El Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) puso a disposición de productores y autoridades un índice de peligrosidad de incendios, a través de internet, que cuenta con informes y alertas tempranas para las áreas de riesgo, ubicadas en la región central del país.
La información puede hallarse en el sitio web SEPA y puede resultar de vital importancia ante la proximidad del inicio de la temporada de incendios, entre noviembre próximo y marzo del año entrante.
Esta herramienta se calcula a partir del análisis temporal del índice de vegetación normalizado (IVN), asociado a la cantidad y estado de la biomasa vegetal acumulada en la superficie de la zona, que en este caso abarca las provincias de La Pampa, Río Negro y Buenos Aires.
En tanto, Defensa Civil de La Pampa y la Dirección General de Riesgos y Emergencias de Buenos Aires reciben avisos por correo en tiempo real de los focos de calor detectados con el sensor MODIS, de los satélites AQUA y TERRA, que pasan dos veces por día con doce horas de diferencia.
Es decir, que no sólo hay un aporte preventivo con las estimaciones y los mapas, sino que también hay un seguimiento en caso de producirse un incendio, siempre que esté dentro del rango de la resolución del sensor, alrededor de 100 hectáreas.
De acuerdo con una reciente estimación del INTA, en La Pampa hay dos millones de hectáreas en alto riesgo de incendios, que se suman a más de 500 mil en el sudoeste de Buenos Aires y Río Negro.
Por lo tanto, la región centro hay casi tres millones de hectáreas en alerta con una gran cantidad de acumulación de material vegetal en zonas inaccesibles y con poca disponibilidad de agua.
“Luego de tres temporadas de incendios, la predictibilidad del modelo con el que trabajamos es del 85 por ciento”, aseveró Pablo Vázquez, especialista en gestión ambiental y recursos naturales del INTA Anguil, en La Pampa.
Sin embargo, advirtió que “si bien el modelo identifica las áreas de mayor peligrosidad, cualquier área puede incendiarse”, y la causa principal es la cantidad de material vegetal fino disponible en la zona.
El riesgo se incrementa porque hay un proceso de acumulación de forraje muy focalizado en algunos departamentos durante el último ciclo productivo, a pesar de la emergencia agropecuaria declarada por sequía en febrero 2019.