Llegó el día: comenzamos un nuevo camino
Finalmente llegó el día tan esperado por millones de argentinos. Con una amplia participación de todos los partidos políticos, el Congreso de la Nación aprobó la Ley de Reparación Histórica para Jubilados y Pensionados. Es una gran noticia porque fueron muchos años de estafa y ausencia del Estado, de angustia y resignación de más de 2 millones de jubilados. Porque detrás de cada estafa hay una historia de vida, una familia que sufre, un abuelo que se esforzó toda su vida para construir su futuro y hoy no puede vivir como merece.
’Me sentí burlada’, me dijo Josefa cuando la llamé por teléfono hace algunos días. Me contó que vino con su familia desde Italia en 1930 y trabajó acá toda su vida; se jubiló en 1981 y al poco tiempo hizo un reclamo porque cobraba mucho menos de lo que correspondía. Al fin, después de años de espera, Josefa recibió el tan esperado llamado con la noticia de que había ganado el juicio. Recuerdo que me dijo: ’Fui como una bala hasta el Anses, ¿y sabés cuánto era? 315 pesos... me dio mucha bronca’.
Esa bronca de Josefa es la misma que sienten millones de argentinos que, como ella, no pueden esperar más. Esa misma indignación es la que sentimos quienes formamos parte de este equipo de gobierno, y por eso impulsamos esta ley que va a permitir que saldemos esta deuda histórica con nuestros jubilados. Porque no podíamos aceptar que el Estado abandonara a quienes más tenía que cuidar.
Cuando decidí dedicarme a la función pública, lo hice con la certeza de que los argentinos podíamos vivir mucho mejor de lo que vivíamos y con la convicción de que, para que las cosas cambiaran, debía involucrarme. Sabía que podíamos hacer una Argentina más justa, con oportunidades para todos y con gobernantes que trabajen para la gente y no para beneficiarse a sí mismos. Por eso me da mucha felicidad esta noticia, que marca el final de una etapa de muchos años de abandono por parte del Estado.
Gracias a la Ley de Reparación Histórica para Jubilados y Pensionados vamos a darles tranquilidad a los que dedicaron su vida al trabajo e hicieron sus aportes, hayan o no iniciado juicio y tengan o no sentencia firme; a los que por alguna razón no estuvieron registrados y no pudieron aportar; y a los casi 10 millones de trabajadores que aportan todos los meses para construir la jubilación del futuro, que pronto van a necesitar la presencia del Estado más que nunca.
Ahora nuestra tarea es pensar en el futuro, debatir y diseñar un sistema jubilatorio que sea equitativo, justo y sostenible en el tiempo. Los argentinos eligieron un cambio y hoy estamos frente a una nueva etapa. Inauguramos una relación distinta entre los jubilados y el Estado, con un Estado que cumple sus obligaciones y, por sobre todas las cosas, que cuida a quienes más lo necesitan. Un Estado que se ocupa de que cada uno de nuestros abuelos pueda tener la vida que merece y disfrutar de todo aquello que fue sembrando a lo largo de años de esfuerzo y de trabajo.
Los argentinos tenemos un enorme futuro por delante. Para alcanzarlo, tenemos que estar juntos y acompañarnos unos a otros. Dimos un paso grande. Finalmente llegó el día en que nos pusimos de acuerdo para pagar la deuda histórica que tenemos con los jubilados y comenzamos un camino nuevo.