El Gobierno continúa colaborando con la provincia de Salta para atender a los miles de damnificados por las inundaciones provocadas por la crecida del río Pilcomayo y en las últimas horas comenzó la distribución de partidas de suero antiofídico en las distintas zonas afectadas.
Este producto biológico elaborado por el Instituto Malbrán fue enviado por el Ministerio de Salud de la Nación para socorrer a los pobladores ante posibles picaduras de serpientes.
En Salta, las serpientes venenosas más comunes son la yarará, la cascabel y la coral, que tras una inundación y al bajar las aguas, suelen quedarse en los centros urbanos, poniendo en riesgo a los vecinos.
Por eso, desde la cartera sanitaria que encabeza Adolfo Rubinstein se respondió rápidamente al pedido de las autoridades salteñas.
También están arribando a la zona afectada tirantes, colchones, frazadas, elementos de higiene personal y módulos de alimentos provistos por el Ministerio de Desarrollo Social de la Nación.
Funcionarios de la cartera coordinarán en el lugar, junto a las autoridades salteñas, la logística para organizar la asistencia.
Con la coordinación de la Secretaría de Protección Civil del Ministerio de Seguridad de la Nación, efectivos de Gendarmería y el Ejército armaron un campamento, en el kilómetro 79 de la ruta provincial 54, donde las familias reciben alimentos y la atención salud básica, además de disponer de los servicios esenciales.
Protección Civil articula las acciones de las fuerzas federales y de distintos ministerios y organismos nacionales, en conjunto con la provincia, los municipios y diversas ONGs, en el marco del Comité de Crisis que funciona en el municipio de Santa Victoria Este, el más afectado por las inundaciones.
Los efectivos realizan relevamientos en las zonas más castigadas con el objetivo de ampliar la asistencia a la población y en los parajes aislados, actúan con la ayuda de vehículos terrestres de gran porte, botes y medios aéreos junto a agentes de la policía, bomberos y Defensa Civil.
Desde hace dos semanas el extremo noroeste de Salta se encuentra comprometido por una crecida récord del río Pilcomayo, en especial en Santa Victoria, donde habitan unas 10 mil personas.