Esta es una la entrevista al ministro de Hacienda, Nicolás Dujovne, publicada hoy en el diario Clarín.
—La Argentina ha sido protagonista permanente en las Asambleas del FMI en los últimos años. ¿Cómo lo vivió ahora?
—Es la primera vez que me toca como funcionario. Hoy me alegra muchísimo que el lugar que ocupa la Argentina aquí sea el de un país normal. Dejamos la excentricidad de las posiciones estrambóticas de los años del kirchnerismo, salimos del foco que tuvimos hace un año cuando la Argentina hizo el cambio tan dramático desde el populismo hacia la normalización y ahora, con la normalización funcionando a pleno, nuestro país es un actor más, respetado, muy escuchado.
—Se reunió con Christine Lagarde, en el marco del G-20. ¿Qué temas se evaluaron allí?
—El G-20 es un proceso continuo, hay temas que se van pasando de reunión en reunión y tenemos que recoger esa bandera. Hoy hay mucha coincidencia en los temas importantes que tienen que ver con el futuro del trabajo, el impacto del cambio tecnológico, el crecimiento con inclusión.
—¿Cuánto puede crecer la Argentina?
—Me gustaría que la Argentina creciera al mayor ritmo posible compatible con una inflación en baja y manteniendo los equilibrios macroeconómicos. No sirve tener un crecimiento rápido si luego ocurren desequilibrios que más tarde se terminan pagando. Por ejemplo, en el boom de commodities del 2003 al 2010 se despilfarró la oportunidad de crecer, con la inflación. Ese fenómeno lo tuvo además Brasil y Venezuela. Desde que terminó el boom de commodities, los países de América latina que mantuvieron sus economías ordenadas como Chile, Perú, Colombia, Paraguay o México lograron sostener tasas de crecimiento muy buenas, un poco menores, pero sin reversión en crecimiento. Pero Argentina, Brasil y Venezuela tuvieron caída en su PBI per cápita entre 2011 y 2015.
—¿Qué número le gustaría?
—Me conformo con un crecimiento de un 3 o 4% en los próximos 20 años. Sería una novedad porque en los últimos 40 años nuestro país ha podido crecer solo algunos períodos en los 90 y en 2000. Crecer de manera persistente, sin crisis y con estabilidad convierte a un país en desarrollado.
—¿Es factible la meta de inflación del 17% cuando ya en el primer trimestre sobrepasó el 6%?
—En el segundo semestre el ritmo de inflación el año pasado fue un cuarto de ritmo del primer semestre. No digo que se vaya a repetir esa proporción. Lo importante es ser consistentes con el cumplimiento de la meta, veremos si se puede. Es importante tomar las políticas adecuadas y eso mira el sector privado, los analistas: si uno tiene la disciplina suficiente para mantener la política económica.
—En términos de gasto público, ¿qué otros rubros aparte de los subsidios pueden bajar?
—Tenemos una meta del 4,2% y estamos por cumplirla. Para el 2019 es de 3,2 a 2,2 y tenemos un plan consistente con eso.
—¿Macri es “el primer fiscalista”, como dijo el ministro Luis Caputo?
—Creemos que tenemos un programa fiscal muy austero, el déficit no bajó más porque se han bajado impuestos, pero tenemos un programa que del lado del gasto es de muchísima austeridad y ese programa se mantiene, esté en el ministerio Alfonso Prat Gay o nosotros.
—El FMI dijo que la suba del salario real estaría en torno del 2,5%. ¿Es así?
—Puede ser. Lo veremos a fin de año. Lo importante es la lucha inflacionaria. Porque el salario real sube más cuanto más baja la inflación.
—¿Cuánto avanzarán en la reforma impositiva?
— El sistema en la Argentina es distorsivo, inequitativo e ineficiente. Pensamos que habrá un apoyo transversal a una reforma que vamos a proponer, pero queremos que el tema electoral no contamine la discusión. Por eso hasta que no ocurran las elecciones de octubre no lo presentaremos en el Congreso. Apuntamos a tener un sistema con menos evasión, a eliminar exenciones.
—¿Dónde ve a la Argentina para 2019 a nivel global?
—Hay un conjunto de países emergentes con los cuales la Argentina tiene un núcleo de coincidencias enorme, con políticas macro similares que les han posibilitado avances en términos de crecimiento y reducción de la pobreza. Israel, Corea del Sur son países que de ser emergentes se han convertido en desarrollados. Colombia, Perú, Chile, México, cada uno con sus especificidades, han sido prudentes en los fiscal, han decidido ser agresivos en la lucha antiinflacionaria y los resultados en crecimiento e inclusión han sido muy buenos. Argentina aspira ser un país normal, que participe de la discusión internacional, que lidere la lucha contra el lavado de dinero, el terrorismo, que combate la pobreza, que busca una política inclusiva.
—Macri viene la semana que viene a Estados Unidos. ¿Qué rol jugará la Argentina en la región?
—La Argentina cumple un rol importantísimo como un caso líder de un país que estaba camino a convertirse en Venezuela, donde vemos un festival de pobreza, inflación, delito, hambre. Nuestro destino era ése si no cambiábamos el rumbo. Por la vía democrática se logró revertir ese camino, comenzar a crecer, a bajar la inflación, la pobreza y en ese sentido el rol que juega la Argentina a nivel mundial es crucial porque muestra cómo se puede pasar de ser un país que camina hacia el abismo a ser uno que camina por la normalidad. Es importantísimo por eso, es un caso líder en Latinoamérica en términos de cómo se puede salir pacíficamente del populismo y el atraso y ofrecer a los ciudadanos un futuro mejor.
—¿Cómo es el vínculo con el gobierno de Trump?
—Es muy bueno con Estados Unidos. Durante el año pasado, con el presidente Barack Obama se trabajó muy bien y Argentina tiene numerosos temas en los que trabaja codo a codo y la situación no se ha modificado con la llegada de Trump. Hay una relación muy buena que continúa.
—¿Qué temas presentará Macri a Trump?
—Comercio, inversiones, energía. El intercambio comercial bilateral es muy bajo y hay mucho espacio para avanzar ahí. Volver a acercarse y volver a mostrar a la Argentina para atraer más inversión de Estados Unidos es importante.
—¿La anunciada lluvia de inversiones llegará?
—En muchos sectores la estamos viendo, especialmente en energía.