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Lo que sucede con la situación de la nafta es que se combina que queremos cuidar los empleos con el proceso de inflación y de acomodamiento de precios.
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Preferimos hacerlo de manera gradual en lugar de haberlo hecho todo junto en enero.
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Estamos en una transición y sabemos que es difícil para muchos argentinos. Pero estamos muy convencidos de que en el 2do semestre va,os a estar mejor; van a crearse cada vez más puestos de trabajo en el país sumado a que la inflación va a bajar. Sabemos también que la mayoría de los argentinos siente eso y por eso tienen esperanzas de que las cosas van a mejorar.
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La situación de la industria petrolera en la Argentina está, hace años, en un delicado equilibrio, con parches y arreglos parciales que hacen difícil llevarla adelante.
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Queremos que los argentinos puedan seguir comprando nafta a un precio accesible y, por otro lado, queremos cuidar a las más de 400 mil familias que dependen en gran medida de que el petróleo tenga un precio rentable que les permita seguir teniendo trabajo.
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Para lograr esto, el Estado tiene un compromiso desde hace muchos años de subsidiar el barril de petróleo. Durante muchos años, por los controles cambiarios y del mal manejo del dólar de la gestión anterior, las empresas petroleras trabajaron con un dólar mucho más bajo del verdadero valor.
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Este aumento es parte de transparentar nuestra economía para producir con más tranquilidad. Las empresas, como contraparte, se comprometieron a inversiones a largo plazo que están empezando a llevar adelante.
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No queremos comprar más nafta en el exterior porque eso significa pérdida de puestos de trabajo en nuestro país. Necesitamos que el sector petrolero siga estando fuerte y mejorando las economías regionales de las provincias petroleras. Esto genera crecimiento, inversiones, más trabajo y la continuidad de nuestro objetivo de autoabastecimiento energético.