El presidente Mauricio Macri sostuvo que 2018 fue “muy duro”, pero destacó que “crecimos, porque aprendimos y comprendimos que de setenta años de fiesta no se sale en tres”.
Resaltó que “por primera vez pasamos esa tormenta y no tiramos todo por la borda” sino que “nos agarramos al timón, mantuvimos el rumbo y vamos a cumplir”.
Subrayó que su “obsesión es lograr que la Argentina se ponga en marcha otra vez, que empecemos a crecer, que baje la inflación y volvamos a generar empleo y reducir la pobreza”.
“Es el compromiso que sigo teniendo como Presidente, más allá del retroceso que hemos tenido con las tormentas del 2018”, puntualizó.
Recalcó que cree “profundamente en los argentinos de bien” y aseguró que “tenemos futuro si entendemos que acá cada uno es importante, protagonista, que no hay ningún presidente capaz de resolver todo por sí solo”.
En ese sentido Macri reiteró que “si los argentinos creen que este cambio vale la pena”, está “dispuesto a seguir acompañándolos”.
En declaraciones formuladas a radios de Córdoba y de Neuquén subrayó que “si un país reduce la pobreza, la clase media también multiplica sus posibilidades de trabajo y desarrollo”.
Dijo que toma cada decisión “pensando qué es mejor para los argentinos” y lograr que haya cada vez más empleo de la mano “de la certidumbre y la inversión”.
“He decidido sólo trabajar día a día incansablemente para que un argentino más tenga otra oportunidad para salir adelante, poniendo la verdad sobre la mesa y el valor de la transparencia como algo fundamental”, subrayó.
Advirtió que “nunca el que gobierna puede sentirse dueño del Estado” y enfatizó que para poder resolver los problemas de los argentinos “nunca más nos tiene que pasar algo como los cuadernos y esas situaciones”.
“El ciudadano medio tuvo una gran madurez, no corrió al sálvese quien pueda. No pasó eso por mérito de este presidente sino por la madurez de la sociedad”, añadió.
Señaló que “heredamos un país con una economía muy desequilibrada, sin energía, gastando mucho más de lo que se tiene” y ratificó la importancia de que los tres niveles del estado bajen el gasto y alcancen el equilibrio fiscal.
Remarcó que “la crisis nos obligó a que todo el mundo se sentase a una mesa y aceptara, por primera vez en muchos años, tener un presupuesto equilibrado”.
“Ahora hay que hacerlo rápido. Lo que duele es que lo lograron todos nuestros vecinos. Chile, Uruguay, Perú, Colombia entendieron que no se puede vivir gastando de más y pidiendo prestado”, dijo.
Dijo que ahora “todos entendemos que no le podemos pedir más impuestos a la gente, que tenemos que bajarlos y aprender a administrar mejor”.
Señaló que la Argentina debió atravesar el año pasado “dos cosas duras” como fue la sequía y la guerra comercial que se desató entre los Estados Unidos y China que derivó en una reducción de los créditos hacia los países con mercados emergentes.
Indicó que el Fondo Monetario Internacional (FMI) abrió una línea de crédito para la Argentina “inédita” en el contexto internacional para que “podamos en dos o tres años terminar el proceso de transformación profunda” en el país.
“Sin el Fondo hubiésemos estado mucho peor”, enfatizó.
Puntualizó que en términos de transparencia “estamos mejor” que en 2015, ya que en este período “bajamos la impunidad” en el país y “todos tenemos que rendir cuentas, inclusive la familia del presidente”.
Resaltó que “vamos a seguir el camino de consolidar la independencia del poder judicial, combatir la impunidad y el narcotráfico”, así como “mejorar la educación y estamos batallando duro para eso”
“Eso es una Argentina distinta. Todos pueden expresarse libremente. Eso es un valor que hemos conquistado en estos tres años”, afirmó.
“Ese trabajo constante de todos los días es el que va a consolidar un camino de crecimiento, un país conectado al mundo y que abre mercados todos los días - ya abrimos más de 160- porque el camino para reducir la pobreza es generar trabajo”.
Dijo que el crecimiento pasa por consolidar los mecanismos para que se desarrolle la energía, el turismo y las exportaciones.