Haciendo lo que hay que hacer
Algunas veces se dan eventos decisivos que cambian la historia de la noche a la mañana. Pero también hay otros cambios que surgen de a poco, con pequeños y constantes pasos. Éstos son cambios profundos y duraderos, que pueden ser centrales en la vida de un país y cambiarlo para siempre.
Cuando empezamos juntos este camino nos propusimos un objetivo contundente: hacer lo que hay que hacer. Sabíamos cuál era la realidad en la que nos encontrábamos y que no iba a ser fácil, pero juntos decidimos reconocerla, poniendo la verdad sobre la mesa y comprometiéndonos a transformarla.
Hace 15 meses emprendimos la tarea más importante de nuestras vidas, a la que le ponemos el corazón todos los días: poner el país en marcha, comenzar el proceso de sentar las bases para construir un futuro que nos contenga a todos, a nuestros hijos y nietos.
Es un camino largo por recorrer, y para muchos es difícil, pero tenemos que seguir avanzando, aferrados a nuestras convicciones y a nuestros valores, convencidos de que somoss mejores que esta vida que estamos llevando.
Estamos haciendo lo que hay que hacer entendiendo que, si otros lo hubieran hecho en el pasado, hoy no estaríamos discutiendo sobre temas como la falta de cloacas, rutas, autopistas, hospitales o escuelas, que son algunas de las bases sólidas sobre las que se edifica un país. Cosas que se tendrían que haber hecho hace mucho, mucho tiempo.
Así, por ejemplo, cuando decidimos resolver el problema del default, sabíamos que de esa manera generaríamos confianza y que volvería el crédito para que, como finalmente está pasando, muchas familias puedan cumplir el sueño de la casa propia.
También, a diferencia de lo que pasó en los últimos años, sabíamos que, si decidíamos sacarle el pie de encima al campo, apostando a su gente y a su potencial para generar actividad en todo el país, los productores agropecuarios iban a responder como respondieron: un año de cosecha récord, que significa no solamente más producción, sino más camiones en nuestras rutas, más insumos en las fábricas y más argentinos trabajando.
Apostamos a la nueva ley de emprendedores para darle alas a la creatividad de los argentinos destrabando esos obstáculos que durante años frenaron las iniciativas y los proyectos de quienes tenían una idea y querían hacerla posible; impulsamos la Reparación Histórica, una deuda que el Estado tenía desde hace años, con la que estamos llegando al millón de jubilados; logramos acuerdos como el de Vaca Muerta, para generar energía, o el de 1 millón de vehículos, para impulsar una industria que genera millones de puestos de trabajo. Estos son hechos, no proyectos que quedan en un papel, y ya le están cambiando la vida a la gente.
Acá, en Misiones, todos los días se ven las máquinas en movimiento. Estamos convirtiendo la RN 12 en autopista para que misioneros, chaqueños y correntinos puedan moverse con tranquilidad y transportar los productos de sus economías regionales; pavimentando la RN 14 para reducir tiempos y costos de viajes; haciendo las obras para llegar con agua potable a los vecinos de Posadas y Garupá. En octubre finalizamos en Eldorado los desagües cloacales para mejorar la calidad de vida de 12 mil personas y le dimos cierre a una obra que había empezado en 2012 y debía durar 18 meses.
En estos días, además, los misioneros pueden visitar Tecnópolis Federal, que este año inició su recorrido por el país en la ciudad de Posadas. Se trata de una muestra para toda la familia, un punto de encuentro y de admiración frente a la ciencia, la cultura, el arte y el futuro, donde los chicos despiertan su curiosidad y sus ganas de aprender. Allí también está El Estado en tu Barrio, una iniciativa que venimos impulsando en distintos puntos del país para acercar el Estado a las personas, para hacerles las cosas más fáciles, abrirles caminos y dar respuesta a sus necesidades. Por ejemplo, las familias pueden solicitar la Asignación Universal para sus hijos, renovar el DNI o acceder a información sobre los planes de salud y vacunación.
Así como estamos en movimiento en Misiones, tenemos obras en marcha en toda la región porque el cambio se logra con hechos y no con palabras. Los correntinos, por ejemplo, con la construcción del puerto de Itá Ibaté van a recibir embarcaciones de Brasil y de Paraguay. Los salteños y jujeños también son protagonistas de este cambio con el desarrollo de la energía solar, los catamarqueños y riojanos con la eólica, y los chaqueños de la zona del Impenetrable -el 70% Wichi o Quom- que van a contar con agua potable.
Estas obras son parte del Plan Belgrano con el que estamos avanzando en el norte argentino, pero esto mismo estamos haciendo en todo el país. En cada región estamos trabajando para crear oportunidades para todos. Cada pequeño esfuerzo, cada avance, cada metro de autopista, cada cuadra con cloacas o con agua potable, cada chico con su asignación, cada jubilado recibiendo lo que se merece, es la prueba de que se puede.
Hacía falta un gobierno que convocara a los argentinos a sacar juntos adelante el país, y comprometiéndose a hacer su parte en serio: levantar trabas, generar el contexto para que los argentinos crezcan gracias al fruto de su propio esfuerzo.
Necesitábamos entender que no hay otro camino. La mirada cortoplacista es un atajo, que deja a muchas personas peor que antes. La única manera es mirar hacia adelante, construir futuro y no regalar más presente. Estamos haciendo lo que sabíamos que teníamos que hacer y que nos va a llevar a terminar con las constantes crisis que nos impregnan de desilusión sobre el futuro.
Estamos haciendo lo que nunca nadie hizo. Sigamos confiando en lo que podemos lograr juntos, con todo el entusiasmo de hacer.