de largo plazo está bajando, por lo que es un buen momento para endeudarse a plazos prolongados. Hoy las condiciones son excelentes para eso, más adelante nadie sabe. Pero además no hay que perder la perspectiva. En la década de 1990 Estados Unidos se endeudaba a tasas de entre 7% y 9% anual. Nosotros salimos del default hace un año y ya conseguimos esos mismos niveles. Ahora hay que seguir trabajando para bajar más el riesgo país. Cumplir con las metas de reducción del déficit fiscal, bajar la inflación y que la economía, como está sucediendo este año, es clave para conseguirlo.
– ¿Por qué no hubo road show para presentar el bono a 100 años?
– Por un lado, es producto de haber recuperado la confianza y la credibilidad con los inversores. Están al tanto del programa financiero y de la economía. No es necesario hacer presentaciones todo el tiempo. Bastó con un conference call el lunes a la mañana en el que participaron más de 100 inversores. Pero además hay un aspecto técnico. Si nosotros anunciábamos varios días antes esta colocación, los inversores hubieran salido a vender el bono a 30 años, subiendo la tasa al 7,50%. Y claramente le hubiera pegado al nuevo título, obligándonos a pagar más tasa.
– En algunos círculos se mencionó que el título se colocó en pocas manos…
– Nada más alejado de la realidad. No hubo ninguna orden relevante, participaron más de 100 fondos en la operación y en la colocación más de 200, estuvo muy atomizada la demanda. Buscamos que el bono quede en inversores de largo plazo, sólo el 10% quedó para fondos de cobertura que pueden especular más. Por cierto, a ninguno de estos compradores les pareció un problema el gradualismo, porque de lo contrario no hubieran comprado.
– ¿Le preocupa el aumento en el nivel de endeudamiento?
– Otro gran mito es el nivel de deuda, me alegro que me lo pregunte. Hemos decidido una convergencia hacia el equilibrio fiscal, pero decidimos hacerlo de manera gradual. Hay una realidad que es un país con 30% de pobres que no podemos obviar. El financiamiento nos permite ir financiando el camino hacia el equilibrio fiscal. El costo promedio de financiamento está hoy en 4,80% anual. Hay un economista que criticaba el nuevo bono pero que colocaba títulos a Venezuela al 15% porque Julio de Vido se lo pedía. Y en relación al nivel de deuda, cumpliendo las metas de equilibrio actuales vamos a llegar al 38% del PBI, que es la mitad de lo que hoy tiene Brasil. Esto no es algo discutible, es matemático. Ahora, también podés pensar que Mauricio Macri es un populista y que no va a cumplir con la reducción del déficit y es respetable. Pero el mercado sí le cree. Esta gente no opina, pone la plata, y piensa que vamos a llegar a ese equilibrio fiscal.
– ¿No pensaron que con este bono a 100 años le dejaban un argumento de crítica servido a la oposición?
– La verdad es que no hicimos ningún tipo de enfoque político con esta transacción. Se habla de especulación en relación a las elecciones. Pero el Presidente en un año electoral subió las tarifas. Es fácil vender el cuentito de que estamos endeudando al país. Veo especulación política, pero de la oposición. Este año el Congreso estuvo paralizado y no fue por culpa nuestra.
– ¿Tiene impacto en el plan financiero la decisión de Morgan Stanley de negarse a ascender a la Argentina desde país de frontera a emergente?
– Para nada, porque es un índice de acciones, no una calificadora de riesgo. Son dos mercados que van por carriles separados. De hecho, las acciones cayeron y los bonos ni se inmutaron. No hubo ningún inversor que me sugiriera esperar para realizar la emisión. Además cuando leés la explicación surge que reconocen los méritos de lo que hicimos porque está claro que quieren saber cómo sigue esto luego de las elecciones. Entonces prefieren esperar y confirmar que estos cambios se van a mantener.
– ¿Cómo sigue el segundo semestre en materia de endeudamiento?
– Es más tranquilo. En la primera parte aceleramos el programa porque había ganado Donald Trump y había temor a un salto de las tasas. Tuvimos que actuar en forma cauta y responsable. Por suerte luego no pasó nada. En esos meses cubrimos la mayor parte del plan financiero. Ahora nos quedan el equivalente a USD 2.650 millones en otras monedas distintas al dólar en el exterior, y otros USD 3.000 millones en el mercado local en pesos o dólares, o lo más probable, una combinación de ambas. Pero, además, cuando se habla de carga financiera hay que tener en cuenta que 3 de cada 4 dólares que emitimos se usan para refinanciar deuda que vence y que tiene tasas mucho más altas que las que conseguimos nosotros.
– ¿Este financiamiento a 100 años va a gasto corriente?
– No es así. Tenemos más de 2 puntos del PBI en gasto de capital en inversión en infraestructura, que se ve en la calle, con trenes, pavimentación o agua. Hay obras que la gente ve y percibe. Y eso también es parte del gasto público. Es importante hacer obra pública, pero para eso necesitamos financiamiento. Si no lo tuviéramos no podríamos llevar adelante ese plan.
– ¿Qué hace falta para bajar más el riesgo país?
– El componente fiscal es clave, reconocemos que tenemos un déficit grande. Sabemos cuáles son las reglas de juego, definimos metas y las vamos a cumplir. Eso es lo que los inversores más enfocan. Las elecciones tienen que salir bien, de la misma manera que le preocupa a Morgan Stanley y al mercado. Al kirchnerismo directamente no lo financiaban, terminamos sin reservas y generando inflación y pobreza. Nosotros revertimos eso. Bajamos el costo del financiamiento casi 7 puntos. Todavía no estamos en los niveles de México, es cierto, pero hace apenas un año salimos del default. Trabajamos para seguir bajando el riesgo país. Estamos convencidos que lo vamos a lograr como pasó todo este último año.