Cuidar a nuestros mayores
Esta semana enviamos al Congreso una ley para cuidar a nuestros mayores. A todos. A los que dedicaron su vida al trabajo e hicieron sus aportes; a los que por alguna razón no estuvieron registrados y no pudieron aportar; a los jubilados del futuro, que pronto van a necesitar sentir la presencia del Estado más cerca que nunca; a los que tienen nietos y a los que no, porque todos dejaron una huella a lo largo del camino y merecen que les demos tranquilidad para disfrutar su vida.
Lamentablemente, hoy estamos lejos de una situación ideal. Hoy en la Argentina hay casi 2.300.000 jubilados que están cobrando menos de lo que deberían. Heredamos un sistema previsional con muchos problemas. El primero es que a millones de jubilados se les pagaba menos de lo que les correspondía. Iniciaron juicio, la Justicia les dio la razón pero durante años el Estado decidió no pagarles. Por eso, el primer paso es aumentar la jubilación a todos los que no están cobrando lo que les corresponde (hayan iniciado juicio o no), y pagar el dinero que se les debe del pasado a todos los que sí iniciaron juicio
Otro problema es el de millones de argentinos y argentinas que no cumplen con los requisitos para jubilarse. Muchos porque, por las sucesivas crisis que atravesó nuestro país, han estado durante años desempleados o bajo condiciones de empleo informal. Un ejemplo es el caso de Rosana, una profesora de Biología de 54 años que vive en Rosario y me escribió por Facebook para contarme lo que siente frente a su futuro y el de su marido: angustia y miedo. "Hola Presidente! No encuentro trabajo. Desde 2001 no hacemos aportes ni tenemos empleo en blanco. Nos espera una vejez miserable", me dijo. El de Rosana es uno de los tantos casos de hombres y mujeres que, a pesar de su esfuerzo, no consiguieron tener la seguridad de un trabajo registrado y de calidad.
A todos ellos queremos darles tranquilidad, y por eso propusimos la creación de la Pensión Universal para el Adulto Mayor, para todos los argentinos y argentinas de más de 65 años que no tengan jubilación. Esta pensión se convierte así en un derecho, como lo es la Asignación Universal por Hijo para los chicos, para que ninguno de nuestros abuelos sienta esa angustia y ese temor por el futuro del que hablaba Rosana.